Líneas juntas, eje sincronizado, presión, salida y contraataque
Si alguien piensa que el equipo actual del FC Oporto tiene alguna similitud con el que deslumbró la temporada 1986-1987 se equivoca. Además, sería una exageración compararlo con aquél ramillete de estrellas rutilantes. Tales como Jaime Magallhaes, Pablo Futre, el argelino Rabah Madjer, Joao Pinto o el guardameta polaco Jozef Mlynarczyk, por nombrar algunos de ellos. Aquello era una “máquina” de hacer fútbol.
Tampoco es comparable el director técnico Artur Jorge, licenciado en filología, goleador en su época de jugador y que se tituló en Alemania como técnico. Sin duda, uno de los mejores entrenadores lusos que hemos conocido junto al maestro José María Pedroto.
Además, los buenos aficionados de Oporto todavía se saben de carrerilla la “máquina” que dirigía Artur Jorge. Incluso, los que peinan canas recuerdan el gol de tacón de Madjer al Bayern Munich en la final de Viena. El mismo cuadro bávaro que humillara al Real Madrid en semifinales (4-0).
Lo que sí podemos asegurar es que el club sigue teniendo el mismo presidente de los años ochenta: Jorge Nuno Pinto da Costa. Un industrial que, según parece, sigue los pasos del recordado Santiago Bernabéu.
Guardando las distancias y lógicamente el tiempo, hoy nos encontramos con un Oporto ganador y de moda. Campeón imbatido de la Liga portuguesa y clasificado para las semifinales de la Copa UEFA (UEFA Europa League). Un equipo que, más bien parece una selección luso-sudamericana y que tiene un bien ganado prestigio por su gran trayectoria en la competición europea.
Además, cuenta con un joven entrenador –André Vilas Boas, 34 años- que creció y completó su título de técnico en Lilleshall (ING) a la sombra de su mentor, Sir Robert Robson. El manager británico creyó en él. Le tuvo como ayudante en prácticas en el Oporto y le ayudó para que estudiara los métodos de George Burcley, manager del Ipswich Town, en Inglaterra.
Vilas Boas se hizo cargo del equipo de los dragones, tras la marcha de Ferreira al CD Málaga de España, y como buen técnico buscó el sistema que más convenía, en consonancia a las características de los jugadores que disponía. Y las circunstancias lo requerían con muchos internacionales procedentes de Brasil, Colombia, Argentina y Uruguay.
FÓRMULA SUDAMERICANA
Tal vez, por eso no ha sorprendido que buscara fórmulas sudamericanas para dibujar su sistema de juego. Optando, además, por la conquista del centro del campo y la disposición de tres defensas en la última línea de cobertura. Antes de explicar la táctica que emplea el equipo blanquiazul tenemos que aclarar otros conceptos del equipo y las intenciones del entrenador.
Por lo general, el FC Oporto suele engañar en muchos partidos. Ante todo porque deja que el rival se confíe. Si nos basamos en la eliminatoria ante el Sevilla, se mostró más práctico que cómodo en el campo. Aunque inmediatamente supo ganarse pronto el eje del campo. Protege su campo. Presiona adelante y da la sensación de ser un cazador furtivo. Un equipo ordenado que deja jugar y no ahoga al rival, a pesar de la presión que intenta ejercer en el terreno de juego.
No muestra sus armas, pero sí se aprovecha de los errores de su adversario. Vilas Boas, además, se guarda siempre balas en la recámara –los tres cambios- y sabe ganar partidos en los que empieza perdiendo. Ese fue, además de un despiste de Sánchez y Medel en el pase a Palop, lo que permitió al Oporto ganar el partido en Sevilla. Precisamente, cuando el equipo local dominaba y su fútbol era superior y fluído, tras el gol de Kanouté.
TRES ZAGUEROS ATRÁS
Aunque la mayoría de los equipos sudamericanos tienen por costumbre la línea de cuatro zagueros, Vilas Boas, aunque defienda con nueve en los momentos de agobio, prefiere tres zagueros. Tres zagueros pero con un “jefe” (Otamendi) a la hora de dar el paso atrás o delante para encarar o hacer el cruce. Máxime cuando el guardameta –ya, hombre de campo- puede cumplir la faceta de líbero. Y vaya por delante que el brasileño Helton suele ser bueno en las salidas y una auténtica “goma” en los tres palos.
