La noche alegre y “picante” de Messi y la triste noche de Guarín
La final de la Supercopa de Europa nos recordó al Santos de Pelé o el Real Madrid de Di Stéfano. Marcaje al hombre a Pelé y los goles los hacía Coutinho. Marcaje al hombre a Pelé y Coutinho y los goles los marcaba Dorval o Pepe. Marcaban a los cuatro de una manera escandalosa y los goles los transformaban Mengalvio o Zito, que arrancaba desde atrás por sorpresa.
El mismo caso sucedía con el Real Madrid de la “belle èpoque”. El marcaje a Di Stéfano resultaba inútil. Aquél equipazo tenía también a Kopa, Puskas, Rial, Santiesteban, Del Sol, Gento…
La llave de la victoria ante estos equipos no estaba en los marcajes como creían y creen muchos entrenadores. La llave siempre ha estado en la calidad de los jugadores y además, en los “creadores” del juego o como se llama en Sudamérica: “los arquitectos” del fútbol.
Miguel Miró
El Barcelona actual, en este aspecto tiene muchos recursos en este sentido. Si anulan a Xavi, tiene el recurso de Iniesta, Messi, Fábregas, Thiago y si nos apuran: Busquets que ya es un “gigante” en un equipo de gigantes. La precisión de sus pases (aún jugando de central) son fantásticos. Todos ellos –como en el Santos o Real Madrid de la “belle èpoque”– pueden duplicarse y emular a Xavi en la elaboración del juego y convertirse en “creadores”. Ante y sobre todo porque de la misma forma que ellos dibujan y piensan las jugadas poseen una técnica sublime y exquisita.
Al Barcelona se le pueden poner cuatro autobuses en el área o en el mediocampo, pero no se resignará a perder. Tiene recursos y la paciencia del campeón. Y goleadores que trabajan para/por el equipo y son generosos en lugar de chupones.
Si el Real Madrid con grandes estrellas no pudo ganarle a “medio equipo de suplentes” en Chamartín… y el Oporto ante una “defensa de circunstancias” habrá que pensar que sólo en un día “tonto” o que se produzca un “milagro” se puede doblegar a este equipo. Es como el sable: se dobla pero no se rompe. No será fácil ganarle.
EL SECRETO DE MESSI
Todos dirán, con cierta razón, que el Barcelona ganó porque tiene en sus filas a Lionel Messi. Messi es una pieza del engranaje del equipo. Sin embargo, el argentino demostró varias cuestiones en el campo. No se arruga ante las provocaciones. El pisotón descarado y sucio de Otamendi –olvidándose del balón– le rompió una bota, sin que el árbitro holandés pitara nada. Tiene la frialdad de “killer” para marcar goles. Puede disfrazarse de Xavi para la última puntada o el pase en profundidad. Y ha demostrado que es un auténtico profesional. Igualmente, no tiene que demostrar nada en la selección argentina que está muy lejos de ser un equipo-equipo como los de antes, y no un grupo de amigos.
Profesional íntegro del fútbol, sí. La última condición para ser un jugador completo. Nos referimos a su estancia en Argentina. Messi estaba destrozado física y mentalmente por la imagen que había dejado la selección albiceleste en la Copa América de Naciones como locatario. Por eso llamó a Barcelona para que le mandaran, si era posible, un fisioterapeuta para su recuperación. El club le envió un fisio a 12.000 kilómetros. Además, se incorporó una semana a los entrenamientos. Este es el secreto de Messi y el por qué en las dos Supercopas disputadas se encontraba tan fresco como una lechuga y en plena forma física.
¿POR QUÉ GANÓ EL BARCELONA?
El Barcelona ganó porque mantiene su estilo y la paciencia del campeón. Por un lado apuntaló la defensa “de circunstancias” y su carencia de juego aéreo. Pero no lo tuvo fácil.
José Guardiola (1-4-1-3-2), al situar a Keita delante de la defensa, permitió que Xavi se adelantara, pero no sirvió de mucho en los primeros compases del partido, teniendo en cuenta el sistema que presentó su rival. Estaba claro que tenía cerrados todos los espacios y la presión, agobiante. No hay que olvidar que el pulso, en la primera media hora, favoreció al Oporto, con una visión netamente ofensiva y ahogando a su contrincante en su parcela.
El equipo español probó por fuera –por las bandas– pero incurrió en muchos off-sides. Pero sirvió para comprobar sus intenciones. Pase largo a la espalda de los zagueros. Aparte de que Pedro estaba más pendiente de Moutinho, y a Villa le faltaba una punta de velocidad, sólo la inteligencia de Iniesta y la movilidad de Messi permitieron aguantar más el balón en el eje del campo. No obstante, la situación se complicaba por la estrechez de espacios entre líneas. El peso se centró en la defensa que tuvo que emplearse a fondo. Alves–Rodríguez y Adriano–Hulk, mientras que Kleber lo tenía crudo con Mascherano y Abidal. También fueron importantes las intervenciones de Víctor Valdes, aunque en una ocasión se quedó a medio camino en la salida, despejando Mascherano de cabeza.
