martes, 11 de enero de 2011

Un “bunker” llamado Federación Española de Fútbol

es hoy una Copa Light

La actual Copa de España, que nació en 1903, ha sido devaluada. No ha sabido mantener su valor ni el prestigio que tenía. Su nombre fue lamentablemente manipulado por la política y ha terminado perdiendo todos sus alicientes.
No es ni la sombra de la Copa Inglesa (más de 700 equipos en liza), a la que se intentó emular. De la participación de todos los equipos regionales, amateurs y profesionales, se ha pasado a un torneo de 83 equipos Super-Light dirigido –incluso su sorteo- en el que se eligen los equipos amateurs, se eliminan a un partido entre los modestos y los de Segunda A; mientras que a los 16avos de final entran los de Primera División “a doble partido”. Una fórmula discriminatoria. Se le corta las alas a los “modestos” para que no puedan llegar a la final y se favorece a los poderosos.


Miguel Miró
Hace medio siglo “el bunker” se asemejaba a un Ministerio. El presidente con coche oficial y chófer, el ocultismo como bandera y una aparente seriedad. Además, hasta el portero tenía privilegios. Pequeñas minucias. Lo que se dice un pluriempleo afortunado. No se perdía ningún viaje de la selección nacional española y su misión era cuidar la equipación.
Sin embargo, lo que más nos sorprendió del “bunker” han sido sus pomposos anuarios. Similares a los que hace la Premier League británica (Yearbook) pero con distinto contenido. Los anuarios estaban dedicados pura y exclusivamente a los dirigentes de fútbol. Figuraban todos los clubes de España, con su escudo y todos los nombres de su Junta Directiva, las direcciones y los teléfonos, después de cada una de  las Federaciones Regionales.
Las páginas dedicadas a las Regionales con el Excelentísimo por arriba y el Don por abajo, tenían tanta pompa y jabón como el inicio del libro (más de 600 págs.) en el que aparecía una catarata de nombres de los que dirigían “el bunker”. Parecía, más o menos, una agenda de relaciones públicas. Igualmente en los distintos comités figuraban abogados del Estado y personas con ambiciones políticas.
Si tenemos en cuenta que cada directiva estaba compuesta por más de 20 personas y son 60 provincias y 8.000 pueblos y ciudades en España, ya nos contarán ustedes cómo se enteraba uno de los jugadores amateurs y profesionales que había en nuestro país. Sólo cabían los nombres –apellido o apodo– de los equipos de Primera y Segunda División y la selección nacional.
Si así se pintorescos eran los anuarios del “bunker” cualquiera pensaría que los que juegan al fútbol son los dirigentes de los clubes. No obstante, tenía una finalidad política. Las Federaciones Regionales y los clubes “grandes” son los que, en definitiva, elegían al presidente. Y el presidente tenía –y tiene- tantos o más privilegios que un ministro.
Poco ha cambiado el “bunker” a pesar de la pseudo democracia en España. El presidente sigue teniendo los mismos privilegios (coche oficial y chófer) además de un sueldo altísimo. Sigue protegido –¿hasta la perpetuidad?–  por las federaciones regionales, que también, según parece, sacan provecho de sus votos. Nada ha cambiado.

LAS REFORMAS
Cuando se suscitaban los problemas, entre los directivos del “bunker” –y los de las regionales, que gozaban de cargos dobles- trataban de ponerse de acuerdo para buscar soluciones. Siempre lo “pagaba” la Tercera División. Una temporada sí y otra también siempre se reformaba la categoría más pobre del fútbol español.
Hubo reformas en la Copa de España.
1903-1932.- Se le denomina Copa de Su Majestad  El Rey (Alfonso XIII).
1932-1936.- Se le denomina Copa del Presidente de la República.
1939-1975.- Se le denomina Copa de su Excelencia el Generalísimo (Francisco Franco).
1976-1977.- Se le denomina Copa de Su Majestad  El Rey (Juan Carlos I).
En lo que respecta a su fórmula de juego, también se hicieron modificaciones. Empezó siendo el punto de partida del fútbol en la Península Ibérica, por lo que se disputaron por el sistema de Liga (todos contra todos) hasta 1910. Los tres primeros campeonatos no han sido computados por la FIFA, al haber dos federaciones paralelas: Federación Española de clubes y Unión de clubes de fútbol, en San Sebastián.
Sin embargo, con el apogeo del deporte se formaron 10 multiregiones (las primeras fueron Galicia, Norte, Centro y Cataluña) y el número de equipos aumentó como la espuma. Ya se hacía por eliminatorias, como en la Copa de Inglaterra. Al principio fueron los campeones regionales los que participaban y después, también los sub campeones.
El subidón duró hasta 1929, año que nació el Campeonato Nacional de Liga. A partir de ahí la Copa pasó a un segundo plano. Recuperó su brillo en los años sesenta con la Recopa de Europa (1961-1999), pero quedaría “tocada” en 1980, ya que la final la jugaron Real Madrid - Castilla (filial), perdiendo toda legitimidad. Algo que se repetía de antiguo, porque el At. de Madrid era el filial del Ath Bilbao en la capital.
Aunque siempre se pretendió que fuera igual que la Copa Inglesa (más de 700 equipos y la posibilidad de una sorpresa; partido único hasta las semifinales), los clubes “grandes” siempre se opusieron. Los últimos cambios se hicieron en 2004-05, con un sistema más justo. (Partido único en el campo del débil y a doble eliminatoria a partir de los octavos de final) que produjo reacciones entre la RFEF y la Liga Profesional. En 2005-06, se dejó fuera a los equipos que competían en los torneos europeos y el actual, que no deja de ser un sistema con privilegios (1ª División) y un sorteo dirigido.


DIRIGENTES CAPRICHOSOS
El gran problema de España -y creemos que también de otros países- es el dirigente caprichoso. El caso del ex presidente del Barcelona, José Luis Núñez, ha sido sonado. Se inventó la Super-Copa, al ver que su equipo ganaba copas y no ligas. Cedió la RFEF y ahora mismo la competición no tiene ningún interés, como tampoco la Super-Copa de Europa. El resultado de un partido no acredita que el ganador sea el mejor de España o de Europa. Como el triunfo del Atlético de Madrid ante el Inter de Milán. El equipo italiano, por su trayectoria en la Copa de Europa, es y será siempre el legítimo campeón continental.
En el caso de la UEFA o la FIFA también hay caprichosos. Los dirigentes no se preocupan por los espectadores y que se llenen los estadios. Al parecer, le interesan más los ingresos por televisión. El presidente FIFA Joseph Blatter buscó resultados económicos en Sudáfrica. La Copa del Mundo generó un total de €2.870Millones en derechos comerciales, de los cuales €1.550Millones correspondieron a la Televisión. La FIFA, por otra parte, pagó €420Millones en premios. ¿Y las taquillas? No sé, no contesta.
Lo que ya choca es la ambición del presidente UEFA Michel Platini, que montó una plataforma de TV para no tener que pagar a una agencia. Choca, choca y mucho… porque ha sido jugador de fútbol.
No deja de ser preocupante en una sociedad más materialista que humana.

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