Barcelona recupera sistema “2 diamantes” de Rijskaard y el éxito es total
Miguel Miró
No se puede hablar de Louis van Gaal que murió con las botas puestas en el Bayern de Munich empecinado con el sistema de Kurt Rappan reformado en su momento por John Benjamín Toshack en la Real Sociedad. Similar a como lo había hecho en el Barcelona.
¿Recuerdan aquél título de un periódico? “Van Mal”
Tampoco se puede hablar, aparentemente, de Cruyff que presionaba arriba con cinco. Un ramillete de estrellas que poseían una técnica sublime. Las “bases” imaginarias se han mantenido con el tiempo, pero su esquema preferido era el de Chapman (1-3-2-5), con relevos y apoyos constantes en el campo.
El único técnico que se “inventó” el dibujo de los dos “diamantes” y con éxito ha sido el antecesor del actual entrenador, Franklin Rijkaard. Este es y será el sistema que nos propone ahora José Guardiola para la temporada que acaba de empezar. El que vimos en el Camp Nou frente al Villarreal.
Curiosamente, nadie mencionó al polivalente “cerebro” del Milán de Sacchi. El mismo que distribuía el juego en el centro del campo y cuando había problemas, Sacchi le situaba de líbero en el área. ¿Se acuerdan de la bestia negra de Real Madrid y Barcelona en la Copa de Europa?
Perdón, nadie le mencionó excepto… Francisco Fábregas solo de refilón. “(…) “No me perdía los partidos del Barcelona en la época de Rijskaard y Guardiola” (…) Sí; nos estamos refiriendo a Frank Rijkaard, actual seleccionador de Arabia Saudí.
¿Dos “diamantes”?
Una idea que en un principio costó bastante implantar, pero que ha sido muy comentada en el Reino Unido. Primero, que no se podía realizar y después, porque suponía una táctica muy atrevida del técnico holandés.
Da la sensación que algunos piensen que son dos jugadores. No; es el esquema del equipo. Lo que se denomina en español “rombos”. Rombos imaginarios que se estiran como un chicle cuando el equipo toma posesión del balón, y se cierran en el repliegue cuando lo pierden. Supone, además, una presión doble: arriba y también en el eje del campo.
Por lo que se pudo saber, ha sido una grata sorpresa para la vista y para todos los buenos aficionados al fútbol. Es más vertical y se requiere más atención y profundidad al contar con delanteros y volantes ofensivos. Se llegó a decir que había “dos nueves” en el campo, por la posición de Fábregas –por quién apostó fuerte Guardiola– más adelantado y por la llegada de Messi desde atrás.
Pero hay más, aparte de los apoyos y relevos. Pedro y después Villa, como Alexis Sánchez abren el campo y arrastran a los laterales con ellos o arrancan por banda o en diagonal y el marcaje se complica para los zagueros.
De nada sirvió el supuesto candado que se intentó poner en la banda izquierda sobre Pedro. Dos centrales atrás Zapata/Gonzalo y Cani/Marcchena (otro central) adelante y basculando. El agujero siempre estaba por dentro y por la izquierda del Villarreal. No hay que olvidar que el Barcelona también juega sin balón y sus jugadores están en constante movimiento. El vaivén está en la inventiva de estos jugadores y aunque perdura el pase cortito y al pié, también ante la presencia de Fábregas la combinación de pases son más largos y en lugar de uno o dos “nueves” se juntan hasta cinco hombres en las proximidades del área.
Este Barcelona no es ni mucho menos el “tradicional tiki-taka”. Es un equipo más completo y con mayor creatividad en cada uno de sus jugadores.
DIAMANTES
Se pudo comprobar en el campo. El diamante ofensivo ya está más o menos explicado. Más adelantado, por el centro Francisco Fábregas y en las bandas Alexis y Pedro. Y como pasador (distribuidor o Delco) Messi en el vértice más retrasado.
El complemento es el más idóneo en un principio –primer período – pero eso no quiere decir que el argentino esté atado como director de orquesta, él también sorprende desde atrás y participa. Lo importante es la presión en las barbas del área en la que, de una forma u otra, ahoga a su adversario y no le permite salir de su campo.
El Villarreal se desdobló en la cobertura y se olvidó de los delanteros (Nilmar y Rossi, solitarios en cada banda), salvo contados contragolpes. Pero tenían muchas dificultad para zafarse en el momento en que se cerraba el primer diamante (Keita, en el vértice de atrás, mientras que Thiago e Iniesta cubrían los lados y el enganche estaba en Messi).
Ante la inventiva y la imaginación de estos jugadores –Xavi y Villa estaban en el banquillo– y la generosidad en mostrarse, acompañar y apoyar al compañero, resulta complicado romper esa telaraña. Sin olvidar, por supuesto la rapidez en el “robo de balón” y la salida, el despliegue en velocidad. Sumando igualmente la clarividencia del pase, (corto, medio o largo) a sabiendas de que llegará a un compañero en la zona.
