Del músculo y el martillo al juego sublime y espectacular
Por Miguel Miró
¿Se puede defender con siete jugadores y
atacar con cinco?
¿Se imaginan no dejar pasar al rival desde
el centro del campo?
¿Se imaginan una recuperación en 30” en
campo contrario?
¿Se imaginan controlar el juego con 20 pases
al primer toque?
Cualquier buen aficionado al fútbol diría
rápidamente: FC Barcelona. El equipo azulgrana de la época de José Guardiola.
Pues, se equivocan de cabo a rabo. Ese juego
sublime y espectacular habla alemán. Bayern Münich bajo la batuta, eso sí, del
español José Guardiola.
Un fútbol cuasi perfecto o
plus-cuan-perfecto. Le dio un auténtico “baño” a Manchester City… en su estadio,
ante su público y en partido oficial de la Champions League.
¡Se acabó el martillo para el vigente
campeón de Europa!
¡Se acabó el juego “mecánico”, rudimentario
y directo!
Ahora les toca disfrutar del fútbol a los
alemanes. No es cuestión de la calidad de los jugadores, que la tienen, sino de
la sincronización de todo el bloque. Un equipo bien armado y ordenado que
encierra a su rival en su campo. En el que ninguna pieza desafina. Siempre
concentrado, una confianza infinita en su verdadero potencial y moviendo el
balón a la velocidad del relámpago.
Es la unión de un todo para fabricar jugadas
por fuera y por dentro. Y si añadimos que parecían aviones, tal vez algunos
piensen que exageramos.
¡Para que después digan los retrógrados que José
Guardiola “no puede hacer cambiar la
mentalidad de los teutones”! Ni tampoco trasladar “sus ideas geniales” a un
equipo como Bayern de Münich.
Sólo basta verlo y repetirlo en vídeo el fútbol
increíble del equipo germano en Inglaterra. Un vídeo del match City-Bayern que
se darán tortas por conseguirlo en la capital bávara.
Basta con decir que los asombrados
británicos se pusieron de pie y aplaudieron a rabiar al equipo de Bayern, al
final del partido. Un detalle bastante significativo. Porque después del “baño”
de City a United en la Premier League no se puede decir que el adversario era
blandito.
Curiosamente el cuadro inglés se vio
sorprendido. Embotado, confundido y bloqueado ante un equipo-equipo visitante
que parecía la gran orquesta sinfónica de Londres.
Además, para más inri, el resultado fue
corto de acuerdo con los méritos y el
fútbol impresionante que realizó del campeón alemán.
LA WM DE CHAPMAN “MEJORADA Y AUMENTADA”
José Guardiola no se sale del guión, aunque
se plantara en el campo con un 1-4-1-4-1 antes del pitido inicial y durante
algunas fases (pausas) del match. Mantiene la misma fórmula del revolucionario técnico
británico Hebert Chapman (“WM”), pero eso sí, mejorada y aumentada (1-3-4-3).
Defiende con tres zagueros. El brasileño
Dante como fullback retrasado, acompañado de Boateng y Rafinha en la banda
derecha. Lahm, con una doble función por delante de la defensa (stopper y
distribuidor).
Un escalón más arriba Alaba y Kross (por la izquierda) y Schwenteiger y Muller (por
la derecha). Adelante, Ribèry y Robben
bien abiertos, con salidas en diagonal para abrir hueco a la subida al área de
Muller por el centro. Algo que nos recordó, salvando distancias y años, el
famoso “triple cruce” de Hennes Weisweiler en Borussia Monchengladbach.
El apoyo y los relevos son impecables, como
así la presión intensiva en todo el campo (así como lo oyen o lean). Un
pressing que ahoga al adversario en la salida, ya que se practica el hombre a
hombre en campo contrario y tres jugadores (3X1) encima del adversario que
tiene el balón. Dijimos “ahogar”, pues suele ser lo más correcto, porque el
sentido de posición en el terreno, Bayer Münich ahogó y obligó durante 30
minutos a Manchester City recular a su campo.
El movimiento suele ser igualmente intenso
en todos los sentidos y las asociaciones son claras: Kros-Ribèry, abiertos o
cerrados por la izquierda y centro). Así como el apoyo mutuo entre
Schwenteiger-Robben.
Pero cuidado, que las combinaciones cambian
de nombres como de posición, cuando entran en juego Alaba y Muller (un
todo-terreno) en funciones de ariete, o cuando se desengancha Ribèry por el
centro.
Un abanico de combinaciones que terminan
mareando a la defensa y a los volantes del City, porque los alemanes salen como
aviones. El Bayern Münich también hace pausas a pesar de su intenso juego.
Pero siempre con los ojos bien abiertos en
la línea de atrás, escalonada y solidaria con la experiencia de Lahm (antes,
Guardiola le probó de volante y como “arquitecto” es también notable su
función) y el repliegue de Alaba.
Lo más importante del equipo alemán es que
fabrica los espacios, cuando no los tiene y la comunión es extraordinaria entre
todo el equipo. Bayern Münich funciona
como un reloj suizo ofreciendo espectáculo, un fútbol de calidad y goles.
MANCHESTER CITY SALIO “A PECHO DESCUBIERTO”
El equipo inglés salió al campo a “pecho
descubierto” con la finalidad de desarrollar un fútbol alegre y de ataque, sin
pensar ni por asombro, lo que le aguardaba.
Su dibujo, al comienzo del partido, así lo
mostraba: 1-4-3-1-2. Con Dezko y Kun Agüero adelantados. Yaya Toure como
enganche, relevándose con el francés Nasri que se descolgaba desde la línea de
volantes (por la zona izquierda), complementada por Fernandinho y Navas.
La defensa variaba con la incorporación de
Clichy en la banda izquierda, mientras los centrales, Kompany y Natasic y el zaguero
lateral derecho, Richards.
Un planteamiento que, sobre el papel era
eminentemente ofensivo.
Ninguno de ellos esperaba al 7º de
Caballería del General Custer. Y por fallar, fallaron todos. No solamente el
guardameta Hart, que se comió dos goles. Desde Kun Agüero desaparecido hasta Yaya
Touré, superado. La calidad de Nasri y la velocidad de Navas anuladas y también
Fernandinho, bloqueado y descolocado.
Y no digamos la línea de zagueros –Richards,
de forma muy especial– siempre desbordado en velocidad. Hasta los centrales
daban pasos en falso. La presión intensiva y la modélica sincronización del
equipo alemán hizo zozobrar a todo el equipo de estrellas de Manchester City. Una
noche para olvidar. Porque de acuerdo a las ocasiones, Bayern Münich hizo
pausas, pero profundizó mucho el juego y pisó muchas veces el área del equipo
inglés.
La reacción local, además, llegó muy tarde.
Con la entrada de David Silva (que venía de una lesión) y de Álvaro Negredo que
marcó un golazo de media vuelta en el rincón del palo derecho. La incorporación
de Silva le dio más ritmo al equipo celeste y sobre todo creatividad. Incluso el
volante español estuvo a punto de reducir las distancias en un tiro libre que
estrelló en el travesaño de Neuen.
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