martes, 9 de octubre de 2012

CLÁSICO: GANA EL FÚTBOL


Madrid le “deja vivo” y al final Barcelona le “perdona la vida”

El clásico tuvo dos fases bien diferenciadas. Mejor el Real Madrid en la primera mitad y mejor el Barcelona en la segunda. Cualquiera de los dos mereció ganar el partido. Más que nada por la intensidad en que se disputó y los aciertos- errores de ambos contendientes. Mucha ambición en un campo rápido –tal vez demasiado– por la copiosa lluvia… de los aspersores. Igualmente, excelente fútbol en muchas fases de la confrontación y muchos goles.
Al principio, el Real Madrid “dejó vivo” a su rival y al final el Barcelona le “perdonó la vida,” algo sorprendente entre los máximos rivales.
Cuestión de cortesía.
--Primero usted, señor
--No faltaría más, usted primero
--Insisto, usted primero
Al final, entran los dos a ritmo de vértigo y se “estampan” con un trompazo. Ambos se rompen la nariz.



Por Miguel Miró
El empate favorece claramente al Real Madrid, a pesar de algunos comentarios conformistas o inconformistas. Por el cómputo global entre ambos equipos (goal-average y puntos) en caso de un posible empate al final del Campeonato. A falta, claro está, del encuentro de vuelta en el estadio Santiago Bernabéu.
Se hace referencia a tres penalties en concreto. De Ramos a Pedro, Mascherano a Özil y el de Pepe a Iniesta. Por muy raro que parezca ninguno de los tres nos pareció penalty. Ninguno. Con esta observación no eximimos los errores del árbitro, el vasco Carlos Delgado Ferreiro que en varios lances incumplió el reglamento del fútbol.
a)    Pese a la aparatosa (un tren sin frenos) entrada del central madridista, que barrió materialmente al delantero, dentro del área, despejó el balón.
b)   La “ruleta” que hizo Özil casi pegado a Mascherano provoca el contacto, pero no hay ninguna intención del defensor en hacer falta. Ni tan siquiera obstrucción, porque se sorprendió del giro del alemán hacia la izquierda, en lugar de hacerlo al lado contrario con más panorama.
c)    Lo que nadie aprecia. Arbeloa le hizo falta fuera del área al poner el brazo por delante para que Iniesta perdiera el equilibrio.
d)   Lo que sucedió después, una vez que el azulgrana adelantó el balón –observen la trayectoria– supone una roja directa el pisotón de Pepe y el desproporcionado empujón (Siempre lo hemos dicho, en el momento que se muestre la roja, el pisotón se acaba; debemos seguir insistiendo). El central pisó el pie del rival con intención de hacerle daño. Además, miró de reojo al árbitro cuando simulaba la caída-simulacro como un especialista del cine. El colmo de su cinismo ha sido acercarse a Iniesta para que se levante y deje de hacer teatro.

ENDEBLEZ DEFENSIVA AZULGRANA
No se trata de hablar sobre la endeblez defensiva del Barcelona por las bajas obligadas por lesiones (Puyol y Pique). Pero sí de cómo se ha negociado la defensa para el clásico. Puede hasta ser explicable la presencia de Adriano como central. Pongamos la velocidad y otras virtudes, que las tiene. No fue la primera vez, ni será la última que a través de una prueba pueda surgir un “gran central”.
Pero este no es el caso. La posición del brasileño fue de “fullback” –último hombre, una palabra procedente del rugby– por si llegaba la “lluvia de pelotazos”. Vilanova ¿estaba pensando en el último clásico del Bernabéu? ¿Pensaba más en el rival que en su equipo, propiamente dicho? La idea del “fullback” y una segunda línea de protección defensiva –Alves, Mascherano, Busquets y Alba– nos parece un retroceso al auténtico del juego defensivo que practicaba el Barcelona. Parece, por otra parte, un monumental galimatías. Jugó con tres laterales (la triple “A”: Alves-Adriano-Alba) y un mediocampista reconvertido (Mascherano).
De ahí parte el “bombardeo” continuo del equipo merengue. Unos 30 minutos  –lo mismo que en el Bernabéu– por el desajuste de los defensas, en especial los laterales. No entendemos el dibujo y la fórmula real (muchas veces, 1-1-4-3-2; a veces 1-4-1-3-2), ni tampoco la posición adelantada de Iniesta como extremo izquierdo y no como enganche o mediapunta. Los experimentos, por lo general, suelen pasar factura, pero le faltó eficacia a su adversario ante tantas precauciones defensivas.
Todo lo ganado ante el Benfica en el estadio Da Luz se vino abajo en tan solo media hora. Concentración atrás, recuperación del balón, juego bordado al primer toque, ritmo, intensidad, velocidad y gol.  Pero el Barcelona tiene recursos y grandes jugadores. Después de los descalabros y sustos se reconstruyó sobre la marcha, tras la entrada de Montoya por Alves (¿Dónde estaba en el gol de Cristiano solo junto al palo?) que le dio mayor tranquilidad a la defensa.
Igualmente hubo más ritmo e intensidad en la zona central por la labor de Busquets-Xavi- Fábregas en la recuperación del balón… Messi, además, como una saeta aprovechó un fallo monumental de Pepe, para empatar el partido. El Barcelona entonces volvió a su estado puro. No pudo carburar sin la posesión del balón. El rival le tuvo en jaque y le había robado el balón.
Otra cuestión fue el segundo tiempo, donde cogió el mando del partido. Se ajustaron las líneas –más coordinación– y el Real Madrid se replegó como un clavo en su campo, en busca de una contra mortal para ganar el partido.
Aumenta sus revoluciones el conjunto local que, al tener el balón en sus pies y el dominio despliega todo su repertorio para “matar” el partido. Aprovechó los espacios y las llegadas por las bandas y las ocasiones se sucedieron en un espectáculo de vértigo por el ritmo de juego.
También se equivoca Vilanova –igual que Heinckes en el Bayern-Chelsea de la final de la Copa de Europa, cuando cambió el marcaje a Drogba– en apresurarse a quitar a Fábregas, sin tiempo para saborear el golazo de Messi en una falta de Alonso. Una dura infracción por detrás al argentino, en la que el árbitro le perdona la expulsión al madridista. Faltaba media hora de partido. El técnico azulgrana saca a Alexis Sánchez, y hace bajar a Iniesta al mediocampo. Y dos minutos después llega el empate del Real Madrid. Un impulso que le costó dos puntos al cuadro azulgrana.



