Real Madrid sorprende
con “el catenaccio”
Por Miguel Miró
Orden, concentración, sacrificio, actitud, equilibrio y goles.
Nadie daba crédito a lo que estaba viendo. Había que pellizcarse para
creerlo. Tampoco –aunque digan lo contrario– los aficionados del Allianz Arena
de Munich ni los millones de televidentes que repetían, con extrañeza, la labor
del equipo merengue.
Y menos aún los jugadores del Bayern Munich, vigente campeón de Europa, la
“bestia negra” de Real Madrid desde los años setenta.
El tetracampeón, poco más o menos, se quedó “en blanco”.
Petrificado ante un rival más duro que una roca, sin ninguna puerta
abierta. Ni por fuera… ni por dentro.
Real Madrid, maestro del individualismo y la velocidad en los 100 metros
lisos, sin elaboración alguna en el eje del campo, había dado un cambiazo de
180 grados.
Ni siquiera parecía el equipo espeso y dubitativo del primer partido en el
estadio Santiago Bernabéu. Condicionado, sin duda, al temor del “lobo teutón”
que dominaría los 40 minutos de la primera parte en el primer match (ida).
Orden, sin duda. El desdoblamiento. Un máximo esfuerzo sin perder la posición en
el campo. Concentración porque creía
en sus posibilidad y hacía el trabajo correcto en el sistema defensivo. Convencido
en las dos líneas de contención montadas con mimo y apoyos. (Ensayada en el
primer partido). Sacrificio, un gran
sacrificio al multiplicar sus movimientos basculando en recorridos cortos y
zonales.
Actitud seria y responsable, nada de individualismos, convencidos de cerrar todos
los espacios al rival y esperar, como un cazador furtivo esperando las
ocasiones con la paciencia del Job.
No había prisas, porque se estaba construyendo una muralla sin descuidar ningún
resquicio. Todo era cuestión de un sacrificio de grupo, tapando con cemento el
camino hacia Casillas. Dos barreras de cuatro hombres, con varios capataces-con-galones
en cada una de ellas y un “corneta” de la caballería ligera.
SORPRENDE EL
CATENACCIO MADRIDISTA
El dúo Ancelotti-Zidane cambió radicalmente el guión.
Abrió el abanico clásico del “catenaccio”.
Dos líneas con ribetes barrocos que se dibujaron como dos rosquilletas
cortadas a la mitad. O mejor dos media-lunas. Una fórmula de laberinto sin
salida / ni entrada para el cuadro rival. Variando los obstáculos en el
balanceo de los jugadores. Unos en las salidas y otros al cruce para la
recuperación del balón.
Un mecanismo que parece –nos lo dijo un buen amigo argentino– algo así como el “tango”. Dos pasos hacia
delante y uno hacia atrás, sin salirse de la zona y cumplir al compás de la
música.
Sin lujos, cortes y virtuosismo. Se buscaba el equilibrio y un trabajo al unísono, con traje de faena y basado en
el sacrificio.
El “catenaccio” ha sido la gran sorpresa del Real Madrid en el Allianz
Arena. Un método estudiado y trabajado para frenar al Bayern Munich.
Dos “fullbacks” (como últimos hombres antes del guardameta, Casillas), la
pareja Pepe-Ramos. Dos pasos más adelante los zagueros laterales, Carvajal-Coentrao,
con doble cobertura en bandas de Bale (derecha) y Di María (izquierda). Delante
de los “fullbacks” por la derecha Modric y por la izquierda Javier Alonso (el
jefe).
Y un medio estorbo, para pescar alguna pelota, Benzema por el centro y a la
izquierda, Cristiano. Un clavado 1-4-4-2 con las líneas bien juntas.
PASES ABIERTOS O
ENTRELÍNEAS, IMPOSIBLES
Los movimientos son en recorridos cortos, aunque con intensidad y
contundencia. Cerrando los espacios en la basculación. Un escudo por el centro,
en el que se multiplica el jefe (Alonso) junto a los “fullbacks” y la doble función
de Modric-Di María en la salida o cerrando. La “práctica” del invento se
desarrolló en el terreno de juego.
¡No dábamos crédito a los desdoblamientos de Di María y Bale, más amigos
del lucimiento que el trabajo duro en cruces/salidas e idas y venidas!
Cerrando las puertas como el antiguo sereno.
La ventaja del sistema defensivo tenía relación con el juego del adversario…
siempre jugando con el balón a ras del suelo. Buscando la combinación y el
pase. El problema se le multiplicó en este sentido a Bayern Munich, porque el
“catenaccio” no da treguas ni tampoco dejaba rival sin marcaje. Máxime cuando
se planteaba el 2X1, sin tregua en el cierre.
