Drama Spieth,
victoria Willett
FOTO AP |
Por Miguel Miró
No es la primera vez, ni
tampoco será la última.
Gloria y drama en el
back-nine del “Angustia” National GC.
Gloria europea y drama
norteamericano.
Muchos aseguran que ha sido
imprevisible e inesperado. Sin embargo, todo puede ocurrir en el apasionante
deporte del golf.
Por algo será.
Durante los años ochenta la
cadena CBS sólo ofrecía a todos los televidentes el back-nine del campeonato, y
se olvidaba de los nueve primeros hoyos.
No era algo casual y se
demostró nuevamente en la presente edición.
ANTEAYER fue
Greg Norman, con su gran patinazo en los últimos nueve hoyos, quien dejaría el
camino despejado a Nick Faldo en 1996…
AYER
ocurrió con Rory McIlroy, en la carrera por su primer título y firmó 80 golpes
en su tarjeta…
HOY es
Jordan Spieth, camino al “back-to-back”…
El “amén corner” marca la
gloria o el drama.
Algo que definió de forma
clara y contundente el simpático Tony Champagne:
“A partir del hoyo 10 hay que
ponerse a rezar. Los hoyos 11, 12 y 13 son el Amén Corner”.
(Anthony Mena, profesional de
golf nacido en Oakland, California, ex marine y 22 victorias en el circuito.
Terminó segundo en el Masters 1963 y se adjudicó el British Open Championship
1964, disputado en St Andrews.
Formó parte, igualmente,
del ramillete de estrellas del US PGA
Tour y el US team en la Ryder Cup. La prensa deportiva estadounidense le
llamaba de esa forma, porque siempre invitaba con champagne en las ruedas de Prensa).
PREDESTINADO
CHEMA
José María Olazábal debutó
como amateur y pro en el Augusta Nacional. Un “manitas” que en su primera
ocasión superó con creces el “Amén Córner”. Estaba predestinado a ganar el
Masters. Además de su excelente juego alrededor del green, lo ganó por su
sapiencia, actitud y paciencia.
Severiano Ballesteros también
se colocó en dos ocasiones la green jacket, pero pudo ganar cuatro títulos más.
Los perdió siendo líder destacado en la última vuelta, precisamente en el
back-nine. Lo que más dolió ha sido el par-5 del 15, cuando su bola se le fue
al agua. Se le escapó y lo ganó su buen amigo y admirador suyo: Jack Nicklaus
en 1986.
Sin embargo, Severiano
Ballesteros -¡y no se debe olvidar!- fue quien rompió todas las normas
estrictas del certamen de Augusta National.
Acabó con la etiqueta de
invitados extranjeros, que eran elegidos por los miembros del club privado,
hermético y elitista. De nueve pasaron a 18, y de ahí a los 25 primeros
clasificados. (hoy, vuelven a ser menos: 14), pero se abrió una ventana a los 50 jugadores en el Ranking Mundial.
BALLESTERIOS
ROMPE LAS CADENAS
El campeón cántabro también
luchó contra el reglamento de la US PGA Tour. (Los 15 Opens anuales
obligatorios). Una guerra dura con Deane Beman, junto a los pross americanos.
Su enfrentamiento le supuso la suspensión de un año (1981) en los campeonatos.
Al final, se rebelaron las
marcas deportivas y las agencias de publicidad. Beman tuvo que ceder como las
otras grandes estrellas del momento que no vale la pena mencionarlas.
Si bien el primer extranjero
en adjudicarse el Masters ha sido el sudafricano Gary Player (lo ganó 3 veces,
vestido de negro), el segundo fue “mister contento” o Sevvy como le llamaron
los británicos. Ambos, grandes amigos, abrieron las puertas del certamen a los
jugadores europeos y extranjeros “vetados” por aquél entonces.
No sólo fue un boom, sino una
realidad los triunfos europeos casi
consecutivos (11 títulos en dos décadas) en el Masters de Augusta. Sandy Lyle,
José Mª Olazábal (2), Ian Woosman, Bernard Langer (2), Nick Faldó (3).
Y todavía seguimos con la
última espina: la oportunidad que se le escapó a Miguel Ángel Jiménez. Le faltó
un “ace” en un par-3 para vencer a Bubba Watson hace unos pocos años.
AP |
REMOLINOS DE
VIENTO
La ausencia de Eldrick
“Tiger” Woods y las condiciones del majestuoso campo, por las contínuas rachas
y remolinos de viento se transformaron en una verdadera “angustia” para los
participantes en el Augusta National GC.
Dos factores, muy a tener en
cuenta.
El rápido estrellato del
novel Jordan Spieth, que tiene su mérito (ganó Masters y US Open 2015), pero ni
por asomo coincide con las virtudes y el
golf de Tiger Woods.
