“Revival” de
Ernie Els o… “Big” lo hace simple y “Ease”
Suenan los tambores de guerra. Los jugadores se pintan –lucen sus chillones colores– y el “monster” se despierta después de tres días pegado a la almohada.
Suenan los tambores de guerra. Los jugadores se pintan –lucen sus chillones colores– y el “monster” se despierta después de tres días pegado a la almohada.
El viento hace acto de
presencia y los puntos negros (bunkers) se multiplican por dos. No es una
ilusión óptica. Es la pura realidad, los bunkers son como cantos de sirena y
los jugadores cuando más se empeñan en no caer en la trampa… ¡ZAS! sucumben en
las arenas del pecado.
El solemne The Open
–como le llaman los británicos– o el mejor espectáculo del mundo vuelve a
ofrecernos un “cocktail” se sensaciones increíbles en el campo de golf. El
deporte más difícil del mundo y el que tiene más adeptos – practicantes– a lo
largo y a lo ancho del mundo.
La ronda final, que
completa los 72 hoyos, en el Royal Lytham & St Annes, nos recuerda, como
siempre, algunos grandes momentos del golf. Las dos victorias de Severiano
Ballesteros (1979 y 1988) y su última ronda de su primer “salmón”, donde sólo
coge una calle y utiliza nueve veces el driver… Un course endabliado que corona
a otros monstruos sagrados: Bobby Jones, Arthur “Bobby” Locke, el zurdo Bob
Charles, Anthony Jacklin, el australiano Peter Thomson y David Duval que vuelve
al escenario de su primer British (2001).
Ayer y hoy aparece, en
el fin de fiesta, la electricidad que solo produce cortocircuitos que parecen
fuegos artificiales. Y la tensión y los nervios que viven o malviven los
jugadores.
Algunos, tal vez los menos
expertos, hablan de “robo” y otros de “drama”.
Puede que lo hagan para
llamar la atención con los titulares, pero la historia del golf está lleno de
historia de dramas y glorias.
Miguel Miró
Es verdad, Adam Scott juega
de “cine” las tres primeras vueltas, pero se le apaga la luz y comete errores
imperdonables en la ronda final del British.
a) Le sucede lo mismo,
o parecido, que a su compatriota Greg Norman que tiene el “record” de derrotas
en los torneos del Grand Slam.
b) Tenía un colchón de
cuatro goles y desaparece su gran juego agresivo a bandera.
c) No sabe jugar a la
defensiva, no sabe amarrar.
d) Es normal que sus
rivales desenfunden el driver para intentar un mejor resultado, pero Scott se
equivoca en el back-nine al usar el driver en el momento que afloran los
nervios.
e) No se trata de
justificar lo injustificable, Adam Scott pierde el campeonato por sus propios
errores y él lo sabe mejor que nadie.
Al reverso de la moneda
está Ernie Els, sin la presión del match estelar, que todo lo hace fácil. En el
back-nine falla dos putts de dos metros para llegar a ocho bajo par, su drive
se le abre (slice) en el 16 y entierra su último birdie en el 72. Es cierto, parece
convencido de ser “segundo”, pero lo primero que hace es acudir al putting
green a practicar el putt, por si se surge un play-off. En el golf todo es
posible.
Pero no se le puede
quitar ningún mérito a Big Ease.
Realiza una gran actuación en el campeonato y se muestra super consistente y
sólido en la vuelta final.
En el golf se pueden
discutir muchas cosas, pero decir que gana de chiripa o que Scott se lo regala es
mucho decir. Entre las circunstancias y los errores, que también influyen,
Ernie Els es el legítimo ganador del British Open. En el campo sabe negociar
las salidas y los greenes, pero los hierros y sus approaches son im-pre-sio-nan-tes.
Pisa de puntillas los
“volcanes” (205 trampas-negras) para no despertar al “monster” y su última vuelta
nos da una lección de cómo se debe jugar al golf en un course lleno de minas.
LAS CÁBALAS
El
anuncio de un fuerte viento en St Annes para la cuarta jornada y la impronta
del norirlandés Graeme McDowell (“el campo se va a poner injugable”) ya se
presentía que las dificultades del course serían mayores.
