domingo, 28 de abril de 2013

OPEN ESPAÑA /10º TRIUNFO FRANCÉS



Jacquelin rememora la figura “fantastique” de Arnaud Massy

 El Open de España (antiguamente, Campeonato Abierto Internacional de España) es el sexto certamen más antiguo del Mundo y el tercero de Europa. En el Viejo Continente solamente le superan el soberano British Open Championship (1860) –los británicos le llaman: The Open– y el Open de Francia (1906). Y por este orden, el US Open Championship (1885), Western Open (1899) y Canadian Open (1904), todos ellos en América del Norte.
Por lo tanto, es más añejo que el US PGA Championship (1916) y el atractivo The Masters Tournament Invitational (1934) de Augusta.
El Open de España nació el año 1912 en el course del desaparecido Polo Golf Club de Madrid. Un campo en las afueras de la capital, que cambiaría de nombre y de lugar por el famoso “PéHache”. Un ocurrencia bien snob, pero así le llaman al Real Club Puerta de Hierro.
El primer campeonato lo ganó el “gigante” francés, Arnaud Massy. El mismo que inauguró con otro triunfo el Open de Francia en La Boulie y con la vitola de ser el primer “no-británico” en capturar el famoso British Open Championship en el course del Royal Liverpool (1907). Massy capturaría dos Open de España más los años 1927 y 1928. Seguirían su estela Eugène Laffite (1921 y 1929); el inigualable amateur Henri Lamaze (1955), que nunca quiso pasarse al profesionalismo; la figura de los sesenta, Jean Garaialde (1969). Y en pleno Siglo XXI, Christian Cèvaër (2004) y Thomas Levet (2009).
 
Raphaël Jacquelin, campeón del Open de España 2013 - foto Herranz
Por Miguel Miró
Bien se podría decir –escalón más arriba; escalón más abajo, con respecto a las fechas– que Raphaël Jacquelin, otro francés, consiguió la victoria después de 100 años (o 101) de la inauguración del Open de España. Por ese motivo sería lo más justo rememorar a la máxima estrella del país vecino, Arnaud Massy. Todo un “gigante” del golf mundial de su época. El mismo jugador que hizo temblar los cimientos del golf británico con su juego largo, solidez y consistencia privilegiada.
El galo –nacido en Biarritz– ganó el British Open (1907) y quedó segundo en 1911, además de nueve veces Top-10 en el campeonato más famoso del planeta durante sus primeras 15 apariciones.
Para que otro francés capturara por décima vez el Open de España, en esta ocasión en los Parkland Links de El Saler, tenemos que recurrir a las circunstancias o mejor a las muchas “historias para no dormir”.
Aunque en este aspecto ya nada nos sorprende. El golf mantiene intactos sus rasgos tradicionales. El deporte más difícil e imprevisible. Y tiene el honor de ser el más practicado del globo. Un juego endiablado que no tiene término medio. Siempre muestra sus múltiples caras y lógicamente, para alcanzar la gloria conlleva un sinfín de situaciones dramáticas.
El drama del escocés Marc Warren, que se presentaba como favorito. El drama de los maravillosos Park Links –en cada golpe hay que pensar, no existen los golpes simples…–, que ha tenido otra vez un gran protagonismo. Y el drama de un play-off entre tres (luego dos) jugadores que parecía como el título de la película “De aquí hasta la eternidad”.
Demasiados espasmos seguidos… Un pulso titánico y la electricidad emocional como corresponde al Open de España. Una final que se terminó en el hoyo 81, con suspenso incluido en un match (mejor una marathon) contra una PIEDRA. El par-4 (hoyo 18) casi más obstinado y más orgulloso que Jacquelin y Kieffer.

