viernes, 1 de febrero de 2013

URUGUAY ASOMBRA AL MUNDO (IV)



El fútbol gira en la “órbita de
Herbert Chapman” e Inglaterra

"La Asociación de fútbol (FA) no es tan rica en personalidades que pueden darse el lujo de perder a un hombre como el señor Herbert Chapman, entrenador del Arsenal, quien murió repentinamente en su casa en Hendon el sábado después de una corta enfermedad. Tenía sólo 55 años de edad y, del mismo modo que había logrado tanto esplendor en el fútbol, tenía tanta vitalidad y determinación que él parecía el indicado para hacer aún más en el futuro".
The Times, Lunes 8 de enero 1934.

Miguel Miró
Inglaterra rescató del pasado un proceso que demandó siglos cada una de las distintas especialidades deportivas. Reestructuró en cada deporte sus primeros reglamentos (a través de la Francmasonería) y asimismo la organización como espectáculo a expandirse a los cuatro vientos.  
Entre los pioneros figuraba Thomas Arnold, profesor de la Universidad de Oxford, que había experimentado una penosa realidad. Los “colleges” ingleses parecían castillos feudales. Por ese motivo optó por abrir los recintos al aire libre. A través del club deportivo (Inventado por la Francmasonería, hay libros y vestigios que lo certifican) se creaba al deportista y al dirigente.
Inglaterra se aseguró el dominio del mar. De esta forma extendió la influencia de sus máquinas, de sus capitales y también los deportes. El “boom” de la revolución industrial. Una corriente formidable durante la era victoriana que encauzó y proyectó los deportes al  mundo entero.
Obreros, técnicos y profesionales, en el mismo baúl que llevaban sus libros o herramientas, también transportaban artilugios deportivos. Raquetas de tenis, palos de golf, guantes de boxeo, balones de rugby… Pelotas y botas de fútbol.
De ese conocimiento y experiencia  se beneficiarían muchos países. El polo floreció en la India. El rugby fue llevado por los emigrantes a los Estados Unidos. El hockey se afincó en Australia y el soccer (fútbol) terminó propagándose por toda Europa y América del Sur.


URUGUAY: BREVE HISTORIA
Uruguay es un país que pretendían y se “comieron” parte de su territorio Brasil (invasión del reino de Portugal) y Argentina. Un país pequeño (187.000 km2) pero floreciente, al que un lord inglés (John Ponsomby) lo puso en el mapa como “país satélite” entre los colosos de América del Sur. Primero, por cuestiones políticas y después, por cuestiones económicas*.
El progreso y la explotación empezó a través de Gran Bretaña, ya que los mayores beneficios viajaban a las Islas. Hasta que un periodista y visionario español José Batlle y Ordóñez reformó el país de cabo a rabo durante sus dos etapas en la presidencia. Batlle, de fácil palabra y escritura directa y clara, tuvo igualmente “notables” colaboradores europeos, especialmente españoles.
Nacionalizó en gran medida las empresas inglesas afincadas en el país. Y transformó la nación como punto y seña de la democracia. Una República próspera, exportadora y con recursos naturales. Impulsó la clase media, implantó las pensiones y jubilaciones (30 años de vida laboral). El derecho a la mujer (1906), las ocho horas laborales diarias, entre otras muchas reformas y convirtió a Uruguay en el faro del continente sudamericano.
El país consiguió su independencia el año 1825 y redactó y aprobó su primera constitución –como espejo, la francesa– en 1830. Más del 75% de su población procedía de Europa. Entre ellos emigrantes “ilustres” desterrados de sus países por sus ideas innovadoras y utópicas que acabaron por implantarse en este pequeño, pero gran país.
Por poner un ejemplo, su capital Montevideo –que tenía muchos trabajadores e ingenieros ingleses– adoptó las costumbres españolas: valencianas y catalanas. Y además de tener un Libertador de América, como José Gervasio Artigas (de origen español), también vivió y luchó en pos de la libertad el italiano Giuseppe Garibaldi amante de la unidad de Italia.
Otro ejemplo: José Pedro Varela –descendiente de gallegos– el “padre” de la escuela pública obligatoria, gratuita y laica en Uruguay. Su célebre frase quedó escrita en letras de molde:
La educación, en verdad, es lo que nos falta; pero, una educación para todos, sin distinción de clases, para iluminar la conciencia oscurecida del país; una educación que nos permita formar al niño para ser hombre y al hombre para ser ciudadano”.

[*Tanto diplomáticos ingleses como franceses estaban al acecho, utilizando “su influencia” para conseguir, como depredadores, los despojos de las colonias del Imperio español en América]. 

