Bayern
Munich ya tiene “el toque mágico” de Guardiola
Por
Miguel Miró
Se puede decir entrelíneas, tal vez más o menos fuerte… pero no tan claro.
Ya se apreció el toque mágico de José
Guardiola en el equipo alemán. Sin protagonismos, sin su presencia física pero
con una gran batería de ideas que llevan su sello. Desde la distancia se pudo
comprobar en el match de ida de la semifinal de la Copa de Europa en el Allianz
Arena de Münich.
Bayern Munich contra Barcelona.
O lo que es lo mismo:
Guardiola contra Guardiola.
Nos cuesta creer que Bayern Munich haya
cambiado tanto de la mano de Jupp Heynckes los primeros meses del presente año.
El mismo entrenador que cometió una torpeza “mayúscula” en la última final de
la Copa de Europa.
Un cambio inapropiado en un momento
inapropiado cuando el cuadro bávaro tenía ventaja en el marcador. El mismo
técnico que privó al equipo alemán de su quinto título continental ante el
Chelsea, precisamente en el mismo escenario de Münich en mayo de 2012.
INTROMISIÓN INOPORTUNA
¿Se puede hablar de intromisión?
Rotundamente, no. El club Bayern Munich debe
proteger sus intereses y también sus aspiraciones. El sorteo de la Copa de
Europa así lo quiso. Los dirigentes contrataron a José Guardiola y ellos mismos
saben que las ocasiones hay que aprovecharlas en su momento justo. No surgen
por arte de magia todos los años.
Máxime cuando se está más cerca –un escalón,
tan solo un escalón– para llegar a la
final que se disputará en el estadio de Wembley.
Recordamos algo parecido. Cuando Valencia
contrató por segunda vez a Alfredo di Stéfano, a finales de los años setenta. Al
equipo lo dirigía Bernardino Pérez, “Pasieguito”, en aquella final de Copa de
España (Valencia 2 R Madrid 0, en el estadio del Manzanares). Sin embargo, la
“mano” del nuevo técnico se vio claramente en el terreno de juego. Muchos se
sorprendieron al ver a Mario Kempes jugando por la banda derecha. Al final, los
aficionados sólo hablaban de los dos goles de Kempes.
Valencia ganó el trofeo y los laureles de
los llevó el entrenador guipuzcoano.
Lo mismo decimos del “new” Bayern Münich.
Las “fórmulas” mágicas de Guardiola –siempre basándose en las características
de los jugadores– se vieron nítidamente en el campo.
El club bávaro convertido en el AVE rápido y
con lujo de detalles, mientras que Barcelona pareció poco más o menos un tren
de mercancías.
O como decía un amigo:
“El Corte Inglés compitiendo con un comercio
pequeño”.
CONCENTRACIÓN, DISCIPLINA Y PRESIÓN
Dos detalles, simplemente, para abrir boca.
¿Se imaginan a Robben marcando a Alexis
Sánchez?
Pues, no se lo imaginen. Se produjo durante
el Bayern-Barcelona.
¿Y Schweinteiger robándole balones a Xavi?
Pues, Sebastián, con toda su exquisita
técnica, prácticamente se “comió” al azulgrana todo el partido.
¿Y los relevos, los cambios de ritmo y las
salidas explosivas? ¿Y las constantes variaciones, compaginadas en el marcaje
en zona al hombre?
En el equipo bávaro no hay figuras,
figuritas ni figurones. Todos trabajan, todos muerden y a la hora de atacar lo hacen como un martillo y con la
arrancada de un Ferrari. Y lo más
importante, una asfixiante presión intensiva en todo el campo sin perder ni un
segundo la concentración y el orden.
De inicio el Bayern presentó un sistema
1-4-1-4-1, con un stopper-escoba (Martínez) delante de los zagueros y un
delantero (Mario Gómez), con unas líneas juntas que dibujaban tres filas
diagonales que cubrían cada centímetro de su campo. Diagonales para una
basculación específica en distancias cortas, que interceptaban todo movimiento
del rival. Esa posición, además, permitía un marcaje severo y la anticipación a
los delanteros rivales, que muy pronto se desconectaron del resto de sus
compañeros. Aislados y atados.
No obstante, al adelantar las líneas al
mediocampo variaron el dibujo (1-4-4-2 o 1-4-3-3) en el momento de la
recuperación del balón. Sin olvidar la presión adelante, con Müller y Gómez. No
obstante, lo más importante fue que: nunca perdieron la posición y el orden.
Ejercieron, además, un pressing intensivo en todo el campo. En ambos casos
trabajando todos al unísono en funciones defensivas y funciones ofensivas. Esta
fórmula permitió ganar el eje del campo, como base de operaciones.
PASA DE LA DEFENSA AL ATAQUE SIN PAUSAS
A partir del adelantamiento de líneas, el
equipo pasaba inmediatamente de la defensa al ataque, sin pausas. Un ataque que
se transformó en un constante martilleo. Por el flanco derecho –la banda de
Alba– de frente por Robben, y en diagonal a sus espaldas, Müller.