UN CHIP GENIAL Y DOS GREENES A TRES PUTTS
El drama que sufrió el escocés Marc Warren no le pillaba por sorpresa. Le había sucedido a su compatriota Craig Lee al final de la tercera vuelta en la que ambos jugaron juntos. Ya lo había advertido Lee al final de los 54 hoyos: “Por poco que te equivocas, te metes en líos. No es cuestión de la velocidad del viento, sino la combinación del viento con la dificultad del campo. Por supuesto que duele terminar así, con dos bogeys  en los últimos dos hoyos”.
Warren (70 70 68 208, -8, para 54 hoyos) lo vivió in situ y sin embargo tropezó con la misma piedra. Después de ejecutar un chip genial desde el bunker en el par 4 del 16 para su segundo birdie, pareció que le temblaron las manos en el green. De súbito. La sorpresa llegó a pares en el green: ”Tres putts” en el par-3 del 17 y “tres putts” en el 18.
“El golf es un camino estropeado,” dijo Wiston Churchill.
Marc Warren arruinó todo su metódico y gran trabajo (70 hoyos) al final del campeonato. Y más dramático todavía: quedaba fuera del play-off por el título por un “maldito golpe”. Tiró por la borda el título, repitiendo el mismo drama del Open de Escocia de la temporada pasada.
Para completar la historia, se dio un vuelco en la clasificación y terminaron igualados tres jugadores. Felipe Aguilar, Maximilian Kieffer y Raphaël Jacquelin. El francés, precisamente, consiguió meterse en el play-off tras un  birdie en el último hoyo del recorrido. En el par-4 del 18 para empatar (183, cinco bajo par).
Los tres fueron “condenados” a jugar el mismo hoyo para el desempate final. ¿Condenados? Sí; condenados porque nadie podía imaginarse tanta tensión y menos aún nueve hoyos más por delante.


LA PIEDRA DEL HOYO 18
De la misma forma que llamamos “piedra o roca” –como más prefieran– al hoyo 18, par 4 de 426 metros –se adelantó el tee unos cuatro metros para el campeonato– podríamos ponerle nombres a cada uno de los agujeros. Todos ellos, con nombres “severos” porque todo el campo (Parkland-Links), a la vera del Mar Mediterráneo supone una verdadera obra de arte.
En síntesis, para un jugador profesional o amateur, la explicación del hoyo 18 se podría definir de esta manera:
Par 4 largo y difícil con dogleg a la izquierda en el que el viento influye de forma decisiva. Su recorrido  va paralelo al mar Mediterráneo y no existe árbol alguno. Fuera de límites a la izquierda y grandes bunkers protegen –en cada lado del fairway- la caída del driver. Del mismo modo el green está custodiado por tres trampas de arena. El green, que parece una plaza de toros, es el más grande del campo. Tiene dos plataformas y diversas caídas.
Sin embargo, para un experto profesional como José Avelino Cabo:
“La llave está en situar el drive en calle y al ser largo resulta obligatorio jugar el driver desde el tee. Aunque el golpe se ve afectado por tres bunkers, dos de ellos a la derecha y el mayor a la izquierda, la calle es muy ancha. Por eso no entran demasiado en juego. El segundo golpe se realiza con hierro 3-4 o 5, dependiendo de la posición de la bandera. La otra dificultad que se presenta  son las ondulaciones de la calle en el tramo final”.
“Existe un piano que separa el green (900m2) en dos plataformas. Una en la parte derecha trasera y otra en la parte delantera. El green se encuentra rodeado por dos grandes bunkers laterales. El green es rápido sin caídas complicadas”.