Con respecto a las
condiciones del course, el viento influyó de manera fundamental en la “masacre”
y los malos resultados. El monstruo (Green Monster) estaba despierto, furioso y
se pudieron apreciar muchos detalles, también es cierto, pero con tarjetas
altas.
El campo se presentó
demasiado peligroso. Cada green más duro que el mármol y las dificultades para
controlar el driver o madera-3 de salida. A nadie le aseguraba caer en calle.
Es cierto que la bola rodaba más… pero descontrolada.
Un verdadero infierno.
SIEMPRE EN
DOMINGO
El infierno desapareció en el
broche final del Campeonato. El domingo se despertó con pocos rastros del dios
Eolo. El riego de las plazoletas verdes y el cambio de horario en las
salidas (un buen detalle de la
organización) permitieron un juego más espectacular y más acorde con respecto a
las duras primeras tres jornadas.
El green no escupía y
aguantaba más veces la bola. Un cambio radical y proporcional a las figuras del
primer campeonato del Grand Slam moderno.
Los 54 hoyos habían dejado un
grupo de cabeza bastante “apretado”: un abanico de 14 jugadores a tiro de seis
golpes (tarjeta probable: 66 o menos) del líder. Pero lo dejamos en 9
profesionales a tiro de cuatro golpes (68 o menos).
Descartamos a Emylie Kaufman,
como principiante y a Bern Langer por veterano, 68 años; igualmente a Jason Day
y Rory McIlroy, demasiado irregular su juego. Estudiamos las tarjetas en el
back-nine (nueve últimos) y elocubramos que se podría producir, posiblemente,
una sorpresa en el Masters 2016.
¿Por qué?
¿GANADOR
SORPRESA?
Jordan Spieth había llamado
urgentemente (el sábado por la tarde) a su coach, para mejorar su juego largo.
Una alarma que muy pocos tuvieron en cuenta.
Por último tuvimos que
eliminar al mejor swing del campeonato, Justin Johnson y al japonés Matsuyama,
que apuntaban alto. Sus parejas seguramente les romperían su juego por su
desesperante lentitud: Jason Day y Bern Langer.
Al final, nuestra Quiniela -a
priori- se centraba en el favoritismo probable de cuatro jugadores:
Lee Westwood, Paul Casey,
Brent Snedeker y Danny Willet.
Y como tapados (sorpresa) Justin
Rose y Ángel Cabrera.
Aún sabiendo los tropiezos de
ambos, son jugadores que conocen perfectamente el course del Augusta National.
Y el argentino (73-73-73) podría clasificarse entre los tres o cinco primeros
si tiene una jornada inspirada.
Dos horas después, varios
amigos y compañeros se reían con ganas al ver la racha de birdies de Jordan
Spieth.
Nada menos que cinco birdies.
El primero en el segundo hoyo, par 5, y los cuatro siguientes consecutivos. Una
verdadera cadena: 6-7-8-9, que le ponían en la cima con siete bajo par (-7), en
los primeros nueve hoyos.
Todo fue un guiño a la gloria
hasta que llegó, después el drama: dos bogeys en el 10-11 y cuádruple bogey en
el par-3 del hoyo 12.
CORONA DE
ESPINAS
Jordan Spieth no estuvo fino
en la salida del 10, que tiene una bajada de Montaña Rusa sin freno. Su bola
aterrizó en el búnker de la derecha. Tampoco lo está con el wedge desde la
arena. Segundo pinchazo del día y suma a su vez el tercero en el siguiente
agujero. Un drive descontrolado que se pierde entre los árboles, rough de la
derecha. Y marra un putt de un metro para par.
Pero no acabaría allí el
drama, al contrario: se multiplicaría en el par-3 del 12 del Amén Corner. La
ansiedad empieza con su primer golpe al agua, al quedarse corto desde el tee.
Repetición de la jugada en el
dropaje: Pésimo approach. cañazo y por segunda vez al arroyo.
De la ansiedad al pánico: el
quinto golpe se pasa de green y se entierra en el bunker trasero. Spieth
necesita dos más para coronar el hoyo. Un cuádruple bogey-7.
Similar a una corona de
espinas.
En tan sólo tres hoyos del
back-nine pasa de -7 a -1 en tan sólo veinticinco minutos. O lo que es lo
mismo: perder su privilegiado puesto de líder en el Masters. Una desventaja
considerable, a falta de seis hoyos por jugar para completar los 72 del
campeonato. No obstante, la esperanza suele ser lo último que se pierde y en el
camino quedan dos pares-5 y otro par-3 corto. Otra historia es el 17, par-4.
