viernes, 29 de junio de 2012

PORTUGAL: “SOLOMÚSICA”

España, con “traje de faena,”
cambia la música en prórroga

Es ciego quién no quiere ver.
Es sordo quién no quiere oír.
Es mudo quién no quiere hablar.

 Vicente del Bosque lo anunció:
“El fútbol deja lecciones, siempre se aprende de los demás”
(¿Qué quiso decir? Hemos aprendido mucho de nuestros rivales y la forma de “negociar” con el crono los partidos).
Y en la conferencia de Prensa, previa a la semifinal ante Portugal, advirtió:
“Tenemos que defender con el control del balón”
(¿Qué quiso decir? Nos vamos a poner el traje de faena para el despliegue ofensivo de nuestro rival. Vamos a defender con orden y disciplina sin perder el control del balón).
Los Medios de Información en la Eurocopa de Naciones 2012 publicaron sus palabras. Están escritas en letras de imprenta. Por supuesto que sí. Pero nadie advirtió el sentido. Nadie puso énfasis en su verdadero significado. Del Bosque sabía que el poderío de Portugal se basaba en su fútbol netamente ofensivo.
Además de sus tres delanteros (Nani, Almeida y Cristiano), también cuenta con medios y laterales con llegada. Joao Pereira, Veloso, Meireles, Moutinho y Coentrao… también les gusta pisar el área. Y por último las apariciones puntuales en los corners y tiros libres de Pepe y Bruno Alves. En una palabra, todos los titulares excepto el guardameta. Un fútbol-total y al ataque.
No es un análisis previo, son “las piezas” sobre el tablero del campo. Sin olvidar, tampoco, el partido de los lusos antes los alemanes. Se demostró claramente que Portugal no sabe defender, lo mismo que su seleccionador al poner cinco zagueros o llenar el área como recurso. Y el último amistoso antes de la Eurocopa de Naciones, Polonia-Portugal (0-0) donde su poderío está en el ataque y el despliegue dura medio tiempo.
Sin embargo, aunque la música suena bien, a veces aparece un equipo (como el caso de España) que no le impresiona la “Caballería Ligera lusa” y frena cada una de sus intenciones.
Existe un pequeño detalle que tampoco se fijaron los informadores:
Portugal es mucha música…pero poco gol.
En los 120 minutos del match contra España el casillero del equipo luso se quedó a CERO, en los disparos a los tres palos. Un “cero” más grande que un plato, un ovni o la misma luna. Y Cristiano Ronaldo estuvo “missing”, a pesar de tener en sus botas la victoria de su equipo al final del tiempo reglamentario.


Miguel Miró
Abundamos sobre la música por la portada de la revista O Jogo. El mismo día del partido Portugal-España, decía: “E tempo de mudar a música” en el que añadía un dibujo de dinamita y un reloj en la que sonaba: “tiqui-taca”.  Y el periódico deportivo luso Record, para no ser menos, titulaba en cinco columnas:
“Día de asalto aos quatro anos de ditadura espanhola”  resaltando a su estandarte Cristiano Ronaldo, cuando Nani es mucho más completo técnicamente que el “inflado e infravalorado” madridista.
En una palabra, tanto una publicación como otra no merecen ningún tipo de comentario en sus titulares: se degradan por sí solas.
No vamos a quitarle méritos, sin embargo, a la selección portuguesa durante los primeros 55 minutos. En el que demostró todo su repertorio.  Es el fútbol que todos queremos ver. Por su disposición a un ataque feroz y contínuo. Algo que satisface a todos los aficionados. Sean forofos, buenos o malos, y lógicamente los que aman y entienden de fútbol.
Por ese motivo, todo el estadio se puso de inmediato a favor de Portugal, pero tenía delante a una selección que supo contrarrestar la alegría de su fútbol de manera inteligente. Con pausas y con ritmo –y aunque le coloquen el san benito del “tiqui-taca”–  no utilizó las jugadas a un toque y tampoco puso la tercera velocidad. Una cobertura segura y firme apoyada por un trío que se puso el “traje de faena” (Xavi, Busquets y Alonso) recostado en el colchón de la última línea.


