lunes, 17 de enero de 2011

El Barcelona patenta el balón y dice que es suyo

De “scottish passing” a "Royal
Orchestra” del FC Barcelona

José Guardiola mueve las fichas como en una partida de ajedrez. Las coloca para defender y atacar. El alfil en diagonal, las torres en vertical… El caballo para distraer y la reina para “romper” cualquier obstáculo o muralla. Los peones, sin embargo, se mueven a distancias cortas y el rey, siempre protegido.
El fútbol del Barcelona es mental y físico, pero también tiene música.
Pueden haber “solos” increíbles, cuartetos, tríos…
No hay nada más solemne que una orquesta de más de 100 músicos interpretando el concierto de Brandeburgo de Johann Sebastian Bach, el padre de la música. ¿Cómo es posible esa sincronización?
La música es la sincronización de todas sus piezas. La comunión, el apoyo mutuo, la asociación, la solidaridad.
El Barcelona sólo es egoísta en la posesión del balón.
No existe el “fútbol del cartero,” protagonismos, individualismos ni jefes. Es un equipo-equipo, mentalmente enchufado y que tiene la partitura bien estudiada. Aún así, hay jugadores que inventan sobre la marcha por su calidad innata.

Miguel Miró
El “scottish passing” sorprendió al “dribling game” que propuso el equipo inglés en el primer match oficial internacional de la FA (Inglaterra-Escocia). Precisamente, después de la escisión del Football Rugby, y el nacimiento de un nuevo deporte llamado Soccer. En las islas se le denominó así para diferenciarlo del Football Rugby Union, padre del fútbol actual. En aquellos años todavía se empleaba las manos y los pies. El “scottish passing” consistía en un juego donde se multiplicaban los pases (golpeaban el balón con manos o pies) y sorprendieron a los universitarios ingleses.
El “dribling game” no es lo que todos piensan. Se trataba de coger el balón (ovoide) con la mano y pegarle largo y alto hacia el campo contrario. Lo mismo que en el deporte del rugby.
Mucho ha llovido desde aquél match, pero la historia ha demostrado dos fórmulas distintas de concebir este novedoso deporte que, en realidad, tiene dos fechas significativas que determinan su despegue:
1870, la comercialización del caucho = el balón pasa a ser redondo.
1871, la introducción del goalkeeper (portero) = único jugador que puede utilizar las manos.


“CORTITA Y AL PIE…”
A finales del siglo XIX ya se distinguía en el extranjero a los equipos británicos. Un periodista rioplatense lo reflejaba así:
“Uruguay adoptó la versión escocesa y los argentinos, la inglesa”.
De ahí viene, también la expresión del “patadón y tiente tieso… y tiro a la olla (área)”, que lo practicaba el Athletic Club de Bilbao y el pase corto y pausado del “cortita y al pie” de los escoceses, que así lo adaptaron los equipos franceses y uruguayos, tras ver jugar al Celtic de Glasgow y el Aberdeen.
Del “scottish passing” a la “real orquesta sinfónica” del Barcelona se produce una transformación que empieza con el fichaje de Johann Frederick Cruyff y se gesta a través de los tiempos.
a)     La perfección en las triangulaciones (Alemania).
b)     Las bases imaginarias (del baseball, adaptadas al fútbol) en la que Holanda sorprendió con la “naranja mecánica” (Ajax y selección).
c)     La implantación de las “bases” –en divisiones inferiores- por Johann Cruyff, como jugador y después como técnico azulgrana.
d)     La imaginación de Frank Reisjkard al dibujar “dos diamantes” en el campo (rombos).
e)     Y por fin, el “circuito con relevos” que actualmente gestiona José Guardiola, junto a  la cantera de La Masía.
Sin olvidar, las pinceladas de Hennes Weisweiller, que sentó cátedra en el Borussia Moenchegladbach y chocó con Cruyff en el Barcelona. Laureano Ruiz, que dirigía la cantera de La Masía. Terry Venables en jugadas de pizarra y la importancia del jugador “sin balón”. Luis Aragonés, seleccionador nacional, que señaló el camino a seguir (España: campeón Eurocopa Naciones 2008)…
Y por supuesto, lo más importante: la “mano de obra”. Los jugadores, “obreros y arquitectos” que son la esencia pura del juego. Sin ellos y sin la pelota, no se puede jugar al fútbol. 



