¿Por qué no “traspasa directivos”
y sí a jugadores?
La irregular campaña del equipo durante la temporada es el fiel reflejo de la mala gestión de Rosell y sus 20 directivos. |
Por Miguel Miró
Del absolutismo de Alejandro Rosell, que soñaba ser
el “dios Sol” francés… a la fórmula acomodaticia de “inmunidad” para una Junta
de Gobierno supuestamente cómplice de todos los problemas que ha acumulado el
FC Barcelona en los últimos años.
Rosell dejó el club “descabezado” y en la ruina
por el fichaje de Neymar da Silva. La realidad de una supuesta “caja vacía” y
una catarata de medias verdades o demasiadas mentiras. La falta de dinero para
contratar jugadores ha sido –a pesar de las noticias espectaculares y ficticias
en los medios– el pan nuestro de cada día.
Lo más claro de esta historia es que las mentiras
tienen las patas cortas.
Lo demuestra una Junta de Gobierno (de 20 miembros
pusilánimes y obedientes al presidente). En lugar de dimitir en bloque por su
mala gestión, se aferran al sillón como si cada uno de ellos tuviera “inmunidad
parlamentaria”. Como si la etapa nefasta de Alejandro Rosell no les afectara en
absoluto y desconozcan las palabras “honestidad” y “responsabilidad” en su
vocabulario.
Optan por “vender” o liquidar a los jugadores en
lugar de reducir la plantilla de su acomodada Junta de directivos fracasados
para “hacer caja”.
Como si continuaran la política del “desaparecido”
presidente con el traspaso de Thiago Alcántara a Bayern Munich.
O peor todavía:
¿Volver a las andadas como en la histérica época
del presidente bilbaíno José Luis Núñez y sus contínuas huidas hacia delante?
La historia, que es porfiada, se repite después de
una larga supremacía de más de 20 años en el terreno nacional e internacional
del FC Barcelona.
Una brillante trayectoria de éxitos que comienza
durante el cambio radical realizado por Johann Cruyff como entrenador, le sigue
Frank Rijskaard –y de acuerdo a la equivocada política actual– terminará con
José Guardiola.
La lucidez del fuera de serie holandés y su mente
privilegiada para elegir jugadores. Igualmente para marcar un estilo y
planificación, junto a Laureano Ruiz, revolucionó a una cantera que se
convirtió en la joya de la corona “enlodada” por la avaricia y el bochorno de
una contundente sanción-FIFA.
¿Por qué no traspasa a sus directivos en lugar de los jugadores de la plantilla? Muy simple: no dan un duro por ellos. |
NA EMPRESA”
El máximo error de los dirigentes de fútbol ha
sido, desde siempre, considerar a un club como una empresa “sin afán de lucro”
y a su presidente compararle con un “ministro de gobierno”. Algo que no se corresponde
a un club deportivo a lo largo de su historia.
El club –creado en Grecia y Roma para comilonas y
tertulias– dio el salto a Inglaterra, que a través de la Francmasonería dictó
sus reglas, y le dio brillo al sacarle de los locales cerrados en las Universidades.
Un canto al sol. Después, en la época victoriana y desde el puerto escocés de
Leith exportó el deporte a todo el mundo.
El club deportivo siempre ha tenido dos cabezas
determinantes. La del presidente y la del capitán. Sin embargo, siempre ha sido
más famosa la figura del capitán. El encargado de dirigir a los deportistas,
sea la especialidad que sea.
¿Alguien conoce de carrerilla a los presidentes de
los clubes de fútbol de la Premier League?
Florentino Pérez, como Ramón Mendoza en su día,
tiene la vanidad de un “ministro”. Lo mismo que el “huido” Alejandro Rosell. Los
dos son absolutistas y se codean con la clase política como pavos reales.
Es tal el grado de estupidez que antes –hace varias
décadas– los gruesos anuarios de la Real Federación Española de Fútbol había
más nombres de directivos que de jugadores. Una verdad pura y dura. Ninguna
exageración. Además, Pablo Porta se creía el “ombligo del mundo”.
Aún así el entonces presidente de la Federación
dejó un legado que nadie cumple. “Lo más importante en un directivo es que sea
un hombre de fútbol. Si no es así, que se dedique a otra cosa”.
Se preguntarán:
¿Qué es un hombre de fútbol? Quien vive y ama este
deporte.
“Yo no vivo del fútbol, soy empresario. Sin
embargo, soy al mismo tiempo un fanático de este deporte y colchonero de toda
la vida. La mayor riqueza de un club son los jugadores” (Vicente Calderón)
LA HUÍDA HACIA DELANTE…
La pretendida “revolución” del FC Barcelona será
para unos un auténtico fracaso y para otros, un aliciente más. Un retroceso en
la máquina del tiempo. La época lamentable de José Luis Núñez, que compraba
figuras de relumbrón para el equipo y después fracasaban (Diego Maradona, Bernard
Schuster, etcétera).
Todavía recordamos la final de la Copa de Europa
en Sevilla –con un público maravilloso y entregado– Barcelona vs. Steau de
Bucarest. Una derrota triste y amarga.
(“De Steau no beberé”, titulamos)
La contratación de técnicos famosos, como César
Luis Menotti que cambió los entrenamientos por la tarde porque “quería dormir”
por las mañanas.
La pretendida “revolución” no es, ni más ni menos,
que una huída hacia adelante… Al estilo Núñez para “pegarse al sillón” una
veintena de directivos que “no son hombres de fútbol”. La mayoría con pocos conocimientos
de fútbol”.
AL FINAL, TIENE RAZÓN CRUYFF
La irregular campaña del FC Barcelona es el fiel reflejo
de los continuos errores su clase dirigente y sobre todo la dirección
equivocada de Alejandro Rosell. Todo este grupo –incluído Bertoméu y Antonio
Zubizarreta los corre-ve-y-dile del presidente– son los responsables del bajón
del equipo.
Todo se contagia como la gripe.
Lo que no dice Johann Cruyff, aunque seguramente
lo piensa, es paciencia del plantel azulgrana.
Ellos
pueden aceptar:
La llegada de figuras, disparidad de criterios con
el entrenador, las diferencias entre las fichas y sueldos… el anuncio de los
refuerzos en la retaguardia que nunca llegan, que le silben los aficionados…
… Pero
nunca que les mientan.
La Junta de Gobierno del FC Barcelona, con el
presidente a la cabeza, les mintió cuando se hicieron cuentas del fichaje de
Neymar da Silva. Las cifras “mareantes” que asimismo desestabilizaron las finanzas de la sociedad.
LA PASARELA
Gane o no gane la Liga la temporada 2013-2014 ya es para olvidar.
Y los dirigentes del club o son ciegos o no
quieren ver la pasarela de jugadores como Víctor Valdés (Mónaco), Carlos Puyol
(se retira) y los técnicos José Guardiola o el mismo Gerardo Martino (que
conocen la cocina por dentro) rechazaron seguir en el club azulgrana.
La pasarela, según parece, se llenará a finales de
curso.
Algo parecido a una película de ficción.
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