Rodríguez Gelise se "encierra" en Manises y gana Nacional Infantil
Más
que un chico de 14 años parecía un cartujano. Se recluyó un mes en el Aero Club
Manises. Cada día practicaba 24 horas.
Tres horas en el campo de prácticas; dos en el pitching area y dos en el
putting green. El trabajo espartano consistía también en jugar 72 hoyos diarios
y hacer ejercicios físicos..
Muchas
veces se quedaba a dormir en una litera que había en el club. Su ilusión era
tal que se olvidaba de las agujas del reloj y del día en que vivía. Él sabía
que tenía recursos. Él conocía el dicho: “el que quiere, puede” y no le importó el sacrificio.
Por Miguel Miró
Vicente
Rodríguez, mediante un durísimo trabajo de tantísimas horas, días y semanas,
consiguió su propósito. Eloy Pinto puede dar fe, fue su profesor.
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¿Una “locura” inolvidable?
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Cuando eres niño, no piensas, actúas”– dice Vicente Rodríguez, hoy abogado, 49
años.
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¿Se arrepiente, después de más de 36 años?
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Quería ganar el Campeonato Nacional y por eso hice esa locura. Algo de lo que
sinceramente no me arrepiento. Ya lo había intentado dos veces. Los años
anteriores jugué el Nacional Infantil en Bilbao y Málaga. Conseguí una
progresión bastante interesante: clasifiqué 22º y 12º respectivamente, pero así
y todo, no me conformaba.
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¿Renunció a sus vacaciones?
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Por supuesto. Se trataba de un deseo muy intenso. Yo empecé a los seis años a
jugar al golf, pero ya a los 12 sentía verdadera pasión por este juego
diabólico. Tal vez por eso renuncié a mis vacaciones, tras terminar primero de
BUP. Tenía que entrenarme bien, a conciencia para el Campeonato Nacional que se
dirimía en El Saler.
PIÑÓN
FIJO
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¿Demasiado exigente para sus 14 años?
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Exigente, perfeccionista y de piñón fijo. Como estaba solo en casa, hasta me
quedaba a dormir muchas noches en el Aero Club Manises. En las instalaciones
había unas literas y dormía allí. Ha sido una obsesión. Jugaba diariamente 72
hoyos. Y cuando me iba a casa, volvía en el trenet a La Cova.
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¿Siempre supervisado por Eloy Pinto?
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Desde luego, era mi profesor. Trabajamos juntos en todo, siempre que no tuviera
clases. Yo machacaba el campo. Hacía preparación física y practicaba todos los
golpes, largos medianos y cortos. También trabajaba con el putter. Tenía que
atar todos los cabos. Quería estar en plena forma –anímica, física y técnica–
para el torneo.
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¿No tendría tiempo para comer?
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Recuerdo que comía bocadillo de longaniza con patatas.
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¿Después, se produjo el duelo de titanes en el campo de El Saler?
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Salvador Díaz Larios, mi contrincante directo, tenía la misma ilusión que yo,
tras haber quedado sub campeón en Torremolinos. Salvador demostró ser un gran
jugador. Sobre el papel, cualquiera de los dos podría haber conseguido la
victoria. Me tocó a mí porque tuve más suerte en los momentos decisivos.
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¿Es verdad que no se lo creía?
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Sinceramente, sí. El play off es una lotería. En mi interior pensé que iba a
ganar Larios. Por eso no me lo creí hasta el final. Ha sido la mayor alegría de
mi vida.
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¿ Agresivo y a bandera, como mandan los cánones?
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Tenía mucha seguridad. Lo que yo quería lo hacía, me salía todo en el campo. Yo
estaba a tres golpes del líder el último día, y era increíble la cantidad de
aficionados que había en la jornada de clausura. Creo que la clave estuvo en el
par-3 del hoyo 17. Larios cogió un hierro largo y la dejó a tres metros de
bandera que estaba en el fondo. En cambio, yo desenfundé una madera y la bola
quedó a un metro para birdie.
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¿En algún momento estuvo a punto de tirar la toalla?
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En el tercer hoyo del desempate. Al quedar a 50 metros de bandera. Le dije a
Eloy: “Creo que ya no puedo más”. Pero él me dijo: “Tranquilo”, que todavía no
había acabado el hoyo.
