lunes, 28 de mayo de 2012

FC BARCELONA APRIETA EL CINTURÓN

El “Reprise” y una “W” de patas largas destrozan al Ath Bilbao



Resulta verdaderamente curiosa la acepción “reprise”.
En portugués puede significar: arrancada o repetición.
En inglés: reestreno.
En francés, sin embargo, esta palabra suele ser muy utilizada en el periódico “L´Equipe”: “Cadre sa reprise”: después de recuperar el balón, remata.
Nuestra intención es hablar de reprise, trasladando la reacción de un coche tras un adelantamiento, al terreno del fútbol.
Por ejemplo, un Lancia. Su reacción en el reprise siempre nos ha sorprendido. ¿Por qué? Resulta verdaderamente espectacular. No pierde potencia ni velocidad en un adelantamiento en carretera. Mantiene el mismo ritmo frenético… Su reprise suele ser una pasada. Pensamos igualmente que tiene un motor magnífico y también -aunque sea de alta gama- por lo general es liviano. No muy pesado. Es una opinión, por supuesto.
Muchos españoles, sin embargo, confunden reprise a la “salida del coche” o “arrancada”, igual que los lusitanos. Pero nuestros vecinos también traducen como repetición, tal vez más correcta en el tema que nos ocupa.
El “reprise” del FC Barcelona ha sido la llave del éxito en la final de Copa. 
En una palabra, para entendernos, recupera rápidamente el balón y a renglón seguido mantiene el ritmo, para después acelerar la velocidad en el ataque.
Cualquier equipo (nacional o extranjero) hubiera sucumbido estrepitosamente en los 35 minutos “locos” frente al cuadro azulgrana en un match decisivo. Cualquiera. Nadie hubiera podido resistir a su vertiginoso reprise combinado con piezas de alta “relojería” y una gran precisión.



Miguel Miró
Si nos permiten el símil, el Barcelona repitió en la final de Copa del Rey, la misma exhibición del recordado 5-0 al Real Madrid en el Camp Nou durante la temporada 2010-2011. Sin preámbulos, sin pausas y un juego espectacular y  arrollador.
¿Faltaban algunos titulares? Concretamente tres defensas: Puyol, Alves y Abidal. Sin embargo, apenas se notó. Un fútbol serio, sin concesiones, a un ritmo vertiginoso y acierto en los tres palos. Treinta y cinco minutos de gran calidad, enorme en el despliegue y a una velocidad de 6.000 r.p.m. El mejor Barcelona de la época de José Guardiola.
Liquidó prácticamente el partido, al retirarse al descanso con un rotundo 3-0 en el marcador. Bajó el ritmo en la segunda mitad, pero si lo hubiese mantenido el resultado podría haber sido de 5-0 o quizá más escandaloso, como sucedió frente al Rayo Vallecano al final de Liga. Algunos habrán pensado que “ha sido por la despedida del entrenador,” “el Athletic de Bilbao no jugó un pimiento” o cosas por el estilo. Están en su derecho o “torcido” (por quitarle méritos) pero se equivocan.
La exhibición del equipo azulgrana en la final de Copa del Rey ha demostrado que el equipo azulgrana continúa teniendo su altísimo nivel, profesionales de un gran talento y seguirá produciendo estupor en el plano internacional. Un equipo compacto y serio. La conquista de la 26ª Copa de España ha supuesto, simplemente, un punto y seguido con vistas a las competiciones nacionales e internacionales. Y vamos a intentar explicar razones y argumentos en nuestra reflexión.

VILANOVA “YA” TRABAJA
Francisco Vilanova lo tiene claro: no es partidario de los tres zagueros. Aparentemente convenció a Guardiola a volver a la defensa escalonada y montar una especie de “cinturón” para evitar sorpresas. Se pudo comprobar en el segundo período, donde los defensas y los volantes trabajaron juntos. La retaguardia resistió sin agobios de los últimos partidos.
Los cuatro zagueros no están en línea, a excepción de un repliegue o despliegue colectivo. El último escalón, Mascherano, en una posición de “fullback” u hombre escoba. Cubriendo la zona central y, a la vez, la banda izquierda. Piqué –que relevó un par de veces al argentino en sendas subidas – está un poco más adelantado y con libertad de movimiento.
Los defensas laterales (Montoya y Adriano), igualmente escalonados, pero un poco más adelantados. Forman un trío junto a Busquets, que vuelve a su puesto natural (stopper), con una labor seria y en un lugar bien determinado (por delante de la defensa).  
El sistema defensivo dejó entrever dos cuestiones: concentración y sincronización. Bien compenetrado, adelanta sus posiciones para juntar más las líneas con los centrocampistas. Pero nunca en una situación fija, sino tapando espacios y colaborando en la recuperación de balones.

RECUPERA EL “DIAMANTE”
El Barcelona recuperó, al mismo tiempo, otra de sus señas de identidad: el “diamante” (Franck Rijskaard, Manuel Pelegrini, José Guardiola…) que, con el juego, se obtienen muchos recursos. (Defensivos/ofensivos) Sobre todo cuando el dibujo se estira como un chicle, a la ancho o a lo largo, según los casos. Pero lo más importante: facilita el ataque más inesperado y multiplica la retaguardia en el momento de cerrarlo.
Las puntas del diamante (otros le llaman rombo) son Busquets, Xavi, Iniesta y Messi. Sin embargo, el equipo mantiene los circuitos, en la que entran los relevos, apoyos y desmarques en “bases imaginarias”. No cambia su fórmula ni tampoco su espíritu.
Ahora bien, en la Copa de España no se hicieron experimentos. Busquets tuvo menos presencia atacante –salvo en los corners–, Xavi ofició de mariscal de campo, con su “cerebro privilegiado”; Iniesta ocupó su puesto habitual como volante-volante y no de volante-ofensivo…
¿Y Messi? El argentino se plantó como el general romano, dirigiendo con pases de oro a la avanzadilla pero también participando en el “cuerpo-a-cuerpo”. Una tarea en la que hubo mucha predisposición, no sólo entre los volantes, sino también en los estiletes: Pedro y Alexis Sánchez. Sin balón, arrastrando a los centrales y con balón provocando la alarma en el área.



CRUZADO MÁGICO
El cruzado mágico radica en el sentido posicional del equipo dentro del campo. En la comunión está el secreto. La empatía general. No se trata arquitectos –por no llamarles estrellas– y obreros. En la misión de la recuperación del balón todos son obreros en zonas predeterminadas y cortas. La presión instantánea para la “recuperación” del balón. El delco –como se le llamaba antiguamente– o distribuidor de una máquina de cuatro o más cilindros.
Y no corresponde solamente de una línea (la retaguardia, por ejemplo), el Barcelona utiliza todas sus líneas en esta tarea. Todos a uno, preparado, estudiado y entrenado al milímetro. En este sentido, italianos, holandeses y alemanes en sus momentos de gloria fueron los “reyes de la presión”. Algo que ahora los británicos se han prodigado ante el aumento de jugadores extranjeros en la Premier League.
La diferencia entre ayer y hoy está en la condición física. En esto, el equipo azulgrana ha simplificado las zonas del campo –más cortas, similar a la selección holandesa en la Copa del Mundo 2010, con mucho trabajo pero sin brillantez– y por tanto, el desgaste suele ser menor al disponer de jugadores con talento y oficio. Además de las líneas, más bien juntas.
Vamos a poner un ejemplo de la final de Copa de España, sus  tres delanteros. ¿Cuántos balones recuperaron? Más de una docena. ¿Cuál de ellos fue más efectivo? Alexis Sánchez, el más retrasado de los tres, pero el más rápido para pisar el área. Increíble, ¿verdad? Pero no es la primera vez. Ya cumplió la misma doble función en otros partidos de la temporada pasada. El chileno no marcó ningún gol, pero su trabajo puede considerarse como excelente.
Otro de los secretos de la fórmula está en el adelantamiento de líneas al centro del campo. El partido final –sobre todo en el primer tiempo– se disputó en 45 X 70 metros aproximadamente. Prácticamente, en un frontón o lo que es lo mismo: en terreno del adversario. 



