sábado, 17 de diciembre de 2011

¿POR QUÉ PERDIÓ R. MADRID? (y IV)

Gran obsesión: anular al rival, 
no saber negociar su ventaja y Cristiano-dependencia


Quién conoce el humor británico, lo comprendió al instante. La broma de Alex Ferguson al declarar que tendría que “hablar con Mourinho para que, entre los dos, el Manchester United pueda ganarle al Barcelona”. Lo que pareció un halago, ha sido una “indirecta” por la derrota del Real Madrid contra el equipo azulgrana en semifinales de la Copa de Europa.
Con sus colaboradores, Fergie preparó la final de Wembley tras visionar varias veces el partido Arsenal-Barcelona. Precisamente, el único partido que perdió el equipo español en las eliminatorias de la Copa de Europa en terreno británico.
El técnico escocés sabía que jugaba con ventajas. Ventaja como “LOCAL”, ya que la final se disputaba en Inglaterra. Ventaja por “SU SISTEMA DEFENSIVO” que mejoró al de Ron Atkinson y en la que los británicos siempre fueron expertos como holandeses y nórdicos. Y ventaja, igualmente, de su “PODERÍO FÍSICO” y su gran plantilla.

Miguel Miró
El problema no fue la idea, que suponía una fórmula perfecta para superar al Barcelona. El problema estribaba en que Alex Fergusson no se parece en nada a Arsene Wenger y los jugadores del Manchester United, a los del Arsenal. Esta fue la gran equivocación del manager del campeón inglés. Un grave error que lo pagó caro al pensar siempre en cómo se podía “contener y anular” al Barcelona con la doble o triple táctica del Arsenal, en lugar de preocuparse en desarrollar su juego. Su propio estilo y su clara identidad.

EL MISMO ERROR
El Real Madrid cometió el mismo error. Se pudo apreciar en el campo: Cambió su juego (bastante similar al de AC Milán en San Siro) y se  olvidó que los italianos están físicamente más preparados. Además, las características de los jugadores del equipo blanco son diferentes y, si nos apuran, superiores a la squadra rossonegra.
Ya lo habíamos recalcado antes del match del Santiago Bernabéu:
Real Madrid: (…) Cuidar los tiempos de recuperación físicos y no perder balones en el eje del terreno. Tiene que hacer su juego que, por las características de sus jugadores, es diferente del adversario. Si se preocupa demasiado de cómo contener el juego del rival, salvo algunas circunstancias, está “muerto” en el envite.





LA GRAN OBSESIÓN
Igualmente, el equipo merengue hizo un trabajo diferente en cada uno de los períodos. Presión asfixiante en el medio del campo y arriba, con todos sus efectivos. Un marcaje al hombre, en el que sólo había un jugador libre para el cruce (Pepe). Los tres jugadores adelantados (Di María, Özil y Benzema) con el fin de evitar la salida con el balón jugado fueron los que más kilómetros realizaron durante el partido. Dos de ellos terminaron “reventados” físicamente y sólo Benzema mantuvo el tipo.
Cristiano fue el otro delantero que se incorporaba a la delantera desde atrás y por el centro y que también cumplía con la férrea presión en la zona central, sorprendentemente. Aún así, la intensa presión “al hombre” dio el resultado esperado. El Real Madrid desconectó el nexo de unión entre la defensa y el centro del campo azulgrana. Sin embargo, no tuvo el rédito que pretendía: un gol de regalo a los 22 segundos. Un solo gol de los seis disparos que realizó en los primeros 45 minutos sin resultados.
La ventaja inicial –en frío– y dos ocasiones claras de Cristiano. ¿Cómo es posible que no se supiera “negociar” desde el banquillo la forma de “matar” rápidamente el partido? Todo estaba a su favor. Y no era la primera vez que se producía. Varios partidos de Liga los “cerró” en el primer tiempo. Para cualquier aficionado merengue ha sido realmente increíble. ¿Cuál ha sido la causa? ¿La obsesión o la ansiedad?


La explicación tiene nombre y apellido: José Guardiola. El Barcelona no varió el sistema del inicio, a pesar de que lo tenía preparado. Siguió con su estilo, a pesar de la sorpresa de empezar con desventaja. Mantuvo sus cuatro zagueros. Tal fue el “ahogo” que Xavi retrasó su posición. Los problemas se multiplicaban en el centro del campo y el dominio correspondió lisa y llanamente al equipo local en la primer media hora.
Guardiola hizo las indicaciones precisas. Reforzó las dos bandas, adelantó a Abidal con la finalidad de anular a Di María; y a renglón seguido mandó a Alves y Piqué en las labores de frenar a Özíl. Busquets, por el centro, hacía de escudo en las galopadas de Cristiano con el apoyo de Fábregas.
La fórmula dio el resultado instantáneo. El Real Madrid se quedaba huérfano de “lanzaderas” al extremo portugués y a Benzema. No estuvo cómodo el conjunto visitante, todo hay que decirlo, pero cerró las posibles vías de agua del Real Madrid en la parte ofensiva. Esta variante  fue decisiva. Permitió cierto respiro y permitió al equipo azulgrana recuperarse del agobio. Después vendría el segundo golpe, tras una genialidad de Messi y el empate de Alexis Sánchez.
Un gol que llegó a desconcentrar al Real Madrid y que el partido se equilibrara en el último cuarto de hora.   
     




