Un sistema defensivo "trabajado",
seriedad y un “contraataque” de artesanos
La vida está llena de sorpresas. Tanto hablar del dúo polio de la Liga y “er Beti” arranca con el liderato y el Levante –que hizo una espléndida segunda vuelta la temporada pasada– se parapeta en la cabeza de la tabla, después del empate Barcelona-Sevilla. Claro que la alegría de una victoria dura siete días y a veces menos, teniendo en cuenta la Eurocopa de Naciones y el apretado calendario.
¿Quién iba a imaginar que el Levante subiera tan alto?
Antes, lo había logrado Bernd Schuster con este equipo humilde y simpático que llegó a tener en sus filas a Pedja Mijatovic; al mismísimo Johan Cruyff y al chileno Carlos Caszely.
Caszely fue una luz en el Levante El extremo trasalpino con apellido magiar levantaba de los asientos a los aficionados valencianos. Una estrella rutilante y además, una fuente de ingresos al ser traspasado al Español. Un club que dirigió, en otros tiempos, el gran Alejandro Scopelli y donde empezó su carrera el Ricardo “Divino” Zamora.
Ahora, el conjunto de los “granotas” (ranas) tiene una gran estrella. Una estrella luminosa que se multiplica cada vez que salta al campo de juego. No han entendido mal: la estrella es todo su “equipo”. Así lo ha decidido su nuevo entrenador, Juan Ignacio Martínez.
Miguel Miró
Hay dos máximas en el fútbol que no debemos olvidar. “Los equipos se construyen desde atrás, desde el guardameta hacia delante” y “El mejor ataque siempre es una buena defensa”. Ambas máximas coinciden con el Levante Unión Deportiva que, contra todo pronóstico, se ha parapetado como líder en Primera División de la Liga Española. Las razones son obvias para cualquier aficionado del fútbol. Si el portero trasmite confianza repercute en la línea de cuatro zagueros. Lo mismo pasa con los volantes y los delanteros.
El andamiaje principal del equipo granota está centrada en el sistema defensivo. No sólo por el trabajo de los zagueros, sino de todos los jugadores. Algo así como los Tres Mosqueteros de Alejandro Dumas. “Todos para uno y uno para todos”. Y aunque se trate de un conjunto humilde, tiene en su plantel gente muy experimentada que también tiene su orgullo.
Muchos periodistas “abusan” inconscientemente en resaltar las edades de la defensa valenciana. Como si fuera algo pintoresco. Pero hay que recordar que no es cuestión de mirar el carnet de identidad de un jugador, sino su labor dentro del campo. Algunos deberían aprender de la Premier League inglesa.
Desgraciadamente, en la Liga Española un infantil es hasta los 15 años y un veterano, cuando cumple los 30 años. Algo que no deja de ser una barbaridad y un contrasentido.
No vamos a decir que el sistema defensivo sea innovador, porque no lo es. Lo vimos en la selección holandesa en la pasada Copa del mundo de Sudáfrica, y también como una de las recetas mágicas de Sir Alex Fergusson en el Manchester United. Sin embargo, Juan Ignacio Martínez (JIM), el nuevo técnico del Levante, lo implantó con una disciplina espartana. Igualmente le añadió la basculación del bloque hacia donde se encuentra el balón, un movimiento sin desajustes que permite el cierre completo de todos los espacios para el adversario.
No se trata de situar el autobús en el área grande, como lo hacía Helenio Herrera. La fórmula es más ambiciosa. Cubrir todo su territorio hasta la línea central. Un adelantamiento de la línea de zagueros –Venta, Ballesteros, Nano y Juanfran- de 15-18 metros por delante del área grande. Y el escudo se compone de cinco triángulos imaginarios que se comunican entre sí, además del apoyo horizontal y férreo entre los jugadores. De esta forma se coordinan mejor en la salida y el cruce para reducir los espacios y la recuperación del balón.