RÁPIDA RECUPERACIÓN Y VELOCIDAD EN ATAQUE
Aquí es donde se llega a la fase más importante: el “reprise” de un vehículo, fundamental en el adelantamiento en carretera. Por lo general, el coche pierde fuerza y velocidad, a pesar de poner otra marcha. Algo que le sucedía al Barcelona. De ahí los recursos. Aumentar los pases y “marear” al rival hasta que no veía una luz o resquicio. En el estadio del Manzanares, cambió de modelo. La rapidez de la recuperación se complementaba con el mismo ritmo y velocidad en el ataque.
Pensamos en el doble diamante, que ensayó Frank Rijskaard en su última temporada en la Copa de Europa (hoy, Champions League). Dos rombos que se abren y se cierran según las circunstancias. Una fórmula de fútbol total, que se despliega y repliega con mucha facilidad. También debemos añadir: dicho sistema funciona con jugadores livianos y bien preparados físicamente. Algo que no contaba en ese entonces el técnico holandés.
Sin embargo, el cuadro dirigido por José Guardiola-Francisco Vilanova, nos sorprendió al presentar una táctica ofensiva menos compleja y donde las luces están en la cabeza y no en el músculo. Una “W” que aumentaba el ritmo, sin preámbulos, y en una manera más directa en la consecución del gol. Las patas y los vértices se alargaban o reducían según el movimiento de los jugadores.
En definitiva, lo que observamos en la final de Copa ante el Athletic Bilbao. Un
acoso y derribo (3-0) por sorpresa… a menos toques y mucho más vertical.
Los dos cerebros del equipo (Xavi e Iniesta), que parece que juegan de memoria, pero con las luces encendidas son las patas  de la “W”. Ambos con las espaldas bien cubiertas. De ahí parte la velocidad y precisión para completar la transición. Presión-recuperación y un excelente “reprise”.
El ritmo aumenta, no disminuye, y la velocidad es de locos en la segunda y tercera línea. En el medio Messi y en el vértices de la unión –por dentro o por fuera–  de la “W”, Pedro Rodríguez y Alexis Sánchez. La diagonal del canario y la sorpresa en velocidad (más retrasado) del chileno.
Los movimientos con o sin balón se multiplicaron de forma inmediata. Sin dejar pensar al rival. Arrastraron a los zagueros del área, fijaron marcajes y abrieron espacios para fabricar los goles. Algo que, contado así, parece sencillo pero necesita una preparación minuciosa. Máximo si hablamos de precisión en el pase, precisión en las aperturas y precisión en los remates. Todo ello a una velocidad supersónica.

martes, 22 de mayo de 2012

CHAMPIONS: LA FINAL DEL “MIEDO”


Globo pinchado (Bayern) ante globo super inflado (Chelsea)
“En la vida humana sólo unos pocos sueños se cumplen;
 la gran mayoría de los sueños se roncan”.
(Enrique Jardiel Poncela)

El madrileño Jardiel Poncela nos define –con su fino humor– de una manera directa lo que es el amor. El hombre coge una goma elástica de un extremo y la mujer desde el otro extremo. La goma se estira, y se estira… hasta que uno de los dos se hastía y suelta la goma y le da al otro en las mismas narices.
¡PaM!
Con el golpe en las narices se quedaron también los españoles que soñaban con una final de Copa de Europa entre Barcelona y Real Madrid.  Un fiasco estrepitoso del fútbol español. Incapaz de rematar a su rival tanto uno como el otro en las semifinales. Una vez más, es mejor ser “víctima” que favorito y está claro que  no sirve de nada jugar primero en campo contrario.
¡PaM, PaM, PaM y PaM!
Esto demuestra que Fernando Torres tenía razón. “No siempre ganan los mejores”. Una sentencia para los dos equipos que se quedaron sin la “décima” y sin la “quinta” y  sin apenas saborear la fiesta de la final de la Champions. El riesgo de jugar con tres defensas y la lamentable escena de los penalties en el Santiago Bernabéu. Parece una broma. Una broma pesada.
¡PiM, PaM, PuM!
Sin embargo, un Barcelona-Real Madrid hubiera dado más brillo y espectáculo a la final de la Copa de Europa. Soñar, dicen, no cuesta nada.
Muy diferente a los “ronquidos” de un match que nos ofrecieron Bayern Munich y Chelsea en donde prevaleció más el “miedo” que le fútbol propiamente dicho. 


 Miguel Miró
Un Globo pinchado (Bayern Münich) y de un Globo super inflado (Chelsea). Los babaros y los pensionistas. ¡Vaya motes!... pero así les llaman sus aficionados. Aunque los especialistas suelen decir “los reds” y los “blues”, como si se enfrentaran la selección chilena ante la francesa. Sin embargo, sobre el papel, un problema menos. No tuvieron que usar los uniformes suplentes… Ni blanco, ni negro.
El globo pinchado tiene su gracia. No suele ser normal que a la “bestia negra” del Real Madrid le birlen dos títulos en la Bundesliga. Dos copas. La Liga y Copa de Alemania. Las dos bofetadas en las narices se las dio el equipo revelación de la Bundesliga: Borussia Dormunt. Sin excusas y con ocho puntos de ventaja en 34 jornadas y por goleada (5-2) en la final copera. Sin excusas, ya que el cuadro muniqués puso a su equipo de gala. Otra cuestión ha sido la Copa de Europa, en la que estuvo sobrado en la fase de grupos y eliminó al Real Madrid en las semifinales “por haber preparado de antemano los penalties antes del match del Bernabéu”. ¡Qué ironía!
El globo super inflado, sin duda, corresponde al Chelsea. Con problemas y “missing” en la Liga se planta en la final de la Champions después de derrotar al entonces vigente campeón de Europa, FC Barcelona. También tiene su gracia.
Se impone al Liverpool en la Copa de Inglaterra, con polémica por cierto, pero se proclama campeón.
Algarabía para sus hinchas. Rompe todos los pronósticos en la Champions y deja boquiabiertos a los especialistas. “No pasa de la primera fase”. “Le eliminan en octavos… “No pasa de cuartos”… “No tiene nada que hacer frente al Real Madrid…” La matraca de la prensa inglesa que se quedó helada y retratada en cada una de sus previsiones. Hoy, amnesia repentina, por las nuevas circunstancias.
Y ya lo ven: ¡un entrenador “interino” planta al Chelsea en la final de Munich y la gana! Se mantiene vivo con un fútbol basado en la especulación, rácano hasta el aburrimiento y los “retazos” de un plantel de hace más seis años.
Quien acierta los pronósticos ha sido un fan inglés en un foro. Estaba convencido: Chelsea, campeón de Europa 2012. “Me baso, simplemente, en la hora del partido 19:15 (GM)… y el año que se fundó el club londinense, 1915”.
Su profesía da en el clavo y nos parece hasta simpático.
Aunque cualquier cosa podía pasar en una final a un partido. ¿Ventaja del Bayern? También la tenía el Manchester United en Wembley y perdió ante el FC Barcelona. ¿Ventaja del Chelsea?… Un equipo de “pensionistas” que juega para atrás como los cangrejos.
¿Cómo ha sido posible la victoria del equipo londinense?
Muy simple. Esto habría que preguntárselo a Jupp Heynckes, un entrenador “histérico” que cometió un error monumental a los 86 minutos del match y a partir de ahí… hasta los penalties.



