Barça “resucita” a Madrid
Por Miguel Miró
Cualquiera de los dos equipos pudo ganar. Fue un
match de vértigo, con dos tiempos bien diferenciados. Real Madrid aprendió la
lección de Schalke 04: No dejar pensar
al rival y sorprender en la contra. Máxima movilidad en el despliegue y el
repliegue, con dos barreras defensivas de cuatro hombres (1-4-4-2 y plan de
ataque 1-4-2-4). Presión e intensidad en todo el campo, líneas juntas y
adelantadas, pensando que su rival iba a poblar la zona central. Con sorpresa y
anticipación en cada una de las jugadas. Además, reacción casi inmediata ante
la fatalidad del primer gol de Mathieu con un pase soberbio de Messi.
El cuadro azulgrana, demasiado previsible por un
técnico poco valiente, se descompuso en todas sus líneas con las numerosas
pérdidas de balón (1-4-2-2-2). El escudo imperfecto (Rakitic-Mascherano) con el
adelantamiento de los zagueros laterales, rompía todo el esquema y ofrecía toda
clase de espacios al adversario. Barcelona, sin balón pareció un “pato
mareado”. Salvo la última línea –alejada de los volantes– que respondió bien,
con seguridad y contundencia, a las oleadas del equipo blanco.
En la segunda parte, se dio un volantazo al mando
del match, con un Barcelona más intenso en la presión y con las líneas más
juntas. Igualmente, los cambios significaron una dinámica diametralmente opuesta al juego
del equipo local.
La presencia de más “arquitectos” –que no
stoppers– en la zona central permitieron
una efectividad mayor y un final de vértigo, y un dominio absoluto del conjunto azulgrana.
DATOS CLÁSICO
Situaciones claras de gol
|
BAR-10 RMD-5
|
Neymar-3 Cristiano-3
|
Messi-3 Bale-1
|
Luis Suárez-3
Benzema-1
|
Jorge Alba-1
|
Goles (3)
|
BAR RMD
|
Mathieu/L Suárez Cristiano
|
Gol anulado Bale
|
(Off-side: Cristiano)
|
Remates (a los tres palos)
|
BAR RMD
|
17 (7) 13 (4)
|
Atajadas
|
BAR RMD
|
Bravo 4 Casillas 4
|
Dominio
|
(Juego real: 48´)
|
BAR RMD
|
1t 5´ 15´
|
2t 18´ 10´
|
(23´) (25´)
|
Pérdida tiempo 42´ (mínimo)
|
Outball: 13´
Corners (17): 9´
Tiros libres: 3´
Protestas: 3´
Cambios: 6´
Saque de meta: 3´
Celebración gol: 5´
Charlas árbitro ¿?
|
ERRÓNEO SISTEMA
AZULGRANA
Un erróneo sistema del técnico Luis Enrique Martínez, quizá como
consecuencia a sus continuadas dudas, ha sido la causa fundamental que el
equipo blanco se creciera o “resucitara”. Tal ha sido su galimatías (1-4-2-2-2),
que las líneas separadas del conjunto azulgrana provocaron un desbarajuste
monumental. Los apoyos y relevos –coordinados, por supuesto– en el campo no
conformaron un núcleo compacto y perdiera la esencia de su filosofía: el balón.
La descolocación de cada una de las zonas provocó muchos espacios. Y todos
sabemos, o por lo menos los buenos aficionados al fútbol, que si se le da
espacios Real Madrid “te mata”.
REAL MADRID, DUEÑO
DEL BALÓN
Nadie discute que el primer tiempo fuera del cuadro capitalino, a pesar de
su cambio de sistema, más defensivo (1-4-4-2). Las precauciones en las bandas
(Carvajal-Bale y Marcelo-Isco) y las dos barreras juntas que se formaban cada
vez que perdía el balón.
Una jugada ensayada de Barcelona (19´) se produjo el primer gol (Mathieu)
del match, con un tiro libre excepcional de Messi. Pero los locales no pudieron
disfrutar la “gracia” de la ventaja. Al contrario, de no ser por los dos
full-backs y el guardameta (Piqué, Mathieu y Bravo) impidieron con una
seguridad y confianza extrema las “oleadas” del adversario que se hizo dueño de
la pelota.
La última línea azulgrana no subía, los dos “stoppers” (Rakitic y
Mascherano se abrían para cubrir la ausencia de las bandas de los zagueros
laterales (Alves y Alba). Y se presentó un Barcelona previsible, al buscar a Neymar, despistado, lento y fallón –dos situaciones claras y cero gol– con un
despiste increíble. La nula coordinación le dio alas a Real Madrid para que
igualara el marcador (Cristiano 31´) con un puntazo, tras un taquito en bandeja
de Benzema.