Esta circunstancia
suele aumentar el abanico de posibilidades y no hay que fijarse únicamente en
el pelotón de cabeza donde figuran siete jugadores… sino también en los que
están bajo par (17). En una palabra, que algunos se pueden descolgar y otros
rezagados podrían dar un brinco en la clasificación si consiguen un magnífico
resultado.
Los
profesionales hacen cálculos, igual que los especialistas. Pongamos un ejemplo:
Bubba Watson, que en la tercera ronda hizo 5 birdies en 10 hoyos y parecía que se
salía. Se coloca en el scoreboard (pizarra) con -5 a falta de cinco hoyos. El
estadounidense (campeón del Masters) pinchó en los dos siguientes hoyos.
Bubba
sale del tee 1 con dos bajo par, pero sabe de antemano que un 64 podría
suponerle un salto mortal (-8) o un 66 (-6) en la clasificación en la última
ronda.
El golf
no es como el tenis, que uno de los dos finalistas sabe va a ganar y el otro,
queda segundo. El golf tiene sorpresas de todo tipo. ¿Por qué elegimos a Bubba?
Es un “bomber” (gran pegador) en un campo que castiga el driver que no vaya
recto y el viento obliga a asegurar. Asimismo para explicar que Ernie Els sale
en el quinto lugar en la clasificación y figura entre los favoritos. El
sudafricano está presente en las apuestas.
Del mismo
modo Big Ease estuvo muy cerca de ganar
su tercer título en el US Open (Olympic Club, San Francisco) el mes próximo
pasado. Un eagle en el hoyo 7 le puso a un golpe de Jim Furyk. En el back-nine
se mantuvo durante cuatro hoyos (12 al 15) en la tercera posición detrás de
Furyk y Webb Simpson los co-líderes. Ernie Els se topa entonces con el rough
del 16 (hoyo 70 del campeonato) y su endiablado green. Un pinchazo que le hace
perder todas las esperanzas.
Si
evaluamos su actuación de junio, realmente espectacular, ¿de qué estamos
hablando? ¿La sorpresa de su triunfo en el British Open? El sudafricano no es
un runner-up. Ha ganado dos US-Open (1994-1997) y el British (2002), el TPC y
62 torneos en todo el mundo… Igualmente, desde 2011 está presente en Hall of Fame del golf mundial.
El swing
de Ernie Els no es mecánico, sino personal. Muy personal y fácil. Está hecho a
su medida (1,91 m) y lo que más busca son sensaciones. Lo ajusta, le pone
aceite y limpia su carburador la primera semana de enero de este año, junto al
coach Sheryll Calder en su tierra natal.
Es líder
en el Transitions Open (US PGA Tour), pero pierde su liderato y el trofeo en
los últimos hoyos (R4). No puede jugar el Masters (RW 58). Sin embargo, se
reencuentra en el US Open.
“Nunca olvidaré
el bogey en el hoyo 16 en el green”, dijo, cuando estaba muy cerca de la
gloria.
Gana el
British Open 2012 al reencontrarse consigo mismo –el que tiene, retiene– y por
su juego. Un juego sólido y consistente. Por sus recursos y también por su
enorme talento en el manejo de los hierros (fundamental en Lyntham).
Coge 35
calles en el campeonato (62,5%), 57 greenes (79,2%) y apunta 114 putts (1,69).
Su drive alcanza un promedio de 280 metros, pero supera los 292 metros en los
par 5 y el hoyo 18. No tropieza en los ocho par 5 del campo, pero tampoco se
pasa. Tres birdies y cinco pares (-3). Con tiento pasa los 12 par 3, donde
pierde tres golpes: 1 birdie (el del 12th, último día), 3 bogyes y 12 pares.
…Y
doblega los 48 par 4, arrancando cuatro golpes (-4), con 12 birdies y 8 bogeys
y 28 pares. Pero eso sí, repite par en cinco hoyos (1th, 187m / 3th, 427m / 4th,
358m / 13th, 325m y 15th, 422m). Precisamente, debemos recalcar, el par 4 de
422 metros del 15th, el más difícil del campo.
La clave
de su victoria está en la regularidad y acierto del back-nine (últimos nueve
hoyos), donde consigue 10 birdies y 3 bogeys (-7), mientras que en el
front-nine hace tablas (Par), con 6 birdies y 6 bogeys.
