Real Madrid pierde la chispa
cuando “le regalan” el balón
Por Miguel Miró
Por Miguel Miró
Más sabe el diablo por viejo, que por
diablo.
Alex Ferguson dio una lección táctica en el
Santiago Bernabéu.
(Nos hizo recordar a Arsene Wenger en el
Arsenal-Barcelona [2-1] de hace dos años en Londres. El francés cambió tres
veces el esquema y el plan de juego para revertir el 0-1 y ganar a los
azulgranas).
El escocés repitió el ensayo general en Liga
ante el Everton, con José Mourinho en las gradas.
Propuso dos esquemas en cada tiempo y cerró
todos los caminos por dentro y por fuera al Real Madrid. Una lección de trabajo
y plan de juego consistente y bien ordenado. Mentalización, concentración,
anticipación, coordinación y sacrificio en bloque. Hasta Rooney y Van Persie se
pusieron el traje de faena.
Alex Ferguson y su equipo estudiaron todos
los movimientos del rival y conocían, igualmente, su “punto débil”. Por eso
cambiaron de fórmula en el segundo tiempo, “regalando el balón al Real Madrid”.
El rival se bloqueó (como el partido de Los Cármenes, el Granada ganó tres puntos de oro) y empezó
a tirar centros a la olla, sin criterio y sin plan “B”.
Manchester United fue entonces fue quien “golpeó” al contraataque. Por las bandas y por el centro, con pases combinados en velocidad y sobre todo por “sorpresa”, ante los muchos espacios que dejaba su rival.
Momentos de desconcierto que desaprovecharon
los ingleses para “matar” el partido. Cuatro oportunidades clarísimas. Latigazo
de Van Persie, que despejó al travesaño Diego López. Pase a la espalda de los
defensas y otra vez el holandés colocó suave (con semifallo) el balón cara-a-cara
con el guardameta, pero Javier Alonso salvó en la línea. La ocasión de Giggs
–no se esperaba el pase al palo derecho del guardameta– que perdió unos segundos
preciosos y por último, el disparo cruzado de Van Persie al segundo palo, que
Diego López (con paloma incluida) despejó a corner.
Un partido intenso, muy táctico para el
visitante, que terminó en un empate. Un “blanco y negro” para el Real Madrid y un “black & White, baby” para el
Manchester United en el primer acto de la eliminatoria.
Le obliga al cuadro merengue marcar un gol o
más goles en Old Traford. La pelota… en el tejado. Quedó por decidir quién pasa
a los cuartos de final.
REAL MADRID: SORPRENDENTE “UP
& DOWN”
Para variar, el equipo del Real Madrid
–pocas veces lo hizo en dos temporadas y media– presentó el mismo sistema
(1-4-2-3-1), despejando la duda de los zagueros laterales. Confirmó la dupla
Arbeloa-Coentrao en lugar de Essien a la derecha (seguro y contundente en Copa
ante el Barcelona) y Arbeloa a la izquierda. Los dos centrales previstos
(Varane-Ramos); dos stoppers (Khedira-Alonso), tres volantes (Di
María-Özil-Cristiano) y un delantero (Benzema).
A pesar del incómodo marcaje del rival el
Real Madrid se desenvolvió con inteligencia durante el primer período. Özil
buscó el carril izquierdo, pasando Cristiano al centro, mientras Benzema
“fijaba” a los dos centrales. Llegaba, también, por la otra banda el alemán
Khedira, desde atrás. Pocos fueron los contragolpes rápidos, pero llegaron las
primeras oportunidades a través del cuadro local. Jugadas y remates de Özil,
Khedira y Di María desde fuera del área.
Sin embargo, la más clara fue de la Coentrao
descolgado desde atrás, que rompió el
marcaje de Rafael da Silva y remató al segundo palo obligando al guardameta a
estirarse para evitar el gol con la punta de los dedos (el balón pega en el
palo).
El argentino Di María, entrando en diagonal
fue junto a Özil los más activos adelante, aprovechando algunas indecisiones de
Evans, al estar pendiente de los movimientos de Benzema. El equipo blanco
encontró espacios en pasillos angostos (banda izquierda de Rafael) pero pronto
se encontró con un gol en contra. Una circunstancia que obligó al local a un
sobreesfuerzo en el manejo del control del partido a través de sus figuras.
Y una falta desde la izquierda Real Madrid consiguió
diez minutos después el empate. Un golazo. Centro medido por Di María y
acrobático salto de Cristiano que sorprendió a la defensa británica. El
partido, intenso y eléctrico acabó con dos ocasiones de gol. Una de Welbeck en
la boca de gol, que puso el cuerpo Diego López y el remate de Rooney a bote
pronto. Y la segunda de Özil en el que estuvo inspirado De Gea.
