sábado, 24 de marzo de 2012

ATHETIC DE BILBAO ENAMORA

La Llorente-dependencia frena el fantástico fútbol-total realizado por los Leones


"Todavía no han ganado nada", dice un bocazas.
Bien, es verdad…
El único equipo que ganó tres títulos esta temporada ha sido el Barcelona: Campeón del Mundo de Clubes, la Supercopa de España y la Supercopa de Europa.
Tampoco el Real Madrid ganó nada y parece un “globo inflado”.
Independiente de los resultados, la opinión de los buenos aficionados coinciden que hay varios equipos en la presente Liga que practican buen fútbol: FC Barcelona, Rayo, Betis… y el Athletic Club de Bilbao.
“Todavía no ha ganado nada,” repite el bocazas Javier Clemente, refiriéndose al AC Bilbao.
Sin embargo, el equipo bilbaíno está en la final de la Copa de España. Y después de eliminar al sub campeón de Europa, también enamora. Enamora en Old Trafford y en San Mamés. Su fútbol enamora, su actitud, su estilo de juego y también sus goles.
Pero pierde partidos en la Liga.
Es normal. Están en una fase experimental. El fútbol de bloque que desarrollan requiere confianza, aunque también tiene sus riesgos. Ahora dependen de un goleador (Fernando Llorente). De cualquier manera, ya se están “soltando”  otros jugadores. En una palabra, necesitan asociarse con el gol y no perder la concentración. A tener la confianza absoluta en el disparo desde cualquier distancia y posición.
Sólo es cuestión de tiempo.
Ya lo han conseguido Muniaín, De Marcos, Ander Herrera, Javier Martínez y Susaeta.
¿Qué pasará cuando no dependan de Fernando Llorente?
Será la “leche”, con perdón. Se consolidará su juego ofensivo y el futuro será de ellos, solamente de ellos. 

Javier Martínez
Miguel Miró
Su media del equipo titular es de 23 años. Y la gran mayoría de su plantel procede de la escuela de Lezama. No son todos vascos como se pregona en el extranjero, también hay que decirlo. Cuenta con riojanos (Fernando Llorente y David López); navarros (Gorka Iraizoz, Borja Ekiza, Enrique Muniaín, Javier Martínez, Miguel San José, Carlos Gurpegui y Pablo Orbaiz); un catalán (Enrique Saborit); un venezolano (Fernando Amorebieta), y un jugador de color, Jonás Ramalho, nacido en Baracaldo.
¡Ay!, un equipo titular… con una media de 23 años. ¡La flor de la vida!
¿Se acuerdan del austríaco Helmut Senekovitch?
Tuvo la misma idea. La apuesta del técnico, en su segunda temporada en el Athletic de Bilbao (1980-81). Seleccionó a un equipo bisoño, "joven, una media de 23 años”. Todos ellos salidos de la escuela de Lezama.
No le dieron tiempo a que se asentaran y comprendieran al dedillo aquello del “marcaje a la zona”. Destituyeron al entrenador en la segunda jornada de Liga, tras perder 7-1 en Chamartín ante el Real Madrid.
Ese mismo equipo bisoño, con los mismos jugadores (Tirapu, Dani, Urquiaga, Rojo, Villar, Argote, Saravia…) tres años después ganaría dos campeonatos de  Ligas consecutivas (1982-83 y 1983-84). Pero en los festejos nadie se acordó de Helmuit Senekovitch.
Ni siquiera el entrenador que cogió el “legado” que le dejó el técnico austríaco e Ignacio Sanz, quien le relevó en el cargo.
¿Para qué?
Las medallas fueron todas para Javier Clemente, quién pensó que había “inventado” el fútbol.


