Madrid le “deja vivo” y al final
Barcelona le “perdona la vida”
El clásico tuvo dos fases bien
diferenciadas. Mejor el Real Madrid en la primera mitad y mejor el Barcelona en
la segunda. Cualquiera de los dos mereció ganar el partido. Más que nada por la
intensidad en que se disputó y los aciertos- errores de ambos contendientes.
Mucha ambición en un campo rápido –tal vez demasiado– por la copiosa lluvia… de
los aspersores. Igualmente, excelente fútbol en muchas fases de la
confrontación y muchos goles.
Al principio, el Real Madrid “dejó vivo” a
su rival y al final el Barcelona le “perdonó la vida,” algo sorprendente entre
los máximos rivales.
Cuestión de cortesía.
--Primero usted,
señor
--No faltaría más,
usted primero
--Insisto, usted
primero
Al final, entran los dos a ritmo de vértigo
y se “estampan” con un trompazo. Ambos se rompen la nariz.
Por
Miguel Miró
El empate favorece claramente al Real
Madrid, a pesar de algunos comentarios conformistas o inconformistas. Por el
cómputo global entre ambos equipos (goal-average y puntos) en caso de un
posible empate al final del Campeonato. A falta, claro está, del encuentro de
vuelta en el estadio Santiago Bernabéu.
Se hace referencia a tres penalties en
concreto. De Ramos a Pedro, Mascherano a Özil y el de Pepe a Iniesta. Por muy
raro que parezca ninguno de los tres nos pareció penalty. Ninguno. Con esta
observación no eximimos los errores del árbitro, el vasco Carlos Delgado
Ferreiro que en varios lances incumplió el reglamento del fútbol.
a)
Pese
a la aparatosa (un tren sin frenos) entrada del central madridista, que barrió
materialmente al delantero, dentro del área, despejó el balón.
b)
La
“ruleta” que hizo Özil casi pegado a Mascherano provoca el contacto, pero no
hay ninguna intención del defensor en hacer falta. Ni tan siquiera obstrucción,
porque se sorprendió del giro del alemán hacia la izquierda, en lugar de hacerlo
al lado contrario con más panorama.
c)
Lo
que nadie aprecia. Arbeloa le hizo falta fuera del área al poner el
brazo por delante para que Iniesta perdiera el equilibrio.
d)
Lo
que sucedió después, una vez que el azulgrana adelantó el balón –observen la
trayectoria– supone una roja directa el pisotón de Pepe y el desproporcionado
empujón (Siempre lo hemos dicho, en el momento que se muestre la roja, el
pisotón se acaba; debemos seguir insistiendo). El central pisó el pie del rival
con intención de hacerle daño. Además, miró de reojo al árbitro cuando simulaba
la caída-simulacro como un especialista del cine. El colmo de su cinismo ha
sido acercarse a Iniesta para que se levante y deje de hacer teatro.
ENDEBLEZ DEFENSIVA
AZULGRANA
No se trata de hablar sobre la endeblez
defensiva del Barcelona por las bajas obligadas por lesiones (Puyol y Pique).
Pero sí de cómo se ha negociado la defensa para el clásico. Puede hasta ser
explicable la presencia de Adriano como central. Pongamos la velocidad y otras
virtudes, que las tiene. No fue la primera vez, ni será la última que a través
de una prueba pueda surgir un “gran central”.
Pero este no es el caso. La posición del
brasileño fue de “fullback” –último hombre, una palabra procedente del rugby–
por si llegaba la “lluvia de pelotazos”. Vilanova ¿estaba pensando en el último
clásico del Bernabéu? ¿Pensaba más en el rival que en su equipo, propiamente
dicho? La idea del “fullback” y una segunda línea de protección defensiva
–Alves, Mascherano, Busquets y Alba– nos parece un retroceso al auténtico del juego
defensivo que practicaba el Barcelona. Parece, por otra parte, un monumental galimatías.
Jugó con tres laterales (la triple “A”: Alves-Adriano-Alba) y un mediocampista
reconvertido (Mascherano).
De ahí parte el “bombardeo” continuo del
equipo merengue. Unos 30 minutos –lo
mismo que en el Bernabéu– por el desajuste de los defensas, en especial los
laterales. No entendemos el dibujo y la fórmula real (muchas veces, 1-1-4-3-2;
a veces 1-4-1-3-2), ni tampoco la posición adelantada de Iniesta como extremo
izquierdo y no como enganche o mediapunta. Los experimentos, por lo general,
suelen pasar factura, pero le faltó eficacia a su adversario ante tantas
precauciones defensivas.
Todo lo ganado ante el Benfica en el estadio
Da Luz se vino abajo en tan solo media hora. Concentración atrás, recuperación
del balón, juego bordado al primer toque, ritmo, intensidad, velocidad y
gol. Pero el Barcelona tiene recursos y
grandes jugadores. Después de los descalabros y sustos se reconstruyó sobre la
marcha, tras la entrada de Montoya por Alves (¿Dónde estaba en el gol de
Cristiano solo junto al palo?) que le dio mayor tranquilidad a la defensa.
