Incertidumbre y claridad de ideas
Por
Miguel Miró
Aunque
parezca un tema demasiado complicado, no lo es. Ni tan siquiera es
“delicado” de acuerdo a los vaivenes del equipo y el subidón
inesperado en el estadio de Balaidos. Una goleada que puso en su
sitio a Valencia ante un rival considerado como la revelación de la
Liga, Real Club Celta de Vigo.
Por
éste motivo deberíamos entender tres cuestiones:
(a)
La idiosincrasia del valenciano y los aficionados.
(b)
Lo que supone el equipo de la ciudad y ...
(c),
los acontecimientos que se produjeron.
Si
evaluamos correctamente, en una rápida reflexión en cada uno de los
tres puntos, podemos comprender, en cierta medida, las razones del
Down&Up del equipo en la Copa de Europa y en el Campeonato de
Liga.
IDIOSINCRASIA
Existe,
sin duda, un arquetipo empírico muy difundido en toda España de un
“Levante feliz” que no se corresponde a la realidad.
Una
frase hecha, muy trillada y bastante desafortunada que se convirtió
en un topicazo más pintoresco que real.
El
Levante de España -no nos equivoquemos- se encuentra en Murcia,
concretamente está en Águilas, un lugar paradisíaco sin explotar.
Lo de feliz, resulta tan genérico como amplio.
Una
acepción más o menos acertada en el plano del optimismo, salud
mental y física -que lo da el clima templado- y con respecto a la
unidad familiar, algo importante y muy arraigado.
Sucintamente
el valenciano es tradicional, lúdico, tolerante, trabajador,
emprendedor, culto y católico. Supera a las distintas regiones
españolas en relativismo moral y en la búsqueda del sentido de la
vida, que pueden entenderse como índices de post materialismo. Y
desborda en tolerancia, solidaridad moral y permisividad de actitudes
y conductas, presididas todas ellas por la solidez de la propia
familia como pilar social.
AFICIONADOS
Los
aficionados, como los clientes, siempre tienen razón. Cambiantes
como el viento y el mar y sumamente críticos con el juego del equipo
y asimismo por las circunstancias que vive el club. Un grupo
bullanguero de lo más efervescente, en la que respecta al viento de
levante o de poniente. Lo que puede variar de la risa al llanto
internamente en cuestión de segundos o minutos.
El
histerismo de los fanáticos, que no son mayoría, podríamos
considerarles como socarras, capaces de reirse de sí mismo como de
armar la marimorena para divertirse con buenas y malas maneras con el
prójimo.
Aunque
la mayoría de los aficionados valencianos no dejan de considerar al
fútbol como un deporte lúdico, un mero espectáculo sin más,
teniendo en cuenta la templanza en algunos momentos y la reacción
inmediata, como una ebullición ante el mal juego del equipo o la
política que sigue el club. De ahí la variedad, de grupos y
comportamientos. Aunque en el presente millenium se ha unido el sexo
femenino en tono festivo al espectáculo.
EQUIPO
DE LA CIUDAD
Si
nos basamos estrictamente a la historia del
club podemos afirmar que el equipo significa desde sus inicios a un
apego incondicional que se corresponde con el sentimiento. No sólo
de la capital, sino también en los pueblos de los alrededores.
Un
sentimiento tan grande como el jazz en la música.
El
Valencia Club de Fútbol estuvo plagado de mecenas, entregados de
buena fe a una buena causa (deportiva y local), hasta la década de
los sesenta.
Los
llamados mecenas tienen nombres y apellidos. Una forma de ser y
actuar que se rompió por la presencia de presidentes ambiciosos y
sin prejuicios, que terminaron por arruinar su brillante historia.
Algunos por desconocimiento -un club deportivo no es una empresa por
más que se empeñen en decir lo contrario- y otros por abusos de
dirigentes sin escrúpulos.
Los
errores cometidos, temporada sí y temporada también, provocaron la
definitiva venta del club a una empresa extranjera. Así de claro.
ACONTECIMIENTOS:
El
ambiente se enturbia en el club valenciano por la guerra “entrenador
vs. dirección deportiva”
formada en su momento por Amadeo Salvo –como presidente del club, a
través de la Fundación, con una gestión más que discutible- fue
quien apostó fuerte por la venta del club a la empresa Meriton
Holdings Ltd, de Peter Lim.
Un
enfrentamiento que acabó con la salida de Salvo, total €4M de
finiquito; además del secretario técnico y director general, ambos
despedidos por alrededor de €1M a €2M según los medios.