Una fórmula que se repitió muchas veces,
incluso descolgándose también desde atrás Lahm. La ayuda de Piqué descolocaba a
la defensa azulgrana, ya que no permitía subir a Busquets, más preocupado por
los fallos de Bartra y los movimientos de Mario Gómez. Alves, por su parte,
atado por Ribèry y Alaba.
A pesar de sus movimientos el Bayern respetó
a su rival durante la primera parte. Todo cambió tras el segundo gol alemán. Nos
sorprendió el dibujo desplegado por el Bayern. Una especie de abanico que se
extendía de banda a banda achicando los espacios por el centro y los laterales.
Una forma nada convencional para evitar los pases cortos o largos entre líneas.
Una especie de tela de araña para anular más a su adversario.
Ante el dominio aplastante llegaron dos
goles más y pudieron ser más, porque se soltó el cuadro local y jugó a su
antojo, con triangulaciones y acciones de auténtica calidad.
BARCELONA, SIN ENTRENADOR NI PRESIDENTE
Muchos trataron de buscar agua en el
desierto para explicar la debacle azulgrana. La final de Atenas, resaltar a
Javier Martínez, un sistema ya caduco y otras cuestiones como la
Messi-dependencia. O, también, que el equipo actuó con 10 jugadores. Sólo conjeturas
o justificaciones donde no las hay.
La cruda realidad sigue siendo la misma:
Francisco Vilanova no es José Guardiola. El equipo, igualmente, estuvo a la
mano de Dios. No ha tenido técnico durante tres meses y ha sido lógico que los
jugadores se relajaran.
Y aunque sea duro decirlo la única
motivación, por llamarla así, que se dio por parte del club a la plantilla han
sido por razones extradeportivas que deberían haberse mantenido en la intimidad de las personas. Como si el fútbol fuera un deporte para
hipocondríacos. Algo fuera de contexto y una falta de tacto para los que
sufren.
La calidad se mantiene, pero sin la
motivación de los últimos años… Carece de concentración, disciplina y la
presión intensa que requiere el fútbol actual. Y sobre todo, planes de juego,
variaciones, estrategias, trabajos en lo técnico, anímico y en lo físico… y
dejarse de mirar el ombligo.
Así de claro, así de simple.
Si a ello le sumamos que el FC Barcelona
lleva mucho tiempo sin presidente, apaga y vámonos. Alejandro Rosell se ha
preocupado más de sus negocios privados que en las situaciones que se estaban
produciendo en la sociedad. (Política, Neymar, frivolidades y declaraciones
desafortunadas). Desde hace mucho tiempo, no es de ahora. Los problemas se
fueron acumulando hasta que salieron a la luz.
LA VICTORIA EN LIGA, NO RESUELVE LA SITUACIÓN
Demasiados errores se han cometido, tras el
cambio de entrenador. Errores grandes, enormes y garrafales… que fueron minando la convivencia en
el vestuario. El más notorio ha sido el del cuerpo técnico, haciendo caso omiso
a la política de la cantera (dos o tres jugadores por temporada) y la falta de
psicología en el vestuario. Por dos veces, al menos, “llenó” el equipo titular
de jóvenes de la cantera.
El más sonado y lamentable fue en match
contra el Benfica en el Camp Nou.
¡Un partido de Copa de Europa! Un insulto
para el rival, que reaccionó con malas artes, aunque no tuviera consecuencias
graves. Una falta de respeto: el equipo portugués se jugaba una plaza en la
Copa UEFA.
Además, supuso un insulto a la plantilla
principal, que se vio desplazada en una situación semejante. Sin embargo, no
fue la única vez, también se produjo en el campeonato de Liga.
La atención desmesurada a la cantera se vio
nítidamente, por parte del cuerpo técnico (incluido Antonio Zubizarreta, que no
movió un dedo ante tanto disparate). ¡Un plantel de 30 o más jugadores que no
caben en el vestuario! Un resultado clamoroso, con tantos chicos de la cantera.
Lógicamente, siempre que se producen cambios
los más perjudicados son los jugadores de la plantilla principal. La división
ha sido palpable y con nombres y apellidos. ¿Un ejemplo? Tello o Villa…Alexis-Villa y otros muchos. La
falta de confianza a Song, y las escasas charlas, no sólo de motivación, sino
de confianza con las estrellas.
Y los problemas se multiplicaron por un
cambio absurdo. Cuatro zagueros o tres zagueros. Además de la tozudez al no
poner a Sergio Busquets en la pareja de centrales. El cuerpo técnico estaba más
preocupado en los jugadores de la cantera y de cambiar zagueros como los cromos,
en lugar de utilizar más psicología y formar piña entre las estrellas del
equipo.
¿Avisos? Muchos. La derrota ante el Celtic
en Glasgow. Frente al Real Madrid, en la Super Copa por despistes y en la Liga…
Y más calientes aún: su actuación en el Giuseppe Meaza ante AC Milan y en el
Campo de los Príncipes contra el PSG.
La goleada en Münich ha sido la última gota
que colmó el vaso.
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