Igualmente hubo más ritmo e intensidad en la
zona central por la labor de Busquets-Xavi- Fábregas en la recuperación del
balón… Messi, además, como una saeta aprovechó un fallo monumental de Pepe,
para empatar el partido. El Barcelona entonces volvió a su estado puro. No pudo
carburar sin la posesión del balón. El rival le tuvo en jaque y le había robado
el balón.
Otra cuestión fue el segundo tiempo, donde cogió
el mando del partido. Se ajustaron las líneas –más coordinación– y el Real
Madrid se replegó como un clavo en su campo, en busca de una contra mortal para
ganar el partido.
Aumenta sus revoluciones el conjunto local
que, al tener el balón en sus pies y el dominio despliega todo su repertorio
para “matar” el partido. Aprovechó los espacios y las llegadas por las bandas y
las ocasiones se sucedieron en un espectáculo de vértigo por el ritmo de juego.
También se equivoca Vilanova –igual que
Heinckes en el Bayern-Chelsea de la final de la Copa de Europa, cuando cambió
el marcaje a Drogba– en apresurarse a quitar a Fábregas, sin tiempo para
saborear el golazo de Messi en una falta de Alonso. Una dura infracción por
detrás al argentino, en la que el árbitro le perdona la expulsión al madridista.
Faltaba media hora de partido. El técnico azulgrana saca a Alexis Sánchez, y
hace bajar a Iniesta al mediocampo. Y dos minutos después llega el empate del
Real Madrid. Un impulso que le costó dos puntos al cuadro azulgrana.
ANALISIS: BARCELONA
Defensa.- Demasiadas
precauciones, por no decir miedo. Lo
más sensato hubiera sido elegir a Busquets
para ocupar la plaza de central, que ya tiene experiencia ante la ausencia de
Puyol. Sobre todo porque es alto y para no prescindir de otro extremo, como así
hizo el entrenador. Ante tanta mezcla se llenó de “bajitos” la última línea,
favoreciendo al rival a balón parado. Otra posibilidad, situar a Song de escoba
delante de la línea de zagueros. El error procede de ir variando la retaguardia
(de 1-4 a 4 zagueros, con movimientos desiguales) ante un rival que le puede
hacer un siete. Se pudo comprobar en el segundo gol del Real Madrid, el
“fullback” (Adriano) al estar retrasado habilita a Cristiano.
Mediocampo.- No hay discusión
técnica posible. La zona central del Barcelona se organizó a través de los mismos
jugadores azulgranas. De acuerdo con el sentido común entre ellos en pleno
encuentro. A la media hora del partido, después del desbarajuste defensivo. ¿Cómo
se solucionó? Se adelantó Busquets, renunciando a la doble función de defensa y
stopper, que le había indicado el técnico. Esto permitió descongestionar el eje
central (demasiados jugadores juntos y revueltos, sin referencia en las líneas)
y al mismo tiempo reconducir el juego a través de Xavi, Busquets y Fábregas. A partir de ahí, recuperó el balón y
mejoró el Barcelona.
Ataque.- Adelantar a Iniesta
como extremo zurdo no es un experimento. Es verdad. Así le utiliza Del Bosque
en la selección nacional. Pero no para un clásico. Lo normal, una posición de
mediapunta para enlazar en jugadas ofensivas. Iniesta, como extremo zurdo es
quien recibe más “patadas, codazos y pisotones”. Especialidad del dúo Arbeloa
(compañero de selección) junto a Pepe, que es un caso aparte trágico/cómico. La
mejor jugada de ataque deja temblando al travesaño (Montoya). El olfato de gol
de Messi en los dos goles y la soberbia actuación de Pedro, que volvió loco a
Marcelo. El ataque no existió en la primera media hora, por la posesión del
balón del rival y el cierre de espacios.
REAL MADRID “CALCA” SISTEMA
DEL BENFICA
Una línea de cuatro fija para la trampa del
fuera de juego y dos triángulos (tres jugadores por cada lado) por delante de
los defensas que basculan como radares hacia la dirección del balón. La línea
de zagueros se repliega a 30 metros de la goal-line y se adelanta una vez
conseguida la recuperación de la pelota. No es la primera vez que lo realizó el
Real Madrid, pero mejoró notablemente los cierres de espacios entre líneas con
respecto a otros partidos.
Un “calco” de lo que realizó el técnico del Benfica
(Jorge Jesús) en el partido de Copa de Europa frente al Barcelona en el estadio
Da Luz. Tan bien combinado y coordinado como el equipo lisboeta, incluso en el
cierre de las bandas, donde Alves se encontró incómodo y recibió un encontronazo
con Marcelo. Alba, por otra parte, se le impidió salir desde atrás. Este
sistema de triángulos que se abren y se cierran (permiten el robo del balón) favorecidos
por la indecisión defensiva del rival funcionó a la perfección.
Más que nada porque desde esos dos
dispositivos (los tríos) también se disparan proyectiles. Los arranques en
velocidad de Benzema-Khedira-Cristiano y los primeros minutos de Marcelo, fueron
determinantes para intentar “liquidar el partido” en un santiamén.