¿POR QUÉ GANÓ EL CHELSEA?
El técnico del Bayern Munich sirvió en bandeja el triunfo al Chelsea. Tal vez por eso, los ingleses tendrían que agradecerle los “errores –que no servicios–  prestados”. Tres minutos después del gol de Müller que sorprende a Cech al botar el balón en un cabezazo inverosímil, Heynckes hace un cambio (86´: Van Buyten por Müller) y reconstruye la estructura defensiva del equipo y por ende el marcaje a Didier Drogba. Coloca en la zona ancha al ucraniano Tymoshchuk y al belga en la defensa.
¡Qué error, que inmenso error!
¿Cómo se le ocurre semejante barbaridad o “babaridad” si Tymoshchuk se había “comido con patatas” al marfileño con una presión impecable?
En ese minuto fatídico, el Bayern de Munich pierde los papeles... y pierde la Champions. Dos minutos después, en el primer corner que lanza Juan Manuel Mata a favor del Chelsea, Drogba completamente solo empata el partido (88´).
Ha sido como devolver la presión al conjunto muniqués y aumentar la autoestima a los británicos, que se triplicó después con la atajada de Cech a Robben en un penalty estúpido de Drogba a Ribèry. El guardameta que sabe muchos idiomas ha dejado el sello de su calidad en tres penalties: Robben (prórroga), Olic y Schweinteiger.

CERROJO INGLÉS
El cerrojo inglés no se asemeja al que inventó el austriaco Karl Rappan en la selección suiza durante los años treinta. (Los franceses lo bautizaron “verrou”). Un sistema en el que se asegura la defensa y se intenta sorprender en el contragolpe con jugadores veloces. Rappan tenía sus razones para el esquema, teniendo en cuenta las goleadas que recibía la selección helvética.
Los técnicos británicos al igual que los holandeses, en cambio, han sido unos expertos en el sistema defensivo. No sólo por la colocación de los zagueros sino en las fórmulas de salida, cruce, apoyo, relevo y presión, permiten que se le llame “zona de minas” a su propio territorio. Además de un marcaje mixto (al hombre y a la zona) suele ser importante la confianza del jugador, su rápida intuición y concentración a la hora de anticiparse.
El Chelsea, viene practicando el sistema defensivo desde hace más de seis años y se ha encasillado de tal manera que olvida a las demás líneas del campo. Hasta tal punto que mantiene en sus filas a un ramillete de jugadores que parece “no saben hacer otra cosa”.
Villas Boas, con ideas más avanzadas se encontró con problemas en la “cocina”donde mandaban los más veteranos. Roberto di Matteo, su asistente, no “revolucionó” para nada al equipo azul, al contrario retrocedió varios años para volver a jugar un sistema netamente defensivo. Se basó en los retazos de anteriores temporadas que le apoyaron.  ¿Triunfo de Di Matteo? Esto ha sido como las oportunidades… hay que cogerlas al vuelo.  La vieja canción del presidente de un club chico: “Todos atrás y a ver si suena la flauta”.
Y sonó esta vez la flauta de Bartolo.

EL MIEDO ES LIBRE
¿Hasta qué punto el técnico tenía pánico al rival? Lo demuestra en la alineación inicial. Los jugadores más veloces del equipo, Studrridge y Fernando Torres, se quedaron en el banquillo. Todo el juego ofensivo estaba basado en Drogba, únicamente Drogba. Un sistema del miedo o al que cualquier aficionado añadiría “más ración de antifútbol”: 1-4-4-1-1. Esperpéntico. Di Matteo hace debutar a Bertrand para tapar las subidas de Lahm y como ayuda de Cole para frenar a Robben. La otra banda, algo similar: Kalou y Bosingwa. Obi Mikel siempre atento a los movimientos de Müller y las diagonales de Ribèry. 
Y curiosamente le da la “batuta” a José Manuel Mata como segundo escalón para llegar al marfileño. Para más inri, baja a Lampard en el puesto de Terry como pantalla o punta del triángulo en el área junto a los dos fullbacks, Cahill y David Luiz. La faceta defensiva funciona por los erráticos disparos del Bayern Munich y la férrea presión, anticipación y concentración del equipo londinense. El resultado total en el primer tiempo: raquítico. Dos tímidos contraataques ofensivos (galopadas de Beltrand y Kalou) y Drogba, sin tocar bola, anulado completamente por Tymoshchuk y vigilado por Boateng.
La entrada de Fernando Torres le dio otro aire, aunque por poco tiempo. Primero, porque sus compañeros no le pasaban el balón y segundo, por los gritos del entrenador y ayudante que se escucharon en todo el estadio: “¡Atrás, atrás!” Y el español tiene que bajar para ayudar a Cole en la retaguardia. La estratagema, “comer minutos”. Se acusa el golpe del gol de Müller, pero pronto se le abre el cielo tras el primer cambio Heynckes, que permite el empate del Chelsea a través de Drogba. Completamente solo recorre las barbas del área, ante la pasividad de los defensas, para conectar el cabezazo en el único corner que tiró el equipo inglés. 



¿POR QUÉ PERDIÓ EL BAYERN MUNICH?
Le falta en esta final la paciencia del campeón. Especialista en “abrir” latas y soportar la resistencia de su adversario, hay más desatino que acierto. No sabe aprovechar el control del partido y toma demasiadas precauciones defensivas. La tensión de su público, en lugar de beneficiarle… le perjudica. No logra mantener la cabeza fría en los últimos metros, y si bien genera más de 20 ocasiones de gol, los delanteros se muestran como “novatos”: precipitados e imprecisos en los remates.
Es el único equipo que elabora fútbol y por ende, el que más desgaste físico realiza durante los 120 minutos del match. No cambia su sistema (1-4-2-3-1). Y acierta en los sustitutos de los tres sancionados. La experiencia de Tymoshchuc en el puesto de central en el marcaje a Drogba; la entrada de Contento (menos ofensivo que Alaba) y la colocación de Müller en la segunda línea del ataque, retrasando a Kroos (Luiz Gustavo) para formar pareja con Schweinteiger en la zona de operaciones del equipo.
Tal vez aprietan demasiado el ritmo en los primeros 25 minutos, buscando “liquidar” pronto el partido. No hacen pausas. Igualmente se toman demasiadas precauciones en la retaguardia. ¿Temerosos de los rápidos contraataques del adversario? Mas bien un sanbenito que le “colgaron” los especialistas que pesa, todavía, como una losa entre los jugadores y técnico. Además, la “paliza” del Borussia Dortmund en la Copa de Alemania estaba todavía fresca y pesaba lo suyo… y la irregularidad en la Bundesliga.
El andamiaje en la retaguardia no tiene mayores problemas porque el Chelsea solo disponía de un delantero y carecía de volantes ofensivos que subieran al área. Hubo un detalle, sin duda, importante, la falta de movilidad de Kroos como lanzadera a los delanteros. El volante alemán está más pendiente de los movimientos de Mata en lugar de elaborar fútbol, y Müller tampoco realiza un gran partido. Ante todo por su ineficaz recorrido –horizontal y diagonal– en busca de sorprender dentro o fuera la tela de araña montada por su rival, y el trabajo del nigeriano Obi Mikel con unos reflejos impresionantes.

