Pinganillos conectados
Por
Miguel Miró
Imagínense una planta llena de
trabajadores. Imagínense que, en un momento de silencio, se escuchara una voz
rotunda y clara diciendo una palabra que supone aparentemente un insulto, tras una
normal conversación intrascendente.
--¡Idiotaaa!
Aunque parezca mentira nuestro cuñado Donald
S. lo hizo en una planta de General Electric en Chicago. Una simulación de un
auténtico “tease” que en español significa “vacilón”.
--¿Qué has hecho?
-- Ya lo ves, todos han girado la cabeza.
¡Estoy rodeado de idiotas!
Dio media vuelta y continuó trabajando en
su despacho plagado de monitores, y
nos dejó de piedra. No sabíamos dónde meternos.
Analista de programas, Donald tenía esos
prontos. De “Kid”, añadía. Aunque nos pareciese una broma bastante pesada y
fuera de lugar, él se reía. Había estado en la US Marina durante la guerra de
Vietnam y así se divertía la mayoría de veces en los ratos libres.
Recordando las bromas pesadas que solía hacer
nuestro cuñado “kid” o “tease” que significa “charrier” en francés y “vacilón”
en español. En Valencia, sin embargo, tiene peores ideas.
Ante un socarrón hay que ponerse a temblar,
porque siempre te mete en líos y tan zumbón él se marcha silbando del lugar.
¡VAYA PAR DE IDIOTAS!
La definición de idiota es “¡Tonto, poco inteligente!”
Por ese motivo –aunque recordamos la guisa
de nuestro cuñado– nos pareció que Neymar da Silva y Gerardo Piqué se comportaron
como dos idiotas o tontos. Porque ya no son niños y se dejaron llevar por los
impulsos.
Es imperdonable que ambos insulten a
árbitros y linieres.
Se perjudican por doble motivo. En su
actitud agresiva y poco elegante y de rebote perjudican al club. En este caso
el FC Barcelona. A Neymar se le fue la olla con la selección de Brasil, durante
la Copa de América de selecciones y a Piqué en el segundo partido de la Super
Copa de España, frente Athletic de Bilbao.
Ambos tuvieron una sanción similar del
Comité de Disciplina de los organismos competentes: cuatro partidos de suspensión.
¿Por qué parecen dos idiotas?
Muy sencillo: fueron retratados por los
pinganillos del equipo arbitral, ni más ni menos.
¿No pensaron la repercusión “en cuatro
dimensiones” de sus palabras malsonantes? Árbitro, dos líneas y el cuarto
árbitro próximo a los banquillos lo escucharon perfectamente el insulto desde
su pinganillo.
Pues, además de idiotas… fueron también poco inteligentes.
Además, Gerardo Piqué, con el cambio de
reglamento, se pierde cuatro partidos oficiales de la presente Campeonato
Nacional de Liga.
DEBERÍA TRAGARSE LAS PALABRAS
El zaguero central del FC Barcelona,
igualmente, había tenido otra “rajada” espectacular en inglés contra un árbitro
en un partido internacional.
Exactamente, a un colegiado escocés en los
primeros minutos del partido Barcelona-Sevilla (Supercopa de Europa).
Si lo pensamos detenidamente o nos metemos
en la cabeza del árbitro, lo más seguro es que constantemente siguiera su cara
durante el match (como un policía, por poner un ejemplo).
E hipotéticamente, cualquier error o
desliz, se la podría devolver o, pitar todas las faltas para que no hubiera
fútbol por parte de los dos equipos… Algo que no ocurrió.
El proceder de Piqué ha sido inaudito. Tiene
un problema en su cabeza. Sería mejor que estuviera más “callado o mudo”, con
una cinta plástica en la boca o un bozal como a los perros de presa.
Por la distancia, no se hicieron
comentarios duros por la actitud de Neymar da Silva. No obstante, fue una pésima
salida de tono, en el momento de coger el camino del túnel de los vestuarios.
Con la misma rigidez y sin paños calientes,
Neymar no actuó como un jugador de fútbol. Más bien lo hizo como un “barriobajero”
sin educación ni estudios.
ACABAR CON UNA FUERTE MULTA
No es cuestión de pedir “perdón”. Hay que pedirlo
cuando se está convencido de haber cometido un error, en este caso anormal e
inaceptable.
Nos referimos a los dos jugadores
azulgranas. Les criticamos por su actitud, no por su fútbol, reprobable. No
obstante tendrían que reflexionar. Sus insultos no conducen a ninguna parte y
son manchas “imposibles de borrar” en sus trayectorias deportivas.
Sus reacciones en el campo de juego fueron
realmente nefastas y fuera de lugar. Sin embargo, continuarán los insultos
hasta que los clubes no pongan remedio a tales desmanes.
Una multa económica y una carta de disculpa
al insultado, con carácter público para que no se produzcan sospechas.
Con ésta simple acción de buena educación servirá
para que su actitud no se vuelta a repetir en el campo.
Y el primero en exigir la sanción debería
ser su inmediato superior, el entrenador del equipo.
Lo inconcebible es que los clubes traten de
inhibirse en estas cuestiones, que se repiten y repiten hasta la saciedad en
los campos de fútbol sin que nadie ponga un freno.
De seguir los insultos, puede que a cualquier
árbitro o linier se le ocurra grabar las palabras (insultos) y se los presente
a un abogado como prueba para acudir a un Juzgado.
De esto saben mucho los dos últimos
presidentes del FC Barcelona, Alejandro Rosell y José María Bartoméu.
¿Quién
iba a pensar que un socio, un simple socio azulgrana, les metiera un gol y el
club siguiera pagando millones en un juicio interminable y todavía pendiente sobre
el fichaje de Neymar?
CIENTOS VOLANDO…
No son casos aislados, hay cientos volando.
Pero los privilegios son de José Mourinho y
Cristiano, que, por cuestiones semejantes, nadie les han multado, reprendidos y
puestos en su sitio por sus insultos y desmanes.
El colmo del ex técnico madridista ha sido
esperar en la salida a un árbitro para
insultarle. Aunque no se corta un pelo: llamó desde la banda “árbitro de
mierda” a un colegiado español y terminó en anécdota o gracieta.
Lo del delantero luso ya suele ser
reiterado. Cinco expulsiones en su palmarés. Persiguió a Undiano Mallenco en el
Camp Nou diciéndolo “de todo e insultándole” por un supuesto penalty de
Mascherano (algo que lo había provocado él mismo, al abrir sus brazos para que
le tocara y tirarse dentro del área).
La sanción, para más inri, se la llevó el
árbitro navarro que se fue derecho a la nevera por el Comité Nacional de
Árbitros, que no deja de ser “un cordón umbilical” de la Real Federación
Española de Fútbol.
De estas historias hay muchas. Jugadores
rebeldes que campan a sus anchas en el fútbol, pero son los clubes los
verdaderos culpables. Porque son ellos los que terminan resolviendo los
desaguisados en los despachos o miran para otro lado.
El fútbol es un deporte feliz a la gente, pero también es insuficiente. Se permite la libertad de expresión. Pero la premisa es respetado. Piqué y la razón por la que Neymar
ResponderEliminarenojado, es para ser insultado.