El total
de Ernest Theodoro Els (Big Ease) es
de 16 birdies, 9 bogeys y 45 pares. Nunca se pasa del par en sus cuatro
tarjetas.
Ernie Els (SA) 217 -7
(67
70 68 68)
day
|
1
|
2
|
3
|
4
|
5
|
6
|
7
|
8
|
9
|
out
|
10
|
11
|
12
|
13
|
14
|
15
|
16
|
17
|
18
|
in
|
tot
|
1
|
3
|
3
|
4
|
4
|
4
|
5
|
4
|
3
|
3
|
33
|
4
|
4
|
3
|
4
|
5
|
4
|
3
|
4
|
3
|
34
|
67
|
2
|
3
|
3
|
4
|
4
|
4
|
5
|
5
|
4
|
3
|
35
|
5
|
5
|
3
|
4
|
3
|
4
|
4
|
4
|
3
|
35
|
70
|
3
|
3
|
4
|
4
|
4
|
3
|
3
|
4
|
4
|
3
|
32
|
4
|
5
|
3
|
4
|
5
|
4
|
4
|
3
|
4
|
36
|
68
|
4
|
3
|
5
|
4
|
4
|
3
|
4
|
5
|
4
|
4
|
36
|
3
|
5
|
2
|
4
|
3
|
4
|
4
|
4
|
3
|
32
|
68
|
par
|
3
|
4
|
4
|
4
|
3
|
4
|
5
|
4
|
3
|
34
|
4
|
5
|
3
|
4
|
4
|
4
|
4
|
4
|
4
|
36
|
70
|
Sería muy fácil decir
que el australiano pierde… por sus cuatro bogeys consecutivos en los últimos
cuatro hoyos, pero no. Es por su actitud, su forma de afrontar su ventaja. Su
colchón. Su golf –como Norman– siempre ha sido agresivo. Lo demuestra en las
tres primeras jornadas.
¿Se olvida del enfado
de Jim Furyk, en el US Open 2012, líder (13th) y co-lider hasta el 16th…porque
no hace ningún birdie-putt en la última vuelta?
¿Se olvida de lo que le
ocurrió a Louis Oosthuizen por “amarrar” ante Bubba Watson en el Masters de
Augusta 2012?
El último día muchos
approaches, por no decir la mayoría, Scott apuntó al centro del green. Suele
hacerse, sí, cuando hay dudas pero nunca por norma. Además, Adam Scott pierde
seis chances claras de birdie. Y lo más increíble, la línea es la correcta aunque
se queda siempre corto. Su putter o su cabeza le jugaron una mala pasada en el
verde, donde se ganan los torneos.
En 13 hoyos un
raquítico birdie, tres despistes (3 bogeys) y no ataca bien los par 5 (5-5 en
el 7th y 11th). Mantenía su liderato (-9) pero faltaban cinco hoyos. Entre
ellos el 15th, par 4 de 422 metros y el 17th, par 4 de 414 metros, los más
difíciles del campo.
Su birdie (segundo y
último) en el 14th es la antesala del “disaster” (desastre) con 10 bajo par
-¿no lo pudo ver en su compañero de match, que cuando veía la luz en un golpe,
el course le abofeteaba en el siguiente?– ahí comete, tal vez, una gran torpeza
al pensar que ya tenía ganado el British.
Se olvida que no es un
campeonato cualquiera.
Se envalentona y ataca
con el driver el 15th y ¡ZAS! visita el mismo bunker de la izquierda: igual que
Tiger Woods. No logra salir de la arena y bogey.
En el siguiente (16th)
ya los nervios están a flor de piel. Se pasa nueve metros en el approach (wedge)
y falla un putt de ¡90 cm! con corbata incluida.
Continúa la cadena de
errores en el penúltimo hoyo (71 de campeonato). Se pasa de green en su segundo
golpe (hierro 6) y visita el espeso rough. Tercer bogey consecutivo (-7 en
campeonato).
Se equivoca de palo–madera
3 en el último agujero (precisamente cuando tenía que desenfundar el driver).
Total, al bunker de la izquierda. Tiene un putt cuesta arriba para par de 2,5m.
Es su última oportunidad para igualar a Ernie Els y jugar el play-off. Se confirma su fracaso, su derrota y su sueño.
Firma 75, cinco sobre par, para un total de 218 -6.
