jueves, 7 de abril de 2016

HUMO PARA DISIMULAR INCENDIOS

Más fácil: culpar al árbitro




Por Miguel Miró
Ya nos lo decía un redactor-jefe como un ejemplo (¿?) y conocimiento lo que se cocinaba en el fútbol, durante la década de los setenta. La llamada  fórmula mágica. 
“Ataquen al árbitro”.
¿Por qué?
“El árbitro no se puede defender”.
El redactor-jefe, que sabía mucho de fútbol y tenía una memoria de elefante, lo decía con conocimiento de causa. Conocía el cambalache federativo de aquél entonces. 
Un cambalache que sigue vigente. Como un auténtico “bunker”. Desde la época de Pablo Porta Bussons. No ha sufrido ninguna innovación la RFEF en su estructura clásica, según fueron pasando los años.
Lo demuestran los anuarios de la Federación: figuraban y figuran más dirigentes que jugadores de fútbol. Algo que no es serio. Tantos enchufados en cada una de las 60 provincias españolas. 
Ni tan siquiera  se cambiaron las líneas maestras (eso Porta lo sabía hacer muy bien) en las elecciones del organismo. 
Los colegiados no podían protestar, so pena de multa. 
Además, en el fútbol español los árbitros no son profesionales. Son semi-profesionales y no pertenecen a ningún Colegio Independiente —como sería lo lógico— ni tampoco a Sindicato alguno. Además, los futbolistas eran considerados como los actores de teatro o cine o de la farándula.


ÁRBITROS: CORDÓN UMBILICAL DE LA FEF
Todos ellos —los colegiados— estaban y están integrados en un Comité en la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), en el que figuran un gran número de árbitros retirados, que también llevan muchos años “enchufados” como funcionarios. 
Para que ustedes se hagan una idea:
Antes en Primera División había un número elevado de colegiados (55) para evitar problemas (que los había, y muchos). Ahora se ha reducido a un grupo de 20 privilegiados, que ganan aproximadamente 10.000/mes. (y se multiplican mucho más los problemas). 
Igualmente, su designación ha sido y es “a dedo” (aunque muchos piensen que se hacía o hace por sorteo) y su presidente parece “vitalicio” ya que lleva en el sillón desde 1993. 
El santanderino y ex árbitro, Victoriano Sánchez Arminio que fue nombrado presidente del Comité Nacional de Árbitros (hoy, Comité Técnico de Árbitros; cambian los nombres, pero no el sistema) por el actual responsable de la FEF, Ángel María Villar, abogado y ex jugador de fútbol, que a su vez figura como vicepresidente UEFA y vicepresidente FIFA.

EFE

CULPARÁN A UN ANIMAL DE COMPAÑÍA
Por este motivo, no nos sorprende que los dos clubes madrileños  (Atlético de Madrid y Real Madrid) culpen a los árbitros y se queden tan panchos. La fórmula (o el humo, como mejor prefieran) ya estaba inventada desde hacía mucho tiempo, ¡mUUUUUUcho! (con maullido). Desde la dictadura. 
Mañana, por regla de tres, podrán culpar a un animal de compañía.
¿Por qué?
No habla nuestro idioma.
Pero no se crean que se trata de algo muy español, también ocurre en otros países. Y no solamente en los temas relacionados con el deporte. En la vida cotidiana, en las empresas o en la familia.
Alguien tiene que ser el culpable (aunque no lo sea) para que se apaguen los incendios. 
Lo que no se deja de pensar: una verdadera estupidez.
La estupidez humana suele ser infinita. 
Y el jefe o el presidente de la compañía o empresa nunca tiene la culpa, incluso si se equivocara 100 veces. Es intocable.
Aunque nos duela, siempre ha sido inherente en el ser humano.
Lo vivimos muchas veces en el trabajo.
¿Por qué no se solucionan los problemas, los errores… antes de buscar un culpable? 
Hay que buscarlo pronto. Primero, para evitar que sean inculpados todos los demás. Y segundo, de esta forma nadie se acordaría del verdadero problema… que seguramente no se solucionará.
De Perogrullo.