DEFENDER SIN PERDER EL CONTROL DEL BALON
La selección española sabía de antemano que el rival no le iba a “regalar” el balón y tuvo que conquistarlo. La entrada de Negredo ha sido un auténtico “tapón” preparado por Del Bosque, para evitar la salida de los dos centrales (Pepe y Alves). Su misión, aunque simple, suponía moverse en el área sin balón.
Igualmente, los movimientos de Iniesta, por la izquierda y Silva, por la derecha, obligaban a desdoblarse los dos laterales lusos (Joao Pereira y Contrao), en carreras que superaban los 80 metros e incluso a quedarse retrasado por el guión Nani, mientras que Veloso hacía las veces de “escoba” en los contragolpes del equipo español.
La otra premisa importante: las líneas muy juntas, en un espacio de 25 metros en la zona central. Al tener las distancias más cortas y la zona a lo ancho, el desgaste físico suponía un ahorro de energía muy superior, al derroche de su rival en 85 metros. Además, el repliegue se realizó siempre ordenado, sin llegar, salvo ocasiones, a esconderse en la “cueva” (el área). Bordeaban el área sin perder el control en los marcajes al hombre a la zona.
El sentido posicional de España, no sólo consistía en dosificar el aspecto físico. No. Buscaba también dos líneas de choque para contrarrestar –un escudo– el fútbol alegre del adversario. Todo tenía su explicación.
Igualmente el plan preconcebido para el match fue perfectamente ejecutado por los jugadores españoles. De ahí las “enseñanzas” de otros enfrentamientos. Los casos de Croacia o Francia son todo un ejemplo. Utilizaron el reloj para dar la puntada en el segundo tiempo (60 minutos), aprovechando el cansancio del conjunto español.
Ese ha sido el factor por el cual España se prodigaba más en los contraataques y aseguraba mucho más el balón en cada uno de los sectores del campo. Aún así, creó más ocasiones de gol que su oponente y hasta Negredo mantuvo en vilo a los zagueros en dos jugadas.
Sin embargo, lo que más entraba por los ojos, con razón, fue el juego ofensivo de Portugal, con un gran desgaste infernal de músculo que terminaría “pagándolo”.