El único consuelo que
le queda a Adam Scott: sufre en cuatro hoyos, mientras sus contrincantes-candidatos
al título –excepto Els– sufren los 18 hoyos. El australiano se une al grupo de
los “disasters” más sonados en el Grand Slam. Gregory Norman, Sergio García,
Jean van de Velde, Scott Hoch, Phillip Mickelson, Ed Snead y Arnold Palmer.
Tres tarjetas
impecables a la basura de la historia. Un trabajo extraordinario tirado al
garete por un aciago, triste y negro domingo de julio. Una jornada de fiesta
con un triste final para Adam Scott (8º Masters y 15º US Open). De nada sirve
que iguale el record-64 del campo de Royal Lyntham & St. Annes.
Según nuestras notas,
en la última jornada el australiano coge 16 greenes y solamente 8 fairways y
necesita 29 putts. Hace 2 birdies, 7 bogeys y 9 pares para 75 golpes, cinco
sobre par. Lo que más sorprende es el bajón en su drive, con un promedio de ¡260!
de distancia.
Sin embargo, vayamos al
cómputo general de las cuatro vueltas.
Total: 218 golpes, seis
bajo par. Hace 16 birdies, 11 bogeys y 44 pares. Necesita 113 putts y acierta 39
calles de 56 (69,6%), mientras que coge 39 de 56 greenes (69,6%) durante el
recorrido.
Es impresionante su
efectividad en los par 5, en los que arranca 6 golpes (-6). Seis birdies y dos
pares (último día). Efectivo en los par 3 (Par), 1 birdie, un bogey y 14 pares.
Por último, en los par 4 también los sella con un par, con un total de 10
birdies, 10 bogeys y 28 pares.
Si analizamos los
bucles de 9 hoyos, su mejor actuación es el back-nine (últimos nueve, a pesar
de sus cuatro bogeys consecutivos del final). Le arranca 4 golpes (-4) y marca
10 birdies y 6 bogeys. Al principio (front), tan sólo 2 golpes (-2), anotando 7
birdies y 5 bogeys.
Dos grandes detalles
definen la baja producción del domingo que corroboran nuestra opinión. Su bajón
con el drive (madera 3, desenfunda la madera 1 en los par 5 y después al
promediar el back-nine y erróneamente vuelve a la madera 3 en el 18th). Muy por
debajo de las primeras jornadas, cuyo promedio (294 metros) es mayor superando
los 300 metros en algunos hoyos.
El otro detalle,
igualmente, supone un bajón en el green durante los últimos 36 hoyos, en los
que necesita 29-29 putts. ¿Perdía confianza con el putter? Es posible, aunque
sus líneas siempre fueron perfectas sólo le faltó una mayor velocidad a la
bola. Las últimas dos vueltas desperdicia muchas oportunidades… al quedarse
corto del hoyo. Y conste que hablamos de centímetros o una palma, para que ser
más objetivo.
Adam Scott 218 -6 (64 67 68 75)
day
|
1
|
2
|
3
|
4
|
5
|
6
|
7
|
8
|
9
|
out
|
10
|
11
|
12
|
13
|
14
|
15
|
16
|
17
|
18
|
in
|
tot
|
1
|
3
|
4
|
5
|
3
|
3
|
3
|
4
|
4
|
3
|
32
|
4
|
4
|
2
|
3
|
4
|
3
|
3
|
4
|
5
|
32
|
64
|
2
|
3
|
4
|
5
|
4
|
3
|
4
|
4
|
4
|
3
|
34
|
3
|
4
|
3
|
4
|
4
|
4
|
4
|
4
|
3
|
33
|
67
|
3
|
3
|
4
|
4
|
4
|
3
|
4
|
4
|
3
|
3
|
32
|
4
|
4
|
3
|
5
|
4
|
4
|
4
|
4
|
4
|
36
|
68
|
4
|
4
|
3
|
5
|
4
|
3
|
5
|
5
|
4
|
3
|
36
|
4
|
5
|
3
|
4
|
3
|
5
|
5
|
5
|
5
|
39
|
75
|
par
|
3
|
4
|
4
|
4
|
3
|
4
|
5
|
4
|
3
|
34
|
4
|
5
|
3
|
4
|
4
|
4
|
4
|
4
|
4
|
36
|
70
|
0 comentarios:
Publicar un comentario