Después de la lesión del uruguayo Fucile en la clavícula, es probable que sea sustituido por el rumano Sapunaru en la banda derecha, mientras que Rolando y el argentino Otamendi le acompañarán en la retaguardia. Álvaro Pereira, internacional uruguayo, suele adelantarse más para convertirse en un refuerzo en la zona central o un extremo por la banda izquierda.
No decimos nada del otro mundo que el Oporto, en el momento de defenderse lo hace con nueve hombres. Por un lado, la situación de los zagueros que se retrasan; el brasileño Fernando, por delante, como hombre-escoba y otra línea de cuatro que se repliega para recuperar el balón. Lo más importante de este equipo está en que aprovechan mucho su técnica y las zonas cortas. Los tres zagueros rara vez superan la última línea del área grande (12 metros) y como el juego de recuperación y distribución del centro del campo son dos línea bien juntas, pocas veces se les “pilla” desprevenidos.
CIERRE "METÁLICO"
Lo más interesante del sistema –aunque el trabajo sea constante- está en el “mecanismo” del eje, en el que los apoyos son muchos y las zonas de marcaje - recuperación, cortas. Algo que resulta beneficioso para dosificar las energías. Al estar las dos líneas aparentemente de tres hombres bien juntas, eliminan los espacios al rival pero al mismo tiempo todos sus movimientos están sincronizados en zonas imaginarias –triángulos de recepción del balón- y realizan el vaivén de subir y bajar.
Si juega Hulk todos sabemos que va a subir al ataque, pero y ¿cuáles son los otros dos jugadores que acompañarán al brasileño tras la recuperación del balón? Cualquiera de ellos puede sorprender en la subida. Como el colombiano Guarín junto a su compatriota Falcao, pero en la siguiente acción lo hace Beluschi y Fernando, que se descuelga desde atrás. O, tal vez, Pereira y Moutinho, a pesar de que este último es el “cerebro” del equipo.
El movimiento es como un cierre metálico a distancias cortas. Para delante y para atrás. Esta es una de las tácticas que utilizó Marcelo Bielza con la selección chilena en la Copa del Mundo FIFA, en Sudáfrica. La finalidad del sistema, poco utilizado en Europa, sirve para sorprender con los volantes por dentro y explotar el contraataque.
JUGAR SIN BALÓN
La otra fórmula atacante que practica más corrientemente Vilas Boas son las bandas. No sólo para abrir el campo, sino para romper el sistema defensivo del rival. Guarín por la derecha y Pereira por la izquierda, pero los movimientos de sus compañeros sin balón, en cruces en diagonal arrastran a sus marcadores.
Se le hace mucha publicidad al joven brasileño Hulk, de 23 años, pero los goles los consigue el colombiano Falcao que, con 11 goles es el máximo goleador de la Copa UEFA, uno más que Rossi (Villarreal). Otros detalles que destacan en el equipo luso son la forma de marcar los tiempos; uno o dos toques máximo al balón y la forma de protegerlo. Sin embargo, tiene eso sí jugadores de gran velocidad y se pueden plantar con tres pases en el área.
También sorprende la posición de los jugadores –escalonada- cuando atacan con cuatro hombres. Sus puntos débiles, se nos antoja, son las bandas a pesar de la nutrida defensa y también durante las pausas que hace en los partidos.
El Oporto cuenta con tres figuras que son claves: el guardameta Helton, que tiene una gran experiencia. Moutinho, que procede del Sporting de Lisboa, es el motor del equipo y Falcao, que aparece cuando menos se le espera. Y lo más importante, Vilas Boas cuenta con un plantel numeroso y los recambios necesarios para formar dos equipos bien ensamblados y compensados. Además, muchos de sus jugadores son polivalentes.
Para la semifinal europea ante el Villarreal pondrá al mejor equipo en el nuevo estadio “Dragoes” (50.000 espectadores). El Oporto tiene poder de convocatoria y una hinchada tan fiel como numerosa. Posible equipo titular: Helton; Sapunaru, Ronaldo, Otamendi, Pereira; Moutinho, Fernando, Beluschi; Guarín, Hulk y Falcao.
En el cuadro figuran Fucile, lesionado, que le reemplazará seguramente Sapunaru y Falcao ocupará el puesto de James |
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