Por su parte Danny Willet
pasa a ser líder provisional (34 en los nueve primeros) con una tarjeta sin
“manchas”. Marca dos birdies seguidos
(13-14) y en el siguiente hoyo tiene que conformarse con el par. Ahí es cuando
se entera del resultado de Spieth, precisamente con un eagle de Westwood (15)
que le impulsa al segundo lugar en el scoreboard. Un subidón de adrenalina que
lo “paga” en el 16 con tres putts. Willet, en cambio, aumenta su ventaja con
otro birdie en el par-3.
Spieth recupera oxígeno en
los dos pares-5 (13/15) y se coloca -3
en el total. En el par-3 intenta el birdie desde 4 metros, pero la bola se le
abre al final.
Sería, entonces, el peligroso
17th quien le frena en seco. Un nuevo bogey que le deja sin aliento y confirma
de esta manera la victoria del joven británico Danny Willett, que esperaba en
la Casa Club pegado al teléfono hablando con su mujer.
TONY CHAMPAGNE
Ya lo decía Anthony Mena a
los periodistas:
“A partir del hoyo 10 hay que
ponerse a rezar…”
Autor de la definición del
“Amén Córner” del Augusta National.
Una angustia para Jordan
Pieth y muchos otros jugadores, porque para bien del golf, pocos retoques hizo
cuando Fazio remodeló y amplió el campo “para que ganara Tiger Woods” y recibió
las protestas unánimes de Jack Nicklaus, Severiano Ballesteros y Gary Player.
Allí murieron
(metafóricamente) con las botas puestas Rory McIlroy, desconocido por no atacar
banderas y Jason Day que aburrió en el Dell World Match Play por su lentitud a
sus compañeros (cuatro horas, una eternidad de acuerdo con la modalidad). El australiano
no estuvo fino en Augusta.
Y… Jordan Spieth no se
olvidará nunca del descalabro.
Al final, los británicos del
European PGA Tour, abrieron la lata de los truenos. Lástima el aceleró del
eagle (15) de Westwood, pero Paul Casey terminó “vivo” con 67 golpes en la
pelea. Además, también se unió a la fiesta como el hombre tapado (la sorpresa,
Mathew Fizpatric que subió como la espuma del champagne marcando seis birdies
en su tarjeta para 67 (34-33).
Tampoco se subieron al viaje
Angel Cabrera y Justin Rose.
El americano Emilie Kaufman
se hundió en el maremagnun de la fama, y el japonés Hideki Matsuyama tampoco
pudo aguantar el ritmo lento-cansino del meticuloso Langer.
Para terminar, una
curiosidad. Se anotaron en la última ronda 11 eagles -entre ellos tres aces,
nunca visto antes- 119 birdies. 593 pares, 192 bogeys, y 31 doblebogeys o más.
¿POR QUÉ GANÓ
WILLETT?
Indiscutiblemente Danny
Willett fue la gran sorpresa del Masters 2016. Así lo decidió el destino. Igual
que el nacimiento de su primer hijo, Zacarías, dos semanas antes del primer
certamen del Grand Slam.
Para ser exactos cumplió 13
días el pasado domingo.
Ganó el certamen con total merecimiento.
Firmó en la ronda final una tarjeta con
67 golpes para un total de 283, 5 bajo par en los 72 hoyos.
En las cuatro vueltas sólo
una vez se subió el par (74, R2) y abrió y cerró con sendas tarjetas bajo par
(70/67) en su segunda aparición en el Masters.
Danny Willett, que con su
victoria pasó a ocupar el 9º puesto en
el Ranking Mundial, necesitó 13 birdies, 51 pares y ocho bogeys para lucir su
merecida green jacket.
El británico consiguió un
promedio del 67% de efectividad en los tiros a green (48 de 72), de los que
supera a 72% R1 y R4, 13 de 18.
En el apartado de los golpes
a calle consiguió 38 de 56, destacando su acierto en el juego largo la R3 (12
de 14) con un porcentaje de 86%.
Su drive más largo ha sido de
324 yds/306 metros.
Necesitó 118 putts en el
green con un avg. de 1,58, y sólo en una ocasión (R2) hizo tres putts.
Logró, además, su segunda
victoria del año 2016, después del Omega Dubai Desert Classic del circuito
europeo. En carrera profesional, supone su quinto triunfo.
Iguala la marca de Charl
Schwartzel y Adam Scott, con dos campeonatos ganados. Aunque el australiano los
consiguiera seguidos. Asimismo empata con la victoria de Jordan Spieth en 2015,
en la segunda aparición en el Masters.
EXENCIONES
Por último, la cadena de
exenciones:
Las amplía en el European PGA
Tour hasta finales de 2023.
Como es natural, con su
triunfo tiene exención de por vida en el Masters y ocupará un lugar en
el vestuario de los campeones. Además, tendrá que elegir menú el próximo
año en el Augusta National CG.
Consigue, igualmente, la exención de 5 años
en el US Open Championship, British Open Championship y US PGA Open
Championship.
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