lunes, 28 de mayo de 2012

FC BARCELONA APRIETA EL CINTURÓN

El “Reprise” y una “W” de patas largas destrozan al Ath Bilbao



Resulta verdaderamente curiosa la acepción “reprise”.
En portugués puede significar: arrancada o repetición.
En inglés: reestreno.
En francés, sin embargo, esta palabra suele ser muy utilizada en el periódico “L´Equipe”: “Cadre sa reprise”: después de recuperar el balón, remata.
Nuestra intención es hablar de reprise, trasladando la reacción de un coche tras un adelantamiento, al terreno del fútbol.
Por ejemplo, un Lancia. Su reacción en el reprise siempre nos ha sorprendido. ¿Por qué? Resulta verdaderamente espectacular. No pierde potencia ni velocidad en un adelantamiento en carretera. Mantiene el mismo ritmo frenético… Su reprise suele ser una pasada. Pensamos igualmente que tiene un motor magnífico y también -aunque sea de alta gama- por lo general es liviano. No muy pesado. Es una opinión, por supuesto.
Muchos españoles, sin embargo, confunden reprise a la “salida del coche” o “arrancada”, igual que los lusitanos. Pero nuestros vecinos también traducen como repetición, tal vez más correcta en el tema que nos ocupa.
El “reprise” del FC Barcelona ha sido la llave del éxito en la final de Copa. 
En una palabra, para entendernos, recupera rápidamente el balón y a renglón seguido mantiene el ritmo, para después acelerar la velocidad en el ataque.
Cualquier equipo (nacional o extranjero) hubiera sucumbido estrepitosamente en los 35 minutos “locos” frente al cuadro azulgrana en un match decisivo. Cualquiera. Nadie hubiera podido resistir a su vertiginoso reprise combinado con piezas de alta “relojería” y una gran precisión.



Miguel Miró
Si nos permiten el símil, el Barcelona repitió en la final de Copa del Rey, la misma exhibición del recordado 5-0 al Real Madrid en el Camp Nou durante la temporada 2010-2011. Sin preámbulos, sin pausas y un juego espectacular y  arrollador.
¿Faltaban algunos titulares? Concretamente tres defensas: Puyol, Alves y Abidal. Sin embargo, apenas se notó. Un fútbol serio, sin concesiones, a un ritmo vertiginoso y acierto en los tres palos. Treinta y cinco minutos de gran calidad, enorme en el despliegue y a una velocidad de 6.000 r.p.m. El mejor Barcelona de la época de José Guardiola.
Liquidó prácticamente el partido, al retirarse al descanso con un rotundo 3-0 en el marcador. Bajó el ritmo en la segunda mitad, pero si lo hubiese mantenido el resultado podría haber sido de 5-0 o quizá más escandaloso, como sucedió frente al Rayo Vallecano al final de Liga. Algunos habrán pensado que “ha sido por la despedida del entrenador,” “el Athletic de Bilbao no jugó un pimiento” o cosas por el estilo. Están en su derecho o “torcido” (por quitarle méritos) pero se equivocan.
La exhibición del equipo azulgrana en la final de Copa del Rey ha demostrado que el equipo azulgrana continúa teniendo su altísimo nivel, profesionales de un gran talento y seguirá produciendo estupor en el plano internacional. Un equipo compacto y serio. La conquista de la 26ª Copa de España ha supuesto, simplemente, un punto y seguido con vistas a las competiciones nacionales e internacionales. Y vamos a intentar explicar razones y argumentos en nuestra reflexión.

VILANOVA “YA” TRABAJA
Francisco Vilanova lo tiene claro: no es partidario de los tres zagueros. Aparentemente convenció a Guardiola a volver a la defensa escalonada y montar una especie de “cinturón” para evitar sorpresas. Se pudo comprobar en el segundo período, donde los defensas y los volantes trabajaron juntos. La retaguardia resistió sin agobios de los últimos partidos.
Los cuatro zagueros no están en línea, a excepción de un repliegue o despliegue colectivo. El último escalón, Mascherano, en una posición de “fullback” u hombre escoba. Cubriendo la zona central y, a la vez, la banda izquierda. Piqué –que relevó un par de veces al argentino en sendas subidas – está un poco más adelantado y con libertad de movimiento.
Los defensas laterales (Montoya y Adriano), igualmente escalonados, pero un poco más adelantados. Forman un trío junto a Busquets, que vuelve a su puesto natural (stopper), con una labor seria y en un lugar bien determinado (por delante de la defensa).  
El sistema defensivo dejó entrever dos cuestiones: concentración y sincronización. Bien compenetrado, adelanta sus posiciones para juntar más las líneas con los centrocampistas. Pero nunca en una situación fija, sino tapando espacios y colaborando en la recuperación de balones.

