viernes, 5 de noviembre de 2010

El Valencia re-Mata al Rangers en la Copa de Europa


Por Miguel Miró
Es la segunda vez en lo que va de temporada que el Valencia sabe gestionar los 90 minutos y no tiene que sufrir en el segundo tiempo. La anterior había sido frente al Logroñés, en el que mucho tuvo que ver la sociedad Mata-Aduriz y la contundencia del letón Marius Skandevicius con sus balones largos. Juego corto, posesión del balón y trabajo de contención en la primera mitad. Juego largo y velocidad en el contraataque durante la continuación.
En la Copa de Europa ante el Rangers el examen ha sido más complicado, pero se repitió la misma historia. Una sintonía  bastante completa en cada uno de los dos períodos con distintas alternativas. Y  se pudo comprobar la consistencia del equipo a través de su “esqueleto”, en cada una de las cinco líneas del campo: César, Navarro, Albelda, Mata y Soldado.


¿Por qué ganó el Valencia?
Aunque pueda parecer una ironía, el disparo de Naismith al palo. Esa pérdida de balón en la banda derecha. El arranque de misil del escocés, el despiste defensivo y la providencial, eso nos pareció, estirada de César tocando el balón con la punta de sus manoplas. Un susto que se transformó en el sentido contrario a la ansiedad, pecado de muchos partidos. Motivó más al equipo y sobre todo a los jugadores con mayor experiencia. Juntó más sus líneas, se mostró más serio, más ordenado y más concentrado.
Subió la adrenalina, sí, pero también la autoestima y la confianza. Se fabricó un triángulo defensivo, se cerraron las bandas y sin perder la compostura se puso el traje de faena. Había que frenar a los tres misiles del adversario que campearon a sus anchas en Ibrox Park y la otra vía, para evitar la salida del internacional argelino Burgherra. Lo más positivo ha sido la paciencia. Saber esperar las oportunidades, sin descuidar los marcajes y la posesión del balón.
A la contundencia de los dos zagueros se unió la autoridad de Albelda y la reacción de Mata, que cogió “la manija” para repartir el juego desde la banda izquierda. De sus botas partió el primer remate de volea y de sus botas llegaron las ocasiones del Valencia. Primero apoyándose en Mathieu, después con Aduriz que golpeó dos veces. Todo ello con pausas, porque Mata seguía cumpliendo una doble función defensiva y ofensiva. 
El gol de Soldado, certero como un curtido “cazador”, rompió a la defensa escocesa. Ya con la ventaja, Juan Manuel Mata rompió “sus cadenas” defensivas en la segunda mitad y volvió loca a la defensa del equipo escocés, toda una selección con ocho internacionales. Y llegó el segundo gol de Soldado, con una pared con Mata, que dejaba clara la ambición del equipo valencianista.
El jugador de “quita y pón” del entrenador en los anteriores partidos demostró todas sus virtudes. Las que siempre expuso en la selección Sub 21 que se clasificó para la fase final de la Copa de Europa, un puente  para los JJOO-2012. Mata se mostró generoso, activo y escurridizo. Con imaginación elaboró la mayoría de las ocasiones de gol, en sociedad de Soldado y Aduriz, consolidando la victoria del Valencia.

¿Por qué perdió el Rangers?
El manager Walter Smith se confió demasiado por la trayectoria de su equipo. La columna vertebral de la selección de Escoscia: MacGregor, Weir, MacCulloch, Wittaker, Naismith y Miller. El Rangers venía con la vitola de favorito a Mestalla. Trece partidos imbatido. Diez de ellos en Liga (nueve victorias y un empate) y tres en la Copa de Europa- una victoria y dos empates. Igualmente tenía a MacCulloch –que no jugó en Glasgow– el distribuidor ideal para variar el esquema, dejando atrás el calco de la selección escocesa que dispuso en el partido de ida.
Buscó una apuesta ganadora (1-4-1-4-1) ante un rival como el Valencia que había dado facilidades por su fragilidad en el eje del campo. Un equipo sin ideas que tenía un agujero socavón, diríamos mejor– en la zona ancha y que terminó contagiando a la defensa y aislando a los volantes, maniatados en la nutrida defensa y dejando a Aduriz como alma en pena.
Era normal el paso que iba a dar en Mestalla, ya que estaba en juego la clasificación del grupo. 
La intención de Manager escocés fue adelantar más las líneas y jugar a la contra pensando en que se encontraría a un contrincante debilitado y con poca confianza después de sufrir tres tropiezos seguidos en la Liga (dos derrotas, Barcelona -Mallorca y un empate “de milagro” ante el colista Zaragoza que, precisamente utilizó el 1-5-4-1 al estilo del Rangers.
Sin embargo, ocurrió todo lo contrario. Ni MacCulloch dirigió la orquesta, ni funcionaron los internacionales. Después de un inicio fulgurante y un tiro al palo, se encontraron maniatados. No contaban con la reacción del Valencia y fueron “un palo” los dos goles de Soldado. Tampoco que su rival actuara a la contra, cayendo en la trampa. Walter Smith, obstinado como buen escocés, mantuvo los cuatro zagueros en el segundo tiempo, pero hizo una variante para encontrar el gol: situó a Miller en la banda izquierda y pudo haberle salido bien, pero otra vez el palo se interpuso en su camino. No era la noche del Rangers.

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