CHASCO Y MOSQUEO
A pesar de las palabras de Juan Carlos Garrido, entrenador del Villarreal, está claro que había preparado el partido pensando en que el Barcelona iba a dejar jugar y se llevó “el chasco de su vida”. No se esperaba, ni por asombro, que el rival ya tenía preparada una nueva fórmula de juego. Con mayor presión, profundidad y una ofensiva apabullante.
No comprendemos por qué dijo que “ya sabía que el Barcelona iba a jugar así”. Para presumir de enterado o para tratar de explicar la escasa posesión de balón de su equipo (20%). El Villarreal intentó reaccionar en la segunda mitad, pero lo que hizo ha sido aumentar la goleada de su adversario. Se llevó tres goles más. Lo que le faltó decir al novato entrenador amarillo es que Guardiola y sus confidentes le habían engañado por la larga lista de lesionados que tenía el cuadro azulgrana para su primer partido de Liga.
La diferencia, no obstante, ha sido notable. Está a la vista. Mientras el Real Madrid se preocupa más de contratar defensas, destruir y amontonar hombres, el Barcelona nos muestra una cara más fresca, una plantilla más unida todavía y un sistema eminentemente ofensivo. Un cambio no es sólo para el campeonato de Liga, donde la regularidad juega un rol importante, sino para todas las competiciones que participará durante la temporada. Guardiola, además, tiene más posibilidades de hacer más pruebas, teniendo en cuenta la riqueza de su plantel.
De cualquier forma son las primeras bocanadas de fútbol. Hay mucho camino por recorrer, pero a veces, la primera impresión también vale. Y si bien el Barcelona tiene muchas y buenas individualidades, cuenta al fin de cuentas con el equipo-equipo. El fútbol-total se demostró en el Camp Nou.
Muchos aficionados recordaron al “dream team” que dirigió Johann Eldrick Cruyff en el Camp Nou. No sólo por la defensa compuesta de tres hombres. Los recuerdos llegaron, eso sí, al ver a cinco jugadores en el área rival. Una defensa de tres no es ninguna novedad, porque también copiaron esta fórmula otros entrenadores. Incluso José Guardiola en los últimos años (Piqué. Puyol y Maxwell). Lo mismo que el dibujo (1-3-4-3) donde muchos han coincidido. A la hora de atacar esa era, por lo general, la máxima del entrenador más laureado del FC Barcelona.
Sin embargo, ante tal borrachera del fútbol creativo y ofensivo –acorde a sus figuras–, llamó la atención la polivalencia de dos “stoppers” en la zaga y el Beckenbaur francés, por su elegancia, confianza y calidad. Los tres se adaptan a cualquier misión defensiva. Aunque se nota y mucho la madurez de Busquets y Mascherano, que si nos apuran podrían hasta optar a jugar de volantes “creativos”, sin olvidar la llegada con la testa del catalán y el disparo largo e impactante del argentino.Miguel Miró
No se puede hablar de Louis van Gaal que murió con las botas puestas en el Bayern de Munich empecinado con el sistema de Kurt Rappan reformado en su momento por John Benjamín Toshack en la Real Sociedad. Similar a como lo había hecho en el Barcelona.
¿Recuerdan aquél título de un periódico? “Van Mal”
Tampoco se puede hablar, aparentemente, de Cruyff que presionaba arriba con cinco. Un ramillete de estrellas que poseían una técnica sublime. Las “bases” imaginarias se han mantenido con el tiempo, pero su esquema preferido era el de Chapman (1-3-2-5), con relevos y apoyos constantes en el campo.
El único técnico que se “inventó” el dibujo de los dos “diamantes” y con éxito ha sido el antecesor del actual entrenador, Franklin Rijkaard. Este es y será el sistema que nos propone ahora José Guardiola para la temporada que acaba de empezar. El que vimos en el Camp Nou frente al Villarreal.
Curiosamente, nadie mencionó al polivalente “cerebro” del Milán de Sacchi. El mismo que distribuía el juego en el centro del campo y cuando había problemas, Sacchi le situaba de líbero en el área. ¿Se acuerdan de la bestia negra de Real Madrid y Barcelona en la Copa de Europa?
Perdón, nadie le mencionó excepto… Francisco Fábregas solo de refilón. “(…) “No me perdía los partidos del Barcelona en la época de Rijskaard y Guardiola” (…) Sí; nos estamos refiriendo a Frank Rijkaard, actual seleccionador de Arabia Saudí.
¿Dos “diamantes”?
Una idea que en un principio costó bastante implantar, pero que ha sido muy comentada en el Reino Unido. Primero, que no se podía realizar y después, porque suponía una táctica muy atrevida del técnico holandés.