DESPLIEGUE TOTAL
BLANCO
Real Madrid se “gustó” y el despliegue fue total. Una movilidad notable, y
la presencia de cuatro o cinco jugadores en las inmediaciones del área
azulgrana.
No existía, además un mediocampo del campo local. Messi no tenía salida con
un marcaje de tres (3X1). Iniesta y Rakitic se emplearon más a defender que
atacar. Asimismo, Mascherano no paraba de tapar el agujero que dejaba Jorge
Alba (tan negado como Neymar). Sin presencia en el eje y sin distribuidor de
juego, se mostraba un Barcelona “roto” en todas sus líneas, pero con un escudo
atrás de Piqué, Mathieu (jugó su mejor partido) y Bravo.
BARCELONA SE “ROMPE”
EN LA ZONA CENTRAL
Muchos trataron de lanzar paños calientes. “El cansancio del encuentro contra City entre semana”. La “ausencia de Busquets en la cobertura”.
La “jaula de Messi”…
¡Que patatín y patatán!… Como si quisieran “disimular” la mala actuación de
Barcelona. El pésimo primer período demostró, una vez más, que se debió a un
patrón de juego equivocado. La manía del técnico por abrir el campo y poner
menos volantes (Xavi, Rafinha), con mayor visión de juego en el eje del campo
hizo que el equipo pagara su propia torpeza. Además, no se le puede echar la
culpa a Andrés Iniesta que los balones que tocó fueron para Neymar y muchos de
ellos en funciones defensivas.
CAMBIO DE TALANTE
Es evidente que si funciona la línea de zagueros centrales (que se
convirtieron en insuperables full-backs) y el meta (con una inspiración y
elasticidad asombrosa) Barcelona seguía “vivo” en el envite. Este factor ha
sido importante, porque dio confianza a los demás compañeros. Sin embargo, el
cuadro local no jugaba al fútbol ni tenía el balón. Aparentemente, destruía más
que construía. Una faceta desconocida y desconcertante para los aficionados
teniendo en cuenta la calidad de sus jugadores.
Tal vez, por esta cuestión, el equipo azulgrana salió con otro talante en
el segundo acto del match. Se ajustaron las líneas para cerrar los espacios, no
subieron tanto los laterales. Se taparon los “agujeros negros” y se hizo una
presión más intensa en todo el campo.
Ese cambio de actitud dio una confianza absoluta al equipo local, después
del baño del primer tiempo de Real Madrid. Al mismo tiempo, sus rivales
–confiados que el partido estaba “chupao”– se encontraron con una roca o
montaña tras el despliegue en los primeros minutos del segundo tiempo.
GOL DE LUIS SUÁREZ
La intención de “matar” el match en los 45´finales… Real Madrid salió como
la caballería ligera de Claude Debussy a “comerse” al adversario, con el mismo
guión y a “pecho descubierto”. Sin embargo, se vio superado en el
marcaje-presión y por sus líneas adelantadas. Un momento en el cual Barcelona
le replicó con su misma medicina: el contraataque.
Así llegó el segundo gol local. Un centro largo magistral de Alves a las
espaldas de la defensa blanca y el buen control en carrera de Luis Suárez (11´o
56´del match). Un arranque típico de un “killer” o “striker” (como le denominan
los británicos) que supera en velocidad a Ramos y Pepe, con un golpe seco y
potente con el interior de la bota derecha.
Se criticó en demasía a Casillas, sin tener en cuenta que Ramos se
desentiende en la “pelea” por el balón (le faltó inspiración al no correr al palo contrario
del meta) y Pepe intenta frenar el remate de Luis Suárez al segundo palo.
El meta madridista no puede salir en dichas circunstancias, máxima si tiene
a sus dos centrales en carrera y cubre el primer palo (el izquierdo). Lo
lógico. Una mala salida sería una auténtica “cantata”. Lo que nadie advierte es
que el esférico roza apenas en el tobillo derecho de Pepe y se abre en su
trayectoria, aunque no en su efecto. Justo al palo derecho de Casillas.
Además, es una soberana estupidez la protesta del preparador de guardametas
del equipo merengue, el italiano William Vecchi. Es materialmente imposible
parar el balón. No sólo por la velocidad, sino como se produjo la acción. No
era cuestión de cambiar en cuestión de un segundo la situación del meta para
una estirada (imposible) hacia el otro lado, sino poner el pie, más largo que
las manos.
