Tres CCAA dominan la Liga: Andalucía, Valencia y Madrid
Por Miguel Miró
Pueden decir lo que quieran: La Liga
española no es cosa de dos.
Otra cuestión es el abuso de Barcelona y Real
Madrid, con deudas de cerca de €600 y €500 millones respectivamente. Dos clubes
que se reparten el pastel de las retransmisiones de la Televisión amparados por
ese extraño ente llamado Liga de Fútbol Profesional (LEFP) y dos monopolios
privados de la TV. Un total de €180 millones por barba dejando las migajas para
los demás equipos.
Asimismo, Real Madrid y Barcelona, junto a
Athletic de Bilbao y Club Atlético Osasuna deberían ser un poco más
comprensibles, más consecuentes y más equitativos. Simplemente por puro sentido
común tendrían que convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas (SAD). De esta
forma “romperían” con sus privilegios con respecto a los demás clubes de fútbol en España.
Dicha ley (SAD) divide, separa, provoca conflictos y no es igual para todos.
Está claro que debería actualizarse o reformarse en el fondo y en la forma para
que se restablezca la igualdad entre todos, sin las ventajas actuales de
ciertos clubes que suman ya algunas décadas.
NO ES COSA DE DOS… SINO DE 13 EQUIPOS
Sin embargo, bien distinto será conocer quiénes
son en realidad los clubes que dominan el Campeonato Nacional de Liga 2013-2014
en España.
Andalucía, Valencia y Madrid, por este
orden, son las tres comunidades que dominan la presente temporada 2013-2014 en Primera
División, con un total de 13 clubes.
Nada menos que el 65% de los 20 conjuntos que componen la máxima categoría.
¿Qué pasaría si se unieran para presionar
–dejando fuera a Real Madrid– en el
reparto del pastel más equitativo de la Televisión?
Copiando, simplemente copiando los baremos
estipulados en la Premier League, Seria
A Francesa, Bundesliga o Calcio italiano.
Pueden decir lo que quieran: la Liga
española no es cosa de dos.
En primer lugar Andalucía, ya que participan
cinco equipos: Sevilla, Real Betis, Málaga, Granada y Almería. Valencia o la Comunidad
Valenciana, con cuatro: Valencia,
Levante, Villarreal y Elche que conforman las tres provincias del antiguo
reino. Y por fin, Madrid también con cuatro equipos: Atlético de Madrid,
Real Madrid, Rayo Vallecano y Getafe.
Los siete restantes son FC Barcelona y RCD
Español de la Comunidad Catalana; Real Valladolid, Castilla y León; Real Club
Celta de Vigo, Galicia; Club Atlético Osasuna, Navarra y Athletic Club de
Bilbao y Real Sociedad, de la Comunidad Vasca.
¿NO JUEGA SEVILLA?
¡Cuántas tonterías se dijeron contra el
árbitro del match y Barcelona!, olvidándose
de lo fundamental.
¿Jugaba sólo el equipo azulgrana o contra el
conjunto sevillano?
Demasiadas cáscaras y muy pocas nueces.
El único error que cometió el árbitro –y eso
que somos muy críticos con Muñiz– es la segunda tarjeta a M´bia “por
desconsideración al rival” y la correspondiente no-expulsión.
No obstante, el colegiado acertó al no pitar
un penalty clarísimo de Fernando Navarro a Messi, que después terminaría en gol
del “10”. Igualmente en la “obstrucción con el brazo” de Moreno, que se
desentiende del balón para frenar al argentino en los minutos finales.
Con respecto a segundos de menos o segundos de
más no deja de ser otra estupidez si “leyéramos el reglamento”. Lo dice bien
claro: es “potestad del colegiado añadir segundos o minutos”.
Quién tenía que haber sido expulsado es Unay
Emery que protestó cara a cara al linier por el gol anulado a Cala Torres “por
desplazar a un adversario” (Alves) y ponerle la mano en la cara (hay fotos).
Aclaradas las tonterías, vayamos al match.
Barcelona, tras el 2-0 se relajó en la presión y Sevilla creció, creció, creció…
El mérito debería ser del rival que igualó el marcador y demostró que tiene un
plantel de buenos profesionales. (¡Ojalá que el entrenador no haga rotaciones!
como acostumbra para no estropearlo).
Barcelona, también hay que reconocerlo, está
acusando los 75 partidos (nueve jugadores en la Copa
Confederaciones) de la temporada pasada y las cortísimas vacaciones de sus
estrellas.
Sin embargo, también hay que dar crédito al
rival, su presión alta y su ambición. Por favor, hablen del gran partido de
Sevilla antes de seguir criticando al empedrado. Un equipo que no debemos perderle
de vista.