RECUPERA EL “DIAMANTE”
El Barcelona recuperó, al mismo tiempo, otra de sus señas de identidad: el “diamante” (Franck Rijskaard, Manuel Pelegrini, José Guardiola…) que, con el juego, se obtienen muchos recursos. (Defensivos/ofensivos) Sobre todo cuando el dibujo se estira como un chicle, a la ancho o a lo largo, según los casos. Pero lo más importante: facilita el ataque más inesperado y multiplica la retaguardia en el momento de cerrarlo.
Las puntas del diamante (otros le llaman rombo) son Busquets, Xavi, Iniesta y Messi. Sin embargo, el equipo mantiene los circuitos, en la que entran los relevos, apoyos y desmarques en “bases imaginarias”. No cambia su fórmula ni tampoco su espíritu.
Ahora bien, en la Copa de España no se hicieron experimentos. Busquets tuvo menos presencia atacante –salvo en los corners–, Xavi ofició de mariscal de campo, con su “cerebro privilegiado”; Iniesta ocupó su puesto habitual como volante-volante y no de volante-ofensivo…
¿Y Messi? El argentino se plantó como el general romano, dirigiendo con pases de oro a la avanzadilla pero también participando en el “cuerpo-a-cuerpo”. Una tarea en la que hubo mucha predisposición, no sólo entre los volantes, sino también en los estiletes: Pedro y Alexis Sánchez. Sin balón, arrastrando a los centrales y con balón provocando la alarma en el área.



CRUZADO MÁGICO
El cruzado mágico radica en el sentido posicional del equipo dentro del campo. En la comunión está el secreto. La empatía general. No se trata arquitectos –por no llamarles estrellas– y obreros. En la misión de la recuperación del balón todos son obreros en zonas predeterminadas y cortas. La presión instantánea para la “recuperación” del balón. El delco –como se le llamaba antiguamente– o distribuidor de una máquina de cuatro o más cilindros.
Y no corresponde solamente de una línea (la retaguardia, por ejemplo), el Barcelona utiliza todas sus líneas en esta tarea. Todos a uno, preparado, estudiado y entrenado al milímetro. En este sentido, italianos, holandeses y alemanes en sus momentos de gloria fueron los “reyes de la presión”. Algo que ahora los británicos se han prodigado ante el aumento de jugadores extranjeros en la Premier League.
La diferencia entre ayer y hoy está en la condición física. En esto, el equipo azulgrana ha simplificado las zonas del campo –más cortas, similar a la selección holandesa en la Copa del Mundo 2010, con mucho trabajo pero sin brillantez– y por tanto, el desgaste suele ser menor al disponer de jugadores con talento y oficio. Además de las líneas, más bien juntas.
Vamos a poner un ejemplo de la final de Copa de España, sus  tres delanteros. ¿Cuántos balones recuperaron? Más de una docena. ¿Cuál de ellos fue más efectivo? Alexis Sánchez, el más retrasado de los tres, pero el más rápido para pisar el área. Increíble, ¿verdad? Pero no es la primera vez. Ya cumplió la misma doble función en otros partidos de la temporada pasada. El chileno no marcó ningún gol, pero su trabajo puede considerarse como excelente.
Otro de los secretos de la fórmula está en el adelantamiento de líneas al centro del campo. El partido final –sobre todo en el primer tiempo– se disputó en 45 X 70 metros aproximadamente. Prácticamente, en un frontón o lo que es lo mismo: en terreno del adversario. 



RÁPIDA RECUPERACIÓN Y VELOCIDAD EN ATAQUE
Aquí es donde se llega a la fase más importante: el “reprise” de un vehículo, fundamental en el adelantamiento en carretera. Por lo general, el coche pierde fuerza y velocidad, a pesar de poner otra marcha. Algo que le sucedía al Barcelona. De ahí los recursos. Aumentar los pases y “marear” al rival hasta que no veía una luz o resquicio. En el estadio del Manzanares, cambió de modelo. La rapidez de la recuperación se complementaba con el mismo ritmo y velocidad en el ataque.
Pensamos en el doble diamante, que ensayó Frank Rijskaard en su última temporada en la Copa de Europa (hoy, Champions League). Dos rombos que se abren y se cierran según las circunstancias. Una fórmula de fútbol total, que se despliega y repliega con mucha facilidad. También debemos añadir: dicho sistema funciona con jugadores livianos y bien preparados físicamente. Algo que no contaba en ese entonces el técnico holandés.
Sin embargo, el cuadro dirigido por José Guardiola-Francisco Vilanova, nos sorprendió al presentar una táctica ofensiva menos compleja y donde las luces están en la cabeza y no en el músculo. Una “W” que aumentaba el ritmo, sin preámbulos, y en una manera más directa en la consecución del gol. Las patas y los vértices se alargaban o reducían según el movimiento de los jugadores.
En definitiva, lo que observamos en la final de Copa ante el Athletic Bilbao. Un
acoso y derribo (3-0) por sorpresa… a menos toques y mucho más vertical.
Los dos cerebros del equipo (Xavi e Iniesta), que parece que juegan de memoria, pero con las luces encendidas son las patas  de la “W”. Ambos con las espaldas bien cubiertas. De ahí parte la velocidad y precisión para completar la transición. Presión-recuperación y un excelente “reprise”.
El ritmo aumenta, no disminuye, y la velocidad es de locos en la segunda y tercera línea. En el medio Messi y en el vértices de la unión –por dentro o por fuera–  de la “W”, Pedro Rodríguez y Alexis Sánchez. La diagonal del canario y la sorpresa en velocidad (más retrasado) del chileno.
Los movimientos con o sin balón se multiplicaron de forma inmediata. Sin dejar pensar al rival. Arrastraron a los zagueros del área, fijaron marcajes y abrieron espacios para fabricar los goles. Algo que, contado así, parece sencillo pero necesita una preparación minuciosa. Máximo si hablamos de precisión en el pase, precisión en las aperturas y precisión en los remates. Todo ello a una velocidad supersónica.

0 comentarios:

Publicar un comentario