sábado, 25 de septiembre de 2010

España es su verdadero nombre



Por E. Gallo

Dicen, con razón, que el deporte es un reflejo de la sociedad. Y la sociedad-masa (como el hombre-masa) se lo cree todo sin rechistar. Se copió el “yes we can” (nosotros podemos) en la pasada Copa de Europa de Naciones que ganó España en 2008. Ahora, los copiantes de turno nos quieren imponer “la roja” por narices.
¿Es tan difícil llamar España… a España?
La selección, por más que copiemos, será siempre la selección de España o española. Si antes se copió el “we can", para la Copa del Mundo FIFA en Sudáfrica se ha copiado “la roja” de la selección de Chile. Al final, vamos a creer que en nuestro país se apagó la luz a la imaginación.
¿Cuántas selecciones vistieron con camiseta roja en el mundial? Portugal, Chile, República Democrática Popular de Corea, Dinamarca, Suiza y España.
Cualquiera podría pensar que la idea proviene de “el rojo” de nuestro presidente del gobierno, de La Pasionaria o de la duquesa de Medina-Sidonia que le llamaban “la roja”. Cualquiera hasta podría pensar que se le ocurrió a la ministra de igual…dá. Porque supone, según ella, políticamente correcto. Se expresa en femenino y no es machista-masculino.
La historia nos ha enseñado que el deporte (que viene “de portus” –de puertos) no es solo un juego, sino algo más. De la Cultura en La Palestra (chicos de 14 a 18 años), una educación del cuerpo y el alma en los ejercicios físicos de la antigua Grecia a la preparación de los soldados para la guerra. De un juego inocente a un negocio multinacional. Sin menospreciar, desde luego, la intención de propaganda política de los Estados. No mezclemos ahora los términos con la intoxicación de “la roja”, sin pagar royalties a Chile. Llamemos España a la selección. Ya hubo un intento de cambiar la definición de “ciudadanos” a los “españoles”; una nueva fórmula de utilizar “sinónimos” a las cosas con la finalidad de tapar fracasos y liar la perdiz con la palabra “nación”. Si la única pretensión es unir, calentar el ambiente o “vender” llamemos simple y llanamente a España por su verdadero nombre.




Los locos bajitos

Ahora la selección española tiene jirafas




Por Julio Safi
La confusión –madre de muchas tertulias– es tal que seguimos viendo a una selección española “de bajitos”. Aunque también tienen mucho que ver los comentarios que leemos a diario. Es verdad que, en otros tiempos-décadas España se caracterizó por tener jugadores de baja estatura, al igual que otros equipos. Un caso bien claro es la selección argentina que ganó la Copa del Mundo FIFA 1978, donde Mario Alberto Kempes era Blancanieves. Sin embargo, los tiempos cambian y los estereotipos, que son muy obstinados, se mantienen.
Y como el hombre es un loro de repetición, seguimos llamando bajitos a los jugadores de la selección Española. Algo que no se corresponde a la realidad. La estatura media del equipo es de un metro y ochenta y tres centímetros. Los más bajos del plantel que ganó la Copa del Mundo FIFA en Sudáfrica son David Silva, Javier “Xavi” Hernández y Jesús Navas.
¡Tres, solamente tres de un total de 23 seleccionados! Por tanto, vamos a dejar de colgarle el sambenito de bajitos al combinado hispano. Los más altos son el guardameta del Liverpool, José Manuel Reina (1,94 m) y Fernando Llorente (1,93), delantero del Athletic de Bilbao. Le siguen Juan Manuel Mata y Javier Martínez (1,89); Raúl Albiol (1,87); Enrique Casillas y Gerardo Piqué (1,85); Carlos Marchena, Sergio Ramos, Javier Alonso, Pedro Rodríguez y Álvaro Arbeloa (1,83); Juan Capdevilla y Víctor Valdez (1,82); Fernando Torres (1,81) y Sergio Busquets (1,80) y Carlos Puyol (1,78), mientras que Andrés Iniesta y David Villa, aunque no lo parezca, tiene una estatura normal (1,75).
Quedan, pues, los “locos bajitos” –como la entrañable canción de Juan Manuel Serrat– que son los ordenan, dirigen, fabrican, hacen fantasías, inventan, piensan, enloquecen y sorprenden con sus jugadas. Rozando, a veces, casi la perfección la técnica del fútbol. El caso de Xavi, Silva –y habría que añadir a Iniesta– y Navas son excepcionales en sus demarcaciones. Por poner algunos ejemplos de otros “bajitos”: Héctor Rodríguez, Bobby Charlton, Osvaldo Ardiles, Gianfranco Zola, Ricardo Bochini o Julio Cardeñosa. Jesús Navas, por su parte, es algo natural en un extremo. Habría que recordar que los mejores extremos o laterales de siempre no eran altos, pero sí muy veloces y técnicos.
Haga uso del manual
El algodón no engaña, pero parece ser que la televisión –televisión es poder y manipulación– sí engaña. Las dimensiones de la pequeña pantalla han variado notablemente. Son rectángulos más anchos que largos, y los personajes que aparecen son chaparros, rechonchos y bajitos. Es más, se puede cambiar a gusto de todo el mundo. Vertical, más a la izquierda, más a la derecha, arriba, abajo. ¡Increíble! La tecnología ha avanzado una barbaridad. Y, ya se sabe, todos queremos más. De ser posible, más grande o más grande.
La ampliación de la imagen pierde calidad y nitidez, pero no importa. La distorsión es tal, que no se distinguen los primeros planos. Pero eso da igual. Sucede exactamente lo mismo con el brillo y el color. En el momento que tocamos los botones, la liamos. Al final tenemos que llamar a nuestro hijo o al vecino para que nos arregle el desaguisado. Ante y sobre todo porque nos negamos a leer el manual de la tele.
Si utiliza el manual la imagen, además de nítida, podrá observar mejor los partidos de fútbol, y cambiará de opinión. Los jugadores no son bajitos ni tampoco chaparros o rechonchos.