Quedó retratado Vecchi, pero no Casillas.
DOMINIO ABSOLUTO
AZULGRANA
El “matador matado” o, lo que es lo mismo: “dominador dominado”.
La ventaja de Barcelona sirvió para aumentar la confianza entre los
jugadores. Cambió su actitud y también su confianza, pero no su fútbol rácano y
rudimentario con la finalidad de "no dejar jugar al adversario” (propio del
campeonato argentino o italiano). Algo inusual en el FC Barcelona. Sin peso
específico en el eje del campo su fútbol fue tosco y sin ideas. Y sus ataques,
balones bombeados.
La entrada de Rafinha, Busquets y Xavi –especialmente el último, el
arquitecto– le dio más sentido y mayor profundidad al conjunto azulgrana. Sus
últimos 20´ fueron fútbol de alto voltaje. La presencia de Xavi hizo que Messi
abandonara la línea de cal, para acompañar a su compañero en la sinfonía más
clásica de Barcelona.
Abandonaron los balones bombeados, como mandan los cánones: a ras del césped.
Muchos pensaron que los cambios fueron para aguantar el
resultado. No obstante, no fue así.
Al poblar con “arquitectos” la zona ancha del campo el equipo azulgrana empezó
a funcionar. Al primer toque y al pie, pases entre líneas (como el de Xavi que dejó
sólo a Jorge Alba delante de Casillas). Y el tándem Xavi-Messi provocó las
mejores jugadas del partido. Se fabricaron como arte de magia cinco o más
ocasiones de gol, y el argentino probó desde media distancia su tercero, cuarto
y quinto remate.
Barcelona pudo golear a su rival, pero le faltó puntería. Terminar la
jugada. Además, un tanto para igualar en el goal-average a Real Madrid. Sin
embargo, se pudo ver la calidad y capacidad del equipo azulgrana en la creación
(con creadores y no stoppers) ante un adversario entregado. Sin balón y sin
contragolpe. Defendiéndose como gato pancha arriba.
CONCLUSIÓN
Un buen partido de fútbol –a veces loco– por el buen despliegue vertiginoso
de Real Madrid, que dominó y pudo ganar (1-2) en el primer tiempo, ante un
Barcelona rocoso y sin creación en el eje. Dos actos totalmente desiguales,
porque en la segunda parte el equipo azulgrana pudo golear a su adversario
(4-1) en el tramo final.
Pareció que Luis Enrique Martínez dirigía a “la Roma” o “Celta”, en lugar
del FC Barcelona en el clásico. No tuvo errores de bulto ni siquiera circunstanciales,
más todavía: errores garrafales en su planteamiento. Le salvaron los propios jugadores
de su mar de dudas (¿miedo?, tal vez). Poner dos stoppers por dos creadores fue
un paso atrás en la historia azulgrana del S. XXI. Un galimatías que deberá
explicar o rectificar en el futuro, si no quiere perder en las tres competiciones que participa.
Y otra cuestión: es cierto que Real Madrid sabe más atacar que defender,
pero también suele ser fundamental en Barcelona, por el “roto” en el medio
campo. Por su plantilla, asimismo, demuestra que no es un conjunto defensivo.
¿Suerte?
¡Quizá! Pero ya lo decía el recordado presidente Washington Cataldi:
“Lo que queda siempre es el
resultado”.
Lo mismo le sucede a Carlo Ancelotti: aunque el equipo jugó bien la primera
parte, mantiene el 1-4-3-3 o 1-4-4-2. ¿No sabe otro sistema? Le recordamos los
comentarios de la prensa francesa, cuando dirigía a PSG: “Gana, pero no entusiasma ni da espectáculo”.
Real Madrid, esta vez, dio espectáculo en el estadio Camp Nou, pero a
medias. Estaba claro que el desgaste físico del primer periodo lo iba a pagar,
tarde o temprano.
El fútbol es un juego en el que se dan muchas circunstancias. La dinámica
del encuentro fue intenso, con dos partes diferenciadas para cada uno de los
dos equipos. Algo así como dos partidos en uno.
El árbitro del encuentro tuvo pocos fallos, al estar bien acompañado por
linieres que supieron entender cada jugada. No influyó para nada en el Clásico
español. El semi-profesional valenciano tiene un defecto: pierde tiempo
hablando demasiado a los jugadores en el terreno de juego y le apasiona ser
protagonista.
0 comentarios:
Publicar un comentario