Da la sensación que algunos piensen que son dos jugadores. No; es el esquema del equipo. Lo que se denomina en español “rombos”. Rombos imaginarios que se estiran como un chicle cuando el equipo toma posesión del balón, y se cierran en el repliegue cuando lo pierden. Supone, además, una presión doble: arriba y también en el eje del campo.
Por lo que se pudo saber, ha sido una grata sorpresa para la vista y para todos los buenos aficionados al fútbol. Es más vertical y se requiere más atención y profundidad al contar con delanteros y volantes ofensivos. Se llegó a decir que había “dos nueves” en el campo, por la posición de Fábregas –por quién apostó fuerte Guardiola– más adelantado y por la llegada de Messi desde atrás.
Pero hay más, aparte de los apoyos y relevos. Pedro y después Villa, como Alexis Sánchez abren el campo y arrastran a los laterales con ellos o arrancan por banda o en diagonal y el marcaje se complica para los zagueros.
De nada sirvió el supuesto candado que se intentó poner en la banda izquierda sobre Pedro. Dos centrales atrás Zapata/Gonzalo y Cani/Marcchena (otro central) adelante y basculando. El agujero siempre estaba por dentro y por la izquierda del Villarreal. No hay que olvidar que el Barcelona también juega sin balón y sus jugadores están en constante movimiento. El vaivén está en la inventiva de estos jugadores y aunque perdura el pase cortito y al pié, también ante la presencia de Fábregas la combinación de pases son más largos y en lugar de uno o dos “nueves” se juntan hasta cinco hombres en las proximidades del área.
Este Barcelona no es ni mucho menos el “tradicional tiki-taka”. Es un equipo más completo y con mayor creatividad en cada uno de sus jugadores.
DIAMANTES
Se pudo comprobar en el campo. El diamante ofensivo ya está más o menos explicado. Más adelantado, por el centro Francisco Fábregas y en las bandas Alexis y Pedro. Y como pasador (distribuidor o Delco) Messi en el vértice más retrasado.
El complemento es el más idóneo en un principio –primer período – pero eso no quiere decir que el argentino esté atado como director de orquesta, él también sorprende desde atrás y participa. Lo importante es la presión en las barbas del área en la que, de una forma u otra, ahoga a su adversario y no le permite salir de su campo.
El Villarreal se desdobló en la cobertura y se olvidó de los delanteros (Nilmar y Rossi, solitarios en cada banda), salvo contados contragolpes. Pero tenían muchas dificultad para zafarse en el momento en que se cerraba el primer diamante (Keita, en el vértice de atrás, mientras que Thiago e Iniesta cubrían los lados y el enganche estaba en Messi).
Ante la inventiva y la imaginación de estos jugadores –Xavi y Villa estaban en el banquillo– y la generosidad en mostrarse, acompañar y apoyar al compañero, resulta complicado romper esa telaraña. Sin olvidar, por supuesto la rapidez en el “robo de balón” y la salida, el despliegue en velocidad. Sumando igualmente la clarividencia del pase, (corto, medio o largo) a sabiendas de que llegará a un compañero en la zona.
CHASCO Y MOSQUEO
A pesar de las palabras de Juan Carlos Garrido, entrenador del Villarreal, está claro que había preparado el partido pensando en que el Barcelona iba a dejar jugar y se llevó “el chasco de su vida”. No se esperaba, ni por asombro, que el rival ya tenía preparada una nueva fórmula de juego. Con mayor presión, profundidad y una ofensiva apabullante.No comprendemos por qué dijo que “ya sabía que el Barcelona iba a jugar así”. Para presumir de enterado o para tratar de explicar la escasa posesión de balón de su equipo (20%). El Villarreal intentó reaccionar en la segunda mitad, pero lo que hizo ha sido aumentar la goleada de su adversario. Se llevó tres goles más. Lo que le faltó decir al novato entrenador amarillo es que Guardiola y sus confidentes le habían engañado por la larga lista de lesionados que tenía el cuadro azulgrana para su primer partido de Liga.
La diferencia, no obstante, ha sido notable. Está a la vista. Mientras el Real Madrid se preocupa más de contratar defensas, destruir y amontonar hombres, el Barcelona nos muestra una cara más fresca, una plantilla más unida todavía y un sistema eminentemente ofensivo. Un cambio no es sólo para el campeonato de Liga, donde la regularidad juega un rol importante, sino para todas las competiciones que participará durante la temporada. Guardiola, además, tiene más posibilidades de hacer más pruebas, teniendo en cuenta la riqueza de su plantel.
De cualquier forma son las primeras bocanadas de fútbol. Hay mucho camino por recorrer, pero a veces, la primera impresión también vale. Y si bien el Barcelona tiene muchas y buenas individualidades, cuenta al fin de cuentas con el equipo-equipo. El fútbol-total se demostró en el Camp Nou.