El gran simulador

Retratos al carbón


Por J. F. Brown*
El viejo truco del gran simulador (the great pretender). Una persona yoísta, con complejo de inferioridad que pretende sobresalir. El método de este personaje frívolo –“ "Miren mi corte de pelo. ¡Estoy listo para la guerra!" – que opta por criticar y provocar a famosos del fútbol, rivales y a periodistas. ¿Para mantenerse en la fama? La fórmula no es nueva. Se ha practicado muchas veces y también en otras profesiones. Sin embargo, no es lo mismo entre una persona famosa que en un gran simulador. Y ya se sabe... No provoca quién quiere, sino quién puede. Lo lamentable o pintoresco es que sea un entrenador de fútbol a quién los británicos llaman “the traslator”, aunque ríen sus ocurrencias y mancha la reputación de los famosos.
Quiere ser el epicentro del mundo como el hombre de Vitruvio.
-“Dios y después de Dios, yo!!!”
Tampoco tiene abuela cuando llega a Londres.
-"Por favor, no me llamen arrogante sólo porque digo la verdad. Soy campeón europeo y pienso que soy especial."
Hasta critica su propia medicina en un partido ante el Tottenham .
-"Como decimos en Portugal, ellos trajeron un autobús y lo dejaron frente a su portería."
Desprestigia a Diego Maradona.
-“Argentina tiene de entrenador a un señor cuya vida circula alrededor de las drogas, la prostitución y los travestis”
Lo mismo hace con Edson Arantes do Nascimento `Pelé´.
(…) Que Brasil designe a Pelé como embajador, quien todo el mundo conoce que debutó sexualmente con una ´criança´".
Insinúa que Leonel Messi miente en la falta previa al gol de Iniesta en el Chelsea-Barcelona.
-"¿Cómo se dice mentiroso en catalán?"
Insinúa que Sir Alex Ferguson habló con el árbitro en el descanso del Chelsea-Manchester Utd.
-"Me enteré de que el árbitro no entró solo al camerino en el descanso después del primer tiempo".
Su justicación de la derrota ante el Liverpool , semifinal Champions en 2005.
-"El juez de línea anotó ese gol. Nadie sabe si ese tiro rebasó la línea, y se debe estar 100% seguro para marcarlo."
Le replica a Xavi por los errores del árbitro suplente portugués Benquerença en San Siro.
-"Tal vez querrías a Ovrebo en todos los partidos. ¿Ya no te acuerdas del partido contra el Chelsea del año pasado?"
Recibe una indemnización de casi 46 millones de euros del Chelsea , pero amenaza.
-“Yo voy a volver a entrenar al Chelsea”
Y… desprecia a su ex equipo, tras la victoria del Inter ante el Chelsea en Stamford Bridge.
-"El Chelsea miró hacia adelante y yo también. Yo sigo ganando cosas importantes y ellos... algo. Ganaron la FA Cup"
También repite mucho otra de sus frases favoritas.
-“Para mí, presión es una fiebre de pollo. Le tengo más miedo a eso que a la presión en el fútbol."
Critica al seleccionador francés Raymond Doménech de negrero.
-“¿Y Francia? Ellos no tienen libertad. Es increíble. Makelele no es un futbolista, es un esclavo. Él no tiene derechos humanos, no tiene libertad de elección o libertad, entonces es un esclavo. Pero las reglas están allí, y ¿qué podemos nosotros hacer?"
En la rueda de prensa del Barcelona-Inter se negó a hablar en español.
-“Yo solo hablo en inglés, las preguntas en inglés”
La frase de José Laporta ha sido criticada, pero no era de él sino de Carlo Ancelotti.
-"Quién se quiera atribuir dotes de psicólogo de pacotilla, allá él"
Se mostró diplomático en la sala de prensa del partido, y se despachó más tarde con la prensa inglesa, coqueteando con el Real Madrid .
-“Yo nunca ficharé por el Barcelona, es un equipo que no sabe perder,” y sale con uniforme blanco en el Camp Nou.
*Frases publicadas en periódicos británicos

