Nuevo sistema:
incompleto
Por Miguel Miró
Nuno Herlander Simoes Espírito Santo (Nuno), entrenador de Valencia, cambió
de guión y le salió bien en el estadio Manzanares (1-1). La jornada siguiente,
incluso, capturó la tercera plaza en la clasificación general de la Liga en una
carrera “loca” con el equipo rojiblanco por entrar en los puestos de la Copa de
Europa.
El entrenador portugués dio por terminado el esquema anterior, mucho más
ofensivo. Se acababa la apuesta por la presión total, salida desde la defensa al
ataque en un despliegue vertical con cuatro o cinco atacantes.
La “llamada espantada de pájaros” de hace algunas décadas, perfeccionada
por André Villas Boas en el Oporto, campeón de Liga y Copa UEFA, con variantes
notables en sus planes de juego.
Quizá, la prudencia o la realidad, le hicieron cambiar al entrenador. Sin
embargo, estaba suficientemente claro que la intensidad del sistema del inicio
de la Liga, sin pausas, suponía un suicidio con solamente dos fullbacks (mejor,
los “bulldogs” Otamendi y Mustafi) como última línea.
La prudencia o la charla en la cocina, que parece lo más sensato, produjo
el cambio de sistema, tras la eliminación del equipo en la Copa.
MAYOR ATENCIÓN EN COBERTURA
Se modeló una defensa con seis hombres y se manejó, con tino el crono en
los contragolpes. Una verdadera “muralla” con dos torres, que adelantaba sus
filas paso a paso o yarda a yarda como en el rugby.
Además, el desgaste siempre suele ser mínimo al proteger un corto espacio
de terreno (su campo). El equipo valenciano esperaba, en tierra y con pausa, imitando
a un “cazador furtivo”. No se inmutó con el gol de su adversario, después de
regalarle la iniciativa.
Adelantó líneas al final, cuando At Madrid le faltaba “gasolina”, y en el
último suspiro (cuarto de hora del final), contragolpeó con furia.
¡Ay, el crono!
Y cogió su presa: Un gol que vale oro. El gol del empate (Mustafi, de
cabeza, en el último suspiro) y también otro detalle importante a tener en
cuenta en la recta final de la temporada: el goal-average particular.
(Triunfo en Mestalla y tablas en el estadio Vicente Calderón).
ESTRUCTURA DEFENSIVA (BENFICA)
Un cuadrado imaginario en la frontal del área (Mustafí-Otamendi y delante
Javier Fuego-Enzo Pérez), y metros más adelante Daniel Parejo, de arquitecto obligado
a bascular como un escoba.
Similares tapones en las bandas: Barragán-Feghouli y Gayá-Piatti y como
único punta, Negredo, precisamente un delantero completo que no se le caen
los anillos por sacrificarse en tareas
defensivas en el eje del campo.
La fórmula, en el sistema defensivo, nos recordó la intensa y sensacional
final entre Benfica-Sevilla en la Copa de la UEFA. Un partidazo de alto voltaje
en el que, por su
tensión, calidad, actitud y situaciones de gol merecieron ganar los dos
equipos, después de 120 minutos de juego.
Lo decimos con total sinceridad, porque se decidió en la tanda de
penalties. Ganó Sevilla en la lotería, a pesar de sufrir la gota gorda, con una
temporada irregular, incluso en la gran mayoría de las eliminatorias.
Benfica, un equipazo, construyó en la final europea la misma estructura
defensiva que presentó Valencia en el Manzanares frente Atlético de Madrid.
Jorge de Jesús, técnico de Benfica (AFP) |
JORGE DE JESÚS
El conjunto luso lo dirige desde 2009 Jorge Fernando Pinheiro de Jesús
(Jorge de Jesús), denominado como el “Hombre del Año 2014” en Portugal por la
prestigiosa revista “A Bola”, mundialmente conocida.
Jorge de Jesús es un excelente estratega apasionado del fútbol, desde su
época de jugador. Ganó cuatro títulos con el Benfica la temporada 2013-2014
(Liga, Copa, Copa de la Liga y Super-Copa), y brillante finalista de la Copa
UEFA.
El profesional portugués tiene, asimismo una visión clara y precisa para
“modelar” jugadores y crear “estrellas”. Una de ellas ha sido el argentino Enzo
Pérez –hoy, en Valencia– que le cambió su posición habitual de extremo
(Estudiantes de La Plata) para jugar como volante (“8”) defensivo y creador de
juego…
Otro ejemplo: el brasileño David Luis, de zaguero lateral a “fullback” en
el área o un “todo-terreno” aprovechando su potencia física.
La llegada de Jorge de Jesús a Benfica fue providencial. Algo así como el
genio de la lámpara o cómo despertar a un equipo “grande” y ganar el título de
Liga la temporada 2009-2010, después de una abstinencia de cinco años.