Campeones Olímpicos en Paris
SECRETO DEL FÚTBOL URUGUAYO
Hace algunos años los campeones de antaño, como el caso de Roque Gastón Máspoli (de origen suizo) dijo: “Lo más importante del fútbol uruguayo es la garra, no darse por vencido nunca”. La garra es importante, sin duda, pero la selección celeste que tiene el record de 20 títulos oficiales de FIFA, tenía muchos más recursos que la “garra”.
Pedro Petrone como otros delanteros de los años veinte se entrenaba con tubos de cemento en el Puerto y hasta que no acertara 50 tiros seguía practicando. También se las ingeniaban para dibujar una portería en la pared, para poder manejar la pierna “mala”. Inventaron el fútbol de salón, pero no como deporte. Se hizo especialmente para entrenar la técnica en los espacios cortos. En los pabellones de baloncesto montaron un campo pequeño, pintaron las porterías en las paredes y no pusieron líneas divisorias. Por igual motivo se llegó a decir que podían jugar al fútbol “en una baldosa”.
Así fue como inventaron “la pared” (después se repetiría en el campo con dos jugadores), la “cortina”, “la jopeada” (el sombrero) y mil inventos, productos de la imaginación. Todo ello y mucho más en el pabellón.
La técnica, el control del balón (y eso que pesaba muchos kilos) –como dijo José Emilio Santamaría, empleado de Banca e hijo de gallegos– también ha sido una de las bases mágicas del fútbol uruguayo.
Es cierto, igualmente, que Andrés Mazali –el guardameta de la selección, que se perdió el mundial-30 por el perfume de una rubia– practicaba otros deportes. Uno de ellos el atletismo. Pero también ejercía como preparador físico de sus compañeros del equipo. Eso también se llamaba y se llama camaradería.
Si añadimos, además, la colaboración de los trabajadores británicos del Ferrocarril –ingleses/escoceses– podríamos decir que los uruguayos estaban al tanto de las innovaciones de los equipos de las Islas. Hasta tal punto que, durante muchos años, les siguieron llamando “halves” en referencia al half (medio) a los zagueros laterales.

Arriba, JJOO Amberes y abajo, Copa Mundial FIFA 1950, Río de Janeiro
“UNA ESTRELLA BRILLANTE ASOMBRÓ VIGO”
La frase no es nuestra, sino de un periodista gallego, Manuel Sarmiento Birba, que sabía mucho de fútbol. Lo contó y lo recontó en un sinfín de artículos. Se quedó sorprendido con el equipo celeste. Camino de París, los uruguayos jugaron un partido amistoso en Galicia, y dicho periodista predijo, antes de los Juegos Olímpicos de Colombes, que esa selección se llevaría el oro. Y así fue.
Uruguay no sólo asombró en Vigo, sino al mundo entero con sus dos victorias olímpicas, organizadas por la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA). La historia posterior ya la conocen, dos medallas de oro (1924 y 1928) y dos mundiales (1930 y 1950), el primero de ellos en Montevideo, capital de la República Oriental del Uruguay.
¿Oriental? ¿Cómo es posible que algunos españoles no lo sepan? Fueron precisamente los españoles quienes denominaron la Banda Oriental, donde estaba situado el virreinato del Río de la Plata.
Y ya que estamos, Montevideo. Erróneamente se llegó a escribir en libros de historia que fue un marinero portugués quién gritó “Monte video”. La verdad, la verdadera está guardada en los archivos de las Indias, Sevilla.
Su nombre lo escribió el capitán en el libro de bitácora. Precisamente, el adelantado Juan Díaz de Solís que descubrió Uruguay. Significa, Monte VI de E(ste) a O(este). Después fue otro adelantado español, (Hernandarias) quien llevó en sus galeones el ganado bovino y ovino. Tampoco es verdad que fueron los ingleses. Los británicos llevaron sementales y “crearon” la raza Hertford (muchos años después). Este es uno de los motivos de la calidad de la carne uruguaya.

Uruguay, campeón del mundo 1930

CAMPEONES DEL MUNDO QUE HABLAN ESPAÑOL
Un amigo –Julián Arguedas– nos recordó, cuando la selección española ganó su segunda Eurocopa de Naciones en Polonia/Ucrania, que también era una victoria conjunta y expandida a los 400 millones o más que hablan español en el mundo, como primera o segunda lengua. No se trata de ninguna tontería esta reciprocidad.
Algo que se debería hacer, recíprocamente, al éxito de los uruguayos en los JJOO y los mundiales durante el S. XX.
La reflexión no tiene ningún desperdicio. Vamos a recordar también, a los celestes  que dieron la vuelta olímpica en París, un hecho que se repetiría en los grandes campeonatos. Presten atención a los apellidos:
Pedro Arispe, Pedro Casella, Pedro Cea, Pedro Etchegoyen, José Naya, Ángel Romano, Zoilo Saldombide, Pascual Somma, Antonio Urdinarán, Santos Urdinarán, Fermín Uriarte, José Vidal, José Leandro Andrade y Alfredo Ghierra, que parece un error (Guerra) del registro de inmigrantes.
Un total de 16, descendientes de españoles, y el resto como Luis Chiappara, Pedro Petrone (máximo anotador, siete goles), José Nasazzi, Andrés Mazali, Humberto Tomassina y Héctor Scarone, de origen italiano.
Sin embargo, todos hablaban español, pero también se puede apreciar otro detalle importante. De la mezcla existe otro secreto. La tecla real de la “forma de hablar español” en Uruguay y Argentina. El acento o canto viene del italiano y las palabras, muchas de ellas, del castellano antiguo.
Del mismo modo se podría decir de los apellidos de los campeones del mundo 1930, en el que participaron también españoles.
He aquí los once: Enrique Ballesteros; José Nasazzi y Ernesto Mascheroni; José Andrade, Lorenzo Fernández y Álvaro Gestido; Pablo Dorado, Héctor Scarone, Héctor Castro, Pedro Cea y Victoriano Santos Iriarte.

Uruguay, campeón del mundo 1950

0 comentarios:

Publicar un comentario