miércoles, 29 de abril de 2015

¿Tan difícil es aceptar la “mea culpa”?



Simeone “juega” al despiste

Por Miguel Miró
Luis Enrique Martínez necesitó cuatro días para reconocer su “mea culpa” de la derrota de Barcelona en Chamartín en el presente Campeonato Nacional de Liga. Lo hizo, sí, obligado y sumamente contrariado. O tal vez, bien aconsejado por un amigo.
El “golpe” de la derrota ante Real Madrid (3-1), se centró pura y llanamente en las “dudas” y los “nervios” del bisoño técnico que contagiaron al equipo. Asimismo, su preocupación por el sistema defensivo azulgrana. El entrenador estaba más pendiente del juego rival, en lugar de hacerlo con su equipo.
Diego Simeone, mejor jugador y mejor técnico que el asturiano, se niega en rotundo reconocer sus errores. Más cabezota que su colegui, y obstinado como un auténtico escocés, de la vieja estirpe.
Sigue “erre-que-erre” en su teoría:
“Hasta la expulsión de Arda Turán, el partido tenía el guión previsto”. Y entonces nos cuenta una milonga, entretejiendo éxitos –que no fracasos– de los últimos años de vinos y rosas.
¿También estaba previsto el gol de Real Madrid?


¿FÚTBOL RÁCANO Y DEFENSIVO?
Tampoco quiso hablar de su “espantada” de Chamartín en un coche particular, dejando al grupo de jugadores rojiblancos en el autocar con el alma en pena de la derrota. Un verdadero “portazo” al no continuar en la Copa de Europa (Champions).
El técnico argentino jugó al “despiste” en una rueda de prensa posterior, contando milongas o argumentos que no convencen a los periodistas. La única excepción: acepta las críticas aunque dice que acepta algunas y otras, no. Y que en el fútbol todos tienen razón. Otra generalidad que tampoco se entiende, salvo para las personas que se niegan a discutir.  
Pero se olvida de una cuestión: No puede, ya, ganar nada.
“Rien de rien”.
Eliminado en la Copa de España en circunstancias extrañas… ¿Tapar un escándalo por otro? (la ridícula y sorprendente sanción a Cristiano, después de agredir a tres jugadores de Córdoba, con cinco expulsiones en su curriculum y sin imponer más partidos como reincidente… arbitrajes nefastos en la ida y la vuelta frente a Barcelona…).
Eliminado, recientemente, en la Copa de Europa y… resulta imposible revalidar el Campeonato de Liga. Además, no debemos olvidar que todavía no tiene asegurado el tercer puesto en la tabla de clasificación.


CERO MÁS CERO: CERO PATATERO
Atlético de Madrid, a pesar de las “milongas” de Diego Pablo Simeone se quedó sin títulos la presente temporada. No vamos a negar la realidad. 0+0=0. Un cero patatero, después de resurgir de las cenizas. Después de años de gloria y alegrías para los aficionados del equipo rojiblanco.
Un poco de autocrítica le vendría bien al argentino de origen italiano. Y reconocer su “mea culpa”, que le permitiría, quizá, dormir más tranquilo.
A los colchoneros sólo les quedan en el recuerdo los “5 lobitos”.
Imbatido en cinco partidos del clásico madrileño. La paliza y humillación tremenda que significó a su vecino y encopetado Real Madrid. De seis matches en Copa España, Liga y Copa de Europa, ganó cuatro, empató uno y perdió el otro.
¿Algunos o todos de los hinchas de At Madrid no se va a olvidar de la goleada (4-0 a Real Madrid) en el estadio Vicente Calderón?

NUESTRA TEORÍA Y SU DESARROLLO
Hay un tango (Cambalache) que fue prohibido por el régimen militar argentino. En su letra hay un párrafo que dice (…) “el que no llora, no mama / y el que no mama es un gil”/(…).
Real Madrid lloró más de la cuenta. Las lesiones de sus titulares. Los Medios de Comunicación se hicieron eco de todos y cada uno de los detalles. No dejaba de ser un estímulo añadido para el cuadro de Carlo Ancelotti, cuyo técnico decía todo lo contrario.
Sin embargo, un medio de tirada nacional hizo un estudio comparativo entre los dos equipos durante la temporada. Se trataba de las rotaciones de los jugadores, cuya reflexión fue la siguiente:
“Estaban más frescos los futbolistas de Atlético de Madrid y más cansados los de Real Madrid, de acuerdo a los minutos disputados”.
Lo que no decía la citada estadística: la mayoría de las rotaciones rojiblancas fueron por lesiones y sanciones, ya que los árbitros le “frieron” a tarjetas. Y, por lo que se aprecia en los partidos: los merengues reciben pocas tarjetas.
Otra de las cuestiones posibles está en el catenaccio italiano. No se olviden que Diego Simeone jugó más en Italia que en Argentina. Y todo se contagia en un match de dos vueltas para la clasificación a las semifinales de la Copa de Europa. En este caso, se estudia demasiado al rival y termina siendo una obsesión. (Lo mismo que le ocurrió a Luis Enrique Martínez en su visita a Chamartín).