martes, 21 de septiembre de 2010

Un descontrolado alud blanco

El equipo merengue, a pesar de estar en construcción, ya tiene casi apuntalada la defensa rocosa –como le gusta al manager Mourinho–, cuatro zagueros y dos stoppers. El esquema no ha cambiado, mantiene el mismo de Manuel Pelegrini en el sprint final de la Liga pasada


Por Miguel Miró
Según la libreta del manager del Real Madrid José Mourinho –el entrenador, al parecer, es Rui Faría– sólo hay cuatro titulares indiscutibles en el plantel merengue. Ellos son Enrique Casillas, Cristiano Ronaldo, Javier Alonso y Sergio Ramos. Las únicas figuras que gozaron de unas vacaciones de cuatro o cinco días durante el bolo del verano contra el Hércules de Alicante, una semana antes del comienzo de la temporada.
Los 18 jugadores restantes +tiene que ganarse el puesto+.
Ya empezamos mal. Es un desprecio en toda regla a la plantilla del Real Madrid y un total desprecio a los responsables –desde el director general, Jorge Valdano hasta el director deportivo, Miguel Pardeza– del organigrama deportivo del club. Lo raro es que ninguno de ellos rechistó ni tampoco dimitió por dignidad profesional.
Si nos centramos en la decisión tomada por el portugués, consentida por el presidente Florentino Pérez, ¿Ninguno de los 18 jugadores le sirve?
Otras dos cuestiones que se quedaron en el aire. Mourinho ¿se cubre las espaldas al decir que para sacarle rendimiento al equipo hay que esperar dos temporadas? Por otra parte, todos los periódicos publicaron: “El Real Madrid quiere la décima copa de Europa y yo la tercera”. ¿Estamos ante otro ególatra como Javier Clemente, que perdió una Copa de Europa porque él se creía la “estrella” en la final?
Los que ganan o pierden los partidos son los jugadores… y para que no se olvide el nuevo manager del Real Madrid, son también los jugadores quienes echan a los entrenadores. Es una auténtica falacia decir que son los periodistas (lo de un diario madrileño fue patético y poco serio la campaña pasada), socios del club o el presidente.
El equipo merengue –que tiene un compromiso que pesa mucho: su historia– está en construcción y el director técnico debe amoldarse a las características de la plantilla y no a un sistema predeterminado. En este aspecto se comienza bien, porque se intenta apuntalar la defensa. Una defensa rocosa y dura como le gusta al portugués. Pero aún así le faltan muchos ajustes.


¿Cómo juega el Real Madrid?
El actual Real Madrid, que cambió de entrenador y a media docena de jugadores en lo que respecta a su plantel, mantiene el mismo esquema de Manuel Pelegrini en el último tercio de la Liga pasada. El chileno, en el sprint final de la Liga, se inclinó por la verticalidad y el juego netamente ofensivo.
El conjunto merengue utiliza el 1-4-2-3-1 en el ataque y defiende con 1-4-4-1-1. Una línea de cuatro zagueros, dos stoppers con doble función, dos volantes en cada una de las bandas, un mediapunta y un delantero. Un sistema que pretende una presión en todo el campo. Como si quisiera sentenciar el partido en los primeros 20 minutos. El despliegue y repliegue es espectacular y sorpresivo.
Está muy claro que ante un rival con despistes en el centro del campo y una defensa en línea y rígida le puede hacer un siete, aunque lo importante es abrir el marcador. Ahí está la clave. Si llega el primer gol pueden llegar muchos más. De eso se trata cuando un equipo mezcla un juego trenzado con la velocidad supersónica y tiene jugadores que pueden desequilibrar un partido. Pinta bien, sólo hay que tener un poco de paciencia.
Sin embargo, le sigue faltando continuidad y pausas para dosificar fuerzas (también le pasaba con Pelegrini) porque es materialmente imposible mantener ese ritmo, incluso bien preparado físicamente. Marcar los tiempos y recargar las pilas.
Aparte de las caras nuevas en el equipo, las únicas variantes que hemos visto en el conjunto es la agresividad y contundencia de la línea de cobertura (ante el Osasuna sobrepasó el límite de lo permisible, por la pasividad del árbitro) y las galopadas de Carvalho y Ramos y las casi nulas salidas de Marcelo desde atrás.
No obstante, existe un problema entre los dos stoppers, Khedira y Alonso. El alemán asume su responsabilidad y acepta el sacrificio, pero el vasco no parece satisfecho. Ambos deben sacrificarse en una doble función. La primera, eminentemente defensiva por delante de la retaguardia y en una proporción menor (40%) en labores de distribución del juego. Algo lógico teniendo en cuenta la intención y capacidad ofensiva del equipo.



