lunes, 4 de abril de 2016

Análisis/ REAL MADRID "SE COME" A BARCELONA

Zidane: repaso a líder


Por Miguel Miró
Zinedine Zidane, discutido y ahora alabado.
¡Qué casualidad! ¡Del infierno al cielo, sin pasar por el limbo!
¿Acaso todos se habían comido la milonga de Jorge Valdano?
“Muy rara vez un crack del fútbol triunfa como entrenador, salvo excepciones como Cruyff”.
Y las palabras de un rencoroso ex presidente:
“Zidane es buen entrenador para Segunda División”.
Toda una catarata de disparates en los Medios de Información, en la que ya aseguraban “la destitución de Zidane”.
Con viento en contra y ahora, con viento a favor.
El francés de origen argelino demostró en el Camp Nou:
---Cómo ganar y cortar una brillante trayectoria de Barcelona.
---Cómo recomponer un equipo desnortado.
---Cómo gestionar una plantilla llena de egos.
---Cómo trabajar duro y de forma silenciosa en los entrenamientos.
---Y cómo convencer a sus jugadores en su planteamiento.
Pero la historia no termina aquí. En realidad, recién empieza.
Ya no parece una “pecata minuta” el próximo rival de Barcelona en Champions.

SIMEONE CONOCE EL CAMINO
Atlético de Madrid ya sabe ahora cómo jugarle a Barcelona. Sólo con aplicar férreamente el “repliegue intensivo a los 30 metros y jugar con el crono”. Algo que Diego Simeone conoce muy bien durante su etapa en Lazio, donde ganó el scudetto. El cuadro italiano practicaba ya los planes innovadores del técnico sueco Sven Göran Eriksson.
Faltan siete jornadas del Campeonato Nacional, 27 puntos en juego. Estamos en los cuartos de final de la Copa de Europa. El equipo azulgrana, defensor del título, tiene ahora 6 puntos de ventaja (dos derrotas o tres empates) al cuadro rojiblanco y 7 puntos al conjunto merengue (dos derrotas y un empate) en Liga. Tampoco tiene asegurada la Copa de España ante Athletic de Bilbao.
Los títulos siguen “abiertos,” pero la Champions: sinceramente será “a cara de perro”.
FC Barcelona no se puede dormir, y menos después del espectáculo del Camp Nou. En caso contrario, todo el panorama se le puede “esfumar” de un soplido. Todas sus aspiraciones al triplete, si Luis Enrique Martínez continúa cometiendo errores de principiante. Tan evidentes como en el clásico... perdido.
---La bocina ya sonó para el equipo azulgrana, que terminó sin una gota de gasolina frente a su eterno rival.



FÓRMULA MÁGICA
Una fórmula que brilló en el fútbol británico durante la década de los ochenta. Sin embargo, Alex Fergusson nunca dejó de emplearla hasta que dejó su cargo de manager de United (2013).
La cuadriculada fórmula que inventó el sueco Sven Göran Eriksson que innovaría el fútbol en Inglaterra.
Fergusson la utilizaba en Manchester United siempre en campo del adversario. La llamada táctica del “repliegue intensivo a los 30 metros”. Desgastar al rival con un sistema defensivo bien ordenado y aniquilarlo, y adelantando sus líneas en los últimos 15 minutos.
Zinedine Zidane la conocía de memoria, porque jugaba en la Juventus. Sven G Eriksson dejó su “semilla” en el Calcio (Roma, Fiorentina, Sampdoria). El técnico sueco explotó (su fama) con IFK Götemburg en las competiciones europeas. Sus éxitos en Benfica y del prestigio al equipo nacional de Inglaterra. En los años ochenta, ya todos los equipos británicos bebían de la misma medicina. Ordenados atrás y “acogotanto” a sus rivales en su propio campo.

¡LO NUNCA VISTO!
Cristiano, Bale y Benzema trabajando en el sistema defensivo. El portugués cubriendo la zona de Marcelo. El galés como un balancín, arriba y abajo tapando los huecos de Carvajal.
Y Benzema como medio estorbo en las salidas de Busquets por el centro.
Trabajó ¡hasta Kroos!, sorprendiendo con subidas por sorpresa al área. Casemiro, como una escoba, ante la ayuda al compañero, sin perder de vista a Messi, y Modric en tareas múltiples de banda a banda como si se tratara de un trabajo sencillo. Un paseo repetitivo con éxito en la recuperación.
Sinceramente, en el Camp Nou no fue, ni por asomo, ese Real Madrid desnortado, lleno de egos. Más bien parecía un equipo de “obreros” trabajando sin parar por tapar agujeros, con la luz de la luna e inspirados por las estrellas.
Coordinación, apoyo, concentración, triangulación, relevos…



TRABAJO A DESTAJO
Pero todo en un campo cuadriculado por sectores, con líneas juntas, multiplicándose en un gran esfuerzo colectivo.
Un equipo adelantado (15-16 metros, a la línea del área grande), que se aprovechaba al acaparar buena parte del terreno (primera línea) y además el medio campo.
La escasa distancia del equipo (líneas juntas), asimismo, permitía una circulación fluída (recorridos cortos) para las rotaciones entre los jugadores y al mismo tiempo, enmendar cualquier error.
Los sectores  estaban bien definidos: por dentro y por fuera. Cubriendo las bandas y el boquete del centro cubriendo 2X1 en los marcajes. Al hombre en cada sector, y obligando al adversario a no arriesgar y dejar las espaldas descubiertas.
El único que desentonó fue el capitán merengue. Por su actitud peligrosa y sus entradas a destiempo. Ramos se ganó, al menos, cuatro amarillas. Aún así, el benevolente árbitro le mostró la segunda a siete minutos del final del match. (Tendría la hora canaria, tal vez) De cualquier manera, el titular se lesionó de forma inoportuna antes del  clásico (Varane).