LA MOTIVACIÓN
Por último, la motivación que suele darle Diego Simeone a los jugadores de Atlético de Madrid para que rindan el 100%. En ciertos casos abusa de la “ración mental” (como psicólogo-jugador, o capitán o líder del equipo) en el vestuario y los profesionales a veces se “pasan de revoluciones”. Y nunca se debe olvidar que los futbolistas son los que ganan los partidos.
Igualmente, sus cabezas por lo general tienen que estar “desamuebladas” de los problemas mundanos antes del encuentro.
Alfredo Stéfano di Stéfano siempre decía que la aportación de un entrenador es de un 10%, algo así como la dosis de suerte en cualquier juego o deporte durante su práctica.
El entrenador, por su parte, debe leer el match y descubrir la fragilidad del rival. Una base importante, para variar un juego ofensivo o cualquier deficiencia en su equipo para corregirlo. En caso de no estar concentrado, las acciones se producen en cuestión de segundos.


CONCLUSIÓN FINAL
Diego Simeone basó toda su estratagema para el partido del estadio Santiago Bernabéu estudiando milímetro a milímetro la última final de Copa de Europa disputada en Lisboa entre ambos equipos, pero a la inversa.
Un empate en los minutos reglamentarios, reservando todas las energías del equipo para la prórroga de media hora (15´+ 15´).
(Como recordarán, Atlético de Madrid se quedó sin oxígeno y sin piernas en el suplemento, siendo goleado por su adversario).
De ahí, lo del guión: hasta la expulsión de Arda Turán, estaba dentro de lo previsto. Y también un pacto de “no agresión” con Ancelotti, que asumió el guante. El técnico de Real Madrid lo predijo antes del match:
“Si Atlético no tiene prisas, tampoco nosotros tenemos prisa…”
Demasiado riesgo para plantear un partido con estas características. Similar al calcio italiano, o lo que es lo mismo motivar al límite a los jugadores del eje del campo y defensa para que el partido terminara 0-0 a los 90 minutos. O, lo que es lo mismo, con el crono en la mano esperando el momento oportuno, como un cazador furtivo.
Resulta evidente que Simeone comunicó su plan a los jugadores. Y también leyó la estadística incompleta del periódico de tirada nacional. Algo que el técnico se aferró a ello. At de Madrid jugó a un ritmo bajo de un encuentro trabado. Para que los rojiblancos estuvieran frescos para la prórroga. Supuestamente, el asalto final.


TANTO TENSAR LA CUERDA…
Lo que no estaba en el guión de Diego Simeone fue la expulsión de un jugador. La perla más importante del equipo, no sólo por su técnica depurada (el turco es un artista con el balón en los pies) sino también porque es el único del plantel que aguanta el balón arriba.
El hecho, en sí, no tenía por qué romper la estratagema, pero de tanto tensar la cuerda… se rompió con el desajuste del equipo rojiblanco en los últimos minutos. Y tanto Simeone como Atlético de Madrid lo pagó demasiado caro. Jugó con fuego y se quemó.
O lo que es lo mismo: SE EQUIVOCÓ en su estratagema.
El riesgo de jugar “a la italiana”, con un gol basta, supone una ruleta rusa o tener en la mano una granada sin espoleta. Al final, un error defensivo supuso la victoria de Real Madrid y el pase a las semifinales de la Copa de Europa.
Un amigo, antes del sorteo, nos avisó que el emparejamiento del equipo merengue sería con la Juventus de Torino. Acertó.
Carlos Ancelotti ya tiene ahora una segunda vez. Una fórmula que sabe de memoria, y que le sirvió para eliminar a su eterno rival.
Dependiendo, por supuesto, quién de los dos equipos marque el primer gol y cierre la cortina.  