LA BATALLA DEL MEDITERRÁNEO
Impensable final a tres bandas. Un francés super “glacé” con tres victorias en el European Tour y un trasandino de origen alemán y un germano con nervios de acero, que proceden del Challenge. El otro protagonista, el par 4 del Hoyo 18 de 426 metros pegado al Mediterráneo.
Sorprenden sus salidas. Felipe Aguilar y Maximilian Kieffer optan por la derecha, y Raphaël Jacquelin busca la calle por la izquierda. Sin embargo, la alternativa continuó hasta el hoyo 75 (tres hoyos extras) con sendos pares. Hasta que el chileno abre demasiado la bola al rough de la derecha y en el approach no alcanza el green y casi visita el bunker.
El francés mantiene su estrategia y un segundo golpe magistral, que entra en el green en línea de bandera y la bola se frena tras el bote a unos 2,5 metros del agujero cuesta arriba. En cambio, el germano alcanza el green pero bastante lejos de la bandera. Le quedaba un birdie-putt de nueve metros. Se pensó, en ese momento que el pescado estaba vendido. Sin embargo, el alemán, que se había mostrado muy meticuloso en el green, ejecutó un putt asombroso que enterró la bola en la copa, sorprendiendo con un birdie. Le traspasó la presión al galo, que no falló su putt para birdie. Aguilar se quedaba fuera de la pelea por el título.
Las alternativas fueron diversas para los dos jugadores. Desde el posible out of bounds de Jacquelin, que la bola rebotó en un niño o las dificultades en el rough de Kieffer y la pelota bailona, que le hizo dos corbatas en dos claras oportunidades.
Al final, el hoyo 81 (72 y 9 extras) dictó sentencia. Jacquelin añadió otra genialidad a su repertorio, además de su frialdad y paciencia. Otro approach inapelable. Ancló la bola a metro y medio de la bandera. Precisamente cuando se pensaba en un play off eterno y a un hoyo, tan sólo un hoyo, para batir el récord del European PGA Tour cuya marca estaba en nueve hoyos (Open de Holanda, 1989, por primer vez con victoria de José María Olazábal).

El galo hizo un birdie en el hoyo 72 para entrar en el play-off - Foto Herranz
 JACQUELIN: VENCEDOR DEL OPEN DE ESPAÑA
Raphaël Jacquelin, 38 años y nacido en Lyon (FRA), después de jugar 13 veces el hoyo 18 de los Park Links de El Saler, diseñado por Javier Arana. Cuatro en los 72 reglamentarios y nueve en el play-off. Y marcó cuatro birdies, dos en la muerte súbita y dos en el recorrido. En la ronda inaugural y el domingo. Precisamente el birdie que le permitió jugar  el desempate junto a Kieffer y Aguilar. Igualmente, no ha sido la primera vez que captura un título en España. Ya lo había conseguido en 2005, Open de Madrid.
El galo, que en su juventud quería ser futbolista y luego, tenista, consiguió su triunfo en el Open de España con unas tarjetas de: 73 (35-38) 66 (33-33) 73 (36-37) 71 (36-35) para un total de 283 golpes, cinco bajo par. Anotó durante el recorrido: un eagle, 17 birdies, 10 bogeys y 2 doblebogeys.
Firmó la mejor tarjeta-66 del campeonato, que igualaron el irlandés Shane Lowry y el inglés, David Harsen. Fue en la segunda ronda, con siete birdies (3,  5, 9/ 11, 12, 13 y 16) y un bogey (17). Hizo un total de 117 putts, falló solamente 15 calles y 22 greenes durante los 72 hoyos del recorrido.
Después de 100 años de la inauguración del Campeonato Abierto Internacional de España con la victoria del gigante francés Arnaud Massy, se vuelve a repetir la historia. Otro triunfo galo –y ya son 10– se corona campeón, Raphaël Jacquelin.
   

jueves, 25 de abril de 2013

GUARDIOLA VS GUARDIOLA

Bayern Munich ya tiene “el toque mágico” de Guardiola

Este fue el planteamiento de los dos equipos en el inicio y durante el match de ida de lasemifinal. El Barcelona no cambió un ápice su sistema: 1-4-1-2-3. En cambio su rival,sin romper el 1-4-1-4-1 ordenado desde el comienzo del match, realizó muchas variantes. Sin precipitación fue comiéndole terreno al rival. Adelantó sus líneas, bien juntas hacia delante. Guardando siempre las espaldas con una disciplina espartana. Y se  centró en atacar sus objetivos por la banda derecha, a sabiendas de los puntos débiles del Barcelona. No sólo Robben, sino también Ribèry y Müller. Sin olvidar la presión intensiva en todo el campo. Sin dejar ningún cabo suelto y dependiendo de la situación y la oportunidad del momento. Impensable ha sido ver a Robben marcando a Alexis Sánchez.Un  equipo que mordía en defensa y asustaba en el ataque. Como si fuera magia, sacando palomas y conejos de su chistera. Su repertorio fue cambiante, eléctrico, diferente. Muy completo y demoledor.