ANALISIS: BARCELONA
Defensa.- Demasiadas precauciones, por no decir miedo. Lo más sensato hubiera sido elegir  a Busquets para ocupar la plaza de central, que ya tiene experiencia ante la ausencia de Puyol. Sobre todo porque es alto y para no prescindir de otro extremo, como así hizo el entrenador. Ante tanta mezcla se llenó de “bajitos” la última línea, favoreciendo al rival a balón parado. Otra posibilidad, situar a Song de escoba delante de la línea de zagueros. El error procede de ir variando la retaguardia (de 1-4 a 4 zagueros, con movimientos desiguales) ante un rival que le puede hacer un siete. Se pudo comprobar en el segundo gol del Real Madrid, el “fullback” (Adriano) al estar retrasado habilita a Cristiano.
Mediocampo.- No hay discusión técnica posible. La zona central del Barcelona se organizó a través de los mismos jugadores azulgranas. De acuerdo con el sentido común entre ellos en pleno encuentro. A la media hora del partido, después del desbarajuste defensivo. ¿Cómo se solucionó? Se adelantó Busquets, renunciando a la doble función de defensa y stopper, que le había indicado el técnico. Esto permitió descongestionar el eje central (demasiados jugadores juntos y revueltos, sin referencia en las líneas) y al mismo tiempo reconducir el juego a través de Xavi, Busquets y  Fábregas. A partir de ahí, recuperó el balón y mejoró el Barcelona.
Ataque.- Adelantar a Iniesta como extremo zurdo no es un experimento. Es verdad. Así le utiliza Del Bosque en la selección nacional. Pero no para un clásico. Lo normal, una posición de mediapunta para enlazar en jugadas ofensivas. Iniesta, como extremo zurdo es quien recibe más “patadas, codazos y pisotones”. Especialidad del dúo Arbeloa (compañero de selección) junto a Pepe, que es un caso aparte trágico/cómico. La mejor jugada de ataque deja temblando al travesaño (Montoya). El olfato de gol de Messi en los dos goles y la soberbia actuación de Pedro, que volvió loco a Marcelo. El ataque no existió en la primera media hora, por la posesión del balón del rival y el cierre de espacios.