Se cometieron muchos errores y pérdida de balón, por ambos bandos, pero el dominio fue del Oporto, sin la contundencia ni la efectividad de la temporada pasada.
Lo mismo sucedió en las entradas, en las que el equipo portugués llegaba hasta el límite ante la pasividad del árbitro. Un ejemplo muy claro ha sido la “rabia” de Iniesta que “reventó” el balón a las gradas después de tres faltas seguidas. Y el pisotón feo de Otamendi a Messi, que le rompió la bota. Pero en general, ninguna jugada violenta o mal intencionada.
En el momento más oportuno del Barcelona, que ya controlaba la situación ocurrió algo insólito. El regalo de Guarín que hizo un pase atrás a su guardameta. Un regalo que no desaprovechó Messi. A partir de ahí, el partido tomó otro cariz. Y el equipo azulgrana buscó, en la segunda parte, la velocidad del contraataque en el que los volantes –Messi, Xavi e Iniesta– fueron la rampa de lanzamiento.
Se pudo matar el encuentro en dos jugadas rápidas que desaprovecharon tanto Villa como Pedro. Ante todo por el desgaste físico del equipo luso. Sin embargo, la falta de precisión y los robos de balón eran constantes y se volvió a equilibrar la contienda. Si la entrada de Busquets fue importante, modificando a toda la defensa, más aún la de Fábregas, cuando el rival se quedó con 10 hombres.
Ganó el Barcelona al tener más ambición cara al gol que su rival y por tener un jugador desequilibrante como Messi en el equipo. Marcó el primer gol con una dribling vertiginoso ante guardameta brasileño y se disfrazó de Xavi para el pase en profundidad a Fábregas que arrancó desde atrás.
¿Cambiará el dibujo el FC Barcelona? Su estilo, no; pero estamos seguros que variará su sistema de juego. Volverá al esquema que le dio buenos resultados a Frank Rijskaard. Al contar con Francisco Fábregas puede enfocarse como un equipo más ofensivo. Además, cuenta con una plantilla más competitiva.
¿Ha sido penalty la entrada de Abidal a Guarín? El árbitro presenció la jugada muy cerca. Se vio claramente que el colombiano se desentiende del balón y levanta la rodilla para chocar con Abidal e intenta provocar el penalty. Si Guarín hubiera ido al balón por raso lo hubiese ganado. Tenía ventaja ante el defensa del Barcelona.
Los aficionados ¿Por qué se acordaron del Real Madrid? Los aficionados catalanes, unos 7.000 aproximadamente, se acordaron de su eterno rival al reconocer en el banquillo del Oporto a Rui Faría, el técnico que hace las tácticas al Real Madrid. No hubo ningún otro motivo. Rui Faría estaba sentado junto a Vitor Pereira, actual técnico del campeón de Portugal.
¿POR QUÉ PERDIÓ EL OPORTO?
Todos dirán, con cierta razón, Freddy Guarín que regaló el primer gol a Messi. Fue importante, sin duda, para el Barcelona y un golpe duro para el cuadro portugués. Pero el Oporto perdió por falta de ambición, imaginación y también por preocuparse más en destruir que crear juego.
Sabía, además, el riesgo que suponía al conjunto luso adelantar los cuatro zagueros a la línea del centro del campo para practicar el fuera de juego.
Vitor Pereira (1-4-3-3) consiguió encerrar al Barcelona en su parcela y le tapó todos los espacios. Con líneas juntas, basculación, seriedad y una presión endemoniada, pero no tuvo premio. Solo el susto de la primera media hora. Incomprensible.
Vitor Pereira (1-4-3-3) consiguió encerrar al Barcelona en su parcela y le tapó todos los espacios. Con líneas juntas, basculación, seriedad y una presión endemoniada, pero no tuvo premio. Solo el susto de la primera media hora. Incomprensible.
¿Por qué no remató al rival cuando lo tenía todo a su favor?
Tal vez, por la falta de punch o eficacia de los delanteros. Kleber fue anulado y Cristian Rodríguez parecía falto de confianza. Tres disparos de Hulk, dos de ellos a balón parado, y uno de Moutinho. Escasa pólvora para el impresionante andamiaje que montaron en el centro del campo. Además, Moutinho no fue tan decisivo en la conducción del equipo, porque le faltaba su apoyo: Fernando. ¿Y Burdischo? En el banquillo junto a Fernando. Le faltó sorpresa y extremos rápidos, como los que ponía Villas Boas.
¿Adónde estaban los volantes ofensivos de la temporada pasada?
Se le dio la iniciativa a Guarín, demasiado revolucionado, pero fue una noche aciaga para él. Regalo a Messi en su pase al guardameta. Intentó provocar un penalty y terminó siendo expulsado por una entrada durísima a Mascherano.
0 comentarios:
Publicar un comentario