La importancia estaba en las lanzaderas (Di
María-Marcelo-Alonso), bajo la dirección de Mesut Özil. El andamiaje
defensivo-ofensivo consistió en enredar a los mediocampistas rivales, anular
las bandas y una pronta recuperación del balón. Este ha sido el secreto del concierto
en DO-mayor que celebró el Real Madrid en el Camp Nou, que apagó en 30 minutos
los gritos de las gradas.
Con el balón en sus pies menguaba el fútbol
y el estilo del Barcelona y sus pases largos y las galopadas a la contra terminaban
por “matar” al adversario. El equipo merengue tuvo varias ocasiones de gol en esa media hora de vértigo con su
despliegue ofensivo. El remate de Di María desde el borde del área, que el
balón se marchó a los graderíos fue el primer aviso. El pase largo y cruzado de
Cristiano a Benzema, que si llega a acertar a la primera con el empeine su
volea nos hubiera dejado anonadados a todos. El cabezazo de Ramos en un córner ejecutado
por Özil –similar a los de Drogba, desde las barbas del área– que rozó el palo
izquierdo de Víctor Valdés.
Y el gol, por un fallo clamoroso de la
defensa azulgrana. Pero lo más curioso y sorprendente: Khedira (tras dejar el
balón Marcelo) hizo un pase largo ¡¡¡entre líneas!!! a Benzema, primer toque a
Cristiano que no perdonó, al colocar el balón pegado al primer palo. Los dos
jugadores merengues estaban solos, completamente solos.
La última ocasión produjo un efecto
delirante entre los suplentes. El resorte de la pierna derecha del francés de
volea que se estrelló en el palo izquierdo de Valdés y el rebote le cayó a Di
María, que no lo esperaba y se adelantó Adriano para despejar a corner.
La postura del Real Madrid en la segunda parte
no cambió. Practicó el mismo esquema que cubría todo su campo. Pero también es
verdad que el movimiento continuo de sus jugadores, sobre todo la basculación
hacia el balón, podía terminar cansando a los jugadores, unido al ritmo frenético de los
primeros 30 minutos.
Primero, lo hace para dosificar las fuerzas –el
equipo es más de músculo, sobre todo en la parte ofensiva y en la línea de
zagueros– y después para buscar una
contra para ganar el partido. No se conforma con el empate. Otra cuestión
supone la apertura de las líneas tal vez pensando que los hombres de atrás lo
solucionan todo.
El agotamiento igualmente puede ser provocado
por el campo, que estaba muy rápido. Sin embargo, reaccionó bien después del
segundo golazo de Messi de tiro libre. Una pérdida de balón del Barcelona en el
margen izquierdo permite a Özil con su zurda de seda un pase largo en
profundidad a Cristiano, que está de delantero centro. El gol del empate en
apenas cinco minutos.
Vaciado el combustible tocó sufrir 25
minutos ante un Barcelona más intenso en su juego de elaboración, y más espacios
en el campo del adversario. Incluso utilizando la contra en velocidad del rival merengue, que Pedro se apresuró en el disparo a la carrera cerrándose a
las proximidades del área.
ANALISIS: REAL MADRID
Defensa.- Segura y sólida en
muchas fases del partido durante el primer tiempo, con la excepción de la entrada
violenta de Arbeloa a Iniesta sobre la banda izquierda. Una entrada de roja, pero
el árbitro sólo le amonestó verbalmente. Patada por detrás a la altura del
gemelo con la pierna derecha y la rodilla izquierda se la clavó en la espalda durante
la caída. No sabemos si es por el cansancio o qué, pero salvo Marcelo que le
tocó marcar al mejor atacante y Ramos, sobrio aunque contundente, los otros dos
zagueros perdieron los estribos.
Mediocampo.- La figura de Özil ha
sido fundamental en el juego profundo y práctico de todo el equipo. Siempre
apareció cuando se le necesitaba. Generoso en el pase y tremendamente preciso
con su zurda de seda. Otro de los jugadores que destacaron en la zona central
ha sido Khedira, mucho más activo en el marcaje y con arranques explosivos en sus subidas al área. Jugó igual que en la selección germana. Peligroso arriba y seguro en
la marca. Quién desentonó –bueno, parece su forma de entender el fútbol- ha
sido Alonso. Abusó del juego duro ante la complacencia del árbitro. Mereció, al
menos cuatro amarillas o lo que es lo mismo la expulsión en la entrada por
detrás a Messi, origen del segundo gol del Barcelona.
Ataque.- Muy activos se
mostraron los delanteros y volantes para pisar el área. Es verdad que tuvieron
facilidades de la defensa azulgrana, pero lo intentaron todo para ganar el
partido. Se podría destacar la efectividad de Cristiano, pero nos entusiasmó
nuevamente Benzema. El francés suele ser tan generoso como Özil en los pases,
pero su movilidad en el área sigue sorprendiéndonos. Con o sin balón arrastra a
los defensas, y su gatillo se dispara cuando ve un hueco. Impresionante.
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