Por Miguel Miró
Se puede decir entrelíneas,  tal vez más o menos fuerte… pero no tan claro.
Ya se apreció el toque mágico de José Guardiola en el equipo alemán. Sin protagonismos, sin su presencia física pero con una gran batería de ideas que llevan su sello. Desde la distancia se pudo comprobar en el match de ida de la semifinal de la Copa de Europa en el Allianz Arena de Münich.
Bayern Munich contra Barcelona.
O lo que es lo mismo:
Guardiola contra Guardiola.
Nos cuesta creer que Bayern Munich haya cambiado tanto de la mano de Jupp Heynckes los primeros meses del presente año. El mismo entrenador que cometió una torpeza “mayúscula” en la última final de la Copa de Europa.
Un cambio inapropiado en un momento inapropiado cuando el cuadro bávaro tenía ventaja en el marcador. El mismo técnico que privó al equipo alemán de su quinto título continental ante el Chelsea, precisamente en el mismo escenario de Münich en mayo de 2012.

INTROMISIÓN INOPORTUNA
¿Se puede hablar de intromisión?
Rotundamente, no. El club Bayern Munich debe proteger sus intereses y también sus aspiraciones. El sorteo de la Copa de Europa así lo quiso. Los dirigentes contrataron a José Guardiola y ellos mismos saben que las ocasiones hay que aprovecharlas en su momento justo. No surgen por arte de magia todos los años.
Máxime cuando se está más cerca –un escalón, tan solo un escalón–  para llegar a la final que se disputará en el estadio de Wembley.
Recordamos algo parecido. Cuando Valencia contrató por segunda vez a Alfredo di Stéfano, a finales de los años setenta. Al equipo lo dirigía Bernardino Pérez, “Pasieguito”, en aquella final de Copa de España (Valencia 2 R Madrid 0, en el estadio del Manzanares). Sin embargo, la “mano” del nuevo técnico se vio claramente en el terreno de juego. Muchos se sorprendieron al ver a Mario Kempes jugando por la banda derecha. Al final, los aficionados sólo hablaban de los dos goles de Kempes.
Valencia ganó el trofeo y los laureles de los llevó el entrenador guipuzcoano.
Lo mismo decimos del “new” Bayern Münich. Las “fórmulas” mágicas de Guardiola –siempre basándose en las características de los jugadores– se vieron nítidamente en el campo.
El club bávaro convertido en el AVE rápido y con lujo de detalles, mientras que Barcelona pareció poco más o menos un tren de mercancías.
O como decía un amigo:
“El Corte Inglés compitiendo con un comercio pequeño”.
 

Bayern Munich monta su laboratorio en el eje del campo. No tiene pausas intermedias, pasa de la defensa al ataque como un "martillo". Tiene una gran variedad de fórmulas. Frente a Barcelona "machacaron" la banda defendida por Alba -tres y cuatro jugadores- además insistieron por el centro y la banda contraria aprovechando los errores de Bartra. Por un lado jugaron a la espalda del lateral y al central, valga la expresión “le hicieron un roto”.