UN FARO INTERMITENTE Y SIN LUZ
Otro de los detalles importantes en el Bayern Munich, es la labor de Sebastián Schweinteger, intermitente y a veces ausente. El cerebro alemán le faltan las “pilas” para poner luz al juego muniqués. En ningún momento, quizá por el miedo en el cuerpo, carga en sus espaldas con la responsabilidad del equipo. No se aprecia sus verdaderas cualidades, sus genialidades como arquitecto del juego. ¿Su larga lesión, su cabeza? Más bien su juego “mecánico”, sin chispa, y también por su doble trabajo en el campo.
Las precauciones y el miedo obligaron a cerrar todos los huecos en su territorio y el equipo se “rompe” en dos al no llegar el gol. Sí, en dos, porque nada tenía que ver la línea de ataque que trabaja a 100km/hora y la pasividad del sistema defensivo “sin labor a realizar”. De ahí la falta del espectáculo, lo sombrío y mecánico del juego que no satisfizo a casi nadie.
Pese al autobús del Chelsea, sí hay elaboración y riesgo del trío atacante alemán. Encuentran espacio a la maraña de piernas. Lo intenta Ribery, Robben y Mario Gómez y algunas llegadas de Müller, desde atrás. Lo demuestra la cantidad de ocasiones “perdidas”, y la precipitación manifiesta en sus disparos. Sin embargo, de tanto perdonar y fallar es lógico que termine pasando factura y se acabe la frescura de ideas de los delanteros.
Pocos errores comete en defensa el conjunto muniqués, pero es suficiente un fallo del entrenador, a tan sólo cuatro minutos del tiempo reglamentario para “regalar” el empate y aguantar un tiempo extra y los penalties. La entrada de Olic –goleador y con su traspaso en el bolsillo–  tampoco supune la solución. Marra un gol de libro y también un penalty  (Robben se negó) en la dichosa tanda.

PENALTIES Y TORRES
Ricardo Pavoni, estrella del Independiente de Avellaneda, especialista en lanzar penalties, dijo sin rubor:
“Yo siempre apunto a la cabeza del guardameta, lo que más se mueve”.
Habría que recordar que Pavoni tenía una pierna que era un martillo (lo mismo que Puskas y Sanfilippo, entre otros).
Un problema que se suscita en la final: los penalties y las “dos torres”. La altura y los brazos largos de los dos porteros, Cech y Neuer. Los dos miden cerca de dos metros. Y como todos los aficionados saben lo que les pasaba a José Ángel Iribar o Lev Yashin, se “comían” los tiros rasos pegado al palo. Por ese motivo –salvo Lahm y David Luiz– todos los penalties se lanzaron fuertes, rasos y junto al palo. Una verdadera lotería. Olic y Mata lo hicieron a media altura y fallaron. Pero el destino estaba trazado en el último penalty que correspondió a Schweinteiger.  Se le cruzaron los cables y el Bayern Münich no pudo igualar el record del Internazionale de Milán. El único equipo que ganó su segunda Copa de Europa –ante el Benfica–  en el estadio de San Siro el año 1965.

miércoles, 16 de mayo de 2012

¿Quién se irá primero del club? (II)

Florentino Pérez: Martes negro del presidente, diez años sin “décima”

No es la primera vez, ni tampoco será la última. Guste o no, la gran mayoría de los periodistas deportivos con los años, acumulan ciertos vicios. Sobre todo si escriben de fútbol. Su cabeza, salvo excepciones -guste o no- se convierte en un “balón de fútbol”.
No son los años, decía el genial Jack Nicklaus, “son los vicios”.
Ramón Melcón senior, jefe de sección de deportes del viejo Madrid, envió a un partido de Liga al estadio Chamartín a un periodista que escribía de política. Un joven reportero que después se haría famoso en la prestigiosa revista Cambio-16. Un gran  profesional.
La crónica no tenía ningún desperdicio y tampoco su título a cinco columnas: “Golpe de Estadio”. No recordamos su nombre, pero con pelos y señales ponía en tela de juicio la actuación casera del árbitro y la forma de ganar del equipo merengue.
Ponemos un ejemplo, pero casos parecidos han habido muchos. Julián Marías senior escribía de tenis en el diario YaPedro J Ramírez empezó en Deportes. Iba con traje y corbata a los entrenamientos.  Incluso hubo un periodista deportivo –papista, para muchos – que intentó escribir de política en el matutino Pueblo. El caso no es solamente español. Se sigue produciendo en muchos países. Más bien donde se valora mucho la “especialidad” y sus conocimientos en un tema específico.  USA, Italia, Francia o América del Sur…
Sin embargo, nunca habíamos leído una crónica semejante bajo el título: “El martes negro de Florentino Pérez”.  Un día “horribilis” para  el presidente del Real Madrid en sus negocios y la antesala del fracaso de su equipo en la UEFA Champions League, cuando lo tenía todo a su favor. Un periodista de Economía muy cualificado que firma con pseudónimo (S. McCoy) mezcla noticia-partido de fútbol y economía. Muy, pero muy documentado.
Alberto Artero o S. McCoy, 40 años, licenciado en ICADE y con una larga trayectoria en medios de comunicación, no nos ha sorprendido por su pluma fina y afilada, sino la originalidad de su artículo.
"Adiós" a la Ciudad Deportiva Real Madrid que construyó Santiago Bernabéu

