Luis Enrique apuesta
por el “juego del 5”
Igual que en las
películas, no se respeta el “título original” que tiene relación con el
argumento.
En relación a los
autos-de-choque en España se recomienda:
“Intenta que no
te golpeen con el morro sino que sea el morro de tu coche el que se estampe
contra los demás”.
O sea, te invitan a
chocar antes que lo hagan otros, mientras en el resto del mundo este juego o
atracción de feria se inventó para comprobar los reflejos del conductor y
consiste en “evitar que te choquen y están absolutamente prohibidos los
choques frontales”.
De la misma forma que
los autos-de-choque en los parques de atracciones sucede con el “parchís”.
En nuestro país se
utilizan reglas diferentes. El “parchís,” por ejemplo es más permisivo y menos
exigente. El Ludo (Sudamérica) o el juego del 5 (USA) existen “home” y “cárceles”
(en colores) y la particularidad consiste que necesitas siempre un 5 en el dado
para salir.
En cambio, para los
españoles supone un “lugar seguro”,
en el que ningún jugador te puede “comer”.
Por Miguel Miró
Tampoco vamos a ser tan estrictos y críticos en las comparaciones y las
reglas. La gran mayoría de las costumbres en los países del Nuevo Mundo
proceden de la Vieja Europa. Sin embargo, aunque digan que en el fútbol “todo
está inventado” siempre se producen variantes interesantes con respecto a las
fórmulas del juego.
“Los relevos cruzados para ajustar la defensa de Barcelona” durante el
segundo partido de la semifinal de Copa. Una idea nueva de Gerardo Martino.
“Volantes que salen en diagonal y cumplen una doble función en la zona central
rojiblanca”, una fórmula de Diego Simeone.
El acierto de Ernesto Valverde al poner “tres libres correctores” (De
Marcos, Iturraspe y Miguel Rico) para no pasar apuros en la retaguardia en su
match ante Real Madrid...
Siempre se aprende algo en el fútbol.
Sin embargo, nos llamó la atención el progreso del RC Celta de Vigo. En el
que muchos se mofaban –especialmente varios entrenadores– en la primera vuelta
y pronosticaban: es imposible que juegue igual que Barcelona. Se va a
estrellar. Se referían, sin duda, a Luis Enrique Martínez que participó y
“mamó” todo el trabajo de los tres años triunfales de José Guardiola en el
equipo azulgrana.
Lamentamos llevarles la contraria. El asturiano Luis Enrique también es un
“estudioso” del fútbol como su compañero de la selección olímpica que ganó el
Oro en los JJOO 92. Y si nos apuran, por su trabajo, tiene la pinta de ser una
segunda versión de Guardiola.
No se olviden que, en la gran mayoría de los casos, un discípulo
inteligente siempre supera a su profesor.
Luis Enrique, además, bien como futbolista o atleta, tiene un amor propio
especial, le gusta la perfección, posee mucho carácter y las ideas claras.
DIBUJO Y PATRÓN: TRABAJA EN SILENCIO
Celta presenta un dibujo clásico (1-4-1-4-1). Bajo la apariencia de ser defensivo,
tiene como objetivo dominar el centro del campo. Con pausas y el balón a ras
del césped. Trabaja en silencio –“como los de Minas Gerais”, nos dijo una vez
Mané Garrincha– coordinado, combinado y envolvente.
Esa es la palabra concreta: envolvente.
Engañosa para los rivales.
Yoel, un guardameta avispado y rápido. Cuatro zagueros: Hugo Mallo, Cabral,
Aurteneche y Jonny (Jonathan Castro). Por delante, Fontás, un todo-terreno. Una
media de cuatro volantes: Rafinha, Krhon-Dehli, Augusto Fernández y Orellana. Y
un delantero, Santiago Mina (18 años).
Indudablemente, Rafinha y Krhon-Dehli son los distribuidores del juego en
la zona central, pero Orellana siempre da el paso hacia delante. Trabajan en
silencio y decimos bien, porque su dominio se basa en el trabajo. Dejan que el
protagonista sea su rival. Hacen muchas pausas en el campo, trabajan como
obreros (hormigas) y siempre apoyándose unos a otros.
