miércoles, 24 de febrero de 2016

Fábregas la borda "a lo Xavi" en Chelsea



Fútbol /the teapot

Por Miguel Miró
Lo que no supo hacer el acomplejado José Mourinho lo hizo, desde el primer momento, Gus Hiddink en el club londinense de Chelsea. El holandés, repescado por Abranovich -siempre se acuerda de él cuando tiene problemas- ve el fútbol como experto y tiene una perspectiva mucha más amplia. Muy diferente al luso que siempre se comporta como una persona inestable y casi siempre disfraza su complejo de inferioridad. (Ver libros de psicología).
No se necesita ser experto para darse cuenta.
Hiddink habla poco, lo justo. Tiene una experiencia intachable como profesional y sabe revertir cualquier situación confusa, producto del caos. Además, sabe bastante de psicología, cómo resolver problemas individuales, de grupo y, lo más importante sabe bastante de fútbol.
¿Los jugadores de Chelsea han resucitado?
Por supuesto que no. Prácticamente es el mismo plantel de la temporada pasada, tras ganar “ellos” la Premier League (que no Mourinho).
¿Entonces?
Guus Hiddink habla el mismo idioma de los jugadores. Así de sencillo. Analiza la situación con cada uno del plantel y después  en reuniones conjuntas. Busca los planes de juego, según las características de los jugadores, y hace varios retoques en sus respectivas posiciones.
Y en cada partido, lee con claridad el punto flaco del rival.
Todo parece sencillo para sacar al equipo azul del descalabro y la confusión.
No decimos nada que no sea cierto. Se pudo comprobar. Cualquiera habrá visto a Chelsea en el Parque de los Príncipes frente a Paris St Germain en la Copa de Europa.
Un equipo compacto y bien coordinado. Con la particularidad y  armas necesarias para contrarrestar a su encopetado rival. Le jugó de tú-a-tú y de haber acertado en sus ocasiones de gol, incluso ganar el match.
Esto que decimos no es una utopía, teniendo en cuenta el equipazo que tiene PSG que dominó las tres cuartas parte del match. Y está, en estado de gracia, bajo la batuta de Blanc, un gran estratega.
Pero el partido se jugó en base a los volantes y la inspiración de los delanteros. Tal vez por ello, Blanc (1-3-4-2-1) sacrificó a Matuidi junto a Thiago Motta y Verrati. Reforzó la zona central y arriesgó al dejar tres hombres atrás (todos centrales: Thiago Silva y Marquinhos, en la izquierda y David Luiz, a la derecha).
Hiddink no varió su apuesta (1-4-2-3-1) y puso a trabajar a todo el equipo en defensa y ataque.
Bajó a la segunda línea William y Pedro a “tapar bandas” y desdoblarse continuamente.
Sin embargo, Chelsea dispuso un laboratorio en el eje del campo a dos jugadores prodigiosos que se complementan: Fábregas y Obi Mikel, que marcó el gol del empate.
Aunque sobresalió más el español por su temple y su cabeza fría, que nos hizo recordar a Xavi. Por su inspiración y visión clara de cada jugada. Hasta llegó la sorpresa: cesiones a ras de césped y entre líneas.
Se ganó los galones y su gran personalidad de líder en un equipo británico que nunca se dio por vencido.
Hasta tal punto que prácticamente Francisco Fábregas llegó a anular la exquisita técnica del brasileño Thiago Motta, motor  importante del equipo parisino, y a sus escuderos en la zona de elaboración del juego.

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