CRÓNICA: MARTES “NEGRO”
S. McCoy (Cotizalia)*
Florentino Pérez sufrió el pasado martes dos derrotas, una corporativa y otra deportiva, de sorprendentes similitudes. Ninguna supone la pérdida definitiva de la guerra entablada bien en el campo de juego contra el Bayern, bien en los consejos de administración con Iberdrola tras la venta forzada del 3,7% de su participación. No en vano queda el partido de vuelta en el Bernabéu y la titularidad de casi un 15% del capital de la eléctrica. Pero el mal resultado de esas batallas condiciona, y de qué manera, la estrategia a seguir en ambas guerras desde este mismo instante. La suficiencia pasada se ha tornado en debilidad. Mal día, sin duda, para el mandatario blanco.
Salió el equipo de Mourinho al Allianz Arena con aires de superioridad, fruto de una temporada hasta ahora más que notable, liderazgo de la liga española y récord de goles a tiro de piedra; vivo contraste con la debilidad liguera de su rival. Del mismo modo, la inercia constructora de la pre-crisis hizo que ACS abordara su entrada en el capital de Iberdrola a finales de 2006 con una arrogancia similar, en la idea de que no había obstáculo que se le interpusiera en su camino. Como ocurrió en el campo de fuego muniqués, se encontró con un enemigo más fiero de lo previsto que, además, contaba con  el apoyo incondicional de su hinchada; un auxilio que, en el ámbito empresarial, revestía la forma de limitación estatutaria. Al calor de ese empuje, no se demoraron los bávaros en marcar el primer gol, obra de Ribery, como no tardaría la firma dirigida por Ignacio Sánchez Galán en blindar su posición.
Al Madrid le llevó un tiempo reaccionar, preocupado como estaba el resto de la primera parte en mantener su portería en uno. No había juego ni oportunidades. Había estallado, en efecto, la crisis y la firma de infraestructuras contemplaba preocupada el deterioro de su generación de caja (VA, Las constructoras españolas y el milagro de los panes y los peces, 17-06-2010). Hora de replegarse y aguantar. Se abrió un impasse de espera en el que se produjo la venta in extremis de su participación en Unión Fenosa a Gas Natural, con la aquiescencia de la omnipresente Caixa (VA, Isidre Fainé y sus extraños compañeros de cama, 14-07-2010). Terminada la primera parte, había que aprovechar el descanso para ordenar los efectivos y volver a la carga. Dicho y hecho: al poco del reinicio llegó el gol de Özil: ACS compraba sucesivos paquetes adicionales hasta completar un total del 20% de Iberdrola. La situación seguía siendo complicada pero, al menos, no pintaba tan mal como antes. Al menos en apariencia.
Empezó entonces un partido completamente distinto. El Bayern buscó a Mario Gómez y apostó decididamente por el ataque, exactamente lo mismo que hizo Iberdrola –con sangre, sudor y lágrimas para sus minoritarios- a través de sus sucesivas inversiones y adquisiciones de compañías, dilutivas para sus accionistas, o cambios practicados en su política de dividendo (VA, Riesgo España, éramos pocos y parió Iberdrola, 09-03-2011 ó VA, Quo Vadis Iberdrola?, 20-06-2009). El peligro para ACS crecía por momentos, como lo hacían las ocasiones germanas en el coliseo alemán. El Real, por su parte, se dedicaba a esperar sabedor de que traía un empate muy valioso para la vuelta en el infierno de Madrid, escenario completamente distinto. La reciente aceptación de los tribunales a la aplicación en Junta de la eléctrica de la llamada Enmienda Florentino -que eliminaba la limitación al 10% de los derechos de voto- allanaba el camino para los intereses y situaba la contienda en un plano más ventajoso para los March y compañía si lograba atraer aliados a su causa contra el equipo gestor.
Para ello, Mourinho no dudó en sacrificar a De María y el propio Özil a los que sustituyó por Granero y Marcelo. Perseguía que uno contuviera el juego y el otro pudiera sorprender en una de sus incursiones. Ordenó así mismo a sus huestes que aplicaran tanta contundencia como fuera posible para evitar la derrota: las amonestaciones caían una detrás de otra, con algunas entradas muy, pero que muy feas. Daba igual, lo importante era el resultado. Del mismo modo, Hochtief y su filial Leighton eran las generadoras de cash-flow que tenían que mejorar el balance de la constructora y permitirle mantener el porcentaje de Iberdrola ya adquirido –contención- mientras que la venta de negocios no estratégicos sería la que suministraría los recursos adicionales para podían aumentar las armas –disponibilidades líquidas- en caso de ser necesario. Cambios de perímetro esenciales para el planteamiento de ACS que venían acompañados de toda suerte de artimañas legales (VA, ACS envuelve en ropajes de OPA su particular huida hacia delante, 20-09-2010).

ESTRATEGIA DEFENSIVA
Pero lo que el portugués pretendía que fuera una estrategia defensiva, se convirtió en un desastre para sus intereses. Granero no se ofrecía, apenas apoyaba a un exhausto Xavi Alonso y era incapaz de mantener el control el esférico en la medular. Mientras, las acrobacias circenses de Marcelo de poco servían para tranquilizar el juego; al contrario: echaban leña al fuego de la confusión. Del mismo modo, Hochtief y Leighton acumulaban profit warning tras profit warning y se quedaban lejos de las expectativas creadas sobre su contribución financiera al Grupo. Por su parte, las desinversiones no avanzaban por la irrealidad del precio solicitado por el vendedor o la falta de financiación del comprador. Los problemas para el Real Madrid se acumulaban y el Bayern le ganaba el centro del campo por puro demérito de los españoles.
El gol era un accidente a punto de ocurrir por más que el líder de la liga patria se empeñara en acumular hombres persiguiendo a trompicones el balón. En lugar de serenarse y actuar de acorde con las nuevas circunstancias, ACS compraba y amortizaba sus acciones y repartía insólitos dividendos para evitar que, con su desplome, saltaran las garantías de los préstamos concedidos por la banca a sus principales socios, riesgo de balance a sumar al propio de la cotizada (VA, La sorprendente Carta a los Reyes Magos de los ricos españoles, 16-12-2011). Todo apuntaba a tragedia inminente. Y, entonces, el Bayern marcó. El jugador más vulnerable en el planteamiento del entrenador madridista, Fabio Coentrao, convertía el lateral izquierdo en una autopista por que la que, en el último minuto, Lahm le puso el remate en bandeja al propio Mario Gómez.
Del mismo modo, el factor de mayor debilidad de la constructora ha terminado por torcer el brazo de Florentino: una financiación que se pensó abundante, barata y eternamente renovable se ha comprobado escasa, cara y temporal. A vender un 3,7% tocan. Por el camino, las plumas de unas pérdidas de 767 millones de euros brutos y 537 netos, el 56% del beneficio neto atribuible de ACS.
Ahora la situación se complica para el partido de vuelta que en el ámbito corporativo no tiene fijada una fecha concreta. ACS cancela 700 millones de deuda, ingresa más de 100 de caja y libera otros 270 de garantías adicionales. Es el consuelo que le queda por haber recibido solo un gol para cómo pintaban en un momento dado las cosas. Además el resto de la posición la tiene financiada a un par de años vista y debería mejorar su posición de caja con el pago de las facturas pendientes por parte de la Administración. Pero aún así, quedan 4.000 millones de deuda asociada a la posición y 1.600 más de liquidez vinculada. Y por cada euro que baje la acción de la participada, tiene que poner 800 millones más. Y la paciencia de sus compañeros de viaje no es infinita.
El Madrid ha visto cuestionada su solvencia en Alemania y le queda por delante el paso del Rubicón del encuentro del sábado contra el Barcelona que, en caso de resolverse negativamente, puede afectar aún más a su moral.
Algo parecido le pasa a ACS que ha despertado dudas sobre su balance y está a merced de lo que ocurra con Iberdrola en bolsa. Mal asunto.
Dos derrotas amargas, pues, en un martes negro para Florentino. Lo del fútbol aún tiene remedio por más que cada día que pasa se hunden más y más en el baúl de los recuerdos los valores que hicieron del Real Madrid un equipo señor. No deja de ser una guerra en dos fases de la que solo se ha librado la primera. Y el Bernabéu es mucho Bernabéu. Le deseo lo mejor.
El frente corporativo se antoja más complicado. No hay catalizadores aparentes para que la eléctrica repunte en bolsa, ni tampoco parece que el negocio ordinario de la constructora esté como para tirar cohetes.
Pero no hay vencedores, no se equivoquen. El empecinamiento de ambos contendientes en la disputa, cuestión de ego, amenaza ruina colectiva. Al punto al que han llegado, cualquier solución sin sangre, sin mucha sangre en cuenta de resultados o valoración, se antoja imposible. Una verdadera pena. Entre ellos se mataron…

*Alberto Artero, que escribe una columna en Cotizalia (Valor Añadido) es director de la página financiera de la web-site más leída en la red, EL CONFIDENCIAL.COM.


