lunes, 3 de diciembre de 2012

REYERTA BARRIOBAJERA


Real Madrid con poco, hace mucho; Atlético se “congela”

Decepcionante. Un match decepcionante. Escaramuzas, provocaciones, protestas, agresiones, escupitajos, empujones, cabezazos… con la sorprendente anuencia del árbitro. Un “muñeco” atónito y hablador –con su pinganillo y también con los jugadores– pero sin autoridad. Nada de nada. Y fútbol, de lo que se dice fútbol, escaso. Solamente a cuentagotas. Sólo se puede rescatar la ambición del Real Madrid, que con poco hizo mucho.
“Son sólo tres puntos” dijo Diego Simeone antes del partido. Palabras huecas o “musho miedo” como diría un andaluz. ¿Y la imagen deplorable que ofreció el Atlético de Madrid? El técnico argentino infló un globo de muchos colores, cargados de ilusión que después se pinchó en una acción estúpida de Turán y un formidable “zapatazo” de Cristiano Ronaldo. Su primer tiro libre que “emboca” en 21 partidos de la presente temporada.
A partir del gol el Atlético de Madrid, en lugar de jugar al fútbol y reaccionar…se “congeló” en la nevera. Sin cambiar para nada su “táctica” ultradefensiva y la “tramoya” planeada de antemano.
Y pensar que la farsa empezó por la mañana en el estadio Vicente Calderón, ante 20.000 aficionados rojiblancos con publicidad incluida. Siguió con la provocación antes del partido en el Santiago Bernabéu ante 10.000 hinchas madridistas. Se prolongó con un encuentro que se anticipaba como una “fiesta del fútbol” y terminó como una reyerta barriobajera.
No se trata de un espejismo.
Diego Simeone y José Mourinho son tal para cual.

Ramos escupiendo a Diego Costa aprovechándose que el árbitro está pendiente del corner. Imagen: Canal cuatro TV.
 Por Miguel Miró
Vayamos por partes. Los dos entrenadores tienen la misma manera de ver el fútbol: la bronca por bandera y los dos equipos anclados en el contragolpe. La “tramoya” del  técnico argentino –similar a su colega– fue a buscar bronca. Salirse del reglamento para buscar ventaja.
Algo ya en desuso. Todo un repertorio de “truquillos” viejos para calentar el partido. En lugar de fútbol, una vulgar pelea callejera, similar al Fotball-Rugby del S.XIX. Empujones, cabezazos, hasta escupitajos (que no veíamos desde la Copa del Mundo 1966, por parte del alemán Haller) y “toca-culos” (desde las anécdotas que nos contaron de Ángel Labruna).
El árbitro se hizo el sueco y no paraba de hablar por el pinganillo y cortar el juego. Pero no cumplió, salvo excepciones, el reglamento. Se le cegó la vista de forma repentina. Ciego y mudo, muy a pesar de las denuncias de sus jueces de línea. Por suerte, sólo cuatro madridistas “picaron” porque también les va la marcha (Ramos, Pepe, Alonso y Arbeloa). Esto explica los escasos 15 minutos que se jugaron en la primera mitad. La estratagema del entrenador del Atlético y la indignación del entrenador del Real, con “barra libre” para protestar constantemente al cuarto árbitro sin ninguna amonestación. (Inaudito. Máxime cuando fueron sancionados ocho entrenadores en la presente Liga).
Sin embargo se produjo lo más lamentable y curioso: los que más protestaron al árbitro fueron precisamente los que tenían que callarse. Además, se divirtieron con el juego sucio. Bien reflejado quedó en el patético abrazo efusivo de Sergio Ramos y Diego Costa al final del partido.
Ha sido tal el disloque que Sergio Ramos debió ser expulsado ¡cuatro veces! –las mismas que Diego Costa–  y se marcharon ambos del campo ¡sin ninguna tarjeta! El árbitro sólo amonestó a Khedira por jugada peligrosa, su bota en la línea de la cabeza (Similar a la criminal entrada de Pepe a Agra en el Betis-Real Madrid), además de cuatro jugadores rojiblancos. ¡Increíble!
¿Por qué a Sergio Ramos?  
1.- Manotazo en la cara a Falcao. 2.- Escupitajo a Diego Costa en un córner. 3.- El forcejeo con Godín, que tenían ambos una segura tarjeta roja. 4.- Penalty de libro a Adrián, al desplazarlo de un empujón en el área. Además, porque estuvo en todas las tanganas.