ERRORES, TODOS COMETEMOS
Nos guste o no, todos cometemos errores. Y no se trata en esta ocasión de culpar o defender al árbitro internacional FIFA. Una labor bastante compleja en un match de fútbol, donde los intereses se multiplican por millones de euros.
Pero a las pruebas nos remitimos.
Las dos faltas cometidas por Fernando Torres son merecedoras de tarjetas amarillas. A Neymar, que lo tratan de derribar otros compañeros del equipo rojiblanco, parece una chiquillada. Es cierto. El contacto existe y nadie lo discute.
La discusión más sorprendente parte de la segunda tarjeta, cuando es de LIBRO. Aún sabiendo que Busquets cubría el balón con su cuerpo, Torres le atropella por detrás. 
Incluso, después de ver repetida la acción un montón de veces, el delantero no estaba en condiciones de pelear el balón -alejado a 60-70 cm- y en un momento determinado Torres parece frenarse al estirar en demasía su pierna, pero el impulso (la velocidad) le termina traicionando y termina entrando por detrás sin tener contacto con el esférico.


LLORAR Y LLORAR
Es cierto, igualmente, que no suelen “llorar a moco tendido” los colchoneros y menos aún Diego Simeone  que no habla de los árbitros.
Lo que no logramos entender son las razones de la aceleración o motivación extrema del jugador. Ni tampoco el por qué en las dos acciones puntuales que, sinceramente, no vienen a cuento por la situación de ambas en el campo de juego.
¿Qué pensaba en esos momentos Fernando Torres?
Habría que preguntárselo a él. Porque no tienen una explicación clara. 
¿Se olvidó que tenía una amarilla?
Después se arrepintió, pera ya el problema o daño se había producido. Atlético de Madrid, que dominaba el partido, se quedaba con 10 jugadores. Y aunque jugó mejor que Barcelona, su rival remontó (tan sólo por un gol) en el encuentro de ida.


PARA VARIAR, TAMBIÉN REAL MADRID
Suele ser raro, muy raro que el humo se propague, sin expulsión ni tangana incluída… Y que se culpara al empedrado después de la caída de los dos equipos de Madrid en la Copa de Europa. 
Pero vean por donde, se repitió con la derrota de cuadro merengue en Alemania. Ante el “lobo” con piel de cordero de Wolfsburgo.
“A punto de irse al garete —diría un amigo— la historia de la bola caliente”.
O lo que es la mismo, un dicho muy español:
No vendas la piel del oso antes de cazarlo.
Precisamente cuando la “bestia negra” de Real Madrid siempre fue Bayern Munich, en competiciones europeas.
Se reprodujo la misma cantinela.
De nada valió que TV demuestre que Cristiano estaba en off-side.
De nada valió el error de Casemiro en el penalty.
De nada valió que Keylor Navas no atajara la pena máxima.
De nada valió el error de Ramos en el segundo tanto.
De nada valió el teatro de Marcelo. 
(¡Y no es la primera vez! También lo hizo contra Tottenham en Chamartín, hace algunos años. En complicidad con Ramos, para expulsar al “9” Peter Crouch). 
Todos a una, como Fuenteovejuna.
La culpa la tuvo del colegiado serbio…  Y sanseacabó.



INCOMPRENSIBLE 
Tanto y más incomprensible que cuando realizó un buen encuentro en el Camp Nou, venciendo a Barcelona. 
No es normal que cometiera tantos errores en defensa y falta de concentración ante Wolfsburgo. 
Lo triste, en ambos casos, la reacción de algunos Medios. Que en lugar de apagar los incendios —porque no hubo fallo arbitral— hagan de pirómanos. Cuando el fútbol es un juego y no tiene nada que ver con las matemáticas. Se apela a una remontada histórica.
Que puede ser o no ser. No deja de ser un tiro al aire.
Y por añadidura se está pidiendo “ayuda a la hinchada”.
Algo que nos saca de quicio.
¬Los que ganan y pierden los partidos son los jugadores.
¬Los aficionados (buenos o fanáticos descontrolados) nunca ganan ni pierden los partidos.
¬Son los futbolistas, con su juego, los que deben en realidad animar a la afición.

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