La segunda mitad fue negativa para el cuadro
local, al cederle el balón a su adversario y plantarse con dos barreras en su campo.
Incomprensiblemente, el equipo merengue cometió los mismos errores que ante el Granada en la Liga.
Se les borran las ideas a los jugadores y pocos son los que asumen la
responsabilidad de cargarse al equipo a sus espaldas. No sabe cómo cambiar de chip (su
fuerte es el contragolpe) y recurre a los centros a la olla como recurso.
Aún así, otra vez Coentrao (desconocido por
su intensidad y rapidez) rompió otra vez el marcaje por su banda y como extremo tiene la
mejor oportunidad del Real Madrid. Un remate a bocajarro que De Gea recurre a
los pies para repeler el balón.
MANCHESTER UNITED: TACTICAMENTE,
FORMIDABLE
El conjunto inglés, por su parte, repetía
esquema (1-4-2-3-1) y plan de juego con respecto a su último partido liguero. Victoria
ante el Everton. Un salto mortal en la Premier League, manteniendo su liderato
y ampliando su ventaja al City en 12 puntos. Eso sí, con cuatro variantes en sus
filas: Ferdinand x Vidic; Welbeck x Cleverley; Carryck x Valencia y Kagawa x
Giggs.
Alex Ferguson y su equipo de colaboradores
había estudiado a fondo al rival y apostó por la misma posición en el campo
durante el primer tiempo. Una presión constante con marcaje en zona al hombre,
para impedir el contragolpe del Real Madrid. Las intenciones, en definitiva,
frenar la circulación por fuera (las bandas) y por dentro (medio). Además del
control de Cristiano, Özil, Di María y Alonso.
Varias barreras y marcaje escalonado a
sabiendas que, si se pasaba una zona, siempre había otro jugador en el cruce. Los
centrales y guardameta como último recurso en el camino hacia el gol. Un
trabajo muy sacrificado y arduo, sin perder de vista a Kagawa y Van Persie en
los balones largos.
Jones (Cristiano), Welbeck (Khedira) y
Carrick (Özil) cerraban los movimientos por el medio, mientras que Rooney entorpecía
las salidas de Alonso y Kagawa intentaba evitar la subida de ambos
laterales. Por su parte, la velocidad de Van Persie (defendiendo de cabeza los
corners en su área) “fijaba” a los centrales Varane-Ramos.
Un trabajo de laboratorio que frenó el
contraataque en velocidad de los merengues. Igualmente, una jugada preparada
supuso la apertura del tanteador en el Bernabéu. Welbeck, en un espectacular cabezazo
desde el punto de penalty, tras un corner lanzado con maestría por Rooney. Un
0-1 que obligó a permutar de puestos al rival, originando más aperturas en
banda izquierda ante la flojedad de Rafael Da Silva y algunas por el centro,
pero con remates a media y larga distancia de Khedira y Di María.
Como los movimientos de Cristiano estaban
“cercados” y sin los apoyos de sus compañeros, el empate llegó también a balón
parado. Espectacular centro alto de Di María y golazo de Cristiano de cabeza.
Ni Evans, ni Evra pudieron hacer nada (a media altura del palo derecho de De
Egea, hacia abajo). La igualada no cambió nada el andamiaje del equipo inglés.
Sin embargo, en la segunda parte Ferguson cambió
el dibujo (el tradicional para el técnico escocés: 1-4-4-2, con dos barreras
bien ordenadas) y regaló el balón al adversario. Conociendo, a priori, las
deficiencias del Real Madrid para tomar la iniciativa en posesión de la pelota.
Ahí estuvo la clave y la forma de liquidar el partido, porque Wayne Rooney
entraba en diagonal y organizaba el contragolpe. Se asociaba más con Welkeck
(19 años), Van Persie y Evra.
No obstante, el árbitro se hizo el “sueco” en
una falta clara y de tarjeta cometida por Varane, cuando se escapaba Evra en busca del
segundo gol.
Ocasiones no le faltaron al Manchester
United para rematar el match. Cuatro de ellas clarísimas, pero el acierto del
guardameta Diego López en dos de ellas, Varane y Alonso (desde la línea)
abortaron las acciones. Mucho más peligroso en ocasiones puntuales a la contra
que su rival, atascado en el medio del campo, lanzando los centros al área.
Según como transcurrió la segunda parte a
nadie le hubiese extrañado un 1-2 o 1-3 a favor del conjunto británico. Un
resultado que no se produjo y por lo tanto permite ahora a decidir la
eliminatoria en Old Traford a principios de marzo.
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