jueves, 25 de junio de 2015

US Open / Hablemos de flog, golf al revés (I)



Spieth, pura carambola

Por Miguel Miró
Lo más positivo del US Open ha sido volver al golf de antaño. La calidad que atesoran los profesionales auténticos con el vuelo de la bola desde el tee, o bien los hierros desde la calle. A una altura considerable (debido a los obstáculos y las alturas de las montañas) y parece que la bola baja “en paracaídas”. Un verdadero espectáculo para la vista…
Como en los buenos tiempos.
Un grupo selecto entre los que se encontraban Phil Mickelson, Rory McIlroy, Dustin Johnson, Adam Scott, Paul Casey, Justin Rose, Sergio García, Lee Weswood, Ernie Els, Louis Oosthuizen y otros.
El golf clásico, para entendernos.
En este aspecto, Jordan Spieth se encuentra a años luz del golf clásico. Lo mismo decimos con respecto al número 1 del Mundo, el norirlandés Rory McIlroy y su compatriota Dustin Johnson. No hay punto de comparación.
Nos entusiasmó, sin embargo, Dustin Johnson en todos los aspectos. Durante las cuatro vueltas del campeonato. Líder y máxima figura, según nuestra opinión.
Por supuesto que el deporte (un juego) no es una ciencia exacta como las matemáticas, y “una carambola” de Jordan Spieth le arrebató el título después de una actuación irregular. Muy apagada y muy lejos de su performance y triunfo del pasado Masters de Augusta.
Lo más negativo fue, sin lugar a dudas… el campo: una mina de arena y grava con unos greenes, monumentales, con demasiadas serpientes de cascabel. 

BROMA DEMASIADA PESADA
No nos engañemos, el 115º US Open Championship –pese a las pinceladas y el drama de la última jornada– ha sido una broma de mal gusto.
Una broma demasiada pesada.
Hasta el punto que los mismos aficionados “se angustiaban más” incluso que los pross en el campo. Una sensación extraña e inusitada.
Se llevaban las manos a la cabeza y gesticulaban continuamente. Alarmados al comprobar que la bola estaba completamente “viva” o “loca”… cada vez que entraba en unos greenes monumentales, ondulados y llenos de trampas.
¬ Le juro, no es una bola.

¬ Entonces, ¿qué es?

¬ Un ratón blanco, lo juro.    
Una verdadera locura colectiva. Pero, ¿dónde estaba el fallo del course?
¿Locura de Robert Trent Jones Junior?
¿Por copiar diversos hoyos escoceses en una mina?
La clave estaba en la velocidad incontrolada de la bola en los greenes (pelados y duros), que según se acercaba a la Bahía aumentaba con el viento que parecía un remolino. Sólo bastaba ver flamear las banderas, que se movían descontroladas y algunas se enrollaban como una persiana.
Además, por más efecto que le pusieran los jugadores pocas veces se frenaba, ni backspin ni leches. No parecía, igualmente, un terreno de golf, más bien de piedra o grava, más duro que una roca.
Otra cuestión fueron los desagües, grandes canales con casi medio metro de ancho. Las bajadas y subidas como una montaña rusa fueron incontrolables, ya que siempre caían en la misma dirección: a los bunkers.
Asimismo, bastó que un profesional dijera: “yo siempre tiro al centro del green” para que colocaran la bandera, con mala milk, pegada a la izquierda de un bunker en el medio del verde (Hoyo 5).

SE JUEGA AL FLOG, NO AL GOLF
El mundo del golf, tan rígido, tan inmaculado por sus reglas y tradiciones ha demostrado una vez más su nivel de incompetencia.
O lo que es lo mismo, “El principio de Peter” escrito por el doctor Laurence J. Peter y Raymond Hull.
Incompetencia del diseñador del campo de golf.
(Una bofetada para el bien ganado prestigio de… su padre, parecían 18 campos en uno.)
Incompetencia de la USGA.
(Ya sabían lo que iba a pasar. Hace cinco años se dirimió el prestigioso US Amateur Championship-2010. Esto no le exime de su error: sus dirigentes han arruinado presumiblemente el segundo torneo más grande de la historia del golf.
¿Con los maravillosos y espectaculares campos de golf que tiene, a lo largo y ancho de su geografía, ese gran país llamado Estados Unidos de América?
¡ Nos parece lamentable!