lunes, 20 de abril de 2015

Valencia deja “en bragas” a Barcelona



Sublime plan táctico

Por Miguel Miró
Valencia no ganó en el Camp Nou, es cierto, pero si sigue por la misma senda será un firme candidato de Champions para la próxima temporada.
El técnico luso, Nuno Espirito Santo, le dio un verdadero “baño” a su colega azulgrana. Hizo méritos para empatar el match (fallo de un penalty y un disparo al poste, con Bravo vencido) e incluso ganar teniendo en cuenta las situaciones de gol que generó ante el líder de la Liga Española a lo largo de la contienda. Un total de 11 ocasiones, de ellas siete en el primer tiempo.
Al ser imprevisible el fútbol se podría pensar que suele ser “flor” de un día. Pero éste no es el caso. El entrenador de Valencia cambió de sistema táctico y entre partido-a-partido ha completado con nota los planes de juego.
El andamiaje defensivo lo había modificado y funciona, faltaban los otros detalles que se apreciaron nítidamente frente a Barcelona.
El ensamblaje de todo el grupo (equipo-equipo y con mayúsculas) fueron palabras mayores. Un verdadero espectáculo con respecto a su planteamiento, posición y desarrollo en el Camp Nou.

ABRIR EL CAMPO
Nuno optó por “abrir el campo” (el manido discurso de Luis Enrique que le trae de cabeza) pero en este caso con inteligencia.
No se trataba, con dicha expresión, ni mucho menos en “pegar” jugadores a la línea de cal ni juntar extremos-laterales en ambos pasillos, sino sacarle provecho a la calidad técnica de cada uno de ellos, con salidas en diagonal y raciocinio. Tales como llegadas, agruparse y por intermedio de pases al primer toque crear situaciones de gol.
Al mismo tiempo, sacó ventaja de las dimensiones del terreno según las circunstancias del juego que siempre fueron favorables para Valencia.
Además de las decisiones básicas, como son la concentración y actitud, el conjunto valenciano estuvo bien plantado. Realizó un movimiento continuo, con o sin balón, en el despliegue ofensivo y distintas formas de relevos o rotaciones junto a un apoyo constante. Un punto clave para conseguir la sorpresa, con pautas y convicción, en cada una de las jugadas una vez recuperado el balón.
Del mismo modo, el ordenamiento entre los jugadores, con marcaje directo a distancias cortas (algo que su rival no lo hacía y dejaba muchos espacios) para la recuperación del balón en campo contrario. Bien en el eje del campo, como en las inmediaciones del área grande. Este procedimiento, con presión e intensidad, se hacía con las espaldas bien cubiertas.
Por un lado, la acumulación de jugadores en la zona central, sin apresurarse en el adelantamiento de líneas y, por otro el sentido práctico en la posesión que tenía cada uno dentro del campo para la anticipación. (más del 85%).


APROVECHAR ERRORES
La obsesión de Luis Enrique Martínez en ajustar tanto a la defensa que, al mismo tiempo le obliga a descuidar el eje del campo o aislar a los delanteros. Un error que sigue cometiendo durante toda la temporada.
Además, no basta con recurrir al “cuadrado mágico” por el centro (Piqué-Mathieu, detrás y Busquets-Mascherano, por delante). En primer lugar por las subidas de los laterales y las distancias que se produjeron en los marcajes a la zona.
Se multiplicaba el trabajo de los centrales y los stoppers. Se desajustaban, al mismo tiempo, por las distancias largas los marcajes (más espacios evidentes) y lógicamente ante la pérdida de balones en la zona ancha aumentan las luces rojas.
Asimismo, por la excesiva alegría de los delanteros que “no bajan y se desentienden” ni tampoco colaboran en cuestiones defensivas, exceptuando Luis Suárez, bien en las faltas o corners o en campo contrario  para evitar la salida fácil del balón desde el área.
Este detalle, sin duda, lo conocía al dedillo el técnico luso y lo aprovechó al máximo. Sólo le faltó el justo premio de los goles.