PLAN DE JUEGO EN EL
EJE
Mientras muchos entrenadores han renunciado a las tres líneas fundamentales
en el fútbol (y rugby), para Celta siempre es vital la zona del círculo
central. Como el fútbol antiguo que ha sido donde se fabricaba el juego. Luis
Enrique lo comprende así, como José Guardiola y Herbert Chapman.
El cuadro celeste centra todo en el eje, el epicentro de todas las jugadas
defensivas y ofensivas. El técnico planta “5” jugadores con distintas funciones
específicas. Se une, en el momento de posesión del balón, Fontás con su físico
de atleta.
Nada tiene que envidiar al danés, que es un corre-kilómetros. Rafinha pone
su técnica y su pausa, mientras que Orellana y Augusto Fernández, el sprint
hacia delante, aprovechando su velocidad.
No hay obreros y arquitectos, todos trabajan para la misma causa: recuperar
y tener el balón.
De esa parcela parte la ofensiva del equipo. La lanzadera. Sin
precipitaciones, buscando y fabricando los espacios. Con la suficiente
facilidad para volver a posiciones zonales, tras una pérdida de balón. Para
rearmarse otra vez en situaciones cortas o largas.
Por parte, Santi Mina, más adelantado también se esmera para evitar la
subida del lateral, y sorprender en subida en diagonal.
En la zona ancha fue donde Celta desarmó la intensidad y presión de
Athletic de Bilbao (Balaidos) y desanimó el juego pausado y técnico de Villarreal
(El Madrigal). Dos matches muy serios y bien jugados por el equipo gallego.
PLAN DE JUEGO EN
ATAQUE
En la faceta ofensiva, parece un cazador furtivo. No se apresuran ni bombean
balones, buscan casi siempre la sorpresa. Tampoco son impulsados con una
velocidad de vértigo. Saben esperar el momento justo y la ocasión para simular
al lobo.
Un desorden defensivo, una pérdida de balón… Cualquier ocasión se presente
en el partido.
¿Lobo? Sí; lobo. Aunque lo hace en momentos puntuales y lo hace con toda la
“manada”. En silencio, sin ningún cencerro que suene, salen disparados como
resortes “5” jugadores por dentro y por fuera.
Rafinha se asocia con Marina en la banda derecha, mientras que el chileno Fabián Orellana lo hace con Jonny, que sube como una flecha. Igualmente, Augusto
Fernández, parte en diagonal según la ocasión o para arrastrar a los zagueros centrales.
Las situaciones de ataque son ensayadas y por lo general rápidas. Se une igualmente la
inspiración de los jugadores. Parten, la mayoría de las veces, desde distancias
cortas. Buscando siempre la sorpresa. Aprovechan las situaciones ventajosas que se producen en campo
del adversario.
PLAN DE JUEGO EN DEFENSA
En principio, según el dibujo, son cuatro zagueros que se apoyan en las
salidas y cruces. Y el full-back (Cabral), el último hombre antes del guardameta la mayoría de las
veces. Marcajes en zona al hombre. No obstante, en los momentos con poco trabajo y el
balón dominado, se planta en una defensa de tres, adelantada.
En cambio en los momentos de agobio ante equipos netamente ofensivos, la
construcción cambia totalmente. De cuatro zagueros pasa a uno más. Al
incrustarse Fontás en medio de los zagueros centrales. Una franja de “5” en el área y la
ayuda de prácticamente todo el equipo en la segunda línea.
Sorprende, sinceramente, el trabajo solidario de los jugadores. Y sorprende
también la fórmula de Luis Enrique que, pese a sus muchos detractores, está
ofreciendo un fútbol práctico, bien elaborado e inteligente.
Además, sabe leer bien cada partido y los movimientos del rival, siempre de pie en su área y con la mano en el mentón, con barba de algunos días.
Además, sabe leer bien cada partido y los movimientos del rival, siempre de pie en su área y con la mano en el mentón, con barba de algunos días.
Ha sabido mover las piezas como jugador de ajedrez y si bien tuvo problemas
al principio, sus ideas no son caducas ni alocadas. El “jaque mate” a
Villarreal no fue una casualidad. Todo lo tenía planeado, bien planeado de
antemano. No solo lo anuló, lo desorientó y apagó radicalmente todas sus luces.
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