José Mourinho y Rui Faria –acaso… ¿no estaba sancionado?– no movieron ficha en la primera parte y continuaron el guión pre concebido de antemano (más normal en Van Gaal, que en un latino). Tras el descanso, retrasaron la última línea buscando la salida en velocidad al contragolpe. Para recuperar su fútbol o tal vez pensando en que el Barcelona no iba a cambiar su esquema en el campo. Gran error. Su rival optó por tres defensas y Busquets de falso “central”, pero mantuvo las posiciones en el centro del campo. Además de tapar el paso a Özil y Di María, las dos “lanzaderas” del cuadro merengue.
Gran equivocación por parte del Real Madrid. Abrió los espacios y sus jugadores “sin gasolina” después del  “gasto-físico” realizado en la primera mitad no rindieron como antes.
Igualmente se machacó a los dos jugadores más importantes en la “creación” del juego ofensivo. Como si le cortaran la luz al equipo. ¿Por qué? Özil y Di María subían, sí, pero no le respondían sus piernas para volver a las posiciones del círculo central.
Ahí estuvo la llave del partido: el equipo blanco se “rompió” en dos. Regaló el centro del campo y por añadidura el segundo gol del Barcelona (12´). Un mazazo que aceleró los cambios. Precisamente a los “creadores” del juego ofensivo por más delanteros.
Ha sido, algo así como la conquista de Numancia por los romanos. A pecho descubierto y decididamente al ataque. Del 1-4-3-2-1 pasaron de golpe al 1-4-2-4. El sistema que inventaron los húngaros en 1954 y que se lo patentaron a los brasileños. Ya, en ese momento, el Barcelona estaba en plena efervescencia y supo “matar” el match, con el tercer gol de Fábregas.
De nada sirvió el cuarteto atacante blanco, aunque estuvo a punto (cabezazo a tres metros del gol de Cristiano, fuera) de disimular el nuevo fracaso.

¿Por qué perdió…?
…EQUIPO. Posee recursos técnicos y se les hace correr como máquinas.
…GLOBO. Se desinfla como un globo; pierde aire en el segundo tiempo.
…DECISIÓN. Su entrenador carece de inmediatez para negociar una ventaja.
…MENOR número de “creadores” de juego y no se les saca jugo.
…PERPLEJO. En lugar de reaccionar y “liquidar” el match, se quedó perplejo.
…DESPLOME. Sin capacidad de reacción cuando le marcan un gol.
…MANTIENE un ritmo acelerado y no dosifica sus fuerzas durante 90 minutos.
…EQUIPO que no juega “confiado” por las pifias de sus centrales.
…GUARDAMETA. Ninguna culpa en ninguno de los tres goles, y evitó tres más.
…DEFENSA. El lateral izquierdo tuvo que pedir “permiso” para subir.
…ENGAÑO. ¿Pivotes? Eso es baloncesto. Mejor: Stoppers y cerebros.
…MEDIOCAMPO. Acumulación de hombres para que no juegue el rival.
…DELANTERA. Mal explotada por los privilegios del “boss”.
…NO ACERTÓ en sus últimos fichajes y parece no contar con ellos.
…ROMPER. El equipo se partió en dos y careció de “centro del campo”. Lo raro ha sido que lo “rompiera” el mismo entrenador, tratando de justificar sus graves errores con cuatro delanteros.
…¡¡¡INCREÍBLE!!! No deja un espacio, ni un resquicio al rival. Le ahoga en el centro del campo. Utiliza toda la infantería y después le faltan delanteros y lanzadores para ganar el partido en el primer periodo (1-0).

LO MEJOR
Karim Benzema. Tuvo en jaque a la defensa azulgrana por su movilidad sin balón y su fútbol fácil e inteligente. Más efectivo para la unión del equipo que para la galería. Primo hermano del gol y generoso en los pases. Tiene, tan sólo un problema: quien le fichó y confió en él ha sido Jorge Valdano. Todos sabemos cómo terminaron Pedro León y Sergio Canales.

LO PEOR
La reiterativa obsesión del entrenador en preocuparse más del rival en lugar de darle una personalidad al Real Madrid. Seguir con la máxima de construir un equipo “para Cristiano Ronaldo” en vez de un empaque de equipo-equipo. Todos buscaban (¿órdenes?) al extremo portugués como el “salvador” en lugar de compañero. Cristiano parece sufrir ansiedad ante el Barcelona, y debería haberle dejado al menos uno de los tiros libres a Javier Alonso.

ESTADÍSTICA
                        R Madrid                     Barcelona
Posesión Total   37%                 63%
Posesión 1T      40%                 60%
Territorio          53%                 47%
Shots                11                    11
Tres palos         5                     7
Faltas               22                    13
Córners             3                     5
Off-sides           2                     3
Suc/pases         75                    85

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