DOS EJEMPLOS
Vamos a dar dos ejemplos muy claros: las pérdidas de balón de Neymar en banda y centro del campo (1Tiempo, 3 y 2Tiempo, 2), que a renglón seguido se produjeron cinco situaciones de gol de Valencia, y una de ellas el penalty, aunque un poco dudoso de Piqué a Rodrigo. El segundo, el agujero o más bien socavón que siempre deja a sus espaldas Daniel Alves, que por lo general se encuentra adelantado de su posición habitual.
Las situaciones son siempre críticas para el conjunto catalán.
Barcelona ¿juega con 9 jugadores?
Así lo parece.
Además, si se corrige en una banda (caso de la sincronización de Adriano y Mascherano en la cobertura) se abre una nueva vía de agua, cuando se juntan Messi-Alves adelante. Ambas situaciones provocan alarmas, por la facilidad del desmarque del rival y la sorpresa. Y casi siempre el más sacrificado fue Piqué, pero el central no es Superman. Más que nada porque Busquets no se puede “triplicar” en el corte y menos cuando cumplía indistintamente una doble función: cortar y crear.
Este contratiempo (multiplicado por dos o cuatro) no ha permitido que el equipo azulgrana juegue un fútbol más compenetrado, más compacto y regular. Sólo arrancaba por “impulsos o ráfagas” de forma individual, desperdiciando todo el poder indiscutible de los jugadores que cuenta en su plantel.






































CAMBIOS Y PRESIÓN
Valencia hizo cambios en el equipo. Orban de entada como zaguero lateral en lugar de Gayá y los obligados de André Gómez y Rodrigo por las lesiones de Enzo Pérez y Piatti. Dos de contención y uno para el plan ofensivo. La labor del dúo Fuego-Gómez ha sido eficaz en funciones defensivas. Ambos sincronizados con los dos full-backs en sus espaldas y recuperando balones en el eje del campo.
Orbán, más sólido como lateral defensivo, para tapar las salidas de Messi por banda o adelantándose a las incursiones de Alves por el pasillo.
Rodrigo, por su parte, cumplió también su cometido, aunque falló tres goles cantados durante el primer tiempo. Los mismos que Alcacer, y uno más al palo derecho de Bravo. El extremo explotó su velocidad, junto a Feghouli y Barragán en la banda contraria. Los tres fueron un peligro latente para el cuadro azulgrana.
Con estos detalles, se intentó tapar las bandas (por fuera) y por el centro (por dentro). Esto permitía atar cualquier dispositivo azulgrana y fabricar un fútbol más profundo y fluido por parte de Valencia.


DOMINIO TOTAL DE VALENCIA  
Después de la bofetada inicial –de área a área– un gol en tres pases (Mascherano-Messi-Luis Suárez 1-0) cuando no se había cumplido el minuto del partido, se le vino encima el diluvio universal a Barcelona.
En lugar de disfrutar, los aficionados vivieron con angustia y sobresalto el match. Tal fue el dominio del cuadro “che” que el Camp Nou tembló, sí, por supuesto que tembló de miedo y escalofríos.
Valencia estiró sus líneas y se hizo dueño de la situación. Como si se hubieran cambiado los papeles. Le robó el balón al equipo local y realizó un fútbol fluido, técnico, con disciplina colectiva, trabajo e intensidad.
Bastaría con los datos de posesión del primer tiempo (Barcelona 36% Valencia 64%) y ocho ocasiones de gol (Alcázar/3 una de ellas al palo derecho; Rodrigo/3; Otamendi/1, de cabeza; Parejo/1, penalty fallido), tres off-sides y dos paradas de Bravo  y lo nunca visto en el cuadro catalán: 15 faltas pitadas y dos balones mal cedidos al guardameta.
La tensión y presión de Valencia bajó en la segunda parte.
¿Por qué?
Por el desgaste físico y mental (demasiadas ocasiones sin premio) y porque se mantenía la ventaja corta del 1-0. Había que recuperar fuerzas.

CAMBIOS INÚTILES
Los cambios de Barcelona eran previsibles, reforzar las bandas. Parejo y Barragán habían dejado en evidencia a Adriano y Mascherano. Se retrasó al área al argentino y Mathieu ocupó el puesto de zaguero lateral.
Rodrigo, por otra parte, siempre superó a Alves. Se taparon los agujeros de Alves con la entrada de Rakitic (¿?), mientras que Pedro sustituyó a Luis Suárez (¿?) en lugar de Neymar, una auténtica nulidad.
El reordenamiento no fue lo importante en el equipo local. Al contrario. Se consumieron en un pis-pas los tres cambios demasiado pronto. Lo hizo a lo loco, y… si se produjera una lesión inesperada. Además, no tuvo narices para sustituir a Alves y a Neymar. ¡Increíble!
Barcelona no mejoró por los cambios, tan sólo la entrada del croata para cubrir la banda derecha azulgrana. Lo demás fueron “balas de fogueo” cara a la galería. El equipo  empezó a funcionar cuando se reagrupó el triplete mágico y se aumentó el número de jugadores en el centro del campo.