INFRACCIÓN POR CESIÓN AL META
Está confirmado. Fran Rico es el último jugador
en golpear el balón hacia atrás y Roberto lo recoge con las dos manos. ¿Hasta cuándo debemos repetir que todo depende
de la interpretación del árbitro?
La majadería de muchos –que son “de palo”–
se basa en una supuesta injusticia. Hay para escribir un libro para exponer la cantidad
de injusticias que se cometen en el fútbol entre todos los actores.
Ya es hora que se cumpla a rajatabla el
reglamento. Después de la constante “triquiñuela” de ceder el balón con la
cabeza, el pecho, la cadera o la punta de la nariz al guardameta.
Otra cuestión es el equipo que resulta
favorecido, en este caso el RCD Español,
con un gol. Un gol perfectamente ejecutado por Lanzarote. Una zurda de
oro al ángulo superior izquierdo de Roberto.
A fuer de ser sinceros, el fútbol es un
juego y si nos apuran imprevisible. No hubiese pasado nada (NADA DE NADA) si el
balón se va a las nubes. Como no fue así… se “armó la de San Quintín”. Una
polémica absurda de humo muy común en los tiempos de crispación.
Al equipo granadino le faltó la última
puntada. Mucho dominio pero sin punch. Ha tenido ocasiones y las
desaprovechó. Su rival ha estado bien plantado en la defensa, pero con escasas
ocasiones de gol.
SIEMPRE SE APRENDE CON JOSÉ MEL
Se le ponen etiquetas y se
resaltan a entrenadores que no lo merecen y sin embargo, hay otros como José
Mel que siempre nos sorprende en cada partido. Sea el resultado que sea. Está
visto y comprobado que tiene una cabeza privilegiada para el fútbol. Un
verdadero estudioso de este deporte.
Podíamos hablar muchos detalles
del Betis-Valencia. Sin embargo, vamos a destacar la trampa del fuera de juego.
No utiliza reiteradamente los cuatro zagueros, aunque estén escalonados en su
zona. Se basta con los dos fullbacks (Paulau y Amaya), que lo hacen a la
perfección. Durante el encuentro se
señalaron 12 off-sides. ¿Cuántos le pitaron a Valencia? Pues, nada menos que 10.
Además, José Mel mantiene la
mentalidad ofensiva del equipo verdiblanco. Diecisiete remates a gol… y nueve
atajadas impresionantes de Diego Alves. ¿Cuál hubiera sido el resultado final si llegan a la red los remates?
Es evidente que los planes de
juego del equipo bético siempre tienen variantes. Por eso, no nos perdemos ni
un partido del Betis.
Siempre se aprende con José
Mel.
SCHUSTER… COMO SIMEONE
La “provocación” que nada tiene que ver con
la presión intensiva, como la “agresividad” en las acciones con faltas
constantes lejos del área. El técnico de Atlético de Madrid utiliza varias veces estas
artimañas… aunque también juega al fútbol en los momentos puntuales.
Bernard Schuster también copió la “provocación
y la agresividad” disfrazadas de faltas en el match Málaga-Rayo Vallecano. Una
fórmula que consiste en “ablandar” al rival
ante la pasividad del colegiado. Todos estos detalles pasaron
inadvertidos por la goleada (5-0) del equipo local. Y los tres goles del
marroquí El Haudaui. Un jugador que conocemos bien de la Liga holandesa.
(Pero no es la primera vez que lo practica
el conjunto de la Costa del Sol. También ocurrió ante el FC Barcelona con el
polémico árbitro valenciano De la Hoz,
que, curiosamente sacó más tarjetas al visitante. Y permitió todo a Sánchez,
Gámez, Antúnez y Tizone...).
EL GOL DE ELISEU NO DEBIO SUBIR AL MARCADOR
De los cinco goles del Málaga, el segundo y
el cuarto son en fuera de juego, y el de Eliseu (tras el descanso) tampoco
debió subir al Marcador. Por la patada alevosa que dio el portugués a Tito
(47´), sin venir a cuento y... en la tibia en las narices del árbitro.
Con el reglamento en la mano, roja directa.
Sin embargo, el colegiado no lo estimó así.
Lamentable. Minutos después el luso marcaba el tercer gol de su equipo.
En relación al fútbol desarrollado por ambos
equipos, Málaga montó un andamiaje defensivo muy compacto y duro –aunque eso sí, con
presión y las mal llamadas faltas técnicas, que no dejan de ser provocaciones–;
fue más práctico en sus contragolpes, y efectivo en el ataque.
El equipo rayista practicó buen fútbol, con
jugadores jóvenes y técnicos (Saúl, 18 años), pero elaboró demasiado las jugadas y le costó pisar
el área.
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