CONCENTRACIÓN, DISCIPLINA Y PRESIÓN
Dos detalles, simplemente, para abrir boca.
¿Se imaginan a Robben marcando a Alexis Sánchez?
Pues, no se lo imaginen. Se produjo durante el Bayern-Barcelona.
¿Y Schweinteiger robándole balones a Xavi?
Pues, Sebastián, con toda su exquisita técnica, prácticamente se “comió” al azulgrana todo el partido.
¿Y los relevos, los cambios de ritmo y las salidas explosivas? ¿Y las constantes variaciones, compaginadas en el marcaje en zona al hombre?
En el equipo bávaro no hay figuras, figuritas ni figurones. Todos trabajan, todos muerden y a la hora de  atacar lo hacen como un martillo y con la arrancada de un Ferrari.  Y lo más importante, una asfixiante presión intensiva en todo el campo sin perder ni un segundo la concentración y el orden.
De inicio el Bayern presentó un sistema 1-4-1-4-1, con un stopper-escoba (Martínez) delante de los zagueros y un delantero (Mario Gómez), con unas líneas juntas que dibujaban tres filas diagonales que cubrían cada centímetro de su campo. Diagonales para una basculación específica en distancias cortas, que interceptaban todo movimiento del rival. Esa posición, además, permitía un marcaje severo y la anticipación a los delanteros rivales, que muy pronto se desconectaron del resto de sus compañeros. Aislados y atados.
No obstante, al adelantar las líneas al mediocampo variaron el dibujo (1-4-4-2 o 1-4-3-3) en el momento de la recuperación del balón. Sin olvidar la presión adelante, con Müller y Gómez. No obstante, lo más importante fue que: nunca perdieron la posición y el orden. Ejercieron, además, un pressing intensivo en todo el campo. En ambos casos trabajando todos al unísono en funciones defensivas y funciones ofensivas. Esta fórmula permitió ganar el eje del campo, como base de operaciones. 


El equipo bábaro tiene varios sistemas defensivos, siempre con presión intensiva por todo el campo. Al implicarse todo el equipo, permite los marcajes de 2X1 o 3X1. Sin embargo, lo que más nos llamó la atención fue la posición de los jugadores en varias fases del partido. Algo así como un "candado" en un dibujo que se asemejaba a un clásico abanico. Algo muy original para evitar los pases largos o cortos entre líneas. Un detalle muy especial para frenar al FC Barcelona. Algo muy sospechoso... ¿No les parece? 

PASA DE LA DEFENSA AL ATAQUE SIN PAUSAS
A partir del adelantamiento de líneas, el equipo pasaba inmediatamente de la defensa al ataque, sin pausas. Un ataque que se transformó en un constante martilleo. Por el flanco derecho –la banda de Alba– de frente por Robben, y en diagonal a sus espaldas, Müller.
Una fórmula que se repitió muchas veces, incluso descolgándose también desde atrás Lahm. La ayuda de Piqué descolocaba a la defensa azulgrana, ya que no permitía subir a Busquets, más preocupado por los fallos de Bartra y los movimientos de Mario Gómez. Alves, por su parte, atado por Ribèry y Alaba.
A pesar de sus movimientos el Bayern respetó a su rival durante la primera parte. Todo cambió tras el segundo gol alemán. Nos sorprendió el dibujo desplegado por el Bayern. Una especie de abanico que se extendía de banda a banda achicando los espacios por el centro y los laterales. Una forma nada convencional para evitar los pases cortos o largos entre líneas. Una especie de tela de araña para anular más a su adversario.
Ante el dominio aplastante llegaron dos goles más y pudieron ser más, porque se soltó el cuadro local y jugó a su antojo, con triangulaciones y acciones de auténtica calidad. 


Ya la fórmula inicial del Bayern Munich cubría todos los caminos a Neuer al adversario. Tres líneas de tres en diagonal  que basculaban siempre hacia el balón. Después se cerraban con un libre escoba, por delante de la defensa.Además, la presión intensiva en todos los rincones del campo. El equipo azulgrana se vio maniatado completamente. Sin  movilidad, sin velocidad y sin  profundidad se le nublaron las ideas. Igualmente, tanto Alexis y Pedro, a pesar de sus desmarques, siempre tenían un guardián con el aliento en el cuello. El equipo español jugó, además, el partido con 10 jugadores -Messi acompañaba, pero no sprintaba- y Busquets tampoco pudo subir, por los agobiantes problemas que se multiplicaban en la defensa. Bayern se adueñó muy pronto del centro del campo. Barcelona aguantó solamente los primeros 45 minutos.

