Un “marciano” llamado Rory McIlroy
desconcierta a la NASA
Holiwood, con una sola "ele", es la ciudad donde nació Rory McIlroy en Irlanda del Norte. |
¿Están
locos los de la NASA?
Para
qué mandaron un robot explorador (Curiosity) a Marte, que está años luz de la
tierra, si tenemos un marciano en Holiwood. En un punto perdido en el mapa de
Irlanda del Norte que ahora tiene una estrella que brilla con luz roja.
Un
marciano que es menudo como un lechuguino, nariz afilada, ojos de halcón, pecoso,
pelo revuelto y una cabeza-computer. Además, con un “don” muy especial para el
endemoniado juego del golf.
Tan
pequeño, tan tierno, tan frágil.
No
obstante, se transforma cuando pisa un course o link-park.
Sin
perder su fácil sonrisa.
Se
convierte en UN MARCIANO… en un mundo de pequeños “terrícolas”.
Segundo
año del “Marciano-Rory” y dos torneos grandes del Grand Slam en sus alforjas. (Seve
Ballesteros llamaba “salmones”). El US
Open Championship en el Congressional Club y 14 meses después el US PGA
Championship en las arenas movedizas del Kiawah Island GC, al borde
del Océano.
Por Miguel Miró
Ya pasó con el irrepetible Severiano
Ballesteros en el Masters Tournament 1980. Los pross estadounidenses le
llamaron “ET o extraterrestre”. Se
repite –guardando las distancias en swing y drive– con Rory McIlroy, en el US PGA Championship.
Salida espectacular (67, sin bogeys) y final espectacular (66, sin bogeys). El
norirlandés demostró que también es un “marciano”.
Batió el record del jugador más joven (23
años, tres meses y ocho días) que ostentaba el campeón español, al ganar su
segundo torneo del Grand Slam. Siempre contando desde el cambio de modalidad
(match-play al medal-play) en el US PGA.
Ganó el campeonato con 275 golpes, 13 bajo
par, y una ventaja de ocho sobre el segundo (el runner-up inglés David Lynn)
rompiendo la marca del mejor jugador del S. XX, Jack Nicklaus en el certamen
que cierra el Grand Slam, después de 32 años (siete golpes de ventaja).
Igualmente, es la primera vez en el US PGA que un vencedor gana sin ningún
bogey en la ronda final.
Además, los números del norirlandés son
realmente espectaculares.
McIlroy arrancó 10 golpes a los par 5 (-7) y
par 3 (-3). Aunque lo más importante de su actuación ha sido que hizo 1 bogey
en los largos y también 1 bogey en los cortos. Unas cifras que marcan un total
de 20 birdies, 45 pares, 7 bogeys para los 72 hoyos del campeonato.
FINAL DE PELÍCULA
Los 27 hoyos del domingo (mañana: 9 hoyos
para completar R3 y tarde: los 18 de la R4) son para grabarlos en vídeo. Una lección
de golf de altísimo nivel. Sin manchar sus tarjetas –mejor, una y media– dejando atrás su último bogey en el hoyo 9-R3
(sábado, 45 del campeonato).
Al final tenían razón los que decían:
“No se arruga ante la presión; la presión se
la impone él en el campo”.
Su juego valiente, preciso, arriesgado
–siempre al límite. Con piñón-fijo a la bandera. Añadiendo también una confianza infinita en cada uno de sus
golpes. Prácticamente… teledirigidos. Sería hasta difícil calibrar, a fuer de
ser sincero, su juego largo, el approach o el juego corto. Una auténtica
maravilla, una auténtica máquina.
¿Por qué?
Su drive, un winchester de repetición, con
un promedio de 295 metros, llegando incluso a los 300 metros en los par 5. El
approach más de lo mismo. El wedge de Rory parecía la prolongación de su brazo.
Y en el green, una verdadera pasada por su exquisito felling, toque y frialdad.
Un auténtico solo de violín.
Bastaría con decir que falló solo 24 greenes
durante el campeonato (incluyendo la negra segunda ronda del vendaval). Un
porcentaje altísimo (75%), 48 greenes de 72.
Pero lo más increíble son los putts (109 putts en 72 greenes). Si
quitáramos la segunda ronda (75 golpes, 34 putts) su promedio resulta
increíble: 25 en cada una de las tres vueltas.
En relación a los 9 primeros y 9 segundos
hoyos, totalmente diferentes en su conjunto, Rory sacó petróleo de los dos
bucles. Siete bajo par en el front-nine y seis bajo par en el back-nine.
PALABRA DE RORY
--Necesité cuatro semanas para poder estar
en forma.
--Tenía un presentimiento, sí; pero no
esperaba esto. Un día increíble. Veintisiete hoyos increíbles.
--Jugué un golf sólido por la tarde. Pensaba
que con -12 no podían cazarme. Aunque en el golf todo es posible y que
aprovechar el tiempo apacible del increíble campo.
--Soy un privilegiado. Máxime teniendo en
cuenta las figuras que participaron en
el torneo. Podía dibujar sin error todo lo que deseaba hacer. Esto es bueno,
porque lo puedo hacer otra vez.
---En la segunda vuelta no estuve tan bien
en varios hoyos (4 al 13), pero me recuperé bien en el 14-15. El viento,
fuertísimo. Hice 75 pero según como estaba el campo habría podido hacer 77 o
78.