CRUZ Y RAYA… ¿?
A mediados de los años ochenta, para ser exactos: 1985, los grandes ases norteamericanos “ridiculizaron” el Park Links de St George´s, Sandwich (Condado de Kent). Todavía recordamos las “bromas” de super-Mex Lee Trevino sobre las maderas que tenía que usar desde el tee para coger calle.
Y… el cabreo de Sandy Lyle que se marchó del campo pensando que había perdido. El escocés ganó el British Championship por un golpe a los estadounidenses Payne Stewart y Mark O´Meara. La otra sorpresa fue el español José Rivero (líder en el hoyo 11) que acabó tercero.
Los norteamericanos “vetaron” el campo de St George´s, que había sido sede en nueve ocasiones del mejor campeonato del mundo. Los Park Links estuvieron cerrados ocho años para el tradicional The Open, por dicha causa. Hasta 1993… con la victoria de Greg Norman.
Aunque no había un árbol en el course y el rough estaba bastante alto (amarillo, no verde como en Chambers Bay) las dificultades en el British han sido y siguen siendo el tiempo. El tiempo cambiante (se pasa del calor a la lluvia, al frío y con grandiosas las rachas del viento… cada cinco minutos por ese orden).
Algo natural en el mes de julio en las Islas.
Y pasa siempre todos los años.
Al Park Links Chambers Bay lo tendrían que “vetar” todos los jugadores del mundo simplemente por sentido común. Es evidente su  mal trazado y el rompecabezas de los enormes greenes que parecían agujeros negros para los pross o una delicia como pista de patinetes.

HABLEMOS DEL FLOG
Sorprendentemente los organizadores (USGA) eliminaron los famosos y tradicionales scoreboards manuales “por pantallas grandes de televisión” y en esta ocasión, la prestigiosa cadena ABC no retransmitió las imágenes del US Open Championship. Lo hizo otra empresa (Direct Sports TV).
Aunque lo más curioso han sido las distancias abismales entre los aficionados y los hoyos. Lo tenían crudo todos aquellos que pretendían seguir el juego como un paseo. Prohibieron asimismo los cruces imaginarios que se suelen abrir en cada hoyo, una vez que pasasen los jugadores.
Un error que se solucionó los dos últimos días.
No obstante, lo más lamentable ha sido la experiencia –de algún “chalado”, suponemos– al cambiar los par-5 en dos hoyos.
Lo que pretendía ser una innovación ha sido un fracaso estrepitoso.
Una fórmula que, suponemos, trasgredía las reglas del golf porque cambia las distancias del recorrido y quieran o no provocan confusión, a pesar de que se había avisado dicha modificación extraordinaria.
En la segunda ronda, alargaron el hoyo 1 a par-5 y redujeron el recorrido del hoyo 18, a un par-4. El par del campo no variaba (70), en efecto, pero sí las distancias del front-nine y el back-nine (in y out). Los primeros nueve agujeros subieron a 36 y los segundos, a 34 en lugar de 35-35.
Hoyo 1, par 4 (458 metros) y par 5 (542 metros).
Hoyo 18, par 5 (564 metros) y par 4 (470 metros).
Ya, con esta demostración, un verdadero despropósito o disparate en toda regla resulta evidente que se jugó al flog… o lo que es lo mismo al golf al revés.

MENOS SALVAJE Y MÁS MODERADO
Por último, la preparación del course por parte de los expertos de la USGA en el fin de fiesta: menos salvaje y más moderado. La intención: “borrar” los pésimos resultados de los 54 hoyos.
Una puesta en escena más convencional que dio sus frutos beneficiando a más de una docena de jugadores.
64 -6, Adam Scott (Australia-R4), superó las tarjetas de Dustin Johnson (USA) y Henrik Stenton (Suecia) con 65 golpes, -5 en la vuelta inaugural.
66, Rory McIlroy (Irlanda Norte), Charl Swartzel (Sudáfrica), Thomas Aiken (Sudáfrica), Morgan Hoffman (USA).
67, Louis Oosthuizen (Sudáfrica), merece un caso aparte y destacado. Por sus tres vueltas finales: 66-66-67 que le valió para igualar la segunda posición.
67, Goff Ogilby (Sudáfrica), Bill Horschell (USA).
68, Cameron Smith (Australia), Brant Snedeker (USA), Nick Hardy (a-USA), John Sender (Sudáfrica), Sergio García (España).

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