Real Madrid: ¿En construcción? o plena “destrucción masiva”
Por Miguel Miró
Nos sorprendió sinceramente la apuesta de
Atlético de Madrid ante Real Madrid en Chamartín. Renunció a la provocación de
su eterno rival y también a la protesta reiterada al árbitro...
(El
técnico colchonero recriminó a Diego Costa cuando se encaró con el colegiado
valenciano que permitió todo. Y Arda Turán, con toda su barba, mandó callar al
brasileño. La incidencia se produjo en una banda. El delantero rojiblanco hizo
un amago por levantar la pierna a la cara de Ramos y aminoró la maniobra. La
distancia entre ambos fue de casi dos metros, pero depende del ángulo de
percepción. De todas formas, pitó “acción peligrosa” y le mostró la tarjeta
amarilla).
Es verdad que tenía un ejemplo del Real
Madrid-Getafe. El equipo azulón intentó la provocación y terminó trasquilado.
El cuadro blanco sigue con los vicios de las últimas temporadas. Amedrentar al
árbitro y la ley de la selva.
Nos sorprendió. Presumíamos que el clásico
madrileño iba a ser una guerra “barriobajera” entre Sergio Ramos, Pepe, Diego
Costa y Álvaro Arbeloa, que, en lugar de ser profesionales parecen “los niños malos
de la película”. Se lo tienen ganado a pulso por sus artimañas, golpes y
engaños.
(Diego
Costa se llevó de Chamartín la marca de los tacos de aluminio de Álvaro Arbeloa,
sin que el juez pitara nada. Fue curado en la banda y se vio perfectamente no
sólo las marcas, sino por la sangre en la tibia izquierda y en las medias).
Pensábamos que iba a terminar como en los
anteriores matches de Liga de la última temporada entre ambos equipos. Sin
embargo, no fue así.
“Mambrú” Simeone no se fue a la guerra. El
equipo rojiblanco se olvidó de la provocación y todas las picardías –por
llamarlo de alguna forma–que se producen en el juego. Apostó por “todo fútbol”.
Atlético de Madrid ganó el lance con
autoridad, actitud, comunión y en honor a la verdad nadie se hubiese extrañado:
mereció una diferencia más amplia. Bastantes ocasiones crearon en el área de su
eterno rival. Basta con el pase en profundidad de Villa a Diego Costa que le
deja mano-a-mano con Diego López y la rosca exquisita de Kike que hizo temblar
el larguero.
DECEPCIONANTE REAL MADRID
No es la primera vez que lo escribimos. El
equipo merengue sólo tiene únicamente dos jugadores “creativos” en el plantel.
El malagueño Isco (Francisco Alarcón) y el
brasileño Carlos Henrique Casemiro, ambos de 21 años. Los dos necesitan adaptarse a su nuevo equipo. Esta es
su primera temporada de blanco. Isco, procedente de Málaga (pero de la cantera
de Valencia) y el club merengue pagó €30 millones. Casemiro, de la cantera
madridista.
El traspaso del alemán Mesut Özil lo está
notando y mucho Real Madrid desde el comienzo de la temporada. Tal es así que
Carlo Ancelotti ya probó a Modric y a Kedhira (dos stoppers) como organizadores
de juego en el eje del campo sin buenos resultados.
Igualmente insistió el técnico italiano con
Isco para conducir al conjunto merengue, pero sin lograrlo. En los últimos dos
partidos le colocó en el centro, y por la inercia o porque no quiere dicha
responsabilidad, el malagueño se inclina siempre hacia la banda izquierda. Más
bien como media punta que como referencia de “cerebro” del equipo.
Como jugaba en el conjunto de la Costa del
Sol.
Lo inédito ha sido lo ocurrido en el
Real-Atlético. Los distribuidores del juego fueron los dos centrales (Pepe y
Ramos). Aunque parezca mentira fueron ellos “líderes” del paupérrimo juego del
equipo. Los que de una forma (con malas artes) u otra (centros largos) los dos
full-backs intentaron sacar adelante el partido por la fuerza, pero sin ideas.
Una fórmula que parecía desterrada del
fútbol (centros “a la olla”, como vulgarmente se dice) y solo aparece en los
equipos en la angustia y la desesperanza ante las agujas del reloj. Ni tan
siquiera Gareth Bale, el jugador de los €100,5 millones, pudo sacar del aprieto
a Real Madrid. Incapaz de ligar tres pases seguidos y la constante pérdida del
balón en la zona central ante un equipo mejor ordenado y con mucho fútbol en
sus botas.
¿POR QUÉ GANA ATLÉTICO DE MADRID?
El cuadro rojiblanco ha sido el único equipo
que no perdió el tiempo en la pre-temporada. Con stage en lugares exóticos de
luces y colores. Se preparó como en los viejos tiempos, cuando el fútbol se
corría más que se jugaba. Un concepto que los aficionados valoraban mucho más –erróneamente–
a la técnica y la inteligencia de un deporte que depende de la fluidez y
velocidad del balón en lugar del músculo.
Una dura pre-temporada en la que no faltó
una gira por Sudamérica, para ver el rendimiento de los jugadores en un terreno
donde predomina la técnica y el dominio de la pelota. El resultado fue lo de
menos, pero también sirvió como estímulo.