¿TRIPLETE “MÁGICO”?
Algo de cajón: Busquets-Xavi-Messi fueron la causa de la recuperación del equipo y del ¡esférico!, hasta ese momento en poder de Valencia.
Con la entrada de Rakitic por Mascherano o Neymar hubiera sido suficiente. Sin embargo, Luis Enrique Martínez desconfía del croata en esa posición. Lo mismo sucedía antes al poner al croata en la posición de Xavi. Por más que lo intente encajar como “creador o arquitecto”, nunca lo conseguirá. Son de características completamente diferentes. En los últimos encuentros se ha dado cuanta (¡Por fin!) que ambos pueden jugar juntos.
Lo mismo ha pasado con Busquets-Rakitic. El croata sí puede cumplir la función de stopper. No obstante, el técnico asturiano es testarudo y sigue sin probarle en esa demarcación. Puede cumplir con creces  la doble función de tapar y crear.
Ya lo hizo brillantemente cuando estuvo en las filas de Sevilla.

VALENCIA BUSCA EL EMPATE  
El cuadro visitante, aunque no se amilanó tras el descanso. Resulta evidente que reculó y se dedicó a tareas defensivas para volver a recuperar el ritmo de una primera parte excelente. Una forma más de confundir al rival. No bajó los brazos, aunque ya no era el dueño del balón y del partido. Hubo, como se dice en boxeo, unos rounds de tanteo. Había suficientes motivos, ya que el marcador seguía corto para los intereses de ambos equipos.
La recuperación del eje central por el triplete mágico, revivió los grandes momentos de las triangulaciones y el “tiki-taka”. Con un fútbol más pausado, sin prisas, y la paciencia de conseguir un segundo gol para cerrar el partido. Hubo, eso sí, varias oportunidades, pero ni Pedro ni Neymar estaban iluminados. Un cabezazo del brasileño a las manos de Diego Alves, y un remate al travesaño de Messi.
Nuno, todavía tenía esperanzas de conseguir el empate en los minutos finales. La entrada de Gayá por Orban dejaba entrever una nueva ocasión ofensiva, como también la presencia de Negredo y de Joao Cancelo. Esta vez había que mirar al crono y armar contragolpes.
Trató de intercalar pausas, para dar el golpe. Una ocasión de Negredo y varias incursiones de Gayá por la izquierda.
Al final, en los tres minutos de descuento, con todo el equipo valenciano dentro del área de Barcelona intentando a balón parado la igualada, llegó el segundo bofetón, esta vez de Messi para cerrar el match 2-0. Totalmente inmerecido, de acuerdo con los méritos visitantes.
Algunos atrevidos dijeron: Barcelona no ganó el partido, ha sido Valencia quien lo perdió.
Hay gustos para todos.
Incluso para aquélla frase célebre…
¿Se acuerdan?
“Hemos jugado como nunca y perdimos como siempre”.
El enorme sentido del humor de los socarras valencianos no se pierde con el tiempo. Aún más en los momentos más estelares.

martes, 14 de abril de 2015

Jordan Spieth, elegido de los dioses (I)



