lunes, 1 de agosto de 2011

JUGADOR DE GOLF: PIENSA CON LOS PIES

“Son los zapatos” -dice el jugador
”Eres tú, zopenco" -replica el pie derecho

Algunos golfistas son patizambos, otros caminan como los patos.
¿Recuerdan a Mark James cómo andaba?
Sus pies marcan las 10:10.
Son muchas las diferencias. Hay quien tiene pie plano y no lo sabe, y pierde constantemente el swing. Un buen amigo, podólogo él, aclara: “Son pocas las personas que se preocupan por sus pies. El mejor ejercicio para los pies lo hacen los niños: corren, saltan y dan largos paseos”. “El golf y otros deportes son saludables para los pies. Hay que cuidarlos, son nuestros mayores tesoros”, añade.
Se imaginan, por un momento, si un pie se rebela a un jugador de golf y le dice:
“No son los zapatos. Eres tú, zopenco, que no sabes andar ni girarte en el swing”.
¡Ay!, si los pies hablaran.


Por Miguel Miró
Pocos se acuerdan ya de nuestros antepasados. Cuando el “homo erectus”, hace 2.000 millones de años,  decidió por su cuenta y riesgo desplazarse sobre las dos piernas. Erguido, renunció a utilizar las manos para caminar y también a colgarse de los árboles. Su andar, en su hábitat, transcurre por terrenos blandos y sus pies, siempre desnudos.
“No existen dos pies completamente iguales”, dice el pie derecho.
“La estructura anatómica es idéntica para todas las personas”, replica el pie izquierdo.
Ambos razonamientos son ciertos, pero pocos son los que le dan importancia a los sufridos pies, aunque tengan que soportar la estabilidad a personas que pesan una media de 70 y 120 kilos.
“Tal vez la gente no quiera hablar de nosotros”, interviene el pie izquierdo. “Parece que somos algo íntimo, algo secreto. Yo estoy harto de ser ignorado y que no se hable de los problemas y dolores que sufrimos o que nos hacen sufrir”, confiesa el pie izquierdo.
“Ahora tenemos que andar sobre terreno duro, encerrados en zapatos y apretados por medias o calcetines”, comenta el pie derecho. “Pocos se dan cuenta. Como mejor estamos es estado puro”.
“¿Descalzos?”, salta el pie izquierdo. “Lo hacemos en la playa, en casa y  en la cama”.  
“De los más de 200 huesos del esqueleto humano”, aclara el pie derecho, “los más pequeños se encuentran en las manos y en los pies. Además de los huesos están las articulaciones, los músculos y los tendones. Todos ellos conforman la construcción mecánica más compleja del cuerpo humano”.
“Te olvidas de decir que cuando el hombre anda, nos adaptamos a cualquier superficie. Tenemos flexibilidad incluso a toda clase de desniveles”, comenta el pie izquierdo.
Y prosigue:
“Nosotros tenemos una estructura que soporta mucho esfuerzo y somos capaces de ofrecer muchas prestaciones. Un europeo medio camina un promedio de 150.000 Km durante su vida”, añade.

ELLOS TAMBIÉN JUEGAN
“Los huesos constituyen el armazón de apoyo del pie. Los músculos que están ligados a los huesos por los tendones garantizan el movimiento. Los músculos no trabajan por separado sino que lo hacen por grupos. En el swing de golf, por ejemplo, actúan numerosos músculos, unos en una dirección y otros en dirección contraria”, asegura el pie derecho.
“En la subida, todo el peso lo tengo yo, mientras que el izquierdo sólo lo hace de puntillas. En la bajada, le traspaso todo el peso del cuerpo a mi compañero. El jugador debe tener en cuenta que nosotros somos los que damos la estabilidad al movimiento, no solo servimos para el stance”.
“El mayor problema”, interrumpe el pie izquierdo, “es que no se nos estima, se aguantan ante cualquier dolor y se niegan a visitar al podólogo. Nuestros movimientos de los dedos son mucho más limitados que el de los dedos de la mano. Hay que hacer ejercicios y revisiones. Un golpe, un traumatismo, cualquier dolor puede ser importante. Nuestro mecanismo es resistente, sí, pero si no se corrige cualquier dolor éste se agrava y después no hay solución”.
“Chema Olazábal es quien más nos entiende. Sufrió muchísimo de los pies. Tuvo que guardar cama como consecuencia de no poder apoyar la planta del pie. No podía andar 100 metros sin acusar un fuerte dolor”, comenta el pie derecho. “Muchos creen que ha sido por la intervención quirúrgica, pero no es cierto. No tiene nada que ver. Ha sido un caso claro de un diagnóstico equivocado,” recuerda.   
“Nadie quiere hablar de la enfermedad de Olazábal”, apunta el pie izquierdo.
“El donostiarra visitó a varios médicos y sus diagnósticos coincidieron: < una artritis reumática>. Con todos los resultados de los análisis viajó a Estados Unidos y fue atendido por especialistas en el Medio Clinic Mayer de Rochester, Minessota. Allí confirman el diagnóstico y le ponen un tratamiento”



