No sólo es Cristiano Ronaldo
quién se tira “a la piscina”
En la lista también están los sevillanos José Antonio Reyes (At Madrid), Diego Capel (Sevilla) y Joaquín Sánchez (Valencia); el brasileño Daniel Alves (Barcelona), el camerunés Pierre Webo (Mallorca), el argentino Marco Rubén (Villarreal), el uruguayo José Cáceres (Sevilla) y algunos más… en la Liga española.
Sin olvidar, tampoco, el teatro que ofreció del Athletic de Bilbao en el comienzo de la Liga, donde los jugadores parecían de “papel”, estaba prohibido “tocarles”. El equipo vasco cambió y ahora son los jugadores que más protestan a los árbitros.
Por Miguel Miró
El árbitro danés Bo Larsen no se equivoca, pero se queda corto. Cristiano Ronaldo, la estrella del Real Madrid, como vulgarmente se dice tiene “mala milk” en muchas ocasiones. Aprovecha el contacto para tirarse a la piscina. En cierta forma, el juego del fútbol es un engaño. ¿O no es un engaño el regate? Más, todavía. ¿No hay que engañar al portero en un penalty? El colegiado dice que es “irritante” el ex jugador del Manchester United.
Recordamos a Vicente del Bosque en Hamburgo. El ahora seleccionador nacional español, tal vez por la impotencia o la ofuscación, terminó dándole un capón a Kevin Keegan en una noche aciaga de la Copa de Europa (Hamburgo 5 Real Madrid 1). El británico volvió locos a los merengues, mientras que el tanque alemán Horst Hrubesch marcaba goles a cabezazos “desparramando gente en el área” por su poderío físico.
Keegan también fue “irritante” pero destelaba una luz especial por su clase y talento. Y no se tiraba a la piscina. Ni tampoco provocaba a los rivales, como muchas veces hace el extremo portugués. Bo Larsen, esto último, se “lo traga” porque estaba descubriendo sólo algunas de las artimañas de Cristiano Ronaldo.
Sin embargo, no es solo la estrella actual del cuadro madrileño quien se tira a la piscina. En el actual campeonato nacional, la lista se agranda con José Antonio Reyes en el Atlético de Madrid. ¿Imita a al portugués? Se puede apreciar en los tiros libres. Se planta con los pies separados y resopla. En relación al engaño o teatro de tirarse en el mínimo contacto, se puede ver otra vez en vídeo los partidos del cuadro rojiblanco durante la presente temporada.
No se diferencia mucho a Cristiano Ronaldo. Juega para él y la galería. Mide sus pases. No mira al espacio o el compañero desmarcado. Lo hace solo a quién le puede devolver el balón. Lo pueden comprobar en los partidos disputados de la Liga. Sus provocaciones son más burdas, sus empujones los ve todo el estadio.
MÁS DIFÍCIL TODAVÍA
Sobresalir haciendo “teatro” en un equipo de estrellas resulta difícil. Pero el brasileño Daniel Alves, del Barcelona, también le gusta lucirse cara a la galería. Principalmente en el Camp Nou donde muchas veces magnifica las caídas y las faltas. Es generoso con sus compañeros –algo que CRonaldo y Reyes no lo son- pero tiene ramalazos de pretender ser el protagonista, algo que sí lo era en el Sánchez Pizjuán, y le gusta salir en los papeles como comer con los dedos.
El camerunés Pierre Webo, del Mallorca, con o sin intención –eso lo tendrá que contar él a sus amigos- perdió la verticalidad en el área, sin que nadie le tocara y provocó un penalty inexistente. Su caída ha sido providencial para su equipo contra el Valencia en Mestalla, ya que ganó 1-2. Lo más sorprendente ha sido la actuación del colegiado, que no lo dudó al señalarlo.
El almeriense Diego Capel parece un artista para tirarse y hacer teatro. El jugador del Sevilla abusa de las caídas ante cualquier roce. Como si se tratara de un consumado especialista, que dobla a la estrella en las películas.
Los árbitros españoles ya conocen sus artimañas, pero abusar de las caídas con engaño puede traer malas consecuencias. Una lesión grave, por ejemplo. El árbitro piensa que está fingiendo su dolor y deja seguir el juego. En un encuentro de la selección Sub 21, creemos que fue frente a Holanda o Dinamarca, hizo picar muchas veces al árbitro y el equipo rival estaba de uñas contra él.
EL DRAMA DEL HÉROE
La puesta en escena que hizo el uruguayo José Martín Cáceres en el Sánchez Pizjuán (Sevilla-Valencia) pareció un drama griego. Dio la sensación de que le habían roto la pierna, cuando todavía no se había cumplido la media hora de partido. Mehmet Topal, que terminó lesionado, recibió la roja directa del colegiado.
El turco había recibido una zancadilla de Fabiano y salió trastabillándose hacia la banda para trabar el balón a Cáceres. Es cierto que levantó la plancha, pero también es cierto que José Martín Cáceres se convirtió en la figura del partido ante un adversario con 10 jugadores. Increíble, pero cierto.
Joaquín Sánchez es otro de los jugadores que le gusta exagerar las faltas, y de vez en vez las jugadas que pierde el balón. El andaluz no tiene la velocidad ni la hinchada que le aplaudía en el Benito Villamarín en sus galopadas por la banda. Aún así –con un solo dribling, por dentro o por fuera ya conocido por sus rivales- todavía tiene cuerda. Pero pierde muchos balones en el arranque. Tal vez por eso tienda a exagerar, tanto en los contactos como en las faltas.
El argentino Marco Rubén, del Villarreal, buscó la pierna del guardameta (Dínamo de Zagreb) para tirarse en el área después de adelantar el balón suavemente hacia un lado. Por más que vemos la acción en vídeo, parece evidente. Sin embargo, el árbitro pitó penalty. No es la primera vez, ni será la última, que un jugador utiliza esta picardía. ¡Hubo contacto! Claro que hubo contacto, pero dicha acción no es ninguna novedad para nadie. Pudo haber saltado… pero no lo hizo.
Sin embargo, lo más sorprendente han sido los primeros partidos de Liga que disputó el Athletic de Bilbao. No sabemos si fueron órdenes del banquillo o una forma más rebuscada para perder tiempo. Parecía que los jugadores eran de papel. Cualquier contacto y caían como moscas. ¿Una estratagema? ¿Una forma de provocar?
El equipo bilbaíno practicó dicha fórmula con un extraño sistema de juego, super conservador. El primer tiempo: todos a defender, agazapados en la cueva del área. Cuando el rival se confiaba: en el segundo tiempo se transformaba en un cuadro eminentemente ofensivo, de mucha presión en la zona central y adelante. Es cierto que arrancó valiosos puntos, pero también los perdió.
No obstante, con su defensa “rocosa” cambió su sistema por un juego más vistoso. Más acorde con los jugadores de talla que posee. (Iraola, Martínez, Susaeta, Fernando Llorente, Gabilondo, Muniain, Toquero). Ya no se caen tanto, ahora toca protestar. Eso, sí. Los rojiblancos son ahora los más protestones de la Liga.
El engaño en el fútbol está a la orden del día. El problema consiste en que el árbitro pique o se lo permita, que también sucede. El fútbol ha cambiado por los intereses creados y los millones de euros en juego.
Hay de todo, como en la botica. Bo Larsen tendría que dar más detalles y más nombres. Los futbolistas no son unos angelitos ni los árbitros tampoco. El colegiado danés se quedó corto. Aunque queda bien claro que Cristiano Ronaldo no es el único que hace teatro y juega para la galería.
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