Participan todos juntos -incluidos los volantes: Valdo, Torres, Barquero, Iborra, como también los delanteros Juanlu y Koné. Se podría hablar de una tela de araña, pero no es así, porque se produce un movimiento en espacios cortos. Un marcaje al hombre a la zona sin salirse del guión. Un guión muy serio al que se aplica una basculación medida sin perder la zona.
El repliegue intensivo permite “ahogar” la ofensiva del rival y recuperar “por mayoría” el balón en los cruces, sin perder la zona en su propio campo. Por otro lado, beneficia la basculación, que mejora aún más la estratagema pergeñada por el técnico del Manchester United y utilizada por otros equipos ingleses (Arsenal, Tottenham, entre otros).
El entrenador “granota” aprovecha al máximo la sapiencia de sus jugadores, que han comprendido al pie de la letra la idea y el andamiaje. Y ponen todo su empeño en la coordinación y el orden para que se cumpla a rajatabla. ¿Por qué? Saben, perfectamente, que la fórmula beneficia al equipo y además, el desgaste físico es menor.
A finales de los años noventa recordamos que Jorge Valdano intentó hacer algo parecido en el Valencia, (basculación incluida); un equipo que tenía jugadores con mucha experiencia. Pero fracasó por la falta de sincronización en la línea de zagueros. Se llegó a decir, aquél entonces, que se debía al “alto caché” de algunos veteranos. Ahora, nos damos cuenta que ha sido por el “desinterés” o capricho de las estrellas. Ese fue el motivo por el cual no se pudo implantar el sistema defensivo.
SORPRESA EN EL CONTRAATAQUE
Partiendo de la base la estructura defensiva la táctica tiene un gran consistencia y permite la sorpresa en el contraataque, también fluído, con mucha imaginación y marcando los tiempos. Siempre, como no, explotando –en el buen sentido– las características de los volantes ofensivos y los delanteros y su imaginación personal.
Vamos a ser más claros. El nuevo técnico del Levante José Ignacio Martínez practica otra máxima del fútbol que “muchas veces no se cumple”. Adapta el esquema de acuerdo al plantel que dispone para sacarle un mayor rendimiento. Este es el secreto del conjunto granota, lo que se llama “sentido común” en el “football-asociation” o, mejor, “fútbol-unión”. Porque el fútbol es colectivo y no individual.
Todo lo contrario a lo que otros “entrenadores” hacen: implantar un sistema sin pensar en los jugadores o centrar en un jugador todo el juego del equipo para que sobresalga sobre los demás. La máxima no es nueva: “Se tiene que adaptar un esquema que se corresponda a las características de los jugadores del plantel”.
En relación al contaataque del Levante está dentro de la misma línea del conjunto, donde también es importante la combinación y la inspiración personal del jugador. El aprovechamiento de los espacios, las bandas y los errores defensivos del adversario.
En el campo de El Madrigal, ante el Villarreal –por poner un ejemplo– supo aprovechar los problemas de los ¡cuatro! zagueros centrales (Catalá, Marchena, Gonzalo y Zapata) y la falta de confianza del rival, después del “zurrón” europeo.
La libertad de Barquero, especialista a balón parado y disparos de media-larga distancia. Los centros con tiralíneas de Valdo y la sorpresa en la llegada en diagonal de Juanlu. Pases cortos, paredes precisas y también la velocidad de Koné en los envíos largos.
Lo mismo podemos decir en el Levante-Real Madrid. El equipo granota no perdió nunca la compostura ni se dejó amedrentar por un elenco plagado de figuras. En ninguno de los dos partidos cambió su guión. Bien plantado en su campo y aprovechando la sorpresa del contraataque.
Un fútbol práctico y sentido de equipo. Esto es lo que más resalta en el Levante. Todos son estrellas. “Parece un equipo de artesanos”, llegó a comentar un periodista mexicano, sorprendido por el juego desarrollado en El Madrigal. Puede ganar, perder o empatar… pero nadie podrá reprocharle su sistema –y los cambios de piezas según el rival–, su compenetración y su ambición.
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