BARCELONA, SIN ENTRENADOR NI PRESIDENTE
Muchos trataron de buscar agua en el desierto para explicar la debacle azulgrana. La final de Atenas, resaltar a Javier Martínez, un sistema ya caduco y otras cuestiones como la Messi-dependencia. O, también, que el equipo actuó con 10 jugadores. Sólo conjeturas o justificaciones donde no las hay.
La cruda realidad sigue siendo la misma: Francisco Vilanova no es José Guardiola. El equipo, igualmente, estuvo a la mano de Dios. No ha tenido técnico durante tres meses y ha sido lógico que los jugadores se relajaran.
Y aunque sea duro decirlo la única motivación, por llamarla así, que se dio por parte del club a la plantilla han sido por razones extradeportivas que deberían haberse mantenido en la intimidad de las personas. Como si el fútbol fuera un deporte para hipocondríacos. Algo fuera de contexto y una falta de tacto para los que sufren.  
La calidad se mantiene, pero sin la motivación de los últimos años… Carece de concentración, disciplina y la presión intensa que requiere el fútbol actual. Y sobre todo, planes de juego, variaciones, estrategias, trabajos en lo técnico, anímico y en lo físico… y dejarse de mirar el ombligo.
Así de claro, así de simple.
Si a ello le sumamos que el FC Barcelona lleva mucho tiempo sin presidente, apaga y vámonos. Alejandro Rosell se ha preocupado más de sus negocios privados que en las situaciones que se estaban produciendo en la sociedad. (Política, Neymar, frivolidades y declaraciones desafortunadas). Desde hace mucho tiempo, no es de ahora. Los problemas se fueron acumulando hasta que salieron a la luz.

LA VICTORIA EN LIGA, NO RESUELVE LA SITUACIÓN
Demasiados errores se han cometido, tras el cambio de entrenador. Errores grandes, enormes y garrafales… que fueron minando la convivencia en el vestuario. El más notorio ha sido el del cuerpo técnico, haciendo caso omiso a la política de la cantera (dos o tres jugadores por temporada) y la falta de psicología en el vestuario. Por dos veces, al menos, “llenó” el equipo titular de jóvenes de la cantera.
El más sonado y lamentable fue en match contra el Benfica en el Camp Nou.
¡Un partido de Copa de Europa! Un insulto para el rival, que reaccionó con malas artes, aunque no tuviera consecuencias graves. Una falta de respeto: el equipo portugués se jugaba una plaza en la Copa UEFA.
Además, supuso un insulto a la plantilla principal, que se vio desplazada en una situación semejante. Sin embargo, no fue la única vez, también se produjo en el campeonato de Liga.
La atención desmesurada a la cantera se vio nítidamente, por parte del cuerpo técnico (incluido Antonio Zubizarreta, que no movió un dedo ante tanto disparate). ¡Un plantel de 30 o más jugadores que no caben en el vestuario! Un resultado clamoroso, con tantos chicos de la cantera.
Lógicamente, siempre que se producen cambios los más perjudicados son los jugadores de la plantilla principal. La división ha sido palpable y con nombres y apellidos. ¿Un ejemplo? Tello o Villa…Alexis-Villa y otros muchos. La falta de confianza a Song, y las escasas charlas, no sólo de motivación, sino de confianza con las estrellas.
Y los problemas se multiplicaron por un cambio absurdo. Cuatro zagueros o tres zagueros. Además de la tozudez al no poner a Sergio Busquets en la pareja de centrales. El cuerpo técnico estaba más preocupado en los jugadores de la cantera y de cambiar zagueros como los cromos, en lugar de utilizar más psicología y formar piña entre las estrellas del equipo.
¿Avisos? Muchos. La derrota ante el Celtic en Glasgow. Frente al Real Madrid, en la Super Copa por despistes y en la Liga… Y más calientes aún: su actuación en el Giuseppe Meaza ante AC Milan y en el Campo de los Príncipes contra el PSG.
La goleada en Münich ha sido la última gota que colmó el vaso.