Miroslav Djukic
lo sabe: el fútbol empieza “desde atrás”
Los directivos y técnicos del Bayern Munich
siguen lamentándose, todavía, del traspaso de Mats Hummels al Borussia Dortmund
por €15 millones. Un “fullback” nacido en la cantera del equipo muniqués. Lo
mismo que Philipp Lahm, Holger Badstuber, David Alaba, Tony Kross o Sebastian
Schweinteiger.
Un error lamentable, sí, máxime cuando los
rectores del club son famosos ex jugadores. Y entre ellos el presidente de
honor, el Kaiser Franz Beckenbauer, impresionante como “cerebro” en el medio
del campo y sus últimos años jugando de “líbero” en la defensa.
Hoy, Mats Hummels es el zaguero más
codiciado por los grandes equipos europeos, incluido el FC Barcelona. Campeón
de Liga y Copa con el Borussia Dortmund es una de las piezas fijas de la retaguardia
de la selección germana. De lejos, el mejor “fullback” de Europa.
Se pudo repetir también con Sebastián
Schweinteiger, tentado por una cifra millonaria del Manchester United. Sin
embargo, el club muniqués le ató con un nuevo contrato.
Valencia, en cambio, también regala “figuras”
por €7 millones –diez millones menos de los que debe abonar de intereses por el
nuevo estadio cada año– y pide celeridad al comprador.
¡Increíble!
Isco Alarcón es estrella en el Málaga (el
chileno Manuel Pellegrini tiene ojos de águila) y ya se estrenó en la selección
española. Un error descomunal de ex entrenador Unai Emery, el secretario
técnico, Braulio Sánchez y el propio presidente. Incluso el técnico vasco le hizo
debutar en Primera División para “presumir” de cantera.
Por
Miguel Miró
Si grave ha sido lo de Franc-Isco Alarcón,
más aún lo de Miroslav Djukic, que termina cansándose de entrenar a las
divisiones inferiores en la Ciudad Deportiva del club valenciano. Un entrenador
(y ex jugador) que le sale prácticamente “gratis” y es de la casa.
Levanta vuelo (clasifica sub campeón de
Europa a la selección Sub 21 de Serbia; dirige Partizán de Belgrado (2º en
Liga) y Selección absoluta de Serbia) pero mantiene su residencia en Valencia.
Djukic brilló 6 años en el club ché. Ha sido
un jugador técnico-táctico con unas cualidades extraordinarias y don de mando
en el área. Un zaguero o líbero que estaba siempre en el momento justo y en el
lugar adecuado para darle seguridad a la retaguardia del equipo. Amigo de sus
amigos (ex jugadores valencianos) y el fútbol, su gran pasión.
No sería una exageración decir que tenía –y
tiene– una visión clara y brillante del juego. Bien como jugador (era difícil
engañarle en un mano a mano); bien como técnico. Lo demostró en el campo, en el
FK Macva Sabac, FK Rad Depos, en su tierra y Deportivo de La Coruña, Valencia,
Tenerife (España) y la selección Yugoslava (hoy, Serbia).
Campeón de Copa en el Deportivo y campeón de
Liga (2002) y Copa con el Valencia. Serio, profesional y reflexivo en las
entrevistas, cuando se habla de fútbol. Lo del Hércules fue una experiencia
más, aunque suponía un imposible (solamente nueve jornadas) y condenado ya
desde el inicio de Liga por ciertos “escándalos” publicados a principio de
Liga.
El fichaje de Miroslav Djukic por Valladolid
supuso otra “cruz” para el Valencia. El presidente del club puzelano apostó por
él para cumplir un proyecto de tres años.. pensando en el retorno a Primera
División.
EQUIPO BIEN ENSAMBLADO Y HAMBRE DE BALÓN
Asciende el primer año a la división de
honor. Sin fichajes rimbombantes, un equipo muy joven y con buen manejo de
balón. Practicando un buen fútbol y con hambre de fútbol. Su última temporada
en Segunda División se pudo comprobar que no basta con correr.
Se debe tratar bien la pelota, conformar un
sistema de acuerdo con las características de los jugadores. Y un plan de juego
variable para tocarle las “cosquillas al rival”. Un fútbol ordenado con presión
e intensidad en el centro del campo y lo más importante, ir partido a partido
para acumular puntos. Djukic siempre recalca “más concentración, más presión e
intensidad en el campo”.