--Es verdad que le dije a mi caddie que iba
a ganar por ocho golpes. Tenía buenas sensaciones. Y cuando sigo una estrategia
no la cambio.
--Para tener una buena temporada se necesita
también un gran torneo. Yo ya estoy listo para el año próximo.
--¿Por qué seguí tan agresivo en el 72? Me
dije que todavía tenía mucho que hacer. Por eso no me permití especular en el
último. Sabía que iba a ganar, pero gocé al enterrar el birdie-putt.
--Cierto. Pensé que otros también podrían
aprovechar las condiciones del campo. Afortunadamente para mí, no sucedió.
--El lugar es increíble. El campo es
increíble. Una hermosa isla al borde del océano. Es mejor así. Si el course fuera
firme hubiera sido una forma muy diferente y diversa para jugarlo. El campo es
fantástico.
--Ponerme un polo rojo, sí. No lo hubiera
hecho si hubiese estado emparejado con Tiger Woods. Pero no era el caso.
--Es verdad. Dave Stockton (su gurú) ganó en
el Congressional y también aquí. Estuve con él en Akron, y me dijo que saliera
con una sonrisa y me divirtiera en el campo.
--¿Batir el record de Jack Nicklaus? No lo
sabía. No estaba en mi mente hoy. También es agradable ser el número 1.
CINCO EUROPEOS TOP-6
Cinco europeos en la cabeza de la tabla del
US PGA. Un norirlandés. Un “no britian” –como decía mi amigo Richardson de la
agencia Reuters. Tres ingleses (Lynn, Rose y Poulter) y un sueco (Carl
Pettersson). No hay que olvidar que los ingleses a los europeos nos llaman “continentales”
cuando interesa. Cambian, sin embargo, en las victorias.
Rory McIlroy es de Irlanda del Norte.
Estamos casi seguro que ahora ya le denominan “británico” o “europeo” en la
próxima Ryder Cup. No lo decimos por criticar, también lo hacen en política, economía y todos los órdenes.
A los británicos les tenemos mucha estima,
porque nos hemos rodeado de muchos amigos. El golf une, no separa. Para ellos –y
también para los españoles– Severiano Ballesteros siempre fue un gigante de
este deporte. Le adoraban. Incluso cuando no aceptó la nacionalidad británica.
¿Por qué querían los británicos su
nacionalización? Para que formara parte de team de la Ryder Cup contra Estados
Unidos. Al final, tuvieron que aceptar llamar al equipo Europa para que entrara
Seve Ballesteros en 1981. Lo hizo junto a Antonio Garrido.
El sueco Carl Pettersson por su espíritu de
lucha y por su juego podría tener una opción para la Ryder en setiembre.
Además, por un error involuntario (mover una hoja) en el primer hoyo
de la última vuelta, le penalizaron con dos golpes. De no ser por este motivo
estaríamos hablando del sub campeón del US PGA.
Por el contrario, toda una suerte para el inglés
David Lynn, de 38 años y 98º en el Ranking Mundial. Runner up del
torneo con un juego excelente de tee a green en el front-nine y dos 68-68 le permitieron ganar un premio de medio millón
de libras esterlinas. La clave: los últimos tres hoyos de la vuelta para
mantenerse en 4 bajo: birdie, birdie par.
JUSTIN ROSE SE QUEDA
CORTO
Justin Rose se quedó corto, a pesar del
fenomenal 66 (32-34) y ocho birdies, pinchando en el primer y último par 3 del
recorrido. Al británico se le atragantó el 79 +7 de la segunda vuelta.
El extravagante Ian Poulter ha sido el único que sí realmente atacó a McIlroy. Su última ronda ha sido
espectacular. Empezó birdie, birdie, birdie, birdie, birdie, par, birdie. ¡Seis
birdies en 7 hoyos! Tropieza en el 8th y
encadena dos birdies más (11 y 12). Pero al final se le acabó la gasolina y sucumbió
en tres agujeros consecutivos (13-14-15) y el último, que completaba los 72 del
campeonato.
El único norteamericano que terminó tercero
fue el defensor del título y ganador del Bridgestone Championship, Keegan
Bradley. Le desconcentró el 77+5 (R2). No obstante, mejoró en las últimas dos
vueltas (71-68).
JIMENEZ SE DESQUITA
DEL HOYO 3
Por último, festejar el eagle-2 en el hoyo 3
de Miguel Ángel Jiménez. El mejor español (22º) en el US PGA Championship 2012.
Puede que para algunos sea una anécdota, pero sabemos que ha sido una revancha.
Dos golpes en el par 4 de 368 metros. Según la estadística del torneo, se
hicieron solamente dos eagles. Uno en la tercera jornada y otro en la última.
¿Por qué nos fijamos en ese hoyo? Fue,
precisamente, el que castigó a Jiménez en la segunda ronda del campeonato. Un
verdadero calvario el mismo día del vendaval del viento que destrozó tarjetas.
El viernes le dejó un sabor muy amargo al español, porque hizo un cuádruple
bogey-8.
Miguel Ángel Jiménez, que presentó dos
tarjetas bajo par (R1, 69 y R4, 71) para 289 golpes, logró desquitarse con un eagle
en el tres. La cruz que rompió su juego en Kiawah Island, Carolina del Norte.
0 comentarios:
Publicar un comentario