sábado, 12 de mayo de 2012

RULETA-RUSA EN BUCAREST


Quién da primero, da dos veces… Atlético de Madrid

Un grupo de matrimonios vascos, después de un viaje de placer, deciden cenar juntos en un lujoso hotel de Nueva York.  Antes de los postres, las damas acuden al lavabo. Al salir se topan con tres “rascacielos negros” (cachas y de gafas negras). Tal fue la sorpresa de las damas que, sin pensárselo dos veces, se quitaron los collares, las pulseras… pusieron todo en sus bolsos… se las entregaron y salieron corriendo.
Pero no termina ahí el relato.
Los cuatro matrimonios regresaron a Bilbao escala Madrid. No hubo denuncias y las damas prefirieron guardar el secreto. Sin embargo, días después llegó un paquete con los cuatro bolsos y todos los objetos de valor y una carta del super detective de Hollywood (Beverly Hills, en la versión original) acompañada de una foto autografiada. Estamos hablando del actor Eddie Murphy.  En su misiva pedía disculpas en nombre de sus tres guardaespaldas y reconocía “no comprender la reacción de las damas”.    
La historia es real y sucedió hace varios años y apareció en los periódicos de habla hispana en US como una anécdota insólita.
¿Ha sido el efecto inherente de ver demasiadas películas norteamericanas? Tal vez. ¿Problema de idioma? Nadie dijo una palabra. ¿Sorpresa, miedo o pánico?
La mente humana reacciona, individualmente o en grupo, ante un hecho inesperado de muchas maneras. Aunque también se ha comprobado que las apariencias engañan. No obstante está claro que ante una sorpresa y el miedo, que es libre, cualquiera puede hundirse o envalentonarse en estas u otras circunstancias.
Después llega la parte más dura, el tembleque de las piernas, la taza de tila y el lloriqueo. 

Las imágenes superiores: agarrón de Godín a Llorente, dentro del área, tres minutos después del primer gol del Atlético. Las inferiores, origen del segundo tanto colchonero. Amorebieta intenta driblar a Miranda y el brasileño le roba el balón en el vértice del área. En el centro, la desolación de Iraizoz y Amorebieta.
 
Miguel Miró
Dos errores de libro en los momentos cruciales rompieron la magia de un partido en la que se presumía una vibrante noche de fútbol. Ambos equipos, irregulares en la Liga y exultantes en la competición europea prometían más de lo ofrecieron. Un match que se “rompió” en 28 minutos.
Una final española a cara o cruz que terminó en gloria (para Falcao) y drama (para Amorebieta).
Dos errores de libro de un fullback, que tiene fama de duro y pareció un flan. El primero, por “el miedo al penalty” y en el segundo, un regate inoportuno. Dos despistes  fueron suficientes para que se produjera la “super confianza” por una parte y la “desconfianza y las dudas” por la otra.
Amorebieta –mejor “Amor-rabieta”– que las temporadas anteriorores se comía crudos a los delanteros dio demasiadas facilidades a Falcao, en lugar de echarle el aliento en el cogote como sí lo hizo Godín a Fernando Llorente.
¿Cómo se le puede dejar metros a un goleador de área?
La ventaja de un gol en frío, a los pocos minutos y otro al cuarto de hora final del primer tiempo dio alas a los madrileños. Volaron con su red bull y los bilbaínos se quedaran en pañales, sorprendidos con su Cola Cao.
Tres llegadas al área y dos goles. Algo así como ganar el premio gordo con un boleto regalado. Con esto no desmerecemos la victoria inapelable del Atlético de Madrid y el pundonor y amor propio del Athletic de Bilbao, a quien le costó reaccionar. Nos limitamos a hacer un análisis del match final de Bucarest. Y las dos jugadas desafortunadas fueron, guste o no, la llave de la victoria para los madrileños.
Han sido “dos mazazos” de tal magnitud que resultó dramático para los jugadores del Bocho – autoestima, impotencia y sobretodo el aspecto psicológico y físico– porque los errores garrafales los cometió un compañero. Les costó reaccionar, porque tocaba remar contra la corriente.
Además, la ventaja hizo instantáneamente que se transformasen lógicamente los del Foro, los de la capital de Estado. Espantaron los fantasmas del miedo en el primer gol, cogieron confianza y se “agrandaron” en el segundo gol de Falcao y “mataron” en un pis-pas la final.

Los dibujos de los dos equipos en el campo, en el inicio del match final en Bucarest, Rumania.
 
MAS ACTITUD QUE JUEGO
Si nos basamos en el dibujo que presentó el Atlético de Madrid en la final, no difiere mucho del 1-4-1-4-1 clásico de los equipos italianos. Tampoco ha sido novedad la fórmula de poner dos delanteros en la tercera línea. Ya se hizo en partidos de Liga y los resultados fueron desiguales en cuanto a efectividad en campo contrario. Sin embargo, el adelantamiento de líneas para una mayor presión produjo el mismo efecto que el Real Madrid en sus salidas al galope.
El despliegue a los 30 metros –en lugar de los 12 metros: vértice del área grande para entendernos– se transforma como el “centrifugado” de una lavadora. Un amontonamiento de jugadores en la zona central que parece la hora punto del Metro.
Supone un doble riesgo, pero funciona si se marcan goles. (El adelantamiento de 30 metros lo inventó el sueco Goran Sven Erickson en el Gotteborg, para arrinconar al rival en su territorio y que veinte años atrás lo utilizaron todos los equipos ingleses. De cualquier manera, se dejó en el olvido porque se dejaban demasiados espacios a las espaldas de los jugadores).
En una palabra, la fórmula no deja de ser una ruleta-rusa.
(No es tampoco una novedad. En el Mundialito de Clubes organizado por Canal 5 disputado en Italia vimos algo parecido. En el clásico Milán-Inter, en el estadio Giuseppe Meaza. Los dos equipos poblaron el eje central. Estamos hablando de 1980.)
Funcionó por el temprano gol de Falcao y también por la actitud de los jugadores del cuadro colchonero. Por el intenso desgaste físico realizado. Si a esto unimos una máxima concentración, carácter, sacrificio y apoyo. Todo en su conjunto ha sido parte fundamental de éxito. Además, se practicó el marcaje al hombre.
Los dos goles por sorpresa “mataron” el partido y tras el descanso, el Atlético de Madrid volvió a mostrar su cara de la Liga. Repliegue a las barbas del su propia área y esperó la velocidad en el contragolpe. En una palabra, se invirtieron los dos tiempos. Sorprender y especular. Asimismo también funcionó la unión entre los jugadores. Adrián, por ejemplo, trabajó como un jabato en defensa y medio campo. Lo mismo decimos de Turán. Y el recorrido de Filipe Luiz, que parecía estar en todos lados.
¿Y Juanfran, fijo en la defensa, pero eficaz en el quite y robo del balón? Lo mismo decimos de la pareja de retaguardia. El marcaje severo y al límite de Godín y la coordinación de Miranda, siempre al cruce. ¿Quién se acuerda, ahora, de que el brasileño salvó un gol cantado?
La actitud y la fe ha sido lo que supuso olvidar los empates sobre la hora o en el alargue en los últimos partidos de Liga. Y también sirvió para romper algunos tópicos absurdos: el belga Courtois estuvo magistral en todo momento y realmente excepcional en sus salidas.
Del mismo modo podemos reprochar algunas acciones que sobraron. Las faltas  continuadas de Gabi y Diego Ribas a Muniain. (Igualmente la dura entrada de Susaeta a Filipe Luiz, quizá por impotencia). Está claro que todos recordamos lo bueno y olvidamos lo malo. Pero hubo momentos del partido en que no existió dibujo táctico en el Atlético de Madrid. Hasta cuatro hombres se llegaron a acumular en la banda izquierda del ataque, en uno de los contragolpes.
Pero la ventaja (dos goles) lo permitía todo, hasta los rechaces y los regalos de balón. La mayoría de ellos caían en las botas madrileñas. Y por último, la pasividad del árbitro al no pitar penalty por el agarrón de Godín a Llorente, tres minutos después del primer gol de Falcao (10´).

