Por Miguel Miró
Las dudas constantes
del entrenador confunden y enredan a todo el equipo. Y si nos apuran, a toda la
plantilla. Parecido a las tertulias de las radios y televisiones. En lugar de
informar, confunden.
No es la primera vez
que lo decimos:
a)
Entrenador nervioso o preocupado: “transmite nervios y preocupación al
vestuario”.
b)
Entrenador que cambia de equipo todos los partidos (22) significa: “Todavía
no tiene in mente a los titulares”.
c)
Entrenador que cambia el sistema varias veces: “desconoce o duda de las
características y calidad de los jugadores”.
Luis Enrique Martínez
está cometiendo los mismos errores que en su etapa en “la” Roma de Italia y lo
peor de todo: parece no tener la fórmula para solucionarlo. No tiene él que
solucionar el problema, sino “todos”,
entrenador y jugadores. Sin excusas.
Luis Enrique no está
dirigiendo a canteranos ni jugadores jóvenes (Barcelona B o Celta)… sino a un
equipo de estrellas rutilantes y de calidad. No estamos en la pre temporada…
Nos encontramos a cuatro jornadas de Liga para terminar la primera vuelta, la
primera eliminatoria de la Copa de España y en octavos de final en la Copa de
Europa, que se dilucidará en febrero…Mes y medio (febrero) que pasa a toda
prisa.
Desde el comienzo de
la presente campaña 2014-2015 ha conseguido “confundir” a los jugadores por
estar obsesionado primero “por el rival” y segundo, por “el sistema
defensivo”.
El técnico dejó buenas
sensaciones en el Real Club Celta de Vigo, y lo reconocemos… pero una cuestión
es la permanencia y otra muy distinta “ganar títulos”. El RC Celta no es, para
entendernos, el FC Barcelona.
Para decirlo de otra forma y para no dejar dudas:
Luis Enrique todavía no ha ganado ningún título
como entrenador (en las divisiones inferiores no se ganan trofeos), mientras
que la plantilla azulgrana está “empachado de cetros y títulos”. Fue, sin
discusión, el mejor equipo de Europa y del Mundo en el S. XXI (hace prácticamente
dos cursos).
Además, en los últimos 20 años superó con creces a
Real Madrid con tres épocas extraordinarias: la de Johannes Cruyff, Frank Rijkaard
y José Guardiola en el banquillo.
REY DEL MILLENIUM
El equipo azulgrana se mantiene como el “Rey del
Millenium” y mantiene actualmente su hegemonía nacional, europea e
internacional.
El FC Barcelona, con su victoria en Wembley, se ha
erigido como Rey de Europa y aumenta su hegemonía en el Nuevo Millenium (S.
XXI), superando con tres coronas europeas [2006-2009 y 2011] al AC Milán de
Italia [2003 y 2007]. Mantiene igualmente su supremacía en España, con respecto
a su tradicional rival. Le supera en la consecución de trofeos durante las
últimas dos décadas. Desde que el equipo merengue conquistó –con el mexicano
Hugo Sánchez de máximo goleador– cinco Ligas consecutivas [1985-1990].
Para ser exactos: 21 años.
TOTALES (31-18)
1991-2000.- FC Barcelona: 16 títulos / Real Madrid CF: 7 títulos.
2001-2011.- FC Barcelona: 15 títulos / Real Madrid CF: 11 títulos.
2001-2011.- FC Barcelona: 3 títulos / Real Madrid CF: 1
título.
Campeonato de Liga (11-6)
1991-2000.- FC Barcelona: 6 títulos / Real Madrid CF: 3 títulos.
(At Madrid: 1 título. Deportivo La Coruña: 1 título)
2001-2011.- FC Barcelona: 5 títulos / Real Madrid CF: 3 títulos.
(Valencia: 2 títulos)
EXAMEN DE CONCIENCIA
No tratamos de buscar
una “cabeza de turco”. También se han cometido errores graves, por no decir
gravísimos, en la Junta Directiva (lo que se llama ahora pomposamente Junta de
Gobierno). Un grupo de directivos (20) que son “interinos”, después de la
dimisión de Alejandro Rosell, la no-continuidad de José Guardiola, la
desgraciada muerte de Francisco Vilanova y los disparates del fichaje de Neymar
da Silva.
