4 birdies finales y su nombre: Adrian Charl James y Lindsay
“No cámaras, no cámaras” pidió Charl Schwartzel, antes de prepararse para el segundo golpe y atacar el green del 18 del Augusta Nacional Club. El sudafricano buscaba su cuarto birdie consecutivo, pero su bola aterrizó en el centro del green alejada de la bandera. Un putt largo, de 6,5 metros. JK Choi, otro de los protagonistas de la última jornada “salvaje y abierta” había caído en el bunker de la izquierda. El sudcoreano cedió su turno.
Schwartzel estudió las caídas y como buen cirujano no le tembló el pulso. Un golpe seco y la velocidad justa. ¡Y la enchufó! Catorce bajo par. Dos golpes de margen del dúo australiano, Adam Scott y Jason Day (-12).
La seguridad y el temple de Schwartzel ha sido asombroso. Tan espectacular como su último birdie. Una forma de despejar dudas. Charl lo dejó bien claro. Tan claro que sin saltar, se vio volando entre una enorme nube de aficionados en pie enloquecidos.
¡Aquí está el campeón!
Nadie en la historia del torneo había conseguido un final semejante: cuatro birdies en los cuatro últimos hoyos. Quizá, a partir de ahora tengan un nombre propio. Como los cuatro nombres de pila que el sudafricano tiene en su fecha de nacimiento: Adrian - Charl - James – Lindsay… Schwartzel.
Miguel Miró
¡Qué ironía! La vida da tantas vueltas que… los polos se encuentran, el mundo tiembla de calor, la crisis se alarga como los días y las olas se vuelven maremotos. Sólo falta que a los hombres le crezcan alas y las aves se dediquen a la agricultura.
¡Qué ironía! Ernie Els montó una escuela de golf (de cazatalentos) y dos de sus alumnos más aventajados ganaron en ocho meses The Open –como le llaman los anglosajones al British Open- y el Masters. El bueno de “Big Ease” tiene 64 victorias, de ellas 2 US Open y 1 British Open, pero nunca ganó el Masters.
¡Qué ironía! Gary Player, poseedor del Grand Slam de Golf y primer extranjero en vencer en Georgia, se entusiasmó con Rori McIlroy y le asesoró para que pudiera ganar en Augusta.
¡Qué ironía! En la edición 75º se cumplían 50 años del primer triunfo de Gary Player y otro sudafricano conseguía la chaqueta verde en el torneo que “explota” como la primavera.
El mundo está tan revuelto que nos había costado bastante cazar las letras del apellido Oosthuizen, Louis y ahora tendremos que hacerlo el doble para componer el de Schwartzel, Charl. Ambos, amigos de la infancia, juegan hasta con cinco vocales y ocho consonantes algunas de ellas seguidas.
¡Qué ironía! Charl, que jugaba su segundo Masters, confesó que había tomado nota de las claves que le había sugerido Jack Nicklaus de +cómo se puede atacar+ el course de Augusta. Y para acabar con las ironías, no podemos olvidar estas dos últimas, bastante curiosas:
1à Los dos amigos íntimos sudafricanos son miembros del European PGA Tour y por lo tanto, se le ha considerado como victoria europea. ¡Puff! Menudo alivio. Por un momento pensamos que estábamos en un planeta super globalizado y sin fronteras.
2à Louis y Charl dieron el salto del Sunshine Tour al European Tour y ahora, al US PGA Tour 2011. Los dos viven alquilados en el mismo complejo Palm Beach Garden (Florida) junto a sus familias. Muy cerca de Ernie Els. Sin embargo, lo más interesante de todo ha sido cuando intentamos estudiar el swing de ambos ganadores. Louis es más regordete y Charl, más flaco. Esto no implica para que swing sea bastante similar. El mismo movimiento de hombros, rodillas, brazos… Un swing ganador.
AHORA O NUNCA
Para que después digan que se acaban los diamantes en Sudáfrica. Schwartzel ha sido el tercer sudafricano en capturar el Masters de Augusta y la quinta chaqueta verde. Gary Player (1961-1974-1978) y Trevor Immelman (2008) fueron los otros ganadores.
El nombre de Charl Schwartzel se recordará por su eagle en el hoyo 3, par-4, desde un bunker y a una distancia de 132 metros. Y por sus cuatro birdies en los cuatro hoyos finales (4-2-3-3). Nadie lo había conseguido jamás.
Ganó por su sangre fría –nunca perdió su compostura-, su temple, su regularidad, su juego sólido y por saber negociar los greenes. En los 72 hoyos cogió 49 verdes e hizo 107 putts. Arrancó nueve golpes a los pares-5 y dos a los pares-3.
Las cuatro vueltas las hizo bajo par (69-71-68-66) y selló su victoria con dos eagles, 17 birdies, 46 pares y siete bogeys. Un total de 274, catorce golpes bajo par y un margen de dos del binomio aussi (-12) Adam Scott y el debutante Jason Day.
Controló los tiempos y la cabeza. De la misma forma que supo frenar sus impulsos en los cinco hoyos finales, tras un subidón del birdie-par-bogey-birdie (R2), lo repetiría al final. Un comienzo espectacular: birdie-chip, par, eagle y esa pausa larga de 10 pares, por el tropiezo en el primer par-3 (hoyo 4) del recorrido. Una vez pasar de puntillas por el Amén Corner y ver el scoreboard arriesgó en los cuatro hoyos finales.
“Yo sabía que se trataba de ahora o nunca y que debía hacer buenos golpes. Me vi co-líder y era momento de atacar en los cuatro últimos hoyos. Ha sido excitante,” diría después el campeón.
Lo fundamental suele ser la paciencia en el golf, incluso cuando no entran los putts. Pero Schwartzel estaba inspirado, confiaba en sus posibilidades y su golf. En el 15 su birdie-putt ha sido de 2,5 metros. El último par-3, desde 4,5 metros. De cuatro metros, el 17 y el último, 6,5 metros. Un final de película. Gran comienzo y brillante final.
INSPIRACIÓN
Desde atrás, como los grandes “jockeys” en las carreras de caballos. Atacan por fuera cuando pasan la última curva y a 100 metros de la meta. Schwartzel salió del tee del 1 a cuatro golpes del líder (Rory McIlroy) y firmó la mejor tarjeta del domingo-66. Sin embargo, en las tres vueltas anteriores había jugado mejor el front-nine (-7) que el back nine (-1).
¿Un presentimiento o una inspiración?
El aussi Jason Day comentó: “Si quieres salir a ganar, así es como hay que hacerlo. Yo me quito el sombrero ante Schwartzel, jugó magníficamente”.
En cambio, el campeón sudafricano, con su flamante chaqueta verde aclaró: “Mi gran inspiración ha sido ver a mi amigo Louis ganar el British Open el año pasado y de la forma que lo hizo en St Andrews. Ambos sabemos nuestro nivel en el golf. Al verlo se me quedó grabado en mi mente. Lo comentamos y me convencí que era posible. Ambos coincidimos que, de acuerdo con mi juego, el Masters de Augusta era el adecuado para ganar.”
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