Una foto que no necesita epígrafe. Habla por sí sola.


LOS ERRORES SE PAGAN
El Athletic de Bilbao se encontró de entrada con un “bofetón” por un error defensivo, y después, cuando intentaba reponerse llegó otro “bofetón”, por otro error defensivo. Entre bofetón y bofetón todas sus líneas se descolocaron. Acusaron duramente los golpes. Un baño de agua fría y un desconcierto monumental. La banda izquierda, un coladero. Aurteneche adelantado, Iturraspe “mareado” intentando tapar las goteras que dejaban los centrales y la desconexión de Iraola con Susaeta.
El amontonamiento en el centro del campo pilló desprevenido al equipo y sufrió lógicamente las consecuencias. Solo dos jugadores intentaron organizar el desaguisado: Ander Herrera y Muniaín, mientras que De Marcos y Fernando Llorente estaban ahogados por la maraña defensiva madrileña.
Aún así, el Athletic de Bilbao tuvo algunas ocasiones a pesar del cerco de su adversario que es todo un experto en la “destrucción del juego”. Primero el claro penalty a Fernando Llorente, que el árbitro alemán “se tragó con patatas”. El clarísimo uno contra uno entre Muniaín y Courtois, que salvó el belga con una mano. La oportunidad de De Marcos que se marchó afuera por poco y por último el pase de Herrera a Llorente, que cuando quiso encarar a portería, vio cerrado el paso por Godín-Miranda, pegados como siameses.
Al principio pensamos que todo podía cambiar en el descanso, pero sin demasiada convicción. En caliente se presumían tres cambios: Amorebieta, Iturraspre y Aurteneche, para apuntalar el sistema defensivo. Demasiado riesgo, mejor dos cambios por las dudas. Amorebieta sería crucificado y también Iturraspe. Pensamos que deberían seguir. Sopesamos la continuidad de Herrera, que tiene un problema de pubis y su rendimiento decae en la segunda mitad. Apostamos la entrada de San José para dar contundencia en la zaga y al mismo tiempo ayudar a Iturraspe. El central olímpico no tiene la calidad técnica de Martínez,  pero se trata de un jugador incisivo, práctico y con experiencia en la Premier League.  Y apuntamos la subida de Javier Martínez, para reorganizar el ataque.
Nos equivocamos. Entraron Gómez y Pérez por Aurteneche e Iturraspe, mientras que Javier Martínez continuó como central.
¿Mejoró el equipo del Bocho? Sin duda. Aunque el panorama no era el mismo. El rival hizo lo normal en estos casos: repliegue e intentar sorprender a la contra. Esto favoreció al juego de toque de los bilbaínos y el dominio del balón. Sin ninguna clase de complejos buscaron las bandas, las triangulaciones y las paredes en velocidad. Eso sí, variaron su sistema (1-4-4-2), formando un rombo bien definido en el eje del campo.
El dominio y la posesión de balón (63%) correspondió al Athletic de Bilbao que se mostró más agresivo en la segunda parte. Pero careció de sangre fría en las cinco ocasiones que disfrutó. Sangre fría y confianza. Y eso no se consigue tan facilmente con dos “chicharros” en contra. Las más claras: Susaeta a bocajarro que salvó in extremis Courtais y el “misil” impresionante de Gómez que dejó temblando el travesaño.   
Hubo más orden a la hora de defender, pero los bilbaínos tuvieron problemas para superar las líneas de contención del adversario. El problema añadido: el tic-tac del reloj no era de la torre de Londres, sino  una bomba de tiempo.
Tampoco aprovecharon el desconcierto del rival en sus acelerados contragolpes. Sin embargo, Amorebieta –encargado de los lanzamientos largos en diagonal– no estaba para esas labores, después de las pifias en los dos primeros goles.
El esfuerzo de los bilbaínos por conseguir el gol supuso demasiado riesgo (Iraizoz en la línea central). Sobre todo en los corners. En uno de ellos, a cinco minutos del final,  un pelotazo largo a Diego Ribas supuso el 3-0 definitivo.

El Atlético de Madrid metió presión desde el primer minuto y durante el primer tiempo hizo marcaje al hombre.



martes, 1 de mayo de 2012

REAL MADRID: ¿QUIÉN SE VA PRIMERO?

Mourinho, por la “cocina” o Florentino Pérez, ahogado por su “holding”


Si alguien piensa que “un título” –el Campeonato de Liga– de las cuatro competiciones disputadas la temporada 2011-2012 apagará el “fuego” existente en el Real Madrid… se equivoca.
Si alguien piensa que se va a cicatrizar con “un título” el fracaso de la Champions League y la arrogancia de José Mourinho… se equivoca.
Si alguien piensa que la banca española va a salvar de una posible “caída” el holding de empresas del presidente del Real Madrid, Florentino Pérez… se equivoca.
Si alguien piensa que “la cocina” (vestuario) del equipo se va a quedar de brazos cruzados ante la criba importante: casi la mitad de la plantilla y además, relegar a  algunos titulares, como pretende Mourinho… se equivoca. 

Por Miguel Miró
Si el Real Madrid gana el Campeonato Nacional de Liga conseguirá su sexto título (el 32º) en un período de 14 años. Más de una década y menos del 50% de trofeos. Con respecto al nuevo Millenium, será el quinto cetro. El último data de 2008.
¿Qué significan estos datos?
Simplemente: la sombra del FC Barcelona, guste o no, sigue estando presente.
La supremacía del FC Barcelona se mantiene en el fútbol español desde hace 21 años y actualmente, no sólo domina en España. También se ha ganado  su supremacía  –Nuevo Milllenium– en Europa y el Mundo. Nada ni nadie le puede quitar al equipo azulgrana el privilegio de haber situado al fútbol español a la cabeza de Europa y del Mundo: cinco títulos de Liga, tres Copas de Europa y dos Copas del Mundo de Clubes…
… Y nadie le puede quitar tampoco de su pedestal europeo, después de demostrar su poderío ante su adversario directo AC Milán, poseedor de dos títulos continentales desde el año 2000, tras eliminarle en los cuartos de final de la actual Copa de Europa.
El Real Madrid, por el contrario, sólo ganó una Copa de Europa (2002) en el nuevo Millenium y en los últimos 11 años, sólo cuatro títulos de Liga. 