Hace muchos años, Pablo
Porta Bussons -con sus errores y virtudes que también los tenía- decía que para
dirigir un club se necesita “hombres de fútbol”. Al principio no le
comprendíamos, pero tenía razón. No por ser un buen empresario o comerciante puede
ser un buen presidente de un club de fútbol.
Una sociedad deportiva
no es una empresa ni un comercio. Los que rigen tienen que saber de fútbol.
Porque la parte deportiva es vital para conseguir el éxito.
La actual directiva
del FC Barcelona carece de esta virtud.
Y lo dice y repite,
con razón, Johannes Cruyff.
Por eso hay que hacer
examen de conciencia para que un club que ha llegado a la “cima del mundo” no
siga viviendo del pasado inmediato y recupere la autoestima y todos se
comprometan para solucionar un problema que puede convertirse en un problemón.
¿QUÉ LE PASA AL EQUIPO?
Tiene todo para ser un
equipo ganador, pero carece de confianza y regularidad. Su juego es a ráfagas,
por impulsos. Le falta coordinación y eso parece imposible cuando se hacen
cambios constantes. Veintidós equipos distintos en los 22 partidos disputados.
Las rotaciones son por lesiones y no por “norma”.
No hay equipo-tipo. Sigue
“tocado” desde el partido en Chamartín. Se preocupa más del rival en lugar de explotar
sus propias virtudes. La posesión es importante, sin duda, pero siempre acompañada
por una mayor movilidad, velocidad, desmarque, precisión en el pase y presión
constante en campo rival.
Le falta creerse de lo
que son capaces de hacer.
Están “encorcetados”
en un sistema que varía según el rival. Se confunden. Un sistema es la posición
general en el campo, pero lo que importan son los planes del juego. Los distintos
movimientos y variaciones para frenar al rival y encontrar el camino del gol.
Podríamos seguir, pero
vamos a ser prácticos:
La victoria de un
partido no significa “jugar bien”.
En el último partido
europeo quién da más sensación de equipo-equipo es París St Germain. Y si nos
apuran, desarrolla un juego más vistoso y más práctico teniendo en cuenta el escenario.
El conjunto parisino
además de estar bien ensamblado y sincronizado juega al contragolpe y encuentra
muchas facilidades por fuera (bandas) y por dentro.
Ahí, en ese match, se
vieron las deficiencias de Barcelona, que recurrió al célebre 1-3-2-2-3 de
Herbert Chapman (típico de José Guardiola con modificaciones en el plan de
juego).
En las contras del
equipo visitante (vestido de blanco, emulando a Real Madrid), obliga a los
azulgranas una carrera “al galope” de la defensa hacia atrás, tras la pérdida
del balón. (Un error que nos recuerda al partido en Chamartín). Se rompía la
conexión de líneas. Primero, porque no está escalonada la defensa y segundo,
exceptuando a Busquets y Pedro que se prodigan en tareas defensivas, los demás
se “quedan” estáticos, sin intervenir.
Esto ocurre en varias
ocasiones y el técnico rectifica después de hablar con Mascherano (pegado a
Ibrahimovic). El argentino apoya a Mathieu (desbordado por Lucas Moura y
Matuidi), mientras que Busquets-Pedro para tapar a Alves de la subida de Cavani.
Ya, en la segunda
mitad, Neymar baja a ayudar en la banda para evitar sorpresas.
Está claro que se lee mal
el match y al rival. La línea de
retaguardia francesa no subía. Motta se queda pegado a Messi; Ibrahimovic está
en la segunda línea (desde atrás) pegado a Mascherano y Verrati protege su
zona. Los que salían como flechas son Cavani y Lucas Moura por fuera y Matuidi,
por dentro.
Tampoco se advierte y
critica la pérdida de balones de Barcelona en el eje y el exceso de pases hacia
atrás. Dichos pases son, por lo general, para hacer pausas no por costumbre.