EL CALZADO CURA
“Sin embargo, en lugar de mejorar, empeoró”, interrumpe otra vez el pie izquierdo.
“Es cierto. Olazábal acusó, a los seis meses, una depresión de caballo. No quiso recibir a nadie en su casa de Fuenterrabía, ni siquiera a sus amigos. La firma Adidas, entonces, se interesó por el problema del jugador español y le propuso hacerle unos zapatos especiales...” afirma el pie derecho.
“Perdona que te interrumpa”, el que habla ahora es el pie izquierdo.  “Hay un error muy común en este aspecto. Un zapato especial puede reducir el dolor, pero no curar su dolencia”.
“Estamos de acuerdo. Sergio Gómez, su manager, le convenció para viajar a Alemania. Olazábal dijo: “¡Es una pérdida de tiempo!”. En Munich, le atendió el doctor Müller –jefe de los servicios médicos del Bayern  Munich– que se interesa por su problema. Le hicieron un chequeo exhaustivo de dos días”.
“El facultativo encuentró la raíz de su problema. Una compresión de la cuarta y quinta vértebra lumbar que impide la transmisión de los nervios a la pierna y al pie derecho. El tratamiento fue distinto, con productor generativos y se recuperó, después de estar un año y medio sin jugar al  golf”, termina el pie derecho.
“El doctor Müller, consiguió su recuperación. Lo han podido comprobar. Ganó el Masters en 1999 y el Benson & Hedges”, dice el pie izquierdo. “Además, siempre está ahí, entre los primeros, en el US Open y US PGA, y volvió a caminar por los campos de golf”, remarca el pie izquierdo. 
“Los pequeños músculos de la planta, por ejemplo, tienen un papel importante en el sostenimiento del arco del pie. Allí se encuentran resistentes tiras musculares que protegen los vasos y los nervios de la planta. La red de vasos sanguíneos y nervios es extensa y está ampliamente distribuida,” explica el pie derecho.

EL IMPULSO
“Los nervios transmiten el impulso desencadenado de la contracción. Una información continuada al cerebro sobre la posición de la masa de este miembro y de la posición del cuerpo. Igualmente, transmiten cualquier forma de sensación dolorosa. Si la transmisión no se produce por el disco y el nervio, se atrofian los músculos y la piel deja de ser sensible.  Esto es lo que le pasaba a Olazábal”, prosigue el pie izquierdo.
“En lugar de apoyar en la piel del plantar del pie derecho ¿lo hacía sobre el hueso?,” pregunta el pie derecho.
“Para entendernos, sí. La presión de las dos vértebras impedían que los nervios cumplieran su función y los músculos se estaban atrofiando. Al no haber transmisión, toda la carga del cuerpo iba al pie izquierdo. Por eso, Chema llega a pensar en una silla de ruedas”, sigue el pie derecho.
Lo que el doctor Müller le trasmitió al español igualmente que los galenos norteamericanos no es habían equivocado, porque también tiene una <artritis reumática> que tendrá que vigilar.
Lo que deben recordar todos, deportistas o no, lo siguiente:
 “El pie no apoya la planta entera en el suelo, descansa sobre un doble arco, longitudinal y latitudinal. El arco longitudinal exterior une el calcáneo con el quinto dedo, mientras que el arco longitudinal interior une el calcáneo con el pulgar. El peso corporal se apoya en tres puntos en el que se cruzan los arcos del puente y que forman una especie de trípode”, apunta el pie izquierdo.
“El puente se adapta a cada movimiento que se realiza funciona como amortiguador: modera las vibraciones sobre la cabeza y la espina dorsal producidos al andar”, confirma el pie derecho.

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