El Athletic de Bilbao es actualmente una de las grandes revelaciones de la Liga 2011-2012. Su fútbol enamora. Está clasificado para la final de la Copa de España y en cuartos de final de la Copa de la UEFA (UEFA League).
¿Cambió el plantel? No. ¿Tiene muchas caras nuevas? No.
--¿Entonces? Sólo varió su técnico.
La temporada pasada ya se veía el enorme potencial de la plantilla y la calidad de muchos jugadores. Sin embargo, su anterior técnico “optó” por otras fórmulas más rudimentarias. Pierna fuerte, “teatro” y otros trucos más, en lugar de tratar sacarle todo su jugo al equipo.
El Bilbao no desentonó en la Liga, pero su juego fue insulso. Como el camaleón, cambiando constantemente de color, según la situación y rival. Además, no respondía a las expectativas creadas de acuerdo con su plantilla. 
Joaquín Caparrós cometió el  mismo error que Louis Van Gal (destituido en el Bayern Munich-2011). Cambiaba los jugadores en cada partido como en el baloncesto.
No se veía un esqueleto clásico –que supone confianza– ni tampoco un patrón de juego específico para crear una cierta ilusión con vistas al futuro.
Todavía recordamos (nos quedó en la retina) la novedad de un defensa izquierdo (De Marcos). Hizo un partidazo increíble y desapareció como por arte de magia del equipo… decisiones técnicas.
En una palabra, los jugadores parecían “patos mareados” en lugar de centrarse en un plan preconcebido, acorde a sus características y sus cualidades que son muchas.



NUEVA MENTALIDAD
La pretensión de Marcelo Bielsa se basa en la concentración permanente, la movilidad y la repentización (improvisación). Si bien el esquema –como la mayoría de los suyos– pretende ser más ofensivo se cuida mucho de la coordinación del equipo, aunque permite una mayor libertad a los jugadores con talento. La concentración la recomienda en la parte defensiva, mas teniendo en cuenta la juventud de los titulares. En este apartado, sus partidos más completos los realizó frente al Barcelona (Liga) y los dos continentales ante  el Manchester United. Líneas muy juntas para el marcaje en zona al hombre. Sin olvidar la explosión en la salida. Algo que siempre inculca además de la presión y anticipación.
El fútbol que practica ahora el Athletic de Bilbao tiene más criterio, más posesión del balón y un mayor trabajo en las triangulaciones. Aprovecha el caudal técnico que tienen los jugadores. Y, sobre todo, permite asociarse más como bloque –acordeón: subir y bajar escalonados– en la que una de las cuestiones más importantes suele ser la condición física.
Se trabaja con grupos, pero la pretensión máxima del técnico en un principio es intentar elegir y aunar las piezas (prácticamente, ya las tiene: un abanico de 15 hombres) para que mañana o pronto, sean polifuncionales. En una palabra, para se adapten a distintas posiciones con la finalidad de que los relevos, permutaciones, cruces, apoyos y presión sea más asfixiante. Al mismo tiempo, más repetitivos. Una tarea ardua y dura que necesita tiempo. No es fácil cambiar la mentalidad a los futbolistas que están acostumbrados a “posiciones fijas” en la escuela de Lezama.
Se puede apreciar en los entrenamientos, en los que realizan circuitos –muy variados– con vistas a cada uno de los partidos. El problema se presenta en la aceleración de los trabajos por la “cantidad de compromisos” en cada una de las competiciones. Sin embargo, el avance tiene sus porcentajes altos y bajos de concentración. No hay que olvidar que los jugadores no son máquinas y por tanto, según las circunstancias surgen o se acumulan altibajos que se traducen en derrotas.
Empero no se trata de algo casual. Se producen cuando se “infla el ego” ante una eliminatoria épica. Todo resulta normal y práctico. Es duro decirlo, pero los “humos” se bajan con “golpes morales”. Máxime cuando se está en la flor de la vida. Por algo siempre se dice en la jerga de este deporte que “la fiesta de una victoria dura apenas siete días” y ahora, se reduce aún más si se juega entre semana por culpa de la Copa de Europa de Naciones que se disputará en junio.