RELAMERSE LAS HERIDAS
Ningún argumento, por más razonable que parezca, resulta creíble para poder explicar la eliminación del Real Madrid en la Copa de Europa a un paso de la final. La benevolencia de los sorteos, los rivales, la situación, el momento… Todo parecía favorecer al equipo merengue, incluyendo los últimos dos adversarios para llegar a las semifinales (CSKA de Moscú y Apoel de Chipre).
Se topó  y cayó ante su “bestia negra”: Bayern Munich.
Igualmente no son creíbles las justificaciones de su entrenador José Mourinho, más proclive a quejarse de los árbitros antes que reconocer sus propios errores y hablar de fútbol. Aunque resulte sorprendente, por lo general, el técnico luso nunca habla de fútbol.
¿El calendario de Liga? Ha sido favorable al Real Madrid, desde la primera vuelta. ¿El público, la afición que tanto reprocha? El madrileño, aunque hay excepciones, sabe de fútbol. La afición es “docta”, anima y aplaude según el juego cómo se desarrolla. Sabe distinguir el buen fútbol. Para eso paga su entrada.
Se comete siempre el mismo error: son los futbolistas y su propio juego quienes animan al público y no al revés. Otra cosa distinta con los forofos, “holligans” y “tifosi”.
¿Yo no pedí que se replegaran? Conociendo al entrenador, no le creemos. ¿Los árbitros? El árbitro inglés Howard Webb le favoreció en Munich, durante en el primer match ante el Bayern en el Allianz Arena.
¿Los penalties? No le oímos decir, ninguna vez, que los hubiera ensayado en los entrenamientos. Estaba convencido que iba a ganar… y fue eliminado. ¡No es normal que se fallen cuatro penalties! No deja de ser una responsabilidad añadida del técnico. ¿Atacar al Barcelona? “Messi también falló un penalty”. Lo mismo de siempre… y tú más, pero no dio ninguna explicación clara y concisa de la derrota del Real Madrid en la Champions League. Sin embargo,  sí le oímos decir con desprecio: “Se van a enfrentar en la final un equipo que está en quinto lugar y otro, segundo, en la Liga”. ¿Cómo se puede decir semejante estupidez? Solamente una persona arrogante y resentida pronuncia estas palabras después de una derrota.
Además, la imagen del entrenador madridista arrodillado dio la vuelta al mundo, lo mismo que “el dedo en el ojo a Francisco Vilanova”.
Lamentable. Su foto, arrodillado, fue portada de los periódicos italianos. Ha quedado retratado con el “Ciao Mourinho”.

“NOS VEREMOS EN MUNICH”
José Mourinho estaba tan convencido de jugar la final que, antes de que se disputara Real Madrid-Bayern Munich en el Santiago Bernabéu, les dijo a los jugadores del Chelsea ( Cech, Cole, Drogba, Lampard, Terry…) “Nos veremos en Munich” (ver diarios británicos).
Tal ha sido su arrogancia que “vendió la piel del oso antes de cazarle”.
Igualmente hizo muchos  planes con el presidente Florentino Pérez antes de “ganar la Copa de Europa que no ganó”.
Por eso ahora trata de acelerar los acuerdos de palabra por un solo “caramelo” (un título), igual que la temporada pasada y sin la “prometida” Copa de Europa en las vitrinas del Santiago Bernabéu. Proyectos deportivos y estructurales.
Vamos por partes. El técnico portugués piensa “cargarse” a casi la mitad de la plantilla. A más de una decena de jugadores. De ellos, los presuntos “chivatos” que dieron la noticia a los periódicos después del guirigay en el vestuario durante los momentos más calientes de la Liga (pérdida de puntos). Los tiros apuntan a Enrique Casillas, Gonzalo Higuaín, Raúl Albiol… Con respecto al guardameta Casillas tiene contrato hasta 2017, pero el plan del entrenador estriba en contratar otro “famoso” guardameta para que le haga sombra y poder relevarle. Salvo el delantero argentino, casi todos son jugadores de la selección española.

¿LIQUIDACIÓN?
Tiene, además, otros problemas. Cinco jugadores terminan contrato el año que viene o el siguiente. (Granero, Pepe y Lass /2013; Alonso y Albiol /2014). Y todos ellos –o sus representantes– quieren solucionar su continuidad y su futuro. De igual forma otros integrantes de la plantilla querían aprovechar la “ilusión” de la Copa de Europa para mejorar sus fichas [los salarios y primas son alrededor de €2.000.000/año y son aparte]. Entre ellos Di María (€2,5 millones), Cristiano Ronaldo (€13 millones), Higuaín (€4,5 millones), Marcelo (€2,5 millones). Había que coger “el tren de la contagiosa gripe”, la décima, ¡vamos a ganar la décima Copa de Europa o Champions League!
Todos ellos y algunos más pretendían un aumento a tenor de la “Copa de Europa” perdida ante el Bayern Munich, y por eso se “inflaron tanto los records del título de Liga”, lo mismo que se hizo con la Copa de España en la anterior temporada. Una copa que, lastimosamente destrozó Sergio Ramos tras arrojarla desde el segundo piso del bus.
Ahora mismo, el Real Madrid que, durante la época de Florentino Pérez, se ha gastado la friolera de casi ¡€1.000 millones!  –para ser exactos 937,3 millones de euros– está tratando de “vender” a sus figuras para hacer caja y de esta manera “renovar” el plantel con otras estrellas.
Por eso en la lista de “transferibles” figuran los siguientes jugadores: Higuaín (€38 millones), Kaka (€30), Albiol (€15), Pepe (€22), Lass (€18), Di María (€25) y Granero  (€15) y los “semi-desconocidos”: Hasin (€20) y Altintop (€6,0). Aproximadamente unos €200 millones y pico, siempre y cuando se llegue el acuerdo con otros clubes.
Si añadimos a los dos jugadores que terminan contrato (Carvalho y Drenthe) que no renovarán, la suma es de 11 jugadores, ni más ni menos la mitad de la plantilla madridista. Y cuidado, que Varane no sea otro de los “sacrificados”, porque el entrenador portugués ha pedido al presidente el despido del francés Zinadine Zidane.  Una situación similar que también le ocurrió a Jorge Valdano en su cargo de Director General.
Esta posible “liquidación” de jugadores supone una contradicción o el reconocimiento de un nuevo fracaso durante la temporada 2011-2012, a pesar del título de Liga.
¿Contradicción? Por supuesto, rompe con la filosofía del club que puso en práctica Santiago Bernabéu. Además, no hay que olvidar que José Mourinho prometió la décima Copa de Europa…Perdón, el entrenador portugués prometió: “Mi tercera Copa de Europa con el Real Madrid” (sic).


SEGUNDA PARTE, NUNCA SON BUENAS
Dos cuestiones están claras. Las segundas partes, nunca son buenas. (Salvo la excepción del genio valenciano, García Berlanga, después de La escopeta nacional y sus dos capítulos más). El presidente del Real Madrid tuvo una estrecha relación con sus fichajes millonarios en su primera etapa. En la segunda se obsesionó con José Mourinho y se olvidó de la plantilla.
También se obsesionó con la idea de formar una Sociedad Anónima en el Real Madrid –a la que el técnico le entusiasmó con las estructuras de los clubes británicos– pero la verdad no supera a la ficción. Es algo impensable en estos momentos. Los directivos del club, que están un escalón más bajo que su presidente ya comentan sobre unas “próximas elecciones presidenciales”, aunque lo hagan con la boca pequeña.
La ambición de poder de José Mourinho es ilimitada y parece un valido del “rey” Florentino Pérez.
Sin embargo, el gran problema del presidente madridista son sus negocios. Su holding de empresas, muchas de ellas apalancadas y en situaciones delicadas. Ya alguno de sus socios le ha dicho, sin preámbulos, que <se preocupe más a sus empresas en lugar del Real Madrid>.

(continuará: La crónica del Martes negro de Florentino Pérez)