No
quedó medianamente clara la razón, aunque se especuló que
entorpecían los fichajes y el intermediario Jorge Mendes, mano
derecha de Peter Lim, en las sombras.
No
obstante, guste o no, se puso en entredicho la elección de algunos
jugadores, algo lógico, que no sentó nada bien en los vestuarios y
mucho menos entre los aficionados.
A
finales de septiembre se produce otro incidente al anunciar y
posteriormente presentar, tras el desmentido, al mes siguiente una
querella contra Lim y Mendes “por incumplimiento de contrato”
a través del ex presidente del club Miguel Zorío. Las razones:
“todas las pruebas e indicios apuntan de que los fichajes que
está haciendo el club sirven para financiar la compra de la sociedad
deportiva”.
El
colectivo cuya cabeza visible es Zorío cuestiona el control del club
por Lim/Mendes y la oferta elegida por la Fundación (Valencia CF)
para vender sus acciones en el proceso de compra-venta. Lo estima
como plataforma de defensa de su patrimonio. Objetivo: “Que
Peter Lim cumpla con su promesa de poner los €500 millones
prometidos y se termine el Nuevo Estadio”.
BAJÓN
DEL EQUIPO
En
el impasse por la querella presentada y su investigación en los
tribunales de Justicia se produjo el bajón del equipo. También
lógico, porque los jugadores también son personas. Igualmente, el
técnico luso Nuno Espiritu Santo, empiezaría a perder credibilidad
en “la cocina”. Y empieza la cantinela de “Nuno, vete ya”.
Uno de los ejemplos claros es el match At Madrid-Valencia, con una
pobre impresión del conjunto valencianista.
Y
posteriormente, en la Champions frente a Gante. Aunque las críticas
se pasaron un poco de la raya. Gante no es, ni por asomo, un equipo
mediocre. Está bien posicionado en el campo y cuenta con
profesionales interesantes en sus filas.
Asimismo
se frenó la renovación de algunos jugadores del club (uno de ellos,
Feghouli) y dio la sensación de que el entrenador Nuno había tirado
la toalla, al pasar a segundo plano en la “cocina”: por su
porfiada decisión de eliminar a Álvaro Negredo del equipo titular y
al no ser apoyado por el dueño del club.
Sin
embargo, los tribunales desestimaron la querella presentada por
Miguel Zorío, y llegó la goleada contra el Real Club Celta de Vigo,
revelación de la Liga. A Nuno le devolvieron “los galones” en el
vestuario y apareció, como por arte de magia, Mr Peter Lim en el
palco de honor de Balaidos.
CLARIDAD
DE IDEAS
Hubo
varios detalles importantes en el último partido de Liga. Aunque se
barajara como certeras las llegadas de Valencia y sus cinco goles y
poco más. Muchos se dejaron en el tintero la labor impresionante de
Daniel Parejo, con mando y personalidad tomando las riendas del
equipo. La libertad de líder, bien acompañado por Andre Gómez (que
recuperó su estado físico y anímico) y Javier Fuego.
Ellos
rompieron la “sala de máquinas” del juego gallego (Augusto
Fernández, Wass y Pablo Hernández). La presencia de Vezo en la
última línea, con salida a la banda en ocasiones, la seguridad que
ofrece siempre Domenech y la circunstancia vital del novel Joao
Cancelo.
Cancelo
cumplió una doble función: apoyo en la banda a Barragán (ambos
desquiciaron a Nolito, que cambió de posición) y de volante
ofensivo. Su polivalencia ha sido excepcional por su maravillosa
técnica, además por su arranque en las subidas y su perseverancia.
Primero,
para arrastrar a Wass y después para aguantar el balón adelante, y
de esta forma dar respiro al equipo. Un acierto. Por la circunstancia
de la regularidad en todas sus acciones, diferente a la velocidad de
Feghouli que le falta regularidad en su fútbol.
El
problema de Celta ha sido su entrenador, Berizzo. Su empecinamiento
de un fútbol de ataque (acaso, ¿no sabe defender?) y de no cambiar
a Augusto Fernández, anulado completamente por Parejo-Andre Gomes.
Asimismo, perdió al “correcaminos” Wass, al jugar retrasado a su
posición.
El
otro error de Celta ha sido el riesgo de los centrales al abrirse a
las bandas. Riesgo grave, porque carecen de apoyo de los laterales, y
provocan socavones por dentro.