FÚTBOL-TOTAL
Para que nos entiendan mejor, Marcelo Bielsa, pretende implantar el fútbol-total. No es lo que muchos piensan: todos atacan y todos defienden o la llamada “espantada de pájaros”. Eso sería un auténtico suicidio en el juego actual como el “marcaje al hombre”. El físico no aguantaría más que 45 minutos.
No es esta la cuestión, aunque por el nombre lo parezca. La intención es contar con jugadores polivalentes. Y las pruebas están dando resultados. Vamos a dar algunos ejemplos: De Marcos, tiene la capacidad para adaptarse a cualquier posición… y no le cuesta trabajo. Lo mismo podemos decir del ratón Muniaín, que en la zona que le pongan rinde al máximo. Extremo, enganche, lanzador, delantero, mediocampista… con una mente muy lúcida y ágil, como un rayo de luz.
Jugadores polivalentes para que realicen multiplicidad de funciones. De eso se trata. Y poco a poco se va consiguiendo. Porque estamos, salvo algunos partidos en que se llegó al 80%, en la mitad del recorrido. Todo es cuestión de proponérselo, sobre todo los jugadores que son los que ganan los partidos.
No es lo mismo tener cuatro polivalentes que un grupo de ocho o 10. Un 80% con los “repuestos” correspondientes para entendernos. Este es la pretensión en el equipo bilbaíno.



ASÍ JUEGA
En el Bilbao la responsabilidad la tienen Ander Herrera y Javier Martínez, cuando el central se adelanta al centro del campo.
En ese caso San José queda con fullback libre e Iturraspe se desdobla para cumplir su sordo pero efectivo trabajo. Hace de stopper, cubriendo las espaldas de Herrera, aunque no descuida la banda izquierda ante las rápidas subidas de Aurteneche, mientras Iraola pocas veces pasa la línea central.
La coordinación del bloque es compacta al juntar sus líneas y el movimiento es continuado, por los relevos, apoyos y triangulaciones. El apoyo de Iraola en la zaga hace que se descuelgue por dentro De Marcos, manteniendo la presión –algo fundamental en el esquema– y la anticipación en todo momento. Bien adelante para no dejar salir con el balón controlado o en el mediocampo.
Insistimos con la presión y anticipación, porque suele ser vital a la hora de la recuperación del balón y de su instantáneo juego ofensivo. A renglón seguido, viene el  adelantamiento de líneas buscando los espacios libres o arrastrando defensas.
El Athletic, también es verdad, en algunos momentos se parece  –guardando las distancias– al Barcelona. Máxime por la posesión de la pelota y las triangulaciones que realizó en Old Trafford. Fueron pinceladas, sí, pero el caso es diferente. No juega de bases imaginarias. Juega “al toque y me voy” que sumado a los recursos técnicos, se produce un avance más vertical pero en bloque.
Más bien buscando la sorpresa, la velocidad o el pase a la carrera.
Los movimientos de Susaeta, al mismo tiempo, son sorprendentes. Pegado a la banda o en diagonal hacia área. La libertad de Muniaín como “enganche”-libre- ofensivo cuando el equipo pone la tercera o cuarta marcha y se acerca al área.
Al igual es fundamental (aunque el equipo sufre cuando no juega) la presencia de Fernando Llorente. Un delantero todo terreno que también cumple una doble función. La presión que ejerce en campo adversario, arrastrando defensas o bajando para ayudar a sus compañeros. Es un libre más en la coordinación del juego.
Como punto final debemos recordar que, cuando se habla de fútbol-total, el sistema es cambiante, porque en un ataque pueden subir por sorpresa tres hombres y en la siguiente ráfaga, tres distintos.
De cualquier manera, teniendo en cuenta el juego ofensivo del cuadro rojiblanco se percibió en sus mejores partidos un sistema de 1-3-3-3-1. Bien armado, consistente, y de muchas llegadas al área rival. Por eso, cuando adquiera confianza, dejará de tener la Llorente-dependencia y el juego aéreo.

Javier Sanz, diario DEIA