LAS TRES MARCHAS
En las últimas bocanadas de oxígeno del rival, surge el primer cambio en el equipo español. Fábregas sustituye a Álvaro Negredo, que sirve como centro de unión a las subidas de Iniesta y Alba, y alguna aparición de Alonso. Pero tan sólo es la primera marcha, el arranque (55´).
España se prepara para aprovechar el desgaste de su adversario.
El cambio de Navas por Silva (61´), también es para abrir más el campo por las bandas. Además, la estrella del Manchester City estaba agotado por su labor de recuperar y aguantar el balón en la zona derecha. Navas, por su parte, tiene características distintas. Otro de los apoyos (la segunda marcha) por sus escapadas y centros. La pretensión es abrir el campo.
No obstante, en los últimos 25 minutos los portugueses, ya con la lengua fuera, exageran en hacer teatro, protestan al árbitro y abusan del juego duro. Jorge Alba es el más golpeado (Pereira, en la tibia dentro del área (68´) y dos planchas alevosas de Nani (74´) y Meireles (78´). Además, las reiteradas faltas de Alves y de Pepe, más en la zona central que en la retaguardia. Portugal, por falta de oxígeno, se descompuso y abusó del juego antideportivo.
La tercera marcha es la velocidad (La tercera). Ya, del Bosque, piensa en la prórroga. Entonces, aparece Pedro (87´) para unirse a Alba en el ataque por la izquierda, mientras que Iniesta se coloca en el centro, como mediapunta y Navas en la otra banda. La salida de Xavi –como las dos de Iniesta en los últimos partidos– estaba programada de antemano. Por su trabajo sordo y gris no destacó, pero ha sido muy eficaz en labores defensivos.
OTRA MÚSICA…CELESTIAL
Más despierto, más fresco y con mayor velocidad el equipo español realizó su mejor fútbol en la prórroga. En la media hora de juego hizo méritos más que suficientes para conseguir la victoria, matar el partido y pasar del lanzamiento de penalties. La punta de los dedos de Rui Patricio fueron providenciales en el disparo envenenado de Iniesta, nada más empezar el tiempo extra. El tiro libre de Ramos también llegaba marchamo de gol.
Lo mismo sucedió con la zigzagueante carrera de Pedro y al final, el remate de Navas que se encuentra el guardameta luso y Pepe en el área pequeña. Sin embargo, el destino quiso que se llegara a los penalties. Y España ganó, como en 2008, el pase a la final por la pena máxima de Francisco Fábregas.
¿POR QUÉ PERDIÓ PORTUGAL?
El equipo luso realizó un primer tiempo espectacular. Con un fútbol de muchos recursos, en el plano técnico-táctico y claramente total y ofensivo. Un despliegue en velocidad y cambios ritmo y de frente que parecía que se comía el campo. Al mismo tiempo un repliegue impresionante. Un ritmo tan vertiginoso que daba la sensación de querer “sentenciar” el partido en la primera media hora.
La defensa empezó con una línea de cuatro, que a veces aumentaba a cinco, según las circunstancias. Un hombre escoba (Veloso), tres volantes (Nani, Meireles y Moutinho–organizador) y dos delanteros (Almeida y Cristiano). Y en todo el campo el marcaje fue al hombre. (Un auténtico suicidio, por el físico no aguanta todo el partido).
Nos sorprendió la posición de Nani tan retrasado, y Joao Pereira desbordando por la banda. Practicó un fútbol-total de ida y vuelta en la salida y el repliegue. El otro problema añadido ha sido que su dominio, aún siendo total, no encontró el camino del gol. Abierto y poblado por las bandas consiguió momentos de apuros para los defensas españoles, mientras que por el centro se encontraba con dos escudos muy difíciles de superar.
En la parte ofensiva se dibujaba columnas de tres hombres que basculaban, pero se estrellaban ante una doble línea bien plantada del rival. Su juego, enormemente vistoso, empezó a flaquear con las pérdidas de balón en el centro del campo –lo mismo que su adversario en los primeros minutos de partido– y si añadimos la falta del gol, su desgaste en el campo fue doble. En la parte física (el ritmo era brutal en las carreras de ida y vuelta) y también en la mental al no conseguir su objetivo.

NO PUDO REPETIR
En la segunda mitad la “gasolina” duró 10 o 15 minutos. Los jugadores no podían repetir la impresionante actuación del comienzo del match. Ahí fue cuando España recuperó el balón y el juego. Y Portugal puso en práctica las artimañas que están “matando” al fútbol luso. Las protestas a las decisiones arbitrales (alimentadas por los periódicos de su país). Y trucos que deberían ser erradicados en los terrenos de juego.
Aún así, con la lengua fuera, pudo ganar el partido en los últimos minutos. Un contragolpe en velocidad, con desventaja para España (4 ante 2 defensas), confiaron el último pase a Cristiano que incomprensiblemente falló delante de Casillas y toda la portería a su favor. Su remate, en velocidad, salió fuera.
En la prórroga, España “borró” completamente a Portugal. Cuestión de suerte porque se defendió como un gato panza arriba.
Y… en los penalties los lusos cometieron dos errores imperdonables. El primero, las instrucciones que “marearon” al guardameta, Rui Patricio. La recomendación más normal: dejarle tranquilo y no molestarle para que se centre. El otro fallo ha sido la carrera inoportuna de Nani para tirar el penalty él, cuando Bruno Alves ya estaba pisando el área. Alves lo falló, un turno después.
 ESTADÍSTICAS


POR

ESP
Posesión
36
64
Territorio
0
100
Tiros/tot
8
11
Tres palos
0
4
Faltas
31
21
Off-side
2
3
Corner
6
4
Pases /tot
384
688
Pases/mal
137
154

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