Nadie –ni siquiera el presidente del
Valladolid Carlos Suárez, uno de los presidentes más jóvenes– esperaba que el
equipo ascendiera a Primera División en el primer año del yugoslavo (hoy,
serbio). Se había pactado un “proyecto para tres años” y en el inventado
play-off por la FEF (se sigue mirando al baloncesto) se engancha, supera las
eliminatorias y dio su salto mortal.
Mucho mérito tiene Miroslav Djukick, pero
los que ganaron los partidos fueron los jugadores. En especial ese grupo de
jóvenes promesas, subida de la cantera como Manuel Coronado “Lolo”, Omar Ramos,
Oscar Javier González, Jesús Rueda, Javier Baraja… y de otras canteras Marcos
Valiente, Carlos González “Peña”, Luis Sastre (Barcelona), Miguel Valenciaga (R
Sociedad), Álvaro Rubio (Zaragoza), Alberto Bueno (R Madrid), Javier Guerra y
Jaime Jiménez (Valencia).
Además, no olvidemos que siete jugadores
causaron baja a principios de campaña y uno de los “transferibles” se ha
destapado y está causando sensación en las filas de la “cruz violeta” (que luce
en el segundo uniforme). El angoleño Mateus A Contreiras, cariñosamente
Manucho. Un delantero que jugó en la Premier League (Manchester United y Hull
City). También hay que valorar a los jugadores extranjeros, pero así y todo el
esqueleto del equipo tiene acento español.
EL FÚTBOL EMPIEZA DESDE ATRÁS
Lo que se ha demostrado, desde hace mucho
tiempo, que los porteros y zagueros “aprecian con mayor rigor el fútbol y lo
leen más fácil en el campo”. Cualquier apasionado al fútbol sabe que en la zaga
hay un enorme panorama y la experiencia suele ser mayor a la hora de convertirse
en entrenador. Pongamos un ejemplo actual: Francisco Jémez. El equipo rayista
–10 bajas a principio de temporada–
divierte y entusiasma por el fútbol atrevido que desarrolla. Y sigue
sorprendiendo por sus planes de juego en la Liga.
Miroslav Djukick no es una excepción a la
regla. No deja de ser un estudioso y reflexivo en un deporte que es su
verdadera pasión. Lo vive intensamente, sin exteriorizarlo. No obstante, sabe
que “el fútbol empieza desde atrás”. Y el Valladolid, bajo nuestro punto de
vista tiene la mejor defensa del campeonato.
No lo decimos sólo por los nombres que
componen la retaguardia (que también se valoran), sino por el ordenamiento,
colocación, seguridad, potencia física, contundencia, confianza, intuición,
velocidad en salida y cruce. Son el escudo y apoyo. La combinación perfecta. Junto
a la colaboración de un guardameta de muchos kilates, Daniel Hernández que
confirma su gran momento tras birlarle el puesto a Jaime Jiménez, titular en el
comienzo de la Liga.
El trabajo del técnico ha sido realmente
formidable. Incluso en los contratiempos. Hubo un partido en que se lesionaron
los titulares y se remendó el descosido. Los movimientos seguían siendo los
mismos en la penúltima línea con Rueda y Peña. Ya trabajados en Segunda
División por el entrenador. Rueda: su puesto habitual, mediocampista y Peña,
lateral izquierdo.
La adaptación ha sido fenomenal para los dos
jugadores. Lo mismo decimos de Rukavina (a veces se coloca en el centro de la
zaga o sube por la banda) y Balenziaga que cumplen en la seguridad de la
defensa vallisoletana. Todos parecen “hermanos” de una misma función. Porque no
sólo destaca la dupla de “fullbacks”, Sereno y Valiente, sino el trabajo
coordinado de todo el cuarteto.
Aparte de la salida del balón desde atrás jugado
al pie hemos visto una cobertura coordinada. A veces escalonada y basculante.
Cubriendo las espaldas al stopper y organizador del equipo. Apoyos contínuos
ante la salida del compañero. Salidas cubiertas. Relevos y cruces rozando la
perfección y automáticamente. Marcaje mixto en jugadas a balón parado. Máxima
concentración y combinación. Cierres de los laterales.
El trabajo de la defensa no se mide por los
goles, sino por el talento de los jugadores. Y el Valladolid cuida con mimo hasta
el mínimo detalle.
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