MADERA
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¿Muchos dicen que tenía madera? ¿Qué apuntaba muy alto?
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Cuando gané el Campeonato de España Infantil, no pensaba en nada que no fuera
disfrutar mi triunfo junto a mis amigos –Guillermo Rey, Pedro Cebrián, Alfredo
Amador, Guillermo Jiménez, Jorge Edo...– y la gente que me rodeaba. Recuerdo
que dije que jugaba al golf por afición y era la verdad”.
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Hubo un momento que confesó: (...) `Estoy convencido que esta victoria no
cambiará nada mi vida´. ¿También es profeta?
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Un chico de 14 años no piensa en el futuro. Tiene sus sueños, como todos, el
golf ha sido para mí una afición, más nunca soñé en pasarme al profesionalismo.
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Es evidente que influye la familia que juega al golf, pero... ¿Hubo alguna otra causa que le impulsara a
elegir este deporte?
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Son muchos los factores para que un niño se decida por un deporte. El caso de
la familia es uno de ellos, pero también hay otros. Mi abuelo Jacques Gelise
Donnay, Antonio González y José Luis Muñoz Peirats. Yo tenía seis años cuando
comencé en la Escuela de Manises. Mi primer profesor ha sido Antonio González.
Un profesional que tenía mucha paciencia y sabiduría para enseñar. En aquél
entonces a pocos niños les gustaba el golf. Pero él se las ingeniaba para que
volvieras, incluso con más ilusión a la clase siguiente .
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¿José Luis Muñoz Peirats?
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Un recuerdo imborrable. Hizo un albatros en el par-5 del hoyo 2. No sé que
madera jugó en el segundo golpe, pero ha sido un golpazo para colar la bola.
Era de locos hacer un albatros. En cuanto a mi abuelo Jacques Gelise Donnay ha
sido mi bastón, mi apoyo, mi amigo. Con él jugué mucho al golf en campos
españoles y europeos. En el Royal GC Di Sart Tilman, a 7 kilómetros de Lieja,
Duisburg...
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¿Tiene algo que ver Antonio González con su peculiar swing?
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Es posible. Aunque el golf es un aprendizaje constante. Mi swing era muy
personal.
Tan,
pero tan personal, que se celebró un stage de la selección española junior en
Madrid y el profesional inglés John Jacobs reunió a todos los chicos para que
observaran a Vicente Rodríguez desde el tee. “Este es el swing moderno,” les
dijo.
Vicente
dominaba todos los palos de la bolsa, pero especialmente las maderas –muy
difícil en aquél entonces– y le daba latigazos a la bola. Un término que
emplearía Pedro Contreras, otro manisero empedernido.
INGLATERRA
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¿Le tentaron para ir a Inglaterra y terminar sus estudios?
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Cierto, pero mi padre se opuso. Me dijo que tenía que acabar la carrera en
Valencia.
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¿No le gustaba el golf a su padre?
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Al contrario, mi padre era socio número 26 del Aero Club Manises y tenía un tío
también socio que es militar, el General José Parés del Ejército del Aire.
Igualmente mi abuelo, de origen belga (Jacques Gelise Donay). Mi carrera en el
golf se truncó cuando tenía 19 años por un accidente de moto.
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¿Cuál fue la lesión?
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Me caí tantas veces de la moto que no lo recuerdo. El hueso de la muñeca
derecha (lo señala). Después volví a jugar. Me encontraba bien los seis o siete
primeros hoyos, pero en el octavo, me molestaba. Me dolía bastante y por eso lo dejé.
En
su juventud Vicente Rodríguez jugó en la selección española. “Un match
Italia-España en Milán que acabó all square (empatado), y en el Open de
Italia, disputado en Torino, donde participaban todas las categorías”. Incluso
después del infortunado accidente de moto, ha sido capitán-no jugador de la
selección valenciana (de Levante) en la Copa Burberrys y participó como tal en
otros campeonatos.
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Fue –aclaró– una decisión del entonces presidente Francisco Gil Colomer, del
que guardo un gran cariño.
Hoy,
después de 36 años de su increíble proeza, Vicente Rodríguez Gelise puede
presumir de ser el primer valenciano en ganar un campeonato nacional, después
de trabajar duro... hasta salirle ampollas en las manos.
Que bueno.....
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