DESGASTE SIN PREMIO
Salvo tres o cuatro jugadas puntuales de peligro (entre ellas, el paradón de Keylor Navas a Messi), Barcelona mareó demasiado la perdiz. Quizá, abusando de la posición del balón durante el primer tiempo. Algo que no le preocupaba a su adversario que cerró con llaves todos los caminos al gol. Aceptaba ese dominio virtual, pero acentuaba su intensidad en el sistema defensivo y poblaba la zona central.
Sin Neymar (desaparecido), y Luis Suárez vigilado por Ramos, tan sólo Messi, Iniesta, Busquets y Rakitic intentaron organizar el ataque. Los más importantes en la distribución, y con un pilar (Piqué) en la defensa de tres (Alba no subía por la posición adelantada de Bale).
Una labor poco equilibrada para meterse en la maraña de piernas y lo “pegajoso” del contrincante, que nunca bajó los brazos.
Lionel Messi fue quien más lo intentó, a pesar del marcaje blanco  a pares. Desde la banda o desde dentro. Pero los pases en profundidad serían abortados por los zagueros o volantes merengues.
Entre intento e intento, a veces se soltaban los visitantes por las bandas. Y el juego, en lugar de abrirse fue cerrándose aún más por los tapones en los pasillos y el acierto defensivo de ambos conjuntos. Por eso el juego fue escaso y desabrido. Sin brillo.

Getty Images

CAMBIO INOPORTUNO
Al comienzo del segundo tiempo, sin embargo, se abrieron un poco las ventanas. Llegaría más brisa y más ambición. Y como no aparecían ni Neymar y Suárez, los azulgranas buscaron el disparo de media y larga distancia. Con el paso al frente de Iván Rakitic, puntal en su doble función defensiva/ofensiva.
El despiste de Pepe y la picardía de Piqué abriría el marcador. Pero la alegría duraría poco en el Camp Nou. Seis minutos después, un “deficiente” rechace de Jorge Alba –al intentar despejar- con tal mala fortuna que el balón llegó al centro del área. Una oportunidad de oro que no desperdició Benzema, en media chilena fusiló a Bravo.  
Las intenciones (que no tanteos) pasaron al tajo y se mostró –o por lo menos nos pareció- más fresco Real Madrid que Barcelona. Y llegó el fatídico cambio: Arda Turán X Iván Rakitic, a los  74 minutos.
Precisamente el croata, en su mejor momento del juego abandonó el campo y obligó a Iniesta cambiar a la derecha mientras el turco se situó a la izquierda.
La variante hizo despertar a Real Madrid, que rompería la línea de flotación del equipo azulgrana (zona central) y por ende provocaría cierto desorden en el sistema defensivo ante la ausencia de Rakitic.
De nada valió corregir nuevamente las posiciones de Iniesta/Turán, por parte del entrenador. Ya se había activado el contragolpe de Real Madrid. Más libres y más frescos.
Al final los laterales Jorge Alba y Daniel Alves terminaron por abrir la caja de Pandora, para que llegaran como aviones los delanteros blancos.
Un mal final para Barcelona y una gran reacción de Real Madrid con la finalidad de “matar” el partido en acción individual. 
Hasta el punto que el cuadro merengue pudo golear (igual que Villarreal en El Madrigal) por sus continuadas llegadas -de dos o de tres delanteros- pisando el área local.




PUNTO FINAL
Barcelona no estuvo a la altura de los acontecimientos. Y su entrenador Luis Enrique Martínez volvió a fracasar en dos jornadas seguidas.
Zinedine Zizane le ganó la partida.
¿Por qué?
Primero, por las circunstancias del partido, donde Real Madrid fue más práctico y eficaz en su plan de juego.
El equipo azulgrana, además de marear la perdiz, jugó el clásico con tan sólo tres jugadores frescos: Sergio Busquets, Andrés Iniesta e Iván Rakitic, aunque este último, con molestias.
Ninguno de ellos participó en su selección en las fechas FIFA.
A sabiendas, incluso, que  Barcelona debe medirse con Atlético de Madrid a mediados de la semana próxima, en cuartos de final de la Copa de Europa, aparentemente, su opción (el equipo) ha sido desacertada.
No entendemos cómo después de tanto cacarear sobre las rotaciones “tan necesarias para estar al 100%” y después pone frente a Real Madrid a ocho jugadores cargados de minutos con sus respectivas selecciones nacionales. (Además de viajes, concentraciones y estancias en otros países).
Las consecuencias se podrán comprobar en el match de ida frente Atlético de Madrid.

Aunque las recuperaciones tienen un tiempo limitado.

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