 “INTENCIONES” DE AMBOS EQUIPOS
Las intenciones de los dos equipos madrileños tenían un guión preconcebido. Aunque se rompió muy pronto, por la actitud de algunos jugadores. El Real Madrid sin variar para nada su esquema. José Mourinho es como Fabio Capello, cambian solamente los jugadores. (Uno o dos stoppers; Benzema o Higuaín; Özil o Modric… como un disco rayado). Precaución defensiva, siempre. Pero eso sí siguiendo la versión de Manuel Pellegrini: al contragolpe en velocidad, tal como lo reflejó el técnico chileno en el sprint final de la Liga 2008-2009.
Las únicas variantes han sido las “lanzaderas” con pases largos y cruzados de Di María y Javier Alonso. Los otros detalles que complementan su plan de juego corresponden a los movimientos de Benzema sin balón en campo del adversario. La imaginación del alemán Özil, la dependencia de Cristiano y la solidez en las dos primeras líneas (zagueros y stoppers) que se complementan bien. Una roca, prácticamente, por su dureza en el marcaje.  La intensidad de su juego –más vertical que horizontal– y la calidad de su plantilla, que se preocupa de hacer el resto del equipo en el campo.


En cuanto al Atlético de Madrid, cambió notablemente para el partido entre los dos eternos rivales. Como “Babette” se fue a la “guerra” en lugar de elaborar fútbol. Simeone, demasiado preocupado por el rival, se olvidó del contraataque en velocidad, la intensidad y la presión no existieron en esta ocasión.
Se preocupó especialmente en formar un equipo ultradefensivo, con tres “fullbacks” (Miranda, Godín y Díaz), reforzó las bandas para frenar las galopadas del rival y sin salida para los laterales.
La obsesión en la zona de Di María fue un error. Igualmente la constante permuta de sus “fullbacks”, que se turnaban en la salida y el cruce. Se intentó elaborar el contragolpe desde en el eje del campo. Pero por norma siempre centró en el marcaje. Tapar espacios, especialmente en las bandas en lugar de poner en práctica el ritmo y presión de otros partidos. Los volantes laterales tampoco colaboraron con el juego ofensivo, también hay que decirlo. El esquema como la “bronca X bronca” programada funcionó solamente un cuarto de hora. Después terminó desdibujándose en el campo como un equipo simplón.



EL PARTIDO SE “MURIÓ” CON EL GOL
La intención del cero-cero programada por Simeone para los primeros 45 minutos, se rompió en mil pedazos por una “mano infantil” de Arda Turán. Un tiro libre ejecutado magistralmente por Cristiano a la cepa del palo derecho de Courtois fue la respuesta. Un gol –muchas veces ocurre algo similar– que “mató” el match. El hechizo de un gran espectáculo y el golpe de knock-out para el Atlético de Madrid.
La mano y el gol. Sobre todo la mano infantil de Turán, que quedó bien retratado ante sus compañeros. Mario Suárez se lo recriminó después de la inoportuna acción. Lo más triste: el gol y una internada por la derecha de Diego Costa, que intervino Casillas ante la entrada de Falcao seguido por Pepe, es lo único rescatable de la primera mitad.
Tras el descanso, el partido no tuvo mucha historia ya que el Atlético retrasó sus líneas y regaló la zona central a su rival. Como si renunciara de antemano al empate. Y ya se sabe, cuando un equipo se resguarda en la “cueva” empieza la lluvia. Más no llovió, porque se prolongaron las faltas, los malos modos. Muchos de ellos con aparatosas caídas, como los especialistas de las películas. 
La obstrucción de Mario Suárez a Cristiano que salta por los aires y el empujón de Pepe a Falcao que hace volar a Arbeloa. Son algunos ejemplos del circo, en lugar del fútbol. Las protestas al árbitro, las discusiones y las acciones punibles de tarjeta que el árbitro no quiso ver.
El segundo y último tanto no fue producto de una jugada bien elaborada, ha sido lisa y llanamente la descolocación total de la línea de zagueros del Atlético de Madrid. 
Total, mucho ruido y pocas nueces. Decepcionante. Un partido para olvidar.


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