Ganó el equipo rojiblanco porque siempre
está bien plantado en la defensa y tiene las ideas claras en la elaboración
para llegar al área. Esta vez, jugó dos partidos en uno. La primera parte,
aceptando el reto de la iniciativa, adelantando las líneas bien juntas para
cerrar espacios, y con muchas ideas, apoyos, relevos, concentración y juego
asociativo para que corra más el cuero que el hombre. Cerró las bandas al rival
y por dentro, un comodín con experiencia (Gabi) delante del colchón de la línea
de zagueros (Juanfran, Miranda, Godín y Filipe Luiz), cubriera en el cruce o
posición intermedia de una “escoba”.
Contundentes los “fullbacks” en el despeje
de acuerdo con la situación y templados y seguros en la salida. Los cuatro
volantes se desdoblaron en sus tareas, emergiendo como directores de juego el
portugués Tiago (mucho mejor que de stopper) y el turco Arda Turán que además
de anular completamente a Cristiano, tenía luces para ordenar, mandar e
inventar jugadas prodigiosas.
En la otra banda y basculando en diagonal,
la asociación de Koke-Villa va aumentando paulatinamente. Ambos buscando el
pase en profundidad y el trampolín del ataque colchonero. Y la puntada final de
Diego Costa, que pese a su envergadura tiene velocidad y esconde bien la
pelota.
Un juego solidario, con toque y desmarque,
siempre con las espaldas bien cubiertas. En el que todos defienden y todos
atacan fabricando espacios entre líneas ante una barrera defensiva del rival,
que no daba crédito a la asociación y comunión del equipo dirigido por Diego
Simeone que se mantiene líder junto a Barcelona en la cabeza de la tabla.
No es cuestión de destacar nombres, porque
el equipo colchonero sabe lo que pretende, sabe salir de jugadas comprometidas
y está siempre bien posicionado en el campo. Un grupo compacto enriquecido por
jugadores de calidad contrastada como Arda Turán y Tiago en el papel de
cerebros cumpliendo dobles funciones con la cabeza bien amueblada.
El segundo tiempo jugó otro partido. Le
regaló el balón a su adversario para que se creciera en el dominio para después
conseguir el KO. No llegó el segundo gol, a pesar de las muchas ocasiones que
creo en el área madridista. Sin embargo el Atlético dejó su firma con un
resultado raquítico para sus méritos, pero suficiente para salir victorioso.
¿POR QUÉ PIERDE REAL MADRID?
Las intenciones –repetimos: las intenciones–
de Carlo Ancelotti son las de un esquema clásico (1-4-4-2), una defensa bien
armada (como un sombrero, al retrasar unos metros a los zagueros centrales
(Pepe y Ramos) y adelantamiento de laterales (Arbeloa y Coentrao) solamente
hasta el centro del campo y subidas puntuales, nunca por norma).
Un nutrido centro del campo para la
elaboración (Di María, Ilarramendi, Isco, Kedhira) y dos delanteros veloces
(Benzema y Cristiano). Uno para despejar el camino y distraer a los defensas. Otro
para la puntada final.
Un sistema que le costó mucho amoldarse a
París Saint Germain, pero práctico en goles, ataque y contraataque. En las
fases de grupo de la Copa de Europa acabó de líder. A pesar que al cuadro
francés tuvo dificultades para coordinar ese ramillete de figuras (se creían
semi-dioses), ganó la Liga francesa (Serie
A). Demostró firmeza en la última línea y seguridad en la dupla de stoppers.
Como se construyen los equipos: de atrás para adelante.
Este ha sido –guardando las distancias– uno
de los problemas endémicos de Real
Madrid la presente temporada. Jugadores millonarios con una publicidad “mediática”,
en algunos casos exagerada. Profesionales que piensan que son “semi-dioses” y
sufren calambres por intentar sobresalir entre unos y otros sin ninguna pizca
de humildad y demasiada soberbia en su ego.
En el partido contra su eterno rival
madrileño, Real Madrid hizo aguas en todas las líneas. Naufragó en todas sus
líneas. Desajustes y desorden en el sentido posicional. Además, una pretensión
equivocada de los centrales al intentar ser los “líderes y cerebros del equipo”,
en lugar de rendir en su posiciones específicas.
Los zagueros laterales, más juego brusco que
ideas y el mediocampo desnortado y sin mando. Con muchas pérdidas del balón y
sin ligar ninguna jugada en profundidad. Desconocido Di María en su doble tarea
defensiva-ofensiva y superado siempre por Koke y Filipe Luiz.
Izco, sin la adaptación adecuada en el
equipo, similar a Ilarramendi mareado por el toque de su adversario. Kedhira,
otro de los caprichos del anterior entrenador, con una empanada mental al ser
un “stopper” todo terreno y no conductor del juego no sabía la carta que le
tocaba jugar.
Los desmarques de Cristiano fueron inoperantes
ante la férrea marca de Turán, y en una isla de piernas, Benzema. Ante esta expectativa
poco o mucho se le ocurrió al equipo, la “enfermedad británica” de los años cincuenta-setenta:
Correr y… centro a la olla. Poco más.
Demasiado individualismo. Sin ideas propias
suponía muy difícil “crear juego y fabricar espacios”. Su rival le superaba en
todo. De nada sirvió la entrada de otro “stopper” (otro capricho de €42
millones) Modric, un líbero adelantado de marca pero corto como director de
juego.
Tampoco el jugador “barato” de Florentino Pérez.
El mismo que se “rajó” en el partido ante el Getafe. Otro individualista más,
sin adaptación y “espantado” por intentar justificar el precio que rompió el
mercado (€101,5 millones) del verano.
Se sigue hablando de un equipo en
construcción, pero con lo que estamos observando en el campeonato de Liga
parece que está en “plena destrucción masiva”.