Alonso no parece muy contento en esta doble función compartida en el equipo. Ya el año pasado todos los balones pasaban por él y frenaba la circulación del juego. Y para colmo Khedira es más explosivo en la salida y de zancada más larga, por lo que puede acompañar mejor a los atacantes.
La falta de compenetración entre los stoppers provoca cierta confusión y se estorban en el campo Kedhira-Alonso (se comprobó frente al Osasuna; el alemán jugó más adelantado en Mallorca) y esta circunstancia no permite una mayor fluidez en el eje del campo. (De cualquier manera, este detalle mejoró bastante ante el Ajax. El trabajo sordo y gris de los stoppers anuló el juego del adversario en el mediocampo. Además, dio un respiro importante a la línea de zagueros y confianza a los volantes).
De cualquier manera, estamos hablando de los primeros compases de la temporada y todavía faltan ajustes por hacer. Lo verdaderamente importante es que Mouriho está construyendo el equipo desde atrás para adelante, apuntalando el andamiaje defensivo.
En relación a los volantes nos inclinamos más por Benzema-Cristiano que por De María-Cristiano. No hablamos de gustos, sino por las características de los jugadores y el potencial que pueden desarrollar en el campo. El francés, a pesar de su envergadura, tiene mucha más movilidad y no es individualista. Necesita partidos para acoplarse, pero se acoplará. De María es extremo desde que nació y su lugar está en ese puesto.
A Cristiano Ronaldo, más obstinado que un escocés, hay que darle tiempo al tiempo. Cuando vea que el equipo funciona y se divierte terminará acoplándose. Entonces resurgirá el jugador que brillaba en el Manchester United.
Özil merece un punto y aparte. Pensamos que no se aprovecha al máximo sus cualidades en el Real Madrid. Actúa demasiado adelantado. Por supuesto que se encuentra cómodo –y lo está demostrando– en la posición de “mediapunta” más adelantado, buscando la apertura por la banda izquierda y en diagonal por el centro. Así es como juega en la selección alemana.
Está claro que por su talento y calidad lo hace todo bien, pero no hay que olvidar que en el combinado teutón tiene siempre detrás a un portento de jugador –Schweinteiger, el auténtico cerebro– que hace mover a todos los hilos del equipo. El jugador del Bayern es completísimo en su función. Algo que, por desgracia el Real Madrid carece.
Puede que su lugar esté por delante de los stoppers, pero no es nada fácil. A Javier Alonso le han concedido demasiados galones de jefe y no creemos que acepte compartir su zona.



¿Cuáles son sus puntos débiles?
Ante y sobre todo por las “excelencias del sistema”. Aunque parezca mentira, todo lo que tiene de favorable puede volverse en su contra si el gol no llega pronto. Las andanadas de infantería ante la portería contraria y la presión que intenta ejercer en el campo, se diluyen al no haber pausas.
El ritmo es demasiado frenético y la falta de puntería se convierte en imprecisión, precipitación y desánimo. Al mismo tiempo, todos sabemos que un ritmo tan alto no se puede aguantar durante todo el partido. Se pierde gas y se multiplican los problemas.
Además, la presión adelante se vuelve discontinua tras el alud de los primeros minutos de juego y un “poblado mediocampo” por parte del rival puede desajustar todo el andamiaje ofensivo. No hay que olvidar que el Real Madrid tiene individualidades que pueden ganar un encuentro, pero en el marcaje son completamente nulas según como se desarrolle el encuentro y el resultado.
Todos sabemos que ante un equipo rápido hay que jugar pausado y el marcaje al hombre o mixto es un suicidio. Líneas muy juntas o escalonadas basculando hacia la zona del balón y bien sincronizadas parece lo más idóneo. Pero también son importantes los apoyos, las distancias en el marcaje, y sobre todo no perder la concentración.
La defensa del equipo merengue ha demostrado ser sólida (un gol en tres partidos), pero también agresiva. Por norma suele adelantarse 30 metros, y tienen sincronizadas las salidas al hombre los dos centrales. Además cuentan con un escudo protector con sus dos stoppers.
Un punto débil podría ser una o las dos bandas, aprovechar las salidas de Carvalho, la subida de Ramos y las dudas de Pepe, que tras su lesión es menos impulsivo. Y la espalda de los stoppers.