PLANES DE JUEGO
Al cambiar radicalmente el esquema, el equipo de Valencia se encuentra
cómodo en otros campos por su andamiaje defensivo, pero le falta completar el
proceso de los planes de juego. En especial los variantes en despliegue y
ataque que aglutinen un todo en la dinámica del fútbol.
La intensidad y la presión de los últimos minutos del Manzanares no resolvieron en cierta forma las dudas del juego en la zona ancha y la delantera. Todos
sabemos que suele ser mucho más fácil “destruir” que “construir”.
El conjunto valenciano utilizó la tijera en el Manzanares: cortar, cortar y
cortar... provocar hasta desquiciar. Sin detalles ni tampoco ideas claras de un
fútbol más convincente. La rutina, dicen, atrofia. Por eso siempre se anima a las
innovaciones para enriquecer el juego y, al mismo tiempo que los jugadores se
diviertan con su fútbol.
No decimos que no tenga fantasía en sus filas, que las tiene (Parejo,
Pérez, Feghouli, Negredo…) para contagiar al equipo. Le faltan más planes de
juego para modificar completamente la idea, ya que no basta con prolongar el
bloque al campo contrario con el adelantamiento de sus líneas. Necesita, según
nuestra modesta opinión, una nueva
motivación para el grupo.
Encontrar lo imprevisible (la sorpresa) a lo previsible, muy corriente en
el fútbol actual salvo algunas excepciones. El azar aparece o desaparece y sólo
significa un 10% en el juego. No se puede contar con él.
PIERDE LA TERCERA POSICIÓN
La alegría del juego de enganche ofensivo sorpresa de Jonathan, al tener a sus
espaldas la dupla Pina-Trigueros. Al unísono la actividad más sacrificada de
Gerardo Moreno y Vietto, en un constante
movimiento en las inmediaciones y dentro del área sin y con balón. Y el peligro
del costarricense Campbell por el pasillo izquierdo cerró todas las salidas
posibles de Valencia.
Villarreal dominaba completamente la situación en Mestalla, ante un rival
torpe en el juego y maniatado al no poder contar un “útil” tan deseado como es
el balón. Si añadimos la calidad técnica de la zona central y una línea de cuatro
adelantada y eficiente en las situaciones adversas, con Musacchio de “jefe”, y
sin la necesidad de la trampa del fuera de juego, la música del fútbol tenía un
dueño absoluto en el submarino amarillo.
Valencia desde el inicio del match, todo un manojo de nervios por el
dominio amarillo, no supo reaccionar ante la iniciativa de un adversario con la
etiqueta de alta escuela, una técnica refinada y dueño del balón.
Con la continua pérdida del balón y la escasa visión de juego, fueron
apagándose sus piezas locales al tener que preocuparse solamente a defender la
meta de Diego Alves.
TORPEZA DE MARCELINO
Valencia no hacía daño, ya que sus ataques fueron tímidos y poco
convincentes. Remates desde fuera del área y poco más, separados y agobiados en
el campo. Perdidos al no tener el balón, buscaron la reacción en el segundo
acto. Aunque fue inútil por la posesión del contrario, bien plantado y
comprometido en la causa.
No obstante, el “jogo bonito” sin gol no gana partidos. Villarreal creaba
situaciones de gol, con paredes y pases entre líneas, pero siempre se chocaba
con el muro de la defensa valencianista.
Los tres cambios de Marcelino García demostraron una torpeza absoluta de un
entrenador. Las sustituciones “rompieron” el partido y despertaron a Valencia,
que se vio libre de ataduras y pudo ganar sin muchos problemas el envite, vital
para seguir manteniendo el tercer lugar en la tabla.
Pero pudo más la ansiedad que la cabeza fría.
¿ADIVINAN LOS CAMBIOS DEL VILLAREAL?
a) Quita a Gerardo Moreno
–libertad para los centrales locales– por Giovanni (diagonal por la banda
derecha)
b) Quita a Campbell por un
lateral derecho (Rukavina) para situarlo como volante y deja un agujero en la
otra banda.
c) Quita a Jonathan por Alfonso
(¿?) y descompensa el mediocampo.
La “garcilada” del torpe técnico desmantela el abanico de jugadores que
mantenía en “raya” y bien atado a Valencia.
En definitiva, Marcelino García comete el gran disparate del partido, al
pretender reforzar la banda derecha intentando la ofensiva por dicha zona
(Orban sustituyó a Gayá para frenar la banda).
Las modificaciones provocaron grandes “agujeros” en el submarino amarillol:
banda izquierda, ataque y en la media.
Y lógicamente favorecieron a Valencia durante los últimos 20 minutos.
Sin Campbell, Rodrigo fue una flecha, Barragán adelantaba líneas y reaccionaron
Parejo, Piatti y Negrero (demasiado tarde su ingreso al campo).
Al final, el guardameta de Villarreal termina como un héroe por su
actuación en los últimos minutos.¡ Increíble!
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