En la presente temporada José Guardiola dibujó dos esquemas. El 1-3-4-3 (con Maxwell) y el 1-3-1-3-2 (con Abidal). No varía mucho en este sentido, pero siempre tiene como referente al rival. Aunque arriesgado, sigue con la idea fija de tres defensas. Puyol hace de full-back y es quien ocupa la posición más atrasada, mientras que Piqué lo hace más adelantado cubriendo la zona derecha. El brasileño Maxwell, por la izquierda tiene una doble función en recorridos de 40 metros y sus subidas son esporádicas.
El técnico pone a Abidal –más defensivo que el brasileño- para apuntalar la banda izquierda porque tiene más oficio en el cierre. Por las lesiones, al lateral le puso de central y cuando se rumoreaba la marcha de Milito, Guardiola colocó de central a Busquets, sorprendentemente con un buen resultado.
Rara vez ha colocado dos stoppers y sigue confiando en Busquets, un correcaminos que, además de anticiparse y recuperar balones es el “guardaespaldas” de Xavi. Una línea más adelante (escalonada) el Barcelona tiene su laboratorio: Messi, Xavi, Iniesta, mientras que Pedro y Villa están pegados a las bandas, respectivamente.
El despliegue del Barcelona se hace a 30 o 35 metros y monta sus bases imaginarias en el campo de su adversario. Y allí comienza el espectáculo. Lo que más sorprende de este equipo es la rapidez de cómo recupera el balón y el amplio paragüas –desmarques- que dispone el jugador en posesión del esférico. Apoyos, paredes, primer toque, cambios de frente… Y todo ello con muchas marchas y entre líneas del rival.
La llave de éste “tiki-taka” no está en la precisión de los pases, aún siendo fundamental. Lo que marea al rival y rompe su concentración es que si un jugador del Barcelona tiene el balón, sus demás compañeros se están moviendo al unísono “sin balón” continuamente, de base en base. Ese es el gran secreto de este equipo. La movilidad en el ataque, mostrándose dos o tres jugadores en el balcón del fuera de juego, y cuando sale el pase aparece uno desde atrás y ¡zas! La clava en el momento de confusión.
¿Cómo caen en la trampa... si las “bases imaginarias” son las mismas?



SEGUNDO SECRETO
Otro de los secretos está en los relevos y la posición de los jugadores. Esto demuestra que el ajedrez no es una teoría, sino una realidad. Cualquiera lo puede comprobar. Pasó en el Barcelona-R Madrid y también, por hablar de un partido reciente, contra el Málaga. En el momento que Xavi está más adelantado el conjunto azulgrana es mucho más peligroso, más que si estuviera más retrasado.
En esos partidos, Messi jugó de Xavi (en su puesto de lanzador). El argentino cumple la función, porque en este team lo importante es el equipo. Expusimos lo de Xavi, pero en el encuentro ante del Valencia los intercambios despistaron hasta el árbitro. El Barcelona se encontró atado por el marcaje estricto y mixto (al hombre en defensa y presión sobre los pesos pesados azulgranas) y se optó por los intercambios.
Tras el descanso, Guardiola varió las posiciones de cinco jugadores y los “stoppers” del rival perdieron a su “pareja” y para colmo su posición en el campo. El conjunto azulgrana aprovechando este despiste monumental  del adversario marcó dos goles y liquidó el partido. 


¿CUÁLES SON SUS PUNTOS DÉBILES?
El entrenador del Valencia Unai Emery –que parece estar espantando moscas cada partido- sigue sacando pecho. (“Tuvimos en jaque al Barcelona”). Sin embargo, se olvida que ha sido el Hércules de Alicante el único que derrotó al equipo azulgrana en el Camp Nou, con dos goles del paraguayo Nelson Valdez.
La fórmula que empleó Esteban Vigo ha sido bastante similar a la del Athletic de Bilbao en la Copa de España y la Real Sociedad en la Liga. Los donostiarras no lo consiguieron porque dejaron muchos espacios entre líneas y dieron demasiada distancia en los marcajes. No fueron tan severos como se esperaba. No obstante, la misma fórmula les ha dado resultado a los bilbaínos. Se llevaron un empate de la Ciudad Condal.
Esteban Vigo montó un andamiaje muy consistente. Una línea de cuatro adelantada hasta las barbas del área (Cortés-Paz-Pamarot-Peña). Situó a  dos stoppers (Fitzler y Aguilar) por delante. Drenthe, libre, muy dinámico y explosivo aquella tarde, hizo de “correcaminos”. Estaba en todos lados. La última barrera la componían Tiago Gómez, Trezeguet y Nelson Valdez bordeando el medio del campo.
Presión en el marcaje al hombre en la zona y las líneas escalonadas para facilitar la basculación y el repliegue intensivo. El trabajo fue intenso para los alicantinos, pero muy ordenado. Sobre todo en los relevos y la salida del 2X1, tras la pérdida de balón. Además, los contragolpes fueron explotados por la banda izquierda del Barcelona en una tarde aciaga de Maxwell, mientras que el argentino Mascherano casi siempre era superado Drenthe y Tiago Gómez.
Otro de los detalles más importantes de aquél partido ha sido el control de los tiempos, en los contragolpes. Prácticamente desbordaron al brasileño Maxwell y siempre quedaba a contrapie la cobertura de Abidal, que actuó de central en lugar de Puyol.

Nota: ”Fútbol del cartero,” definición de Alfredo di Stéfano durante su etapa de entrenador. Un jugador que corre 80 metros para hacerle el pase de medio metro a un compañero.

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