Se rompían las paredes y el uno-contra-uno.
Ninguna rendija, ningún error.
Además, José Guardiola se equivocó al dejar en el banquillo a Javier
Martínez, más contundente que los volantes de elaboración, y a Götze por su
dinámica de salir desde una baldosa con el balón controlado.
El enredo fue algo chocante. Brutal. Nadie se asomaba en el apoyo, y el
control del balón parecía poco más o menos que inútil ante una maraña de
piernas y los cierres. Hasta tal punto que apenas pisaban el área.
Materialmente imposible, sin velocidad y sin sorpresa. La reiteración de los
pases morían en el andamiaje montado por el cuadro merengue. Con el firme
propósito de anular cualquier ataque.
DOS “BOFETADAS” EN
CUATRO MINUTOS
Si había que marcar en campo contrario, fueron suficientes “dos bofetadas”
a lo bestia. Lo peor que le puede pasar a un equipo dueño del balón ante su
público. Una humillación iluminada por la lentitud de Dante en una noche perversa
para los locales.
Dos goles de corner al segundo palo en apenas cuatro minutos. Y para colmo
los dos del sevillano con “alma” de ariete a la antigua usanza que supuso un
brindis a la luna escondida ante el sonrojo. Dos “Ramos de rosas” en un match
sin el perfume del buen fútbol, primando la eficacia llovida del cielo.
Un error, gran error, que sentenciaba la eliminatoria ya cuesta arriba por
el candado con cuatro llaves del “catenaccio” del conjunto español.
Un mazazo sin retorno a pesar de la desesperación del gigantón Neuer.
El campeón de la Bundesliga, al intentar lo imposible, abriendo sus líneas tuvo
que soportar, minutos más tarde, el toque de corneta del jefe blanco a la
caballería ligera y la carrera en tromba de Benzema-Bale-Cristiano sin
oposición para la llegada del tercer gol visitante.
OTRA VEZ A LA CUEVA
El segundo acto no tuvo historia. Sin reacción de Bayern Munich ante el
impenetrable andamiaje defensivo del rival, el cuadro merengue no quiso hacer
sangre de su superioridad. Volvió a la cueva y pudo incluso aumentar su ventaja
a través de Di María, en una jugada personal.
Y como colofón final, otra jugada a balón parado, llegó el segundo gol de
Cristiano que bate el record de la Copa de Europa, al acumular 16 tantos en 10
partidos. El luso que jugó de “9” buena parte del segundo tiempo utilizando la
pierna derecha, con la izquierda de apoyo para evitar otra recaída de su
tendinitis rotuliana.
Real Madrid se clasificó con honores para la final de la Champions que se
disputará en el estado La Luz (Benfica) el próximo 24 de mayo. Un match
decisivo con acento español, ya que su adversario será su eterno rival
madrileño, Atlético de Madrid.
REAL MADRID ENTIERRA SU HISTORIA “NEGRA”
Real Madrid ha enterrado de un soplido su “historia negra” con los equipos
alemanes. En la presente temporada 2013-2014, en la competición reina (Copa de
Europa o UEFA Champions League) expulsó todos los fantasmas con unos resultados
verdaderamente escandalosos.
Sin pretender hacer sangre, el equipo merengue pulverizó por 17-4
–que se dice pronto– a tres rivales germanos de una tacada.
Schalke 04 (semifinalista en 2011), Borussia Dormund (finalista en 2013) y
Bayern Munich (vigente campeón de Europa 2013 y defensor del título).
La cifra de goles parece una broma, pero las matemáticas no mienten, son la
cruda realidad. Diecisiete goles a favor y cuatro, en contra.
Veamos:
Octavos de Final
Schalke 04 1-6/3-1 Total: Real Madrid 9-2
Cuartos de Final
Borussia Dortmund 3-0/0-2 Total: Real Madrid 3-2
Semifinal
Bayern Munich 1-0/0-4 Total: Real Madrid 5-0
Además, sea cual sea el resultado de la final
ante Atlético de Madrid el próximo 24 de mayo en Lisboa, Cristiano dos Santos
Aveiro ha batido el record de goles en “Champion”. Máximo “striker” con 16 tantos, secundado
por Slatan Ibrahimovic (Paris Saint Germain) 10; Lionel Messi (FC Barcelona) 8;
Diego Costa (Atlético Madrid) 7; Gareth Bale (Real Madrid) 6 y Karim Benzema
(Real Madrid) 5.
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