REAL MADRID “CALCA” SISTEMA DEL BENFICA
Una línea de cuatro fija para la trampa del fuera de juego y dos triángulos (tres jugadores por cada lado) por delante de los defensas que basculan como radares hacia la dirección del balón. La línea de zagueros se repliega a 30 metros de la goal-line y se adelanta una vez conseguida la recuperación de la pelota. No es la primera vez que lo realizó el Real Madrid, pero mejoró notablemente los cierres de espacios entre líneas con respecto a otros partidos.
Un “calco” de lo que realizó el técnico del Benfica (Jorge Jesús) en el partido de Copa de Europa frente al Barcelona en el estadio Da Luz. Tan bien combinado y coordinado como el equipo lisboeta, incluso en el cierre de las bandas, donde Alves se encontró incómodo y recibió un encontronazo con Marcelo. Alba, por otra parte, se le impidió salir desde atrás. Este sistema de triángulos que se abren y se cierran (permiten el robo del balón) favorecidos por la indecisión defensiva del rival funcionó a la perfección.
Más que nada porque desde esos dos dispositivos (los tríos) también se disparan proyectiles. Los arranques en velocidad de Benzema-Khedira-Cristiano y los primeros minutos de Marcelo, fueron determinantes para intentar “liquidar el partido” en un santiamén.
La importancia estaba en las lanzaderas (Di María-Marcelo-Alonso), bajo la dirección de Mesut Özil. El andamiaje defensivo-ofensivo consistió en enredar a los mediocampistas rivales, anular las bandas y una pronta recuperación del balón. Este ha sido el secreto del concierto en DO-mayor que celebró el Real Madrid en el Camp Nou, que apagó en 30 minutos los gritos de las gradas.
Con el balón en sus pies menguaba el fútbol y el estilo del Barcelona y sus pases largos y las galopadas a la contra terminaban por “matar” al adversario. El equipo merengue tuvo varias ocasiones  de gol en esa media hora de vértigo con su despliegue ofensivo. El remate de Di María desde el borde del área, que el balón se marchó a los graderíos fue el primer aviso. El pase largo y cruzado de Cristiano a Benzema, que si llega a acertar a la primera con el empeine su volea nos hubiera dejado anonadados a todos. El cabezazo de Ramos en un córner ejecutado por Özil –similar a los de Drogba, desde las barbas del área– que rozó el palo izquierdo de Víctor Valdés.
Y el gol, por un fallo clamoroso de la defensa azulgrana. Pero lo más curioso y sorprendente: Khedira (tras dejar el balón Marcelo) hizo un pase largo ¡¡¡entre líneas!!! a Benzema, primer toque a Cristiano que no perdonó, al colocar el balón pegado al primer palo. Los dos jugadores merengues estaban solos, completamente solos.
La última ocasión produjo un efecto delirante entre los suplentes. El resorte de la pierna derecha del francés de volea que se estrelló en el palo izquierdo de Valdés y el rebote le cayó a Di María, que no lo esperaba y se adelantó Adriano para despejar a corner.
La postura del Real Madrid en la segunda parte no cambió. Practicó el mismo esquema que cubría todo su campo. Pero también es verdad que el movimiento continuo de sus jugadores, sobre todo la basculación hacia el balón, podía terminar cansando a los jugadores, unido al ritmo frenético de los primeros 30 minutos.
Primero, lo hace para dosificar las fuerzas –el equipo es más de músculo, sobre todo en la parte ofensiva y en la línea de zagueros–  y después para buscar una contra para ganar el partido. No se conforma con el empate. Otra cuestión supone la apertura de las líneas tal vez pensando que los hombres de atrás lo solucionan todo.
El agotamiento igualmente puede ser provocado por el campo, que estaba muy rápido. Sin embargo, reaccionó bien después del segundo golazo de Messi de tiro libre. Una pérdida de balón del Barcelona en el margen izquierdo permite a Özil con su zurda de seda un pase largo en profundidad a Cristiano, que está de delantero centro. El gol del empate en apenas cinco minutos.
Vaciado el combustible tocó sufrir 25 minutos ante un Barcelona más intenso en su juego de elaboración, y más espacios en el campo del adversario. Incluso utilizando la contra en velocidad del rival merengue, que Pedro se apresuró en el disparo a la carrera cerrándose a las proximidades del área.



ANALISIS: REAL MADRID
Defensa.- Segura y sólida en muchas fases del partido durante el primer tiempo, con la excepción de la entrada violenta de Arbeloa a Iniesta sobre la banda izquierda. Una entrada de roja, pero el árbitro sólo le amonestó verbalmente. Patada por detrás a la altura del gemelo con la pierna derecha y la rodilla izquierda se la clavó en la espalda durante la caída. No sabemos si es por el cansancio o qué, pero salvo Marcelo que le tocó marcar al mejor atacante y Ramos, sobrio aunque contundente, los otros dos zagueros perdieron los estribos.
Mediocampo.- La figura de Özil ha sido fundamental en el juego profundo y práctico de todo el equipo. Siempre apareció cuando se le necesitaba. Generoso en el pase y tremendamente preciso con su zurda de seda. Otro de los jugadores que destacaron en la zona central ha sido Khedira, mucho más activo en el marcaje y con arranques explosivos en sus subidas al área. Jugó igual que en la selección germana. Peligroso arriba y seguro en la marca. Quién desentonó –bueno, parece su forma de entender el fútbol- ha sido Alonso. Abusó del juego duro ante la complacencia del árbitro. Mereció, al menos cuatro amarillas o lo que es lo mismo la expulsión en la entrada por detrás a Messi, origen del segundo gol del Barcelona.
Ataque.- Muy activos se mostraron los delanteros y volantes para pisar el área. Es verdad que tuvieron facilidades de la defensa azulgrana, pero lo intentaron todo para ganar el partido. Se podría destacar la efectividad de Cristiano, pero nos entusiasmó nuevamente Benzema. El francés suele ser tan generoso como Özil en los pases, pero su movilidad en el área sigue sorprendiéndonos. Con o sin balón arrastra a los defensas, y su gatillo se dispara cuando ve un hueco. Impresionante.

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