La fe y la paciencia
del campeón

Por Miguel Miró
El golf, para muchos es un verdadero galimatías. Un desafío constante. Física y mentalmente. Sin embargo, imprime carácter si se practica desde la tierna infancia.
De eso estamos seguros.
Y aunque muchos no lo crean, el golf es un rito, una especie de religión. Un dogma de fe que traspasa todos los límites. Entre lo divino y humano.
La fe y la paciencia de un joven-viejo (por su madurez e inteligencia) despejaron nuestras dudas. No sólo por la forma cómo jugó, sino también por su fuerte carácter y confianza en sí mismo. Incluso en los malos momentos.
Igualmente su rectitud y comportamiento dentro del campo. Antes, durante y después de ganar el Masters de Augusta de punta a punta (wire-to-wire) con una fe y una confianza poco corriente en un joven aspirante durante su segunda aparición en el primer campeonato del Grand Slam moderno.
En lo divino: parecía guiado por los dioses, como Alejandro Magno, venerado como un ser sobrenatural.
En lo humano: por el esfuerzo titánico en lo físico-anímico-mental, y su transformación en el último hoyo, un cierto grado de humildad y timidez.
El green del 18 o mejor, el 72 del campeonato.
Justin Rose marró su intento del par en el último hoyo a 2,4 m.
Bogey. ¡Ohh!
Jordan  Spieth sorprendió a todos. No hubo suspenso ni preparación. Apenas miró la distancia de la bola ni estudió la línea. Tampoco se preocupó del stance. Un final brusco e insólito. Es verdad que tenía la victoria asegurada, pero no se cumplió el rito del último golpe.
Visto y no visto. Cuestión de segundos. Falla el putt corto para par. ¡Ohh! A renglón seguido, desde 90cm entierra la bola para bogey. ¡Ohh!
El joven estadounidense completó el Masters de Augusta con 70 golpes para un total de 270 (64 66 70 70), 18 bajo par.
¿Cortesía?
Tal vez, sí. Al no superar (pero sí igualar) la marca de Eldrick Woods en 1997 y dejar abierta la puerta a ese otro record-course 72 hoyos con -19.
Sin embargo, muchos aficionados se quedaron en ascuas.
Después, la emoción y desenfreno…
El reconocimiento unánime del público, de pie, aplaudiendo a rabiar. Una herradura humana con sillas de lona. Jordan no saltó, ni se puso a brincar como los famosos en otros campeonatos. Se limitó a aplaudir.
Jordan Spieth, con sus 21 años, parecía impávido (incómodo, abstraído) y no sabía cómo escaparse  del griterío.
Quizá por el tremendo impacto emocional.
A la exclamación de un público en plena ebullición, buscó el afecto de su familia y no faltaron los abrazos. Sorprendido, sí, pero humilde por su tímida conducta al final del último recorrido.
Nada que ver con la coraza llena de confianza y la fe absoluta demostrada dentro del course. Solamente faltaron las lágrimas, que también son de felicidad.


INDISCUTIBLE
No sabemos si es experto en Matemáticas o Física, pero resulta evidente que la cabeza de Jordan Spieth funciona a un voltaje altísimo en estas dos materias. Parece Blaise Pascal. Calcula la distancia y la asimila a toda velocidad. Lo mismo sucede con otros factores externos, que también entran en juego a través de la Naturaleza, interesantes en el deporte del golf como la humedad, el viento, la dureza de los greenes...
En general lo calcula todo en el course.
No es un “bomber”, a pesar de la ampliación y la largura del campo (para que gane Eldrick Woods) realizado por Fazio. Este pequeño detalle destroza “el mito” a todos aquellos que dicen que es para pegadores.
Augusta course fue diseñado por el médico escocés Alister McKenzie (inventor de los bunkers de arena) para jugadores expertos e inteligentes.
Spieth, en el campeonato, ha tenido un promedio de 260 metros de distancia con el drive. Tal vez, por eso, la bola de Justin Rose estaba siempre por delante de la suya. Pero consiguió un porcentaje de 66% de calles.
La virtud, el temple y la paciencia del joven jugador estadounidense están centrados en el juego medio-corto y en la misma plazoleta verde propiamente dicha. Lo más complejo para un jugador. Jordan ha demostrado ser un verdadero fenómeno en este aspecto, además de que los hierros parecen, poco más o menos, una prolongación de sus brazos. Sus golpes los descifra y calcula instantáneamente en su cabeza, los dibuja antes de cada golpe y los ejecuta con una precisión asombrosa.
Este es el gran secreto de Jordan Spieth, además de su carácter, su carisma y consistencia de su juego. Por eso en cada vuelta su golf es sumamente arriesgado. Apunta siempre a bandera. Y no es de los que dudan. Lo hace con una confianza plena. A peñón fijo, sin escuadra ni compás.


HIERROS, APPROACH Y PUTT
De ahí, igualmente, se puede comprender la magia de su golf. Además de ser técnica pura (pocas veces se equivoca) se transforma en letal. Una calidad insuperable en el approach y putt. Jordan, además, no pierde detalle, lo tiene todo claro y controlado en su cabeza. En caso contrario siempre tiene un golpe de gran precisión, que suele sorprender en variadas situaciones.
Siempre saca magia de su chistera.
En el green, además, sus marcas pueden ser escandalosas (1,3 y 1,5 el promedio por vuelta). No le llamamos “runner up” por haber ganado el Masters. No es un desconocido. Ya tiene muchos trofeos de su época de estudiante en la Universidad. Asimismo durante sus dos años últimos en el US Tour: capturó 2 victorias y 2 más en el extranjero, una de ellas en Australia. Sin olvidar, tampoco, su segunda posición en el Masters de Augusta 2014 disparado hacia la victoria después de saborear el liderato.

Además, no había excusas para no creer en su talento. Siempre fue el último en abandonar la cancha de prácticas y de los que más se machacan en un trabajo duro y a diario. No obstante, el “run-run” fue constante de que iba a pinchar, se iba a caer según aficionados, especialistas, periodistas y profesionales.
A pesar de su espectacular juego.
A pesar de la colección de records en los cuatro días de competición.
Record Masters:    36 hoyos (130) -14
                            54 hoyos (200) -16        
                            72 hoyos (274) -18 (iguala)
                            Empezó de lider (64 -8) y terminó de líder.

          
CORAZÓN DE ORO Y CABEZA DE “KILLER”
Jordan Spieth acumuló durante el recorrido del Augusta National Club un total de 28 birdies, 35 pares, 7 bogeys y 1 doblebogey. Sorprendentemente, sin ningún eagle, aunque los buscó sin suerte.
Le arrancó a los cuatro par 5 y par 3 un total de 18 golpes (13-5). Su porcentaje de calles fue de 66%, 39 de 56 y capturó en el torneo 54 greenes durante los cuatro días.
El promedio de putts ha sido impresionante: (1,3 las dos primeras rondas y 1,5, en el promedio general). Un total de 107 putts. Por ronda: 25-25-30-27.
Nunca perdió el liderato y mantuvo una regularidad de un reloj suizo en los últimos 36 hoyos, con un margen de cuatro golpes.
Precisamente cuando se colocaron más complicadas las banderas, junto a bunkers y lagos. Pero especialmente en el back-nine y el fin de fiesta (par 3 del 16 y los par 4 del 17/18 respectivamente. De cualquier forma su juego no cambió mucho en cada uno de los tramos del campo: Front (-9) y Back (-8).
Al final, tanto Justin Rose como Jordan Spieth firmaron sendos bogeys en el hoyo 72, cuando la competición ya estaba finiquitada.
El norteamericano aguantó como un “jovato” la presión del campeonato en los últimos 36 hoyos, a pesar de los latigazos de los “múltiples” campeones y otro grupo de aspirantes con un golf de alto nivel en la actualidad. Tales como Dustin Johnson, Paul Casey, Ian Poulter y los asiáticos Na y Matsuyama

MULTIPLE CAMPEONES
El derecho que juega a zurdas Phil Mickelson (cinco salmones, Masters-3; US PGA y British), Rory Mc Ilroy (cuatro salmones, US Open, British, US PGA-2), Tiger Wood, 14 salmones, Masters-4, US Open-3, British-3; US PGA-4) y Justin Rose (un salmón, US Open).
Igualmente, los “bombers” Dustin Johnson, Jason Day, Ángel Cabrera (un salmón, Masters) y Sergio García. El español tuvo seis oportunidades fallidas en los torneos del Grand Slam, excepto The Masters. De las seis, la más contundente y clara fue en el British Open Championship, donde empató con Padraig Harrington y perdió después de ser líder en las tres primeras rondas en el Park-Links de Carnoustie, 2007. Sin olvidar el US PGA de su primer año como profesional, disputándole con tan solo 19 años a Tiger Woods el campeonato en 1999.
Prácticamente estaba en el Augusta National, toda la plana mayor del golf mundial (los 50 del World Ranking) y los correspondientes favoritos aparecieron en las páginas de los periódicos, las televisiones y también en las apuestas, que nunca faltan en los grandes torneos deportivos.
Apuntamos todo esto porque no hay excusa posible. Nadie, y decimos alto y claro NADIE puede quitarle el mérito notable al joven Jordan Spieth, natural de Dallas (Texas), de 21 años. Ganador del Masters de Augusta 2015. 

Rory